33. Solo tal vez
Hasta el momento el tiempo había transcurrido sorprendentemente tranquilo en Wakanda, todos eran realmente educados y amables dentro del castillo, del cual aún no habías salido. Te sentías mucho más segura en un sitio vigilado por guardias, aunque Shuri no paraba de decirte que quería pasear contigo por el pueblo del este, decía que era hermoso, y tú siempre le respondías lo mismo: "algún día".
Te encontrabas entrenando con Bucky, si bien el propósito de tu estadía en Wakanda era recordar, también necesitabas entrenar. Tu rutina diaria desde que tenías memoria era pelearte contra gente, y no podías abandonarla así como así. Además, Bucky era un muy buen contrincante, te gustaba pelear contra él.
—Pones demasiada atención en tus brazos, es muy fácil tirarte al suelo si no te centras también en las piernas —dijo el castaño antes de pasar su pie entre tus piernas y moverlo hacia un lado con fuerza a la vez que tiraba de tu brazo hacia el mismo sentido, dejándote en el suelo— ¿Ves? Tienes que clavar los pies en el suelo y mantenerte rígida.
—Copiado.
Volvisteis a poneros en posición y Barnes repitió el movimiento, pero esta vez no caíste al suelo, te desestabilizaste, pero usaste tu pequeño tamaño para agarrar el brazo que el usaba para empujarte y te deslizaste entre sus piernas, haciendo que cayera al suelo boca arriba.
—No me refería a esto, pero me parece bien —te sonrió.
Bucky no era muy hablador, eso te gustaba. No hacía preguntas innecesarias y tampoco intentaba presionarte en recordar como hacía el resto. Sabía lo que era estar en tu lugar, había estado en tu lugar. Entendía las señales que dabas y aceptaba los límites que ponías, casi parecía el compañero perfecto.
—James —lo llamaste.
—Dime —contestó mientras se ponía de pie.
—Tengo hambre, ¿Vamos a por comida?
El castaño sonrió, pues apenas comías cuando llegaste. No porque la comida no estuviese buena, al contrario, era una de las mejores cosas de Wakanda. El problema era que en Hydra te habían acostumbrado a comer apenas un par de platos por día, y comenzar a comer como lo hacías antes era un proceso largo.
—Claro, he oído que aún queda helado de ayer, tal vez podamos conseguir un poco.
Asentiste y fuisteis en busca de ese helado, helado de fresa y chocolate, la cosa más rica que habías probado. Cada uno sacasteis un tarro de la nevera, y no dudasteis en salir corriendo y en coméroslo en la habitación de Barnes, la cual estaba al lado de la tuya. Pasasteis una tarde agradable, hablando sobre Wakanda, T'challa, Steve...
Volviste a tu habitación cuando Okoye vino a buscarte. Te parecía raro tener un horario para dormir, pero te explicaron que un buen descanso podría ayudar mucho en tu proceso así que optaste por no poner ninguna pega. Te tiraste en tu cama, tapándote con la fina tela que usabas como sábana, cayendo en los brazos de Morfeo.
✪
Eran las dos de la madrugada y aún así Bucky no lograba dormir. No sabía muy bien por qué, tal vez era el hecho de que estaba nervioso por volver a ver a Steve en un par de días, o a lo mejor era su insomnio, no lo sabía. De todas formas no pudo pensar mucho más en eso hasta que escuchó un grito proveniente de tu habitación, no dudó en levantarse de la cama e ir hasta tu puerta. Llamó una, dos, y tres veces, pero al no escuchar respuesta decidió abrirla él mismo.
La habitación estaba llena de una bruma morada que dificultaba su vista, y le molestaba al moverse. Se dio cuenta de que esa bruma provenía de ti, que te encontrabas tumbada en la cama, moviéndote de un lado al otro mientras murmurabas palabras sin sentido. Supo al instante que estabas teniendo una pesadilla.
Se acercó a ti como pudo, arrodillándose a un lado de tu cama, y esperó hasta que dejases de susurrar incoherencia para hablar él.
—Raya, estás en una pesadilla, sal de ahí —no hubo reacción alguna de tu parte—. Raya, Raya, Raya...
Comenzó a repetir tu nombre sin parar, hasta que lo escuchaste en tu pesadilla, pero aún sin salir de ella.
—James... —murmuraste, estirando tu mano para el lado en el que escuchabas su voz.
—Sí, estoy aquí, Raya, necesitas despertar —al ver que dejaste de reaccionar, tomó la mano que le habías extendido.
Ese contacto fue suficiente para despertar, levantándote de golpe con los ojos abiertos, una capa de sudor cubriéndote y lágrimas corriendo por tu rostro. Bucky se sentó en tu cama, dejando que te abrazaras a él mientras llorabas. No preguntó sobre tu pesadilla, sabía que no era fácil hablar de ello, así que solo te acunó entre sus brazos mientras sobaba tu espalda tratando de tranquilizarte.
—Eran muchos recuerdos —sollozaste—. No podía controlarlo... Estaba riendo con los vengadores, y al segundo ya no estaban, Hydra me tenía, Jack me atrapaba...
La bruma de la habitación comenzó a volverse más intensa y tu respiración comenzó a volverse más frenética, al punto que Barnes tuvo que tomarte por los hombros para que lo miraras, comenzando a respirar lentamente para que lo imitaras, inspirando y expirando de forma exagerada, cosa que funcionó bastante bien. Unos minutos más tarde habías logrado mantener tu respiración con normalidad, ya no escuchabas los latidos de tu corazón en tu cabeza y tampoco te sentías atrapada. Dejaste que el castaño te abrazara otra vez, realmente lo necesitabas.
Bucky miró a su alrededor, todo estaba como siempre, ese color morado se había ido, lo cual significaba que estabas más tranquila.
—Puedes volver a dormir, yo me quedaré aquí para que esas pesadillas no vuelvan —dijo separándose del abrazo y sentándose en un sillón que había a un lado de tu cama.
—No hace falta, tú también tienes que dormir.
—Para nada, soy un súper soldado, puedo aguantar más de dos días sin pegar ojo.
—James.
—En serio, además, no podía dormir de todos modos, y si te dejo aquí sola después de esa pesadilla me será aún más difícil hacerlo.
No tenías ganas de discutir sobre el tema, así que aceptaste. Cubriste tu cuerpo con la sábana y intentaste conciliar el sueño, tratando de olvidar la reciente pesadilla que habías tenido, la primera de muchas más.
✪
Steve aterrizó en Wakanda, pero esta vez traía compañía. Solo había una persona que podía persuadir al rubio para salirse siempre con la suya aparte de Bucky; Natasha Romanoff. No pudo rechazarla cuando le pidió verte con ojos de cachorrito, a pesar de saber que solo era una actuación el soldado cayó en su juego.
Esperabas junto a Barnes a que salieran del Jet, notaste que ambos soldados se llevaban muy bien, no solo porque el castaño no pudo disimular su sonrisa cuando vio a su amigo, su lenguaje corporal era bastante evidente. Ambos se dieron un abrazo al verse, mientras que la rusa se dirigió a ti con una sonrisa burlona.
—Es bueno verte de nuevo.
—Diría lo mismo, pero realmente no me causa gran emoción —te sinceraste.
—Cuando me recuerdes te arrepentirás de haber dicho eso - rió la rubia, aunque sinceramente no entendías que le causaba gracia—. También me alegro de verte a ti, has cambiado —esta vez hablaba con Bucky.
—Sí, las Dora Milaje han hecho su trabajo —sonrió.
—¿Qué os parece tener una pequeña visita guiada por Wakanda antes de ir a comer? —sugirió T'challa.
Todos aceptaron la propuesta del Rey, a los pocos minutos ya estabais paseando por uno de los pueblos más cercanos al castillo, habían niños jugando cerca de las casas, madres tejiendo largos vestidos, y hombres y mujeres trabajando en los huertos. Todo era muy bonito de ver, no era pobreza lo que veáis, sino gente feliz, viviendo con lo único que necesitaba y quería. Te planteaste cómo sería vivir así, despreocupada por las peleas, tener una familia... Era una idea muy extraña en tu cabeza, pero no podías evitar tenerla.
Al poco rato una pequeña cabeza trenzada se paró en tu camino. Al observarla pudiste ver que la niña no tendría más de seis años, vestía solo con una falda verde que cubría hasta sus rodillas, tenía un bordado de flores hecho a mano, realmente precioso.
—Hola —saludó la pequeña mientras jugaba con sus manos.
Quisiste responderle, pero no te dió tiempo hasta que otra voz se hizo presente.
—¡Safiya ven aquí! —al mirar hacia donde provenía la voz viste a Shuri, que corría hacia la niña con un pañuelo en sus brazos - cuántas veces te tengo dicho que no corras sin avisar —la regañó, pero dejó de hablar al darse cuenta de tu presencia.
—Hola —le sonreíste.
—¡Raya!, ¿Estás visitando el pueblo? —dijo mirando a su hermano, que se encontraba unos metros delante vuestra—. Que capullo, no me ha dicho nada.
—Capullo —repitió la niña.
—¡No! Nada de eso, tú no has oído nada —se apresuró en envolver el pañuelo en su torso y en enviarla a casa, deseando que la niña no dijera nada sobre esa nueva palabra que había aprendido.
—Steve y Natasha han venido a visitarnos, así que T'challa nos ha hecho una visita guiada a todos —explicaste.
—Que rápido te ha convenido, yo que llevo semanas intentándolo y apenas te saco de tu habitación —bromeó.
—Si te soy sincera no he tenido mucha elección —admitiste—. Pero no me arrepiento, el pueblo es muy hermoso.
—Te lo dije, es de las mejores cosas de Wakanda, después de la comida —asentiste, estando de acuerdo con ella.
Intercambiasteis un par de palabras hasta que a la adolescente se le ocurrió una idea, tomó tu mano y sin previo aviso empezó a correr hacia quién sabe dónde.
—¿A donde vamos? —preguntaste siguiendo su ritmo, sin estar del todo convencida.
—¡A mí lago! Es el más bonito que verás en tu vida, y tengo que aprovechar para llevarte ahora que has salido de tu cueva.
Ninguna dijo nada más hasta que llegasteis al lugar. Shuri no mentía, definitivamente era hermoso. Estaba rodeado por árboles y rocas que hacían el pequeño escondite algo más íntimo, el agua era cristalina, se podían ver pequeños peces de colores nadando, y lo mejor era que no había nadie que pudiera molestar, era solitario, perfecto para ti.
El sol llegaba al agua a través del agujero que hacían los árboles, así que al meter la mano en el agua pudiste notar que estaba templada, ni muy fría ni muy caliente, si no a temperatura ambiente.
—¿No es precioso? —pregunto Shuri, sabiendo la respuesta —me encanta pasar la tarde aquí, poca gente sabe de este sitio y es ideal para relajarme.
Viste como la chica se quitaba el calzado y los accesorios, con intención de meterse al agua.
—¿Vas a meterte? —preguntaste con sorpresa.
—Claro, ¿Tú no?
Dudaste unos segundos, el agua parecía agradable, y nadie podía veros. Pero tal vez el resto se preocuparían por tu ausencia. Al final optaste por pensar en ti misma, disfrutar y olvidarte del resto. Imitaste las acciones de la princesa y te deshiciste de tus zapatillas y accesorios, quedando en una camiseta de tirantes negra y unos pantalones cortos del mismo color.
—¿Lista? —preguntaste con diversión.
—Nací lista.
Os tirasteis al lago sin perder más tiempo, siendo envueltas en la cristalina agua que te atrajo en un principio. Siendo las dos adolescentes que erais, no tardasteis mucho en empezar a tiraría agua entre vosotras, peleando por quien mojaba más a quien. Te gustó pasar ese momento con Shuri, pudiendo olvidarte de la realidad que la rodeaba, y disfrutando de las cosas que debía hacer alguien de tu edad, las cosas que suponías que hacías antes de que Hydra llegase a tu vida.
Tal vez no todo era tan malo después de todo.
Tal vez era verdad eso de que después de la tormenta vuelve a salir el sol, solo tal vez.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro