34.5 Eres fuerte
—Uno de los primeros recuerdos que tengo contigo es cuando fuimos a la playa de tu padre, yo nunca antes había estado en una, o al menos no en una en la que pudieras bañarte —empezó a contar Pietro—. Has sido la primera persona con la que he pisado una playa, es una memoria importante para mí.
—Vi algunas fotos nuestras en una playa —dijiste mientras te quitabas las botas y entrabas en la arena.
—Sé que también fue memorable para ti, les contabas a todos sobre ello —rió—. Parecías realmente una niña.
—¿Una niña? No siento que pegue conmigo.
—Ya lo recordarás, pero al igual que ahora, te encantaba gastar bromas, hacer reír a la gente, sentirte cuidada por los demás.
—Y ahora soy solo un robot frío, lo entiendo.
—No estoy diciendo eso —tomó tu mano para acercarte a la orilla— sé que esa parte de ti sigue ahí, lo vi cuando reías mientras Barnes te devolvía la broma. Hace mucho que no te veía sonreír así.
—Él me entiende, eso me agrada.
Pietro, sintiendo como los celos llegaban a él, decidió empezar con su plan de revivir recuerdos.
—¿Entonces solo vamos a estar aquí sin hacer... —no pudiste terminar la frase cuando Pietro te empujó hacia el agua, cayendo empapada.
—Esa es mi venganza por tirarme tú aquel día, ya era hora.
Una pequeña sonrisa se hizo presente en tu rostro, y no dudaste en correr hacia él para meterlo al agua también. No paraban de llegarte memorias de ese día, tú y el chapoteando en el agua para ver quien mojaba más a quien. El único ruido que se escuchaba en esa playa eran el sonido de las olas al impactar contra el suelo y vuestras risas jugando como niños.
Todo iba bien hasta que decidiste quitarte la camiseta, que al estar mojaba solo te incomodaba, dejando ver tu espalda marcada con restos de moratones y cortes cicatrizados. Eso fue algo que no pasó desapercibido para Pietro, ya había visto algunas cicatrices por tus piernas y brazos, pero esto estaba a otro nivel.
—Puedes hablar de ello conmigo, no he pasado por cosas muy diferentes, tal vez sacar lo que guardas te ayude —no hizo falta nombrar a qué se refería, lo entendiste al instante.
—¿No te basta con saber que Hydra es un lugar horrible?
—A lo que me refiero es a que he pasado por lo mismo, guardarlo todo para mí. ¿Quieres saber quien me ayudó a salir de ese agujero? —asentiste—. Fuiste tú. Fuiste tú la que me dijo que no estaba solo, que había gente que quería ayudarme. Me abrí con alguien por primera vez en mi vida, y fue la mejor decisión que pude tomar, ahora déjame devolverte el favor,
Dudaste durante unos segundos, hasta que decidiste hacerle caso.
—No sé en qué pueda ayudar eso, pero como quieras —lo miraste unos segundos antes de empezar a hablar— Me ponían los electrochoques cada semana y cuando Jack, mi cuidador se enfadaba conmigo. No siempre le hacía caso, y él decía que las niñas malas como yo tenían que ser castigadas, así que me volvía a llevar a la batidora de cerebros —miraste de nuevo a Pietro y notaste como apretaba la quijada, claramente no le gustaba lo que estaba escuchando, pero seguiste, realmente se sentía liberador contarlo—. Después empezaron con los entrenamientos, consistían en pelear contra otra gente, por alguna razón todos eran hombres, más altos que yo y más musculosos que yo. No pude ganar durante la primera semana, y eso significaba castigo diario, cortes con cuchillo, agua a presión en mi espalda, no comer... Hasta que aprendí a ser mejor que ellos, aprender sus estrategias y usarlas en su contra. No volví a perder, al menos no hasta que llego el soldado nuevo, era al único al que jamás pude ganar, pero al menos eso era mejor que perder todos los días.
—Has pasado por mucho, eres muy fuerte, lo sabes, ¿Cierto? —preguntó tomando tu mano, algo que te hizo sentir extraña, como si tuvieras mariposas en el estómago.
—Solo hago lo que cualquiera haría para sobrevivir —contestaste sin querer atribuirte ningún mérito, pues no sentías que te lo merecieras.
—No, otra gente se habría rendido, habría preferido morir que seguir adelante, pero tú no, y eso te ha llevado a donde estás ahora.
—¿Con mi pareja a la cual no puedo ni recordar?
—No, te ha llevado a ser libre y a saber valerte por ti misma, solo que ya no tienes que hacerlo. No estás sola, ya no.
Sonreíste, sabías que tenía razón, te empeñaste con seguir siendo un lobo solitario cuando ya no era así, Pietro realmente te estaba ayudando a pesar de no recibir nada a cambio, no podías evitar sentir una cercanía hacia él.
—Puede que no recuerde mucho de nosotros, pero empiezo a entender por qué te amaba.
Él no lo mencionó, pero esas palabras realmente crearon un gran revuelo en su mente, tenía la misma sensación de nerviosismo que cuando empezasteis a salir.
Decidisteis finalizar el recuerdo cuando sentiste otra vez esa calidez que te invadía. Esta vez no era solo un recuerdo, sino también un sentimiento de amor, algo que llevabas mucho tiempo sin experimentar, pero que definitivamente te gustaba.
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