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Un "Te quiero" no correspondido

Capítulo dos

Ethan

Alix y yo caminábamos juntos después de la escuela. Al fin habíamos salido de clases, todos estábamos listos para las vacaciones de verano. Yo ya me había librado de la preparatoria, aunque aún tenía que ir a la ceremonia de graduación, pero mi amiga se quejaba de que aún le quedaban dos años en el infierno.

—Por cierto, espero no ser inoportuna pero ¿Cómo estás con Abril? —me preguntó.

Suspiré y me encogí de hombros. Las manos me estaban sudando por el calor.

—Estamos bien, es decir, seguimos hablando como antes pero ambos tenemos presente el tiempo que nos queda juntos. También ahora que se va a ir su familia no la deja libre mucho rato y esta semana todos nuestros planes fueron cambiados por ellos. Quiero aprovechar el tiempo que me queda con ella.

—Espero que no te molestes con esto que diré pero —guardó silencio por unos segundos y continuó—. Ambos terminarán —afirmó. Detuve mi paso y ella se detuvo también pero un par de pasos después por lo que su espalda quedó frente a mí—. Ninguno de los dos se sentiría bien con una relación a distancia ¿verdad? Es por eso que están tristes, porque ambos saben que en julio su relación tendrá un final.

Nos quedamos en silencio.

—Supongo que tienes razón —dije finalmente—. Yo no quiero estar con alguien que no está a mi lado.

Alix se giró rápidamente y me vio frunciendo el ceño.

—Y si yo me fuera ¿Dejaríamos de ser amigos? —preguntó y mi corazón se detuvo. ¿Por qué me hacía esa clase de preguntas en este momento?

—Eso es diferente, Alix. Somos amigos, siempre lo seremos.

—Pero si no me tienes a tu lado —dijo interrumpiéndome—. ¿Podrías seguir queriéndome como tú amiga?

Caminé hasta quedar frente a ella, tomé sus manos y la vi directo a los ojos.

—Siempre, siempre, siempre —le hablé desde mi corazón—. Seremos amigos, no importa… nada. Crecimos juntos, no hay nada que pueda romper el lazo entre nosotros, Alix. Eres parte de mi vida. Sabes que te quiero.

Ella me abrazó y asintió.

—Yo también te quiero.

La abracé de vuelta. A veces hacía preguntas muy tontas.

* * *

Alix estaba pellizcando un pan mientras estábamos trabajando, una de las reglas del trabajo era que no podíamos comer ahí y mucho menos ella que estaba siempre en el área del mostrador cobrando toda la mercancía que salía de la tienda, daba mala imagen pero a ella parecía importarle un pepino.

Por suerte como aún era temprano no había clientes en la tienda. Yo tampoco estaba haciendo lo que papá me había encargado pero al menos no estaba comiendo.

—Te llamarán la atención de nuevo —le advertí pero ella pareció no escucharme—. Alix —alargué y de pronto ella sonrió en dirección a la puerta.

—Deberías esconderte —dijo utilizando un tono de voz que era especialmente utilizado para una sola persona. Aunque mi amiga me había advertido no tuve tiempo de  correr a esconderme, la puerta se abrió y casi sentí su sonrisa, estaba de espaldas hacia la puerta así que no la veía, solo veía el rostro de Alix.

—¡Ethan! —gritó Italia y tomé todo el aire que pude.

Me giré hacia ella y se acercó a mí como un bólido.

—¿Cómo estás, Italia? —pregunté y  antes de contestarme me abrazó con una fuerza tremenda  que vació mis pulmones a pesar de que había tomado aire para estar preparado.

Italia era una vieja amiga, acababa de salir de la universidad el año pasado, era 5 años mayor que yo pero aparentaba ser de 18 años gracias a su actitud y su rostro de niña. Era una chica muy enérgica, siempre sonriendo y positiva, le gustaba abrazar mucho y con una fuerza descomunal que dejaba sin aire y con un par de huesos rotos a las personas. En realidad era divertido estar con ella pero… a veces solía ser un poco sofocante para mí, Alix decía que Italia se sentía atraída hacia mí, yo sentía más bien que era su juguete para hacer sus proyectos universitarios y trabajos —además era mi tía—. Ella había estudiado periodismo deportivo y como yo era un jugador del que las personas esperaban mucho ella se aprovechaba para hacerme toda clase de entrevistas, lo peor era que sí salían en televisión. Lo que ella no entendía era que no quería seguir siendo su víctima, papá y mi tío Adrián eran mucho más famosos, ellos eran una mejor opción que yo.

—¿Cuándo podremos hacer la entrevista? —me preguntó sonriendo.

—Amm…

—Puede ser cuando salgas del trabajo —sugirió.

—Lo siento Roma, pero Ethan me prometió que iríamos a ver la película esa que está haciendo llorar a todos —intervino Alix—. Tal vez mañana puedas hacerle la entrevista, pero hoy no me lo robas.

Italia vio a mi amiga y después le guiñó un ojo.

—Claro, espero que se diviertan en su cita, entonces.

—No es una cita…

—Tengo novia —dije rápidamente.

—Bien, entonces mañana en la tarde haremos la entrevista —me sonrió y de nuevo me abrazó para salir volando de la tienda como si nunca hubiera entrado.

Volví a girarme hacia Alix que de nuevo había regresado a comerse su pan.

—Gracias por ayudarme con Italia.

—Lo que le dije a Roma es verdad —tragó y siguió hablando—. ¿Lo olvidaste?

—Nooo —intenté recordar pero fue inútil.

—Dijiste que cuando saliera esa película me llevarías a verla. Hace dos semanas que se estrenó y no hemos ido —hico un puchero con la boca—. Iremos hoy aunque te tenga que llevar dormido y en una carriola.

Reí.

—Bien, iremos.

—Genial.

—¡Alix! —escuché la voz de mi hermana, cuando volteé ella y mamá estaban entrando a la tienda con tantas bolsas que no entendía como podían cargarlas y caminar al mismo tiempo—. Hola Alix —dijo mi hermanita emocionada. Llevaba una bolsa grande en una de sus manos mientras se acercaba a nosotros.

—Sí, hola a ti también, hermanita —ella dejó la bolsa en el suelo y me abrazó—. Así está mejor.

—Alix, mamá y yo te escogimos un regalo para la graduación de Ethan.

—Se supone que si es mi graduación el regalo debe de ser para mí —dije cruzándome de brazos.

—No, tú vas a tener que esperar —me dijo y volvió a poner su atención en Alix—. ¡Mira! —abrió la bolsa que había dejado en el suelo y después de remover todo el inútil papel que ponían para que las bolsas lucieran más llenas sacó un vestido blanco, inmediatamente volteé a ver a mi amiga que estaba haciendo su mejor intento por lucir sorprendida y feliz por el regalo de mi hermana.

—Wow —se aclaró la garganta—. Es muy bonito ¿Lo elegiste tú? —Cam asintió con una grande sonrisa en el rostro y escuché reír a mamá detrás de mí—. Está genial. Mira tiene brillos y telas transparentes.

Solté una carcajada junto con mamá mientras veíamos la expresión de Alix intentando lucir feliz por el regalo de mi hermana. Me acerqué a mamá.

—Alix está muy feliz por su regalo —le dije aun riéndome.

—Pobre chica, intenté decirle a Cami que eligiera otra cosa pero insistió en querer vestirla como princesa —se acercó más a mí y me tuve que inclinar para que ella alcanzara a susúrrame al oído—, por suerte no eligió el vestido rosa con la varita mágica.

De nuevo soltamos una carcajada imaginándola vestida como hada.

—Tan temprano y ya hay fiesta —dijo papá bajando por las escaleras de la tienda—. Y ni siquiera invitan al jefe.

—Le insistí a los chicos que te invitaran pero se negaron —dijo mamá caminando hacia él. Como era costumbre de cada vez que se tenían en frente, se besaron, algo que no era ni vergonzoso de ver ni que los demás vieran.

Escuché a Cam suspirar.

—Yo quiero que algún día alguien me bese así —dijo con ilusión.

Que no la escuchara papá decir eso…

—Tal vez Cesar lo haga —dijo Alix en tono burlón.

Volteé a verla y negué con la cabeza. Cuando bajé la vista a mi hermana supe que la habíamos perdido, sus ojos estaban brillosos y perdidos en el infinito, casi podía escuchar las campanas de boda que estaban sonando en su  cabeza.

Cesar era el mayor de los gemelos, su hermano menor era Carlos, y ambos eran mis amigos pero se habían ido de intercambio estudiantil el último semestre de preparatoria, supuestamente iban a llegar antes de la ceremonia de graduación. Camille estaba “enamorada” de Cesar desde que tenía 9 años, ella decía que se casaría con él porque era amor verdadero, mi amigo decía que ella estaba loca pero no le rompía la ilusión, en ocasiones le seguía la corriente.

Sólo esperaba que se le pasara rápido su enamoramiento.

—Alix —habló papá y mi amiga volteó hacia él—. ¿Qué te he dicho de comer dentro de la tienda?

—Que no debo hacerlo —murmuró.

—Se lo advertí papá —dije sonriendo y él me lanzó su mirada de “jefe”.

—Creí haberte dicho terminaras de acomodar los códigos de la mercancía —me recordó y me encogí de hombros.

—Se lo advertí tío —dijo Alix burlándose.

—Vamos, no los trates así —dijo mamá colocando una de sus manos en el pecho de papá—. Aun ni siquiera hay clientes.

—Pero aquí son empleados y deben de seguir todas las reglas como cualquier otro trabajador.

Mamá negó con la cabeza y se puso sobre las puntillas de sus pies para empezar a decirle algo al oído, unos segundos después papá se aclaró la garganta, asintió y suspiró.

—Termina de comer Alix y cuando puedas terminar los códigos hazlo, hijo —nos dijo y mamá sonrió triunfante.

De nuevo se besaron y empezaron a despedirse.

—Cami —habló mamá y mi hermana salió de su fantasía con un sobresalto—. Ven, ya es hora de irnos a casa, en la tarde sigues hablando con Alix.

Cam guardó el vestido que había dejado en el mostrador y se despidió de nosotros rápidamente, ambas salieron de la tienda y papá lanzó un suspiro al verlas desaparecer, después se acercó a nosotros.

—¿Qué haré cuando Camille empiece a crecer? —murmuró para sí pero ambos lo escuchamos.

—Dejarla crecer justo como papá está intentando conmigo —le sugirió mi amiga con una sonrisa.

—No sé cómo Adrián es capaz de hacerlo —le dijo—. No será fácil para mí dejar crecer a mi princesa.

—Te acostumbrarás. Será mejor que te vayas haciendo la idea, tío, en unos años cumplirá 15 y será una mujer, después 18 y será mayor de edad. A los 21 será mayor de edad en todo el mundo (creo). Después tendrá novio y cuando se case… —papá le lanzó una mirada asesina a mi amiga, sabía que se estaba burlando de él y por eso él se burló de ella quitándole lo que quedaba de su pan—. ¡Tío!

—A trabajar —le revolvió el cabello y empezó a encaminarse a su oficina.

Cuando desapareció en el segundo piso volteé hacia Alix que de nuevo había sacado otro pan y ya estaba comiéndoselo, esta vez más rápido ya que sabía que en unos minutos habría clientes.

—Si sigues comiendo no vas a comer nada en el cine —dije.

—Eso quisieras —me guiñó un ojo y metió un trozo de pan a su boca.

La chica que me entregó los boletos para la película tardó más del tiempo necesario atendiéndome, lo hacía al propósito y noté que intentaba coquetear conmigo pero yo no buscaba eso y además habían como 10 personas detrás de mí esperando su turno, por lo que sólo quería que se apresurara.

Cuando me dejó libre caminé hacia donde Alix estaba esperando con las palomitas y los refrescos, al llegar a ella y ver las palomitas acarameladas tuve una ligera sospecha de algo, a ella no le gustaban esas palomitas. No le pregunté nada. Tomé las palomitas y ella los refrescos, empezamos a caminar hacia la sala del cine pero en ese momento sonó su celular.

—Creí que no llegaría —dijo aliviada. Contestó el celular y dio unas indicaciones rápidas de nuestra localización, después de eso cortó la llamada y me sonrió—. Espero que me agradezcas.

—¿Por qué? —le pregunté.

Ella vio disimuladamente de reojo y luego me señaló hacia su lado derecho, seguí su dedo y vi a Abril caminando hacia nosotros seguro igual de confundida como yo. Cuando llegó a nosotros Alix le entregó los refrescos y se secó las manos en el pantalón.

—La película ya va a empezar —nos dijo y al ver que ninguno de los dos reaccionaba tuvo que explicarse—. ¡Ash! —soltó—. Les tendí una trampa, a ambos los hice venir aquí para que pudieran pasar un tiempo juntos. Ya que han estado lloriqueando toda la semana con eso.

—Se me hizo extraño que pudieras convencer a mis papás para dejarme venir —dijo Abril sonriéndole.

—Ya sabes —se encogió de hombros—. Solo fue cuestión de usar la ropa adecuada y los modales que mamá me enseñó desde que empecé a hablar para poder convencerlos. Ahora espero que ambos disfruten mucho de esta oportunidad. Ojalá algún día ustedes tomen la iniciativa.

—Alix —empecé a hablar pero no sabía que palabras debía decirle para mostrarle lo agradecido que estaba con ella. Seguramente, como su mamá lo hacía con mi tío, se aprovecharía algún otro día.

—La película ya va a empezar —nos apresuró con las manos—. Váyanse.

Ella se dio media vuelta y se fue. Abril y yo nos vimos y empezamos a caminar hacia la sala del cine.

—Como no quererla ¿verdad? —me dijo mi novia sonriéndome.

—Le hace daño hablar tanto con mi mamá, ella también suele hacer este tipo de arreglos todo el tiempo. Pero me alegra estar ahora contigo.

—Lamento no poder estar tanto tiempo contigo —inclinó la cabeza—. Mis padres han estado insoportables, por más que les pido que me dejen salir quieren estar conmigo y se está volviendo tan molesto que voy a salir huyendo de aquí sólo por ellos —lanzó un suspiro.

Entramos a la sala de cine y aunque ya estaba oscuro aun ni siquiera empezaban los anuncios, acomodamos todo en nuestros lugares y tomé la mano de Abril que estaba fría por haber estado sosteniendo los refrescos. Ella me sonrió y me incliné para besarla. Por suerte le había hecho caso a Alix y había elegido los asientos de la esquina, ahí nadie nos molestaría.

Cabe mencionar que no vimos la película, más bien pasamos casi dos horas besándonos y susurrándonos al oído. Fueron las mejores dos horas que tuve esa semana.

Después la semana pasó rápido, Abril se escapaba de su familia durante mi hora de descanso para poder estar juntos y Alix prefería permanecer lejos de nosotros. Paseábamos juntos por el centro comercial mientras la ayudaba a buscar un vestido para la graduación, desde luego no sabía nada sobre eso así que cualquier cosa que eligiera para mí estaba bien.

Cuando llegó el día mientras esperaba a que mamá y Cam salieran de la casa, casi se me sale el alma al ver como el vestido que había escogido mi hermana para Alix y que en su momento se vio un poco exagerado ahora se veía perfecto en ella. Era un vestido blanco que le quedaba debajo de la rodilla, tenía brillos y telas transparentes en las partes indicadas. Eso me hizo recordar que ella era una chica y estaba creciendo, mucho, mucho… mucho.

Salió de su casa con los zapatos de tacón en sus manos, al verme se apresuró a ponérselos y atravesó corriendo sin ninguna dificultad el espacio que había entre nuestras casas.

—Hola —dijo sonriendo—. Te ves genial con ese traje, que lastima que la toga lo cubrirá la mayor parte de la noche.

Me aclaré la garganta antes de hablar, no quería sonar como un tonto.

—Tú también te ves hermosa. Por suerte no te graduarás hoy y no tendrás ninguna toga que te cubra…

Levantó su ceja derecha y cuando iba a hablar mi tía Alissa habló.

—Ustedes sí que se ven lindos —nos dijo caminando hacia nosotros.

Alix hizo una pose de modelo y su mamá aplaudió.

Por ese momento no pude quitar mis ojos de ella.

Las ceremonias de graduación eran un poco aburridas, siempre era lo mismo, sentarnos el curso completo por orden de lista (por suerte Abril iba justo a mi lado), esperar a que mencionaran nuestros nombres, recoger nuestro reconocimiento, tomarnos una foto con los profesores y el personas de la mesa de honor y pasar a ser graduados, después era la fotografía grupal y por ultimo disfrutar de la fiesta que se nos hacía en donde todos nuestros amigos y familiares estaban presentes.

La mesa de mi familia era la más grande ya que estaban mis papás, mi hermana, Alix y sus papás y aparte los padres de Abril, éramos 10 personas en total. Lástima que no podía llevar a mi mascota sino también Sandía hubiese estado ahí.

Cuando estaba por sentarme un par de manos me detuvieron, al voltear a ver de quien se trataba me encontré con dos rostros iguales.

—¡Cesar! —gritó mi hermana y se levantó rápidamente para correr hacia él, mi amigo casi sale corriendo hacia la dirección contraria.

—Hey —saludé a Carlos que era el único disponible ya que mi hermana se había trepado en Cesar—. No los vi en la ceremonia.

—Llegamos tarde y nos acomodaron con otro grupo —explicó—. Pero en la foto grupal sí estamos, nos colamos.

—Sí, por suerte somos altos y aunque estemos atrás nos vemos —dijo Cesar que tenía a Cam en sus brazos, me estaba pidiendo ayuda con la mirada—. Hmm, amigo.

—Camille —habló papá que a juzgar por su tono de voz y el hecho de que utilizó el nombre completo de mi hermana, ya estaba molesto o mejor dicho celoso—. Linda, ven aquí.

Mi hermana le hizo caso a regañadientes.

—No puedo creer que llegaran hasta el último momento —les dijo Abril sonriéndoles—. No cambian nunca.

Ambos la saludaron.

—Verás, las chicas españolas nos amaron así que no podíamos dejarlas así porque sí, tuvimos problemas para separarnos de ellas y por eso tuvimos que retrasar nuestro viaje —dijo Cesar—. Llegamos ayer.

—Sí, aunque ninguna de esas chicas pudieron reemplazar a nuestra princesa —dijo Carlos y ambos buscaron entre la mesa a su “princesa”.

—Alix —dijeron los dos al mismo tiempo y ella los saludó con la mano coqueteando desde su lugar.

—Mi corazón —dijo Cesar.

—Se ha detenido —siguió Carlos.

—Puedo morir en paz —dijeron los dos al mismo tiempo.

Mi amiga se puso de pie y ambos la abrazaron.

—Te ruego que esta noche bailes conmigo —le pidió Carlos besándole la mano.

—Yo le iba a pedir primero —habló Cesar haciendo a un lado a su hermano—. Tengo derecho por ser el mayor.

—Lastima por los dos pero bailaré con Cam primero —les dijo Alix.

Me senté junto a Abril mientras los veía hablar y atraer la atención a nuestra mesa. Adiós tranquilidad, cuando los gemelos estaban juntos era un desastre del bueno.

Al final de la noche nuestra mesa terminó con 14 personas (los gemelos y sus papás), muchas  risas e historias de todos.

Llegamos a casa después de la una de la madrugada. Papá llevaba a Cam dormida en sus brazos así que bajé primero del auto para abrirles la puerta. Al llegar a la entrada principal vi una caja de cartón con una nota roja encima que decía que era para mí. Me incliné para tomar la caja y ver mejor la nota. Al abrirla vi que era una tarjeta de felicitación, me felicitaba por haberme graduado y por los logros que había tenido y otras cosas más. Arrugué la nota y la guardé en el bolsillo de mi pantalón, hice la caja aun lado con mi pie y abrí la puerta.

Papá entró primero y subió las escaleras para llevar a mi hermana a su habitación, después entró mamá y cuando estaba por cerrar la puerta habló.

—¿No vas a tomar el regalo? —preguntó seriamente.

—No importa —contesté pero al ver su mirada no fui capaz de cerrar la puerta.

—Te lo envía tu mamá —dijo y sentí un nudo en el estómago.

—Ya me diste mi regalo…

—Ethan, no empieces. Es de tu otra mamá.

—¡Ella no… no es mi mamá!

—No me levantes la voz, Ethan —dijo sin desaparecer su seriedad—. Lo siento —suspiró—. No quiero hacerte pasar un mal rato hoy.

Al escucharla disculparse me incliné y tomé la caja, cerré la puerta y me acerqué a ella. La abracé fuertemente con mi brazo disponible. Por un momento recordé cuando ella era más alta que yo pero ahora yo ya había crecido y era más alto que ella, podía reposar mi mejilla sobre su cabeza sin ninguna dificultad.

—Te quiero mamá.

—Yo también, hijo.

—Iré a dormir, que descanses —besé su frente.

—Descansa.

Subí corriendo las escaleras y entré a mi habitación, dejé la caja debajo de mi cama y me recosté. Lo había pasado tan bien hasta que América había aparecido. Joder.

* * *

Apenas amaneció me levanté antes que mis padres y bajé a la cocina intentando no hacer ruido, abrí el refrigerador y saqué uno de los pequeños pasteles que había hecho con mi hermana el día anterior, tomé un par de velas de cumpleaños que teníamos guardadas en los cajones de la alacena y un encendedor.

Salí por la puerta corrediza que daba hacia el patio trasero y abrí la puerta que conectaba mi casa con la de Alix. Caminé hacia su patio trasero y encontré la escalera de madera blanca que daba hacia el balcón de su habitación, subí con dificultad ya que tenía mis manos ocupadas con el pastel pero una vez arriba lo demás fue sencillo.

Con sumo cuidado abrí los ventanales de su habitación y entré de puntillas. Alix aún seguía dormida —desde luego, eran las 6 de la mañana— y su gato fue el primero en despertarse, el tonto empezó a maullar como loco y caminó hacia mí para empezar a estorbarme al caminar. Los perros eran mejores mascotas.

Mi amiga se removió en su cama.

—Tonto —le murmuré al gato.

Por suerte no se despertó. Seguí caminando hacia su cama, dejé el pastel en el mueble que estaba junto a su cama, me apresuré a ponerle las velas y encenderlas, cuando terminé me incliné sobre su cama para alcanzar su frente, le di un beso y susurré en su oído.

—Feliz cumpleaños, princesa —inmediatamente me alejé ya que el año pasado me había golpeado y dejado el ojo morado.

Abrió los ojos casi de inmediato y al verme se dio una palmada en la frente, negó con la cabeza y después sonrió.

—Dime que no son las 5 de la mañana como el año pasado —dijo y lanzó un suspiro.

—No, son las 6.

—¿Por qué eres tan malo? —preguntó sentándose en la cama—. ¿No has escuchado la frase que dice “Si amas a alguien déjalo dormir”?

Solté una carcajada pero enseguida me callé ya que sus padres podían escucharme y sacarme a patadas de su habitación.

Alix salió de la cama y caminó hacia un lado de su habitación en donde había un pequeño refrigerador —sí, ella tenía un refrigerador en su habitación ya que le gustaba comer— de ahí sacó un pequeño pastel y caminó hacia mí.

—Feliz cumpleaños a ti —dijo sonriéndome.

Era genial cumplir años el mismo día que mi mejor amiga y poder celebrarlo junto a ella, era como si fuésemos hermanitos gemelos que celebraban juntos su cumpleaños, claro que nosotros no lo éramos, ni siquiera éramos familiares y teníamos diferentes edades. Yo 18 y ella 15.

Comimos los pasteles en su habitación pero después de una hora me tuve que ir a mi casa ya que mis padres también tenían la costumbre de “despertarme” para sorprenderme.

En la tarde como era costumbre, nuestros padres nos hicieron una pequeña fiesta, estaban nuestros amigos más cercanos, también fueron mis abuelos y mis primos, también estaba la familia de Alix. Se suponía que esa era una pre-fiesta porque siempre nos dejaban hacer una fiesta por nuestra propia cuenta pero ese año Alix y yo pedimos otra  cosa a cambio.

Abril llegó junto con Cesar y Carlos, como era de costumbre Cam estuvo casi todo el día con Cesar, Carlos secuestró a Alix y le estaba enseñando trucos de “magia” que según había aprendido en España. Abril y yo estuvimos un poco separados del resto por lo que pude notar como se esforzaba por sonreírme.

Más tarde Abril y yo caminamos hasta llegar al patio trasero, sostenía mi mano fuertemente y ya sabía lo que iba a decir mucho antes de ver su rostro. Nos sentamos en una de las bancas de madera que había construido junto a papá y soltó mi mano.

—Hay algo que tengo que decirte —habló.

—Lo sé —dije viendo al frente—. Te conozco, por algo somos novios ¿no? —no la estaba viendo pero sabía que acababa de asentir—. Sé que cuando quieres hablar de algo serio evitas verme a la cara y tomas mi mano muy fuerte. Te conozco.

—Lamento que sea hoy —dijo con voz entrecortada—. Mañana en la mañana me iré. Sé que dije que me iría hasta la segunda semana de Julio pero siento que si me espero más tiempo no podré irme —suspiró intentando no llorar—. Te quiero pedir un gran favor.

—El que sea —dije aun con mí vista hacia el frente.

—Mañana… por favor no me vayas a despedir —volteé inmediatamente pero ella ya había escondido su rostro en mi brazo—. Si vas estoy segura que no podré irme…

—Está bien. Pero por favor no llores.

—Lo siento.

—Tampoco te disculpes

Rió.

—Te quiero, Ethan. Muchas gracias por todo.

Levantó su vista hacia mí, tenía los ojos brillosos por las lágrimas y sus mejillas húmedas pero me estaba sonriendo y aunque me dolía me hacía feliz.

Besé sus labios y después junté mi frente con la suya.

—Muchas gracias —le dije.

Esa noche me despedí de ella.

Después llamó a Alix y ambas hablaron en privado, las vi a lo lejos, mi amiga asentía conforme ella hablaba, poco después la abrazó y ocultó su rostro en Abril. Nunca me imaginé que ella lloraría por la partida de… mi ex–novia.

Mientras mis amigos y familia reían en la fiesta que era para mí y Alix, subí al techo y me recosté para ver el cielo nocturno, había unas cuantas estrellas pero en general estaba casi negro. Suspiré y me cubrí los ojos con mi brazo izquierdo, ahí podía llorar sin que nadie me viera.

Escuché unos pasos pero no me moví, ya sabía que era Alix. Sin decir nada se acostó a mi lado derecho, entrelazó nuestras manos y nos quedamos ahí juntos en un silencio que sólo nosotros entendíamos.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Volví con el segundo capítulo, espero que les haya gustado.

Apartir del próximo capítulo empezará "lo bueno" según yo xD

Espero que hayan entendido porqué se llama el capítulo así.

Hubo unas dudas en el capítulo anterior y las respondré aquí.

Ethan y Alix no van en el mismo año de preparatoria.

Él tiene 17-18 y ella 14-15.

Si tienen dudas con este capítulo no duden en decirmelas, con gusto les respondo.

¡Saludos!

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