Los elfos de Santa (especial navideño)
La decoración de navidad comienza a tomarse las calles de la ciudad: árboles de navidad, guirnaldas, bastones de caramelo, coronas y un montón de luces que alumbran los diferentes caminos y edificios. Es una linda época. Aunque debo pasar la mayor parte del tiempo solo, el veinticuatro de diciembre viajo a casa de mis padres para celebrar las fiestas y me quedo en ese lugar hasta el siete de enero, justo para retomar labores.
Con la llegada de las festividades, un juego fue lanzado al mercado para conmemorar las fechas y, con el mismo, los creadores esperan que sea jugado el resto del año para mantener vivo el ambiente festivo y no olvidar lo grandiosa que es la navidad. Un juego denominado: los elfos de Santa.
El juego consistía en crear un avatar de aspecto élfico y con él fabricar los regalos según una serie de indicaciones, para luego dejarlos listos en el trineo de Santa Claus; también, podías hornear galletas, preparar chocolate caliente, decorar diferentes lugares, entre otras tareas. Desde su lanzamiento, llegó a ser un juego bastante popular; prueba de ello, era la publicidad que se encontraba en las calles y en los diferentes comerciales que salían en televisión.
Toda mi vida fui fanático de los videojuegos y también de diferentes consolas; ahora con los teléfonos móviles, la demanda se hace más grande y las opciones que existen son muchas. Con todo ello, no pude evitar descargar el popular juego y descubrir que en realidad era bastante divertido, podías ser un elfo de Santa, al menos, de forma virtual. También, se podía asignar un nombre al elfo, al mío decidí llamarlo "Max", este era diferente al nombre de usuario que, por la cantidad de descargas, debías poner un mote que incluyera números y mayúsculas. Para hacer más dinámico el juego, hacías caminar al elfo hasta la oficina de correos y solo ahí podías enviar las postales.
Otra de las particularidades que tenía el juego, era la posibilidad de enviarle a otros usuarios postales con mensajes cortos como de un telegrama se tratara, y eso hacía la experiencia más divertida; sin embargo, no sabía si alguno de mis amigos o conocidos lo había descargado.
* * *
Cuando salí del elevador vi un rostro familiar. Un rostro que no veía desde hacía un par de años y, a pesar de tanto tiempo, no había cambiado mucho; seguía siendo el mismo chico que había visto en los primeros semestres de la universidad. Había dos posibilidades: que viviera en el mismo edificio o que estuviese de visita. Tendría que investigar, aunque en ese preciso instante no era el momento apropiado.
Abandoné el edificio cuando él estaba en recepción hablando con la chica que estaba tras aquel recibidor, justo a tiempo para no ser descubierto espiando. También, había una posibilidad de que hubiese sido mi imaginación, pero un rostro como el de él, no se olvida tan fácil.
Estudiar en las tardes era algo que no disfrutaba del todo, sentía que las clases eran más largas y aburridas. Lastimosamente esas eran las consecuencias de haber inscrito materias a última hora, ya no podía lamentarme, solo acostumbrarme a esa jornada. La buena noticia era que solo quedaba una semana de estudio y era la terrorífica semana de exámenes. Sumado a eso, a lo largo del semestre, no veía ningún rostro familiar y prefería llevar un perfil bajo.
Por ser semana de exámenes, la única forma de relajarme y mantener la cordura era leer y, de vez en cuando, jugar a los elfos de Santa.
Una tarde recibí una postal: tenía unas rayas verdes y rojas en el borde y un mensaje en la mitad que decía: ¿sabes cómo fabricar una muñeca?, y lo firmaba JoJo0414.
La pregunta me sorprendió un poco, pero pude intuir que se trataba de alguien que comenzaba a jugar, lo difícil de fabricar la primera muñeca que pedía el juego es que te ponía acertijos para encontrar los materiales y los acertijos no eran fáciles, afortunadamente ya había pasado por ese nivel.
Decidí ayudar a aquel usuario y le respondí: bosque, almacén de telas y papelería.
Al día siguiente recibí su respuesta: «gracias». Ese primer intercambio de postales, fue el detonante para que JoJo0414 y yo, creáramos una especie de amistad, a pesar de que solo sabía que su ubicación era la misma ciudad; pero la ciudad era enorme, podía ser cualquier persona.
En la noche, me topé en el ascensor con la cara conocida de hacía unos días. Mantenía en sus manos su teléfono y por las imágenes pude deducir que estaba jugando. Apretó el botón cinco, luego de que yo apretara el siete.
—Buenas noches —pronuncié de forma servicial, después de todo, la cordialidad hace al caballero.
—Buenas noches —contestó mientras volteaba a verme y luego regresó su mirada al frente—. Espera, ¿eres Max? Max, el de la exposición.
Su voz estaba llena de emoción y eso me confirmó que, después de todo, no había sido mi imaginación. Me recordaba.
—Sí, Joel —respondí—. Soy yo, vivo en el 703.
Recordaba que en primer semestre tuvimos que hacer una exposición con otros chicos y él había llegado tarde, tuvo suerte por ser el último y decir su parte de forma elocuente y ordenada, con ello descubrí que, a pesar de ser un poco descuidado, era un tipo amable y gracioso, y que podía ser responsable si se lo proponía.
—Eso lo explica todo —dijo con una sonrisa—. Yo estoy en el 501, de razón no nos hemos topado; qué curioso ¿no?, primero somos compañeros de clase y ahora vivimos en el mismo edificio.
—Sí, por cierto, no te volví a ver ni en la mañana ni en la noche.
—Cambie de carrera —respondió, aunque no le hubiese hecho la pregunta—, ahora estoy estudiando para formarme como chef y me encanta.
Eso explicaba porque no lo volví a ver en la universidad; aunque ahora estábamos viviendo en el mismo edificio.
—Nos vemos luego —expresó y salió del ascensor cuando se detuvo en el quinto piso.
No me dejó replicar, pero me alegraba saber que al final había encontrado su verdadera vocación.
Cuando llegué a casa, estudié un poco y luego decidí jugar los elfos de Santa para encontrar un nuevo mensaje de Jojo0414, en el mismo pedía ayuda para reparar el trineo, aún no llegaba a ese nivel y tuve que responderle que no sabía.
Sin embargo, eso no fue impedimento para seguir intercambiando postales, se dejó de lado lo de "pedir favores" para luego compartir temas diferentes temas como el ¿Qué prefieres?, así descubrimos que teníamos varios gustos en común. Aunque nuestros horarios no coincidían, seguíamos en comunicación y eso hacía que el juego fuera más divertido.
También, veía a Joel de vez en cuando, ya sea de entrada o de salida, nuestros encuentros hacían rememorar aquel corto semestre que compartimos, pero que fue bastante emblemático y lleno de recuerdos. De alguna forma logramos crear un vínculo que antes no pudimos hacer en aquellos días en que estudiábamos juntos y, aunque solo charlábamos en el ascensor, era divertido y para mí no presentaba mayor problema.
El fin de los exámenes y del semestre, en sí, había llegado; nuevamente en la noche, entré al juego e hice algo que jamás me propuse a hacer: invitar a aquel jugador a cenar y, para mi sorpresa, él aceptó. Habíamos quedado en un restaurante en el centro de la ciudad que era bastante concurrido y, aunque no estaba muy familiarizado con el rollo de las citas a ciegas, traté de mantener la calma. Si algo llegaba a suceder, les había avisado a varias personas sobre mi paradero.
* * *
Como era de esperarse, el restaurante estaba abarrotado y tuve que esperar un par de minutos para reservar un espacio; afortunadamente había llegado con tiempo de sobra.
Unos minutos más tarde, la cita a ciegas había llegado; se había descrito como un hombre alto y joven de cabello castaño claro y tupido, de rostro alargado, labios finos y ojos negros. Y ahí estaba, aproximándose a la mesa con pasos gráciles.
Para mi gran sorpresa, JoJo0414 era el mismísimo Joel, debía intuirlo, el JoJo era por Joel Jones.
—Así que tú eres Massimo22 —pronunció él mientras se ubicaba en la mesa—. No lo esperaba.
—Sí —contesté acariciando mi cabeza con una mano—. No me imaginé que te gustaran los videojuegos.
—Difícil de creer, lo sé —contestó alzando las cejas—, pero me relaja bastante después de un día tan agotador.
—A mí también, sobre todo en esta época de exámenes.
Antes de que pudiese replicar, un camarero llegó a tomar la orden, nos entregó el menú y nos indicó que volvería en unos minutos.
Veía como Joel inspeccionaba el menú y me preguntó qué deseaba comer, a lo que le respondí que él ya debería saberlo; al fin y al cabo, habíamos descubierto nuestros gustos a través de aquel juego navideño. Ante aquel comentario no puedo evitar reír, y luego hizo sugerencias para que eligiera un platillo.
¿Quién lo diría? Estaba cenando con un viejo compañero de universidad y con quien (por cosas del destino) vivía en el mismo edificio que yo, sin siquiera saberlo. Tal vez era la magia de la navidad o, simplemente, la magia de los elfos de Santa.
Esta historia se me ocurrió por un sueño que tuve hace unos meses. Había soñado que descubría que un amigo de la universidad vivía en el mismo edificio que yo (aunque no vivo en un edificio) y que también descubría que él jugaba un juego relacionado con la navidad, los detalles menores se me fueron ocurriendo mientras releía lo que había anotado del sueño (porque cuando sueño siempre tiendo a anotarlo) y así surgió esta historia.
Espero haya sido de tu agrado.
🎄🎅🏻 ¡Feliz Navidad! 🎅🏻🎄
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