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4. Tony no es una diva

Ambas os quedasteis dormidas sobre las dos de la mañana, y cuando te despertaste ella ya no estaba.

Te sentaste en tu cama y viste que las cajas de pizza ya no estaban, pero lo que sí estaba era el lirio blanco en un jarrón, supusiste que había sido Pepper y no pudiste evitar que una sonrisa se formase en tu rostro.

Tras de estar un rato rodando por la cama decidiste que y era hora de bajar, después de todo no podías quedarte encerrada en tu habitación toda la vida, ¿verdad?

Estabas aún en pijama así te hiciste un moño para parecer presentable y bajaste al comedor en el que te encontraste con Pietro tomándose un tazón de leche con cereales. No pareció darse cuenta de que habías entrado así que fuiste con cuidado detrás de él y pusiste tus manos en sus hombros mientras gritabas bajo, lo que no te esperabas es que el platinado te hiciera una llave dejándote en el suelo.

—Tienes buenos reflejos, Speedy — reíste.

—Lo siento muchísimo, pensé que eras otra persona, de verdad lo siento —te extendió una mano para ayudarte a levantarte, te quedaste mirando su brazo bien formado durante unos segundos como una idiota, pero reaccionaste y tomaste su mano.

—No fue nada.

Ninguno dijo nada durante unos segundos, notaste que Pietro quería preguntarte algo, y te hacías una idea de que era lo que quería saber, así que decidiste contarle directamente.

—Perdón por lo de la fiesta, no tenía ánimos para explicar lo que pasó —te justificaste, llevando una mano a tu nuca.

—Ey, está bien, no tienes porqué contarme si no quieres, entiendo que sean problemas personales y no tengas confianza suficiente conmigo para contarme.

—Igualmente creo que tienes derecho a saber, me ayudaste a sentirme mejor y mereces una explicación —tomaste una gran bocanada de aire y continuaste hablando—. Acababa de terminar con mi novio unos minutos antes de que vinieras.

—Lo siento mucho, de verdad —mentira cochina—. Pero me alegro de que estés mejor.

—Sí, no me aparece perder el tiempo por un idiota —el ambiente se tornó algo incómodo así que cambiaste de tema—. Se me ha ocurrido ir a comer un helado con los demás.

—Genial, pero la mayoría se han ido a una misión, y Tony sigue haciéndole pruebas a mi hermana así que creo que solo estamos nosotros dos.

—Bah, pues vamos nosotros, ellos se lo pierden. Iré a cambiarme, espérame aquí —Pietro asintió y tú te fuiste rápidamente a tu habitación a cambiarte.

Te pusiste unos shorts vaqueros y una blusa blanca sencilla. Antes de volver a bajar te miraste al espejo y hiciste algunas poses para ver cómo te veías «Que diosa» pensaste para subirte la autoestima a ti misma.

—Lo siento, no soy tan rápida como tú —dijiste haciéndole al platinado una seña para que entrara al ascensor.

Una vez que las puertas del ascensor se cerraron un silencio algo abrumador innundó la sala, hasta que una voz robótica empezó a hablar.

—¿Irán a dar un paseo? —preguntó— FRIDAY 

—Sí —contestaste—. Queremos despejarnos un poco de todo esto.

—Si quiere puedo recomendarle algún lugar para pasar la mañana —sugirió.

—Por favor —estabas realmente agradecida de que tu padre crease un sistema inteligente que prácticamente pensaba por ti.

—El señor Stark tiene una playa privada a 10 minutos de aquí en coche, puedo decirle a el señor Hogan que os lleve.

—¿Una playa privada? Eso es todo lo que necesito —no podías creer que tu padre no te hubiese contado sobre la playa privada, te sentías francamente indignada.

Al salir de la torre os encontrasteis con Happy apoyado en la puerta de una limusina "que velocidad", pensaste.


Hogan os dejó en la playa y os dijo que vendría a recogeros antes de comer, así que teníais varias horas para poder relajaros

La arena era tan suave que parecía que caminabas sobre un colchón, el agua era cristalina y estaba muy limpia, agradeciste eso mentalmente, puesto que a día de hoy no es fácil encontrar playas que estén totalmente limpias, siempre te encuentras algún cigarrillo o algún envoltorio de comida.

Cuando te diste la vuelta viste a Pietro con la boca abierta, cualquiera diría que se le iba a caer la mandíbula al suelo y tenía los ojos abiertos como platos.

—¿Que pasa, Speedy? ¿Nunca has estado en una playa antes? —dijiste mientras te quitabas las zapatillas y metías tus calcetines dentro de ellas.

—No —de acuerdo, no te esperabas esa respuesta—. Estábamos planeando un viaje a la playa con mis padres, pero no nos dio tiempo a hacerlo —su voz sonaba melancólica—. Después de eso llegó HYDRA así que esta es la primera vez en toda mi vida que piso una playa.

—Bien, pues voy a encargarme de que tu primer día en la playa sea inolvidable —tomaste su mano y corriste hacia la orilla, metiste un poco los pies y pudiste notar que estaba templada, a la temperatura perfecta—. El agua no muerde —reíste al ver como se quedaba estático ante ella.

—Lo sé, pero voy a mi ritmo.

—Y yo que creía que tú eras el gemelo rápido —vacilaste.

—Puedo ser rápido para otras cosas —dijo con una sonrisa coqueta.

Os quedasteis mirando el uno al otro unos segundos hasta que sentiste un peso sobre ti, no te dio tiempo a reaccionar cuando notaste que tenías a Pietro encima haciéndote cosquillas.

—¿No lo has visto venir? —no pudiste responder porque te estabas ahogando de la risa, pero hubo un momento en el que flojeó y pudiste hacerle una llave dejándolo en el suelo.

—Ja, eres bueno, pero no lo suficiente —dijiste mientras te quitabas la arena de la ropa y el pelo.

—No estoy de acuerdo —se levantó y repitió tu acción—. ¿Vamos a hacer algo o nos vamos a quedar aquí discutiendo sobre quien es mejor?

—¿Damos un paseo? Esta es la arena mas suave que he visto en mi vida —te balanceaste sobre tus tobillos—. Hay que aprovechar —él asintió y os pusisteis a andar.

Hablasteis de temas triviales durante casi una hora, de vez en cuando alguna ola os alcanzaba y mojaba vuestros pies, realmente te lo estabas pasando bien. ¿Quien lo diría? hace unas semanas odiaste a los gemelos al enterarte de que uno de ellos había provocado que Clint recibiese un disparo y que la otra hubiese jugado con el cerebro de los demás vengadores. Pero después de pasar un tiempo con ellos te diste cuenta de que no eran malos, simplemente estaban siendo controlados por HYDRA. Te sentías mal por ellos, ninguno de los gemelos te contó nada sobre su vida pero pudiste leer varias cosas en los archivos, su vida no había sido fácil desde que sus padres murieron, y unirse a HYDRA solo las empeoró.

—¿Ray?, ¿Sigues ahí? —la voz del platinado te sacó de tus pensamientos—. ¿En que galaxia estabas?  

—Perdón, me había quedado pensando —dijiste con una risa nerviosa.

—Yo tengo una buena manera de sacarte de tus pensamientos —viste como una sonrisa perversa se formaba en su rostro.

—¡No!, ¡Ni se te ocurra! —rápidamente te cargó en sus brazos y empezó a correr hacia el agua—. ¡Pietro Maximoff, bájame en este mismo instante! —para tu desgracia el chico hizo caso omiso a tus palabras y cuando vio que el agua le llegaba hasta las rodillas te lanzó en ella.

No podía parar de reír mientras tú sacabas la cabeza del agua y te apartabas el pelo de la cara— ¿No lo has visto venir? —dijo aún entre risas.

Te levantaste velozmente y corriste a abrazarlo para mojarlo también, el agua no estaba fría pero estabas con la ropa puesta y no tenías ganas de volver empapada a casa.

—¡Oye eso no vale! —se quejó intentando apartarte—. Es mi primer día en la playa, no tienes derecho a molestarme —hizo puchero.

—Lo siento, Speedy, pero si juegas con fuego te quemas —dijiste separándote de él aún con una sonrisa tonta en tu rostro —. ¿Volvemos ya a casa?

—De eso nada, quiero mi revancha —se abalanzó sobre ti, cayendo así los dos al agua, y empezando así una guerra de salpicar agua.



Después de llegar a casa cada uno se fue a su habitación para darse una ducha, estabas a punto de bajar a comer cuando alguien llamó a la puerta.

—Pasa —dijiste desconectando el cargador de tu móvil, miraste en dirección a la puerta y viste a Nat entrando.

—Hola mini Stark —pusiste los ojos en blanco—. He escuchado que has estado toda la mañana con Pietro —sabías por donde iba y no te hacía ninguna gracia.

—Sí, hemos pasado un buen rato como amigos, para conocernos un poco más, vivimos en la misma casa, ¿Tendré que conocerlo no? 

—Sí, pero los dos solos, en una playa privada, 3 horas... —Natasha tenía una sonrisa tonta en su rostro, así que cogiste una almohada y se la tiraste en la cara— ¡Ey! 

—¿Y tú? Me han contado por ahí que has ido a una misión a solas con Steve —ahora eras tú la que tenía una sonrisa tonta.

—¡No me cambies de tema! Yo he preguntado primero.

—Solo hemos dado un paseo por la playa, hemos estado hablando y jugando en el agua —te arrepentiste de decir eso último al instante—. ¡No mal pienses las cosas! Él me tiró al agua y yo me vengué —vale, solo lo empeoraste.

—¿Así que estuvisteis jugando a mojar al otro?, ¿y Esas confianzas tan rápido? Yo no digo nada, pero creo que Pietro quiere hacer algo más que conocerte —otra almohada fue a parar a su rostro.

—Es un egocéntrico, infantil e inmaduro.

—Aja, y Tony no es una diva —volviste a poner los ojos en blanco y te levantaste para bajar a comer, a lo que Nat te siguió.

Cuando bajasteis os encontrasteis con todos ya comiendo, pero apenas te sentaste te diste cuenta de que faltaba Steve.

—¿Donde está Steve? —preguntaste.

—El capipaleta dice tener una idea de dónde se podría encontrar Bocky —dijo Tony antes de meterse un trozo de asado en la boca.

—¿Bocky? —jamás habías escuchado a Rogers hablando de alguien con ese nombre.

—Es Bucky —lo corrigió Natasha—. ,Es un amigo de Steve, uno de 1940.

—¿Qué?, ¿Cómo que de los años 40?, ¿Cuantos años tiene su amigo? —exclamaste incrédula.

—Pues tendrá una edad parecida a la de Steve, pero físicamente sigue siendo igual de joven.

—¿Y como demonios es eso posible?

—Es algo difícil de contar, pero digamos también estuvo congelado un tiempo, y ahora Rogers quiere encontrarlo.

No podías creer que hubiese otro abuelo de 100 años con apariencia de 30 por ahí, y que ambos se conociesen. Pero lo que más te impactó es que no te lo hubiese contado. Realmente teníais una muy buena relación y siempre te había contado las cosas importantes de tu vida, ¿Y si ya no contaba contigo de esa manera?, ¿Y si el tema era demasiado grave como para contártelo? En caso de que fuese así, ¿En qué peligro podía estar Steve?

—¿Donde está? —preguntaste preocupada.

—¿Y si mejor esperas a que vuelva? — sugirió Nat.

—No, voy a ir a buscarlo —dijiste con seguridad

—De eso nada, tú te quedas en la torre, te conozco y sé que la vas a liar. No te quiero ver fuera de aquí hoy —declaró Tony con seriedad.

Sabías que contradecirlo no iba a llevar a nada bueno para ti, así que decidiste callar y obedecer.

La comida terminó con normalidad y en cuanto vaciaste tu plato corriste a tú habitación en busca de tu móvil.

—¿A dónde vas con tanta prisa? — escuchate a alguien corriendo a tu lado.

—Tengo asuntos importantes que atender así que no molestes, Pietro.

—¿No tienes tiempo ni si quiera para mí? —dijo con un tono ofendido.

—Lo siento pero realmente estoy apurada —pulsaste el botón del piso de tu cuarto.

—Oh vamos, seguro que tienes tiempo de jugar a algo como la anterior vez, y tal vez después de que termines tus asuntos podemos ver alguna película —las puertas del ascensor se abrieron dejando ver el pasillo—. Siempre y cuando no sean esas películas románticas que le gustan a Wanda —se apoyó en el marco de tu puerta una vez la abriste.

—Lo siento pero otra vez será, no insistas —soltaste bruscamente entrando a tu habitación y cerrándola en los morros del platinado.

Te sentiste un poco mal por haberle tratado de esa forma, al fin y al cabo el no había hecho nada malo, pero en lo único en lo que podías pensar era en Steve, ya te encargarías de disculparte más tarde.

Buscaste el teléfono por toda la habitación hasta que lo viste cargando en tu mesita de noche, lo agarraste rápidamente y buscaste su contacto para poder llamarlo

—Vamos Steve, contestame —dijiste después de 20 segundos en los que habías estado escuchando el pitido del móvil—. No quería recurrir a esto pero... ¡FRIDAY!

—¿Desea algo Srta. Stark? —pregunto la voz electrónica de tu padre.

—¿Está Steve en la torre?

—No, está en Shield, puedo pedirle a Happy que te lleve —te ofreció

—No gracias, mi padre se enteraría, si Tony pregunta algo dile que estoy en mi habitación dibujando y que nadie me moleste porque estoy inspirada.

—Me encargaré de ello.

Saliste sin hacer ruido de tu habitación y usaste las escaleras, ya que el ascensor haría ruido y sabrían que estás intentando salir de la torre.

Bajaste con suma cautela y asegurándote de que nadie te viera, sabías que ninguno se atrevería a contradecir las órdenes que había dado Tony, así que lo único que te quedaba era rezar para salir sin ser vista.

—Pensé que tenías prohibido salir —dijo una voz a tus espaldas.

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