Cap. 4
La tarde estaba por caer, todas las chicas estaban vueltas locas en su habitación por una fiesta que daría los chicos de la fraternidad de junto. Sinceramente me moría de ganas por ir pero con el incidente de la mañana debía guardar reposo por lo menos esta noche, además me faltaban cuatro años y seguramente no sería la última fiesta en este lugar. Así que coloque mi pijama, puse en mi celular la canción " yellow" de Coldplay y agarre un lápiz para poder escribir esas frases que tanto me gustaban,
ese pasatiempo no te traerá nada bueno
Me dijo Irish pero que importa todos tenemos alguna locura en nuestra vida y bueno la mía es esta.
- Yellow- cante y la puerta de mi habitación sonó
Gire asustada y rápidamente apague la luz. Algo dentro de mi me decía que era Samuel el que aparecería así que despacio subí a la cama y cerré los ojos como sí estuviera dormida. Los pasos fueron lentos y bajos acercándose hasta mi cama, mi cuerpo temblaba en mi interior y mi sangre bombeaba con más velocidad.
- Quien eres?- susurro con una voz tan tranquila que mi sangre y todo lo demás se tranquilizó inmediatamente - porque apareces en mi mente? Porque se tu nombre y porque necesito estar cerca de ti
Su mano rozó mi rostro colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja, su tacto era tan sutil y suave que casi me duermo pero no fue así. Semi abrí uno de mis ojos y la luz de la luna entraba con gran efusión por la ventana dejando ver su perfecto rostro y sus penetrantes ojos cafés que con la luz se veían tan claros como ella misma
- Dios- grite fingiendo asombro que el estaba ahí - que se supone que haces aquí?
-yo no- dijo casi tartamudeando
-no pretenderás quedarte otra vez en esta habitación- gemí levantandome y prendí mi lámpara
- Y porque no? Acaso tienes miedo que pueda hacerte algo- se tiró a reír - dudo que se me ocurra algo si lo primero que veo es esa pijama de nubes por todos lados
Mi rostro se enrojeció de coraje y empuñe las manos
- Mi pijama no es asuntó tuyo
De pronto su sonrisa se desvaneció y sus rodillas fueron a dar al piso con gran rapidez
- Otra vez- gimió con dolor agarrándose con fuerza la cabeza - no, cielos
- deja de jugar con eso créeme que no es gracioso- reprendí con un poco de incertidumbre
Pero Samuel siguió gritando con más fuerza que me hizo correr hacia el, aunque sin ninguna buena acción en la cabeza que pudiera ayudar en ese momento
- Que te pasa? Iré por la enfermera o por alguien más- solté entre dientes
- Dios Elena, bastaaaaaaaaaa- grito con más fuerza que antes
- Samuel- grite y sostuve su mano
En ese momento mis ojos se abrieron en gran expansión y con más asombro que nunca. Frente a nosotros apareció una serie de personas, momentos y una guerra muy particular.
Una de esas personas era Samuel con grandes alas blancas y ropa del mismo color, gritaba con furia pero no lograba escuchar lo que decía. Otra persona se acercó a el pero sus alas eran rojas como el fuego y brazas caían cada vez que aleteaba, sacó una espada al igual que Samuel y una fuerte pelea se desato con más coraje que cualquiera había visto. Samuel logró derrotarlo pero al darle la espalda aquel hombre se levantó y con su espada atravesó el corazón de una chica
- Elena- grito Samuel
En ese momento el quito su mano de la mía y todo aquel espectáculo desapareció como por arte de magia. Me quede pasmada en aquel piso de mi habitación, no lograba asimilar todo lo que había visto. Sólo sabía que esa chica era yo, su rostro, su cuerpo y hasta su nombre era como el mío. Dios si era yo, Elena. Que esta pasando? Porque y como es que Samuel podía hacer esto. Mi corazón comenzó agitarse con intensidad, mi respiración otra vez fallaba y la sangre dejaba de circular
- Que te pasa?- pregunto levantándose hacia mi
- Es mi corazón, me falta el aire necesito mis pastillas- solloce
- Tranquila- susurro y me levantó con suavidad
Comenzamos a caminar de un lado a otro de la habitación, tome mis pastillas y mi ritmo cardíaco comenzó a normalizarse. Podía sentir más tranquilidad y me senté en mi cama
- Que fue todo esto?- pregunte - Quien eres tu y porque me conoces
- No lo se
- No lo sabes? Porque dices eso
- No recuerdo nada
- Recordar, Dios Samuel explicate por favor porque cada vez me confundes más
- no creo que sea buen momento para hablar de eso
- Porque no?
- Lo que te acaba de pasar no es un buen motivo- replico
- No y te pido que me expliques todo esto por favor. No entiendo porque aparezco en lo que sea que halla visto
- Ahora no eh dicho- dijo con voz fuerte
- y yo te digo porque?
- Por que... Por que no quiero que nada malo te pase- un silencio sucumbió la habitación y no podía dejar de verlo con mis ojos más abiertos que dos platos grandes
De pronto era un tipo desconocido con algún mal humor descontrolado y ahora se estaba preocupando por mi como si me conociera de toda una vida. Esto estaba de locos
- Prometo que te explicare lo que pueda mañana entiendes- asentí con resignación - Ahora creo que debes descansar
Se levantó y camino hacia la cama donde había dormido la otra noche
- Piensas quedarte aquí?
- Eh dicho que no quiero que nada malo te pase y deja de preguntar tanto- exclamo sin darme la cara
Suspire y volví a cubrirme con mi delgada sábana decorada con pequeños snoopys. Pensaba en todo lo que había pasado, sinceramente había sido un día muy difícil y extraño; Samuel como mi maestro, esa chica odiando me sin motivo y esa pequeña película de una vida que nunca recuerdo haber visto antes. Mi vida había pasado de normal, típica, extraña a fantasiosa y paranormal.
- ¿mama eres tu?- cuestione a una sombra que se encontraba junto a la ventana de mi casa
- Lena pequeña debes irte
- Mama, ¿que esta pasando?
Samuel luchaba contra la sombra de la ventana y de pronto un dolor en el lado izquierdo de mi pecho que al sostenerlo con mi mano pude darme cuenta que era sangre, mi sangre
¡¡Elenaaaaaaaa!!!
- Lena, Lena- dijo Mille la chica que había conocido en el fútbol
- ¿que?- cuestione perdida
- creo que no dormiste bien ayer
- ¿por que lo dices?
- Esas ojeras no se formaron solas- señalo
Llevaba casi dos noches sin poder dormir, esos sueños eran tan raros y caóticos que casi siempre despertaba en la madrugada con la frente sudando.
- Muy bien daremos inicio a nuestra clase de escritura- señalo el profesor Miller
- Trata de no dormir- susurro Mille
Las clases pasaron más lentas de lo que alguna vez pensé, escribía un sin fin de cosas en mi cuaderno pero no comprendía nada. Mi mente estaba perdida en lo que había pasado ayer en la noche o mejor dicho, ¿Que había pasado? No estaba segura de nada sólo sabía que Samuel guardaba un segrego muy grande que había desatado toda esa cadena de sueños en mi y debía averiguar que era antes de volverme loca
- ¿Que harás más tarde?- pregunto Mille camino a nuestras habitaciones
- Tengo que estudiar- respondí sin dejar de ver la hora
- ¿y más tarde? O si gustas podemos estudiar juntas
- ¿llevamos clases juntas?- pregunte despistada
- 7 de 8- respondió acomodando se sus anteojos
- Lo siento Mille ayer después del entrenamiento me quede un poco desorientada-mentí
- ¿ en serio? No lo había notado- sonrió
- Que te parece si almorzamos juntas- invite para no parecer malagradecida, además debía socializar y dejar de pensar en lo que había pasado
- Esta bien, te veré más tarde en el corredor
Nos despedimos y me fui rápidamente hasta mi habitación- que por cierto era de las últimas- pero antes de llegar había un arco que daba hasta un patio que por como estaba no era muy visitado que digamos. Me detuve justo en la mitad y gire hacia una de las bancas, ahí estaba Samuel.
Regrese y fui directo hacia el, me detuve a unos pasos de llegar
- Pensé que jamás vendrías - mascullo son levantar la mirada y girar
- Las clases son muy lentas- replique
Me acerque hasta donde estaba y me senté en la misma banca pero a centímetros de el.
Samuel sostenía un libro en las manos, su playera era negra al igual que su chamarra de cuero, se veía muy bien debo aceptar
- Entonces vas a explicarme lo que paso ayer- solté con nerviosísimo
- No puedo explicarte algo que no entiendo- replico volteando la página a su libro
- ¿No entiendes? Es lo único que dirás por dios Samuel tu estabas ahí y viste lo que yo- grite molesta
- Te eh dicho que no entiendo
- Pero debes de saber algo, porque me conoces o como es que sucede eso al tocarte
El siguió serio y dando vuelta a la página de su libro. Su mirada estaba clavada en esas letras y yo estaba molesta con su actitud
- Creo que fue una tontería venir- suspire resignada y me levanté de esa banca
Camine hacia la salida de aquel arco cuando Samuel me detuvo con una frase que me dejo más perdida de lo que ya estaba
- Perdí la memoria, no recuerdo nada - susurro
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Les dejo un capítulo más, gracias a las y los que me leen y también por sus comentarios créanme que me motivan a seguro escribiendo.
Los amoooo un besote!!
@julieta_meza
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