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Haechan fue mi compañía en todo momento, sin desprenderse de mi ni un segundo, y con un silencioso Johnny siguiéndonos desde atrás, como un guardaespaldas que vigilaba todo y a todos, aunque no hubiera ningún peligro evidente.

Quería decirles que no era necesario, pero sabía que no se irían, porque según ellos, yo era prioridad ahora. Y se los debía agradecer en parte, porque Haechan siempre intentaba mantener mi mente ocupada con sus ocurrencias y travesuras.

Solo me dejaban sola en las noches, cuando yo entraba a descansar.

Entre comillas, porque lo único que hacía era sacar la caja que Minjeong me dio.

Una bella Margarita con apariencia plástica, que a veces abría sus ojos al sacarla de la caja y pestañaba con lentitud.

"-Es una planta especial, se llama Tsunagari. Significa conexión en japonés- mientras explicaba, las plantas empezaron a brillar -Nos conectamos mediante estas plantas, reflejan nuestras emociones, y estados de ánimo, esta es tuya, y esta es mía.

Y sus colores eran diferentes. El que estaba frente a Jaehyun y según su explicación, era el mío, presentaba un color naranja pálido. Y el otro, frente a mi, era de un color verde claro.

-De esta manera, yo sabré cómo te sientes- acarició una de las hojas de el girasol -Y tú también sabrás cómo me siento."

Había intentado dejarla, pero me fue imposible, era una planta hermosa e inigualable, además, tenía una historia por detrás.

Azul...

¿Estás triste, Jae?

Lo único que nos seguía conectando era esto, y estaba segura que él todavía tenía la planta a su lado, aunque no tuviera pruebas, podía sentirlo.

O solo era mi mente buscando aferrarse a algo podrido.

Volví a guardarla cuando tocaron la puerta, murmurando un "Pase" antes de esconder la caja bajo la cama y girar.

-Leia- John me sonrió suavemente, dándole una mirada al cuarto rápidamente, como si buscara que algo estuviera fuera de lugar -La reunión ya va a empezar.

Me levanté y dirigí hacia él, intentando sonreírle. Él me dio un apretón suave en el brazo y salí de la habitación.

Teníamos que ir a la planta baja, donde había una sala de reuniones y eventos.

Pensé que serían muchos ojos los que me mirarían al entrar, pero fueron menos de los que esperé.

Me posicioné al lado de Haechan, y él se acercó más a mí, dándome apoyo.

-Habrá un evento- dijo Jihyo cuando todos se sentaron, provocando que el silencio reine -Jaehyun está organizando su fiesta de compromiso.

Me miraron, y yo me quedé en blanco, sin mostrar ninguna reacción específica. Me sentía muy presionada, pero porque era el punto principal de atención de todos los demás.

-Será en su casa.

Y vi las expresiones de asombro de los demás mientras Jihyo seguía explicando.

-¿En su casa? Vaya...

-¿Es navidad?

-Un milagro, diría yo.

La gran casa del temible Jung Jaehyun estaba celebrando un evento, 55 años después del último.

-¿Todavia no se conoce quién es la afortunada?- preguntó Yuta con un tono sarcástico.

-No, la tiene bien oculta- Taeyong resopló, aparentemente frustrado de no haber podido encontrar más información.

-Jaehyun es del tipo que le gusta presumir lo que tiene, así que llama más la atención que no sepamos nada sobre esta mujer- Jihyo volvió a tomar la palabra.

-También está el hecho de que anunció que se casaría de un día para el otro, está tramando algo- Taeyong dijo cruzándose de brazos.

-Es por eso que tenemos que ser más rápidos que él, o por lo menos, tener más de un plan- dijo Nayeon, que estaba sentada al lado de Jihyo.

-Por ese motivo... - Taeyong tomó aire antes de hablar, expandiendo sus pulmones y levantando su pecho por la acción -Iremos a la fiesta de compromiso.

-¿Tenemos invitaciones?- enarqué una ceja, hablando por primera vez desde que llegué.

-No, pero no será necesario. Si Jaehyun hizo público el anuncio de esta fiesta, es porque sabe que iremos.

-Lo que no sabe es que Leia está con nosotros- Johnny habló, obteniendo un asentimiento de cabeza por parte de Taeyong.

-Es cierto- le secundó el líder, mirando a los presentes -, Jaehyun no sabe que Leia está aquí, y se debe mantener de esa manera. Ella es nuestro As bajo la manga.

Nadie sabía de mi verdadero paradero, solo los líderes de confianza lo supieron hasta hace un tiempo, pero, para la mayor parte de la comunidad, yo era una leyenda de la que solo escucharon hablar, más nunca vieron.

Taeyong se encargó de esconderme muy bien todos estos años, todo para evitar que Jaehyun sepa dónde me encontraba.

-Entonces... -Jihyo levantó ambas cejas, sorprendida. Taeyong apretó sus labios volviéndolos una línea fina.

-Jaehyun y Leia se re-encontrarán en esa fiesta.

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-... existe un libro, en el cual Joo-hyuck escribió sus avances y cómo poder volver a abrir la grieta.
Hasta este momento, dos horas después, tenía un vaso de jugo en mis manos, estando en una posición más cómoda y relajada.

Me sentía como si estuviera escuchando una historia mítica y fantástica, de esas que mi maestro de historia a veces narraba, con el motivo de mantenernos despiertos e interesados en mitos que sonaban imposibles ante la realidad del mundo humano. Nunca le había puesto un real interés a esas historias, pero ahora que estaba aquí, todo era diferente.

-¿Dónde está el libro?- me miró fijamente antes de suspirar.

-Antes que nada, Leia, quiero que sepas que no te estamos utilizando ni te trajimos por ese motivo- fruncí el ceño -Nuestro principal objetivo siempre fue ayudarte...

-¿Pero?- enarqué una ceja por su silencio repentino.

-pero, necesitamos de ti. -dijo pesadamente -Como te dije, Jung Joo-hyuck era una persona normal hace años, y tenía una esposa, que terminó muriendo por una trágica situación que no pudimos controlar, dejándolo solo con su hijo, Jaehyun.

Apreté el vaso sin querer y este se agrietó un poco, pero no me disculpé, más concentrada en maquinar lo siguiente que me diría.

-Por años y años, Joo-hyuck le metió la idea a Jaehyun de que aquí ellos estaban bien, que no necesitaban nada del otro mundo y que los humanos podían ser utilizados. Vivió con la idea de que ellos eran los eternos cazadores- eso me explicaba el por qué era así Jaehyun, pero todavía faltaba más de la historia -Cuando Joo-hyuck murió, Jaehyun se llevó el libro. Intentamos convencerlo muchas veces de que nos lo diera, y que volviéramos a donde pertenecíamos, pero él se cegó totalmente. Tanto, que nos volvió sus enemigos.

«Por eso no le gusta hablar de que existen otros vampiros, y menos de que estamos nosotros. Seguramente se alteró cuando conociste a Haechan, porque él te consideraba únicamente suya, y siempre evitó que tocáramos lo que le pertenezca.

Asentí con lentitud, recordando que me dijo que no me acercara a Haechan ese mismo día que lo conocí, aunque en ese momento ni siquiera supiera quién era.

-¿Por qué me necesitan a mi?

-Sé que odias este término, y disculpame por adelantado, pero eras su favorita y eso lo sabían todos, porque decidió convertirte en vampiro para tenerte por siempre y para siempre.

Esa frase. La odiaba y le temía a partes iguales, no la escuchaba hace tiempo de ninguna otra persona, y me resultaba difícil de procesarla nuevamente.

Quería desprenderme de esa etiqueta, pero a este punto, resultaba imposible, todos me conocían por haber sido eso, una muñeca, una víctima, que cayó en las garras del desquiciado y apuesto vampiro que vivía solo.

-No es un secreto que eres su debilidad. Y es lo que necesitamos para poder volver a nuestro mundo. Nosotros nunca debimos llegar aquí, y estamos buscando la manera de irnos, pero el único que sabe cómo, es él- me miró con sus ojos de cachorro perdido -Necesitamos de tu ayuda, Leia.

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No era necesaria ninguna invitación, esta fiesta estaba en boca de todos los vampiros, y muchos ya habían confirmado su asistencia. Tampoco era necesario que el mismo anfitrión lo dijera, habían mandado a una de su personal para esparcir la noticia del evento.

Todos se vistieron de etiqueta, ya que, la situación lo ameritaba. Y salieron en diferentes autos al anochecer, en camino a la conocida carretera que guiaba a un lugar olvidado por los humanos.

Tuve que ir por otro lado, a pie, y cuidando que mi vestido no se ensucie, pasando por los caminos oscuros y desolados que no presentaban ninguna calma a mis nervios.

Me tardé más en llegar a la casa que conocía mejor de lo que me gustaría haber admitido nunca. La gran casa que tenía sus cortinas recorridas y luces desde la entrada hasta las paredes.

Iluminada como nunca antes.

Y sonaba un ritmo movido desde adentro, con conversaciones de mucha gente y olores mezclándose en mi agudo olfato.

Fue a las 2 de la mañana, que después de haber esperado con calma, sabiendo que lo inevitable ya estaba aquí, me encontré cara a cara con él.

-Pero si es la que alguna vez se llamó mi muñeca.

-Hola, Jaehyun.

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