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Revelaciones y peligros

Han pasado diez días desde que su padre había sido llevado al hospital. Su condición, aunque, delicada, ya había pasado la etapa de peligro. Aún no había recobrado el habla, pero podía comunicarse por señas y estaba consciente.

Lena estaba cada vez más esperanzada en que pronto volvería a casa. Seguíamos sin saber que le llevó a ese estado y todo apuntaba a que fue al azar. Sus hijos y esposas se turnaban en cuidar de él, mientras que los empleados del rancho apoyaban manteniéndolo funcional.

En la fábrica, la situación seguía siendo crítica, trabajamos veinte horas todos los días. Lena estaba con señales de agotamiento, pero no había poder humano que la haga quedarse en casa cuando tocaba jornada continua.

El día de hoy me dirijo a la capital, necesitábamos materia prima para poder cumplir con parte de lo contratado. Callaghan había sido tajante en decir que el contrato tendría validez si le entregábamos lo acordado. Ni un metro más o uno menos.

Decidimos el mejor método para viajar era en auto. Más rápido, ágil y práctico para moverme en la capital. Sin mencionar que, al acabar, me devolvería sin importar la hora o depender de un cupo en bus o avión.

—¿Estás segura de que no quieres venir? —le pregunto lanzando el maletín y cerrando el baúl —puedo esperar un par de horas, papá y mamá se ofrecieron a quedarse al frente.

—Faltan manos aquí Travis, no me necesitas en la capital tanto como en la fábrica. —me reprocha —Ya lo hemos hablado.

Detesto la idea de dejarla sola con Augusto, siendo su sombra. Me he visto dudando de las buenas intenciones de ella al querer quedarse. Puede que quiera estar sola y sin mi compañía para poder hablar con su ex, conmigo le resulta difícil cualquier acercamiento.

Su madre lo ve como un mejor pretendiente para su hija, me lo había dicho de frente. Alguien como yo no estaría a la altura de Magdalena, carecía de ambiciones y era algo "Simple en gustos".

Las atenciones de Taylor con la familia seguían, junto Alice Mallory. Es esa amistad la que me ha hecho mantenerme al margen de las idas al hospital. Aunque, mis hermanos me mantienen al día sobre el estado de Malcolm y la cercanía de Augusto con su ex suegra.

—Te extrañaré —dice lanzándose a mis brazos y la aprieto contra mí.

—Yo también. Puedo hacer todo en un día, no sería un atraso —sugiero y sonríe fuerte.

—Ni se te ocurra correr por esa carretera —me advierte —Si ambos vamos perderemos todo el esfuerzo de estos días.

En mi interior crece ese sentimiento que suele asociarse a peligro, junto con la insistencia de llevarla a ella. Al sentarme frente al volante, me embarga la duda si debo ir o solo. Es posible llamar y hacer el pedido digital. Eso nos daría el riesgo que nos envíen mercancía de poca calidad.

—¿Te sientes bien? —asoma la cabeza del lado del copiloto preocupada. —espera un momento, iré contigo...

Se aleja apresurada al interior de la casa y la llamo.

—Len ...no es necesario —le calmo y muerde su mejilla interna nerviosa —solo estaba pensando si hago escalas o no —le miento y eso parece calmarle.

—Es mejor descansar —aconseja —la reunión es a las tres de la tarde, tienes tiempo de sobra.

Ella tiene razón, son casi ocho horas de viaje sin detenerme en ningún lugar. La mejor decisión es esa y lo que siento es solo producto de la paranoia por dejarla a merced de ese hombre.

—Te amo —suelta en voz alta, sonriéndome.

Alzo la mano como despedida y la última imagen, por mi retrovisor, es de ella agitando sus manos en mitad de la vía.

****

El viaje fue molesto, agotador y con temperaturas de hasta en los 40°. La música del estéreo me impidió dormirme y aligeró el viaje. Cada hora recibía un mensaje de Lena pidiendo enviar ubicación, dando los pormenores de los avances y el mensaje.

"¡Si se puede!"

Llegué al medio día, con la espalda adolorida y el trasero dormido. Me quedé en el hotel de siempre y descansé un poco. La reunión era a las tres y si obtenía todo con ellos me devolvería una vez enviara lo comprado.

Y tuve éxito.

Salgo de la cita con el proveedor con la sonrisa en mis labios. Envío un mensaje a casa y a Lena indicando que encontré todo. Logramos un acuerdo de pago y precios accesibles, ellos mismos me ayudaron a enviar la carga.

Cuatro de la tarde y ya estaba desocupado, listo para partir. Solo necesitaba almorzar, a más tardar a la una de mañana estaba llegando a casa.

—No viajarás de noche Travis, la oscuridad no es buena compañía para un conductor —me alerta papá —descansa y si deseas mañana sales de madrugada, estarás aquí antes de medio día.

—No deseo dormir en la capital —le insisto —el pueblo más cercano está a cinco horas...

—Retira esos pensamientos pesimistas —me reta — Si tu temor es Lena, estará con nosotros, tu madre no quiso que durmiera sola.

Me relajé al saber aquello, mi sentido común creía que mi miedo era porque algo le sucediera. Sea a manos de Augusto o de cualquiera otra persona o evento.

—Está bien papá, seguiré tus consejos.

—Más te vale muchacho.

Me despido de él al encontrar un pequeño restaurante cerca del hotel. Estoy por entrar cuando unas manos se apoyan en mi hombro. Al dar media vuelta me quedo en silencio viendo a la mujer. Desde nuestro supuesto compromiso fallido no la había vuelto a ver.

—Travis.

Juliet sonríe tímida y mira a todos lados con curiosidad, vestida en traje costoso, joyería fina, maquillaje y un fino bolso que cuelga en su brazo. Ella al igual que las demás me dejaron por alguien con más comodidad o los Taylor le pagan lo suficiente para vivir bien.

—Te vi desde lejos, supe que era el mensaje que esperaba—dice bastante apenada.

—¿Qué haces aquí? —investigo alejándome con discreción —creí que trabajabas con los Taylor.

Aprieta el bolso con fuerza al decirme que es sobre ellos que desea hablarme. Desde hace un par de días renunció y necesita darme los motivos.

—No es necesario...

—Se trata de tu prometida y su padre —me interrumpe y mira a todos lados. —¿Podemos buscar un lugar más privado? Me siento expuesta.

Señaló el restaurante al que pretendía entrar antes de su inesperada aparición. Me hago a un lado dándole paso a que avance y marco distancia. La Juliet que conozco es incapaz de cualquier tipo de ardid para dañarme. Aunque, nunca se llega a conocer a las personas.

Una vez buscamos un buen lugar, el mesero nos entrega la carta. Sonríe divertida viendo la hora, es demasiado tarde para un almuerzo y muy pronto para la comida.

—Estoy solo con el desayuno —me excuso —porque Lena me obligó a comer.

No se ve molesta por haberla nombrado y solo sonríe. Se nota relajada y tranquila, no hay una muestra de interés en mí y eso lejos de dolerme me alivia. Es la misma Juliet de siempre, sigue siendo hermosa, puede que incluso más, pero no hay nada en mi corazón para ella.

—Un vino tinto por favor —le dice al mesero negando la carta.

Guarda silencio mientras hago mi pedido. Sigue existiendo ese sentimiento de cariño por ella, no hay rencor en mi corazón. No me es posible odiar a quien amé tanto. Además, he entendido que, salvo la vergüenza al rechazarme, nunca me hizo daño.

Juliet no estaba preparada para casarse, tanto como yo, y eso no la convertía en mala mujer. Todo lo demás que pueda decirse sobre no querer casarse, no tiene sentido y no me interesa escucharlo.

—Debí acabar nuestra relación, antes llegará tan lejos. —inicia y calla cuando el mesero le entrega la copa —Solo qué mamá insistía eras un buen partido y yo me sentía atrapa con tantos cuidados. No quería lastimarte. — Empieza a decir sin verme, sus ojos están fijos en la copa de vino que le han entregado.

—Esto en realidad no es necesario... te lo aseguro. —apoyo una mano en la suya y le calmo —¿Eres feliz? —afirma en silencio y me encojo de hombros —yo también y es todo lo que debemos rescatar.

—Mereces saber toda la verdad —insiste —por favor, déjame decírtela.

Me preparo para escuchar la típica excusa. "No eres tú, sino yo. Llegué, te vi comprometido, se enojó y dio cuenta de que había cometido un error." Pueda que sea esta otra muy escuchada por mí "Soy una mujer de ambiciones, siento que merezco algo mejor y tú no lo eres".

No obstante, la historia que salió después me sorprendió e hizo guardar silencio.

Taylor la contactó por llamada al saber que estaba desempleada y en búsqueda de empleo. En un inicio le dijo que podían aliarse para separar a su prometido de su esposa. Se negó, al decirle que no estaba interesada en mí.

—Te señaló que como el culpable de su separación y llegó a asegurar que me fuiste infiel —niega sonriente y sigo en silencio —Jamás serias capaz de avergonzar a tus padres, si de algo estoy segura es que tú me amaste. La que falló fui yo.

—Si es así ¿Por qué buscaste a mis hermanos?

—Mamá le recibió dinero y él exigía que cumpliéramos nuestra parte del plan. Intenté persuadir a mamá para que lo devolviera, pero le hizo varios arreglos a la casa y pagó deudas.

Su mano tiembla ligeramente y deja la copa en la mesa, su madre había hecho una parte del trabajo. Solo se requería de ella que lo confirmara y así lo hizo. Fue tajante en advertirle que no acosaría a Lena o a mí, tampoco haría algo para dañarme.

—Por eso no me viste rondarte —confiesa —cuando supe lo del señor Mallory supe que era hora de actuar. Dilate las cosas y busqué la manera de pagar ese dinero.

—¿Tanto es? —afirma mordiendo su labio inferior. —¿Lo conseguiste?

De otra forma, no se entiende como logró renunciar y verse llena de lujos. El día de ayer las cuentas de los Taylor recibieron el dinero completo con los intereses que pudieron generar en el mes que estuvo en sus manos.

El mesero deja el primer plato en la mesa, Juliet guarda silencio permitiéndome degustar mi comida. Hasta el momento no me ha dicho algo que me sorprenda y tiene sentido con todo lo acontecido.

—Me dijiste que Malcolm Mallory tiene que ver —le recuerdo cortando un trozo de filete —no veo como lo que has dicho le afecte, más allá de que Lena es su hija...

—Recibió una llamada minutos antes de ese infarto. Tuvo una acalorada discusión con Octavio Taylor, quien lo amenazó con quitarle el rancho Mallory —trago el trozo de filete sin masticar y suelto los cubiertos. —asegura que puede demostrar que el rancho pasó a manos de Patrick estando ella casada.

—¿Conoces los detalles de lo que Augusto le hizo firmar a Malcolm?

—No con claridad, pero sí que nunca fue consciente de lo que firmaba hasta ese día —señala.

—Todo este tiempo me has hablado de Taylor —empiezo a decir soltando el nudo de mi corbata —¿Quién te contrató Juliet?

—Octavio e Ivonne Taylor... ellos fueron a casa con mi madre y le dieron ese dinero. Según como regalo de bodas... nuestra boda —aclara señalándonos a ambos.

—¿Augusto lo sabe? —Juliet guarda silencio antes de responder.

Magdalena

—Es no puede ser tan irresponsable —se queja la señora Tabata y yo muerdo mis uñas.

Cruza la sala de un lado a otro, con sus manos atrás de su espalda, hombros caídos y semblante asustado. Ha hecho ese viaje varias decenas de veces. Antes de ir a la casa y luego de salir de la fábrica, decidió acompañarme a ver el estado de salud de papá.

Ambas convencidas que Travis estaba en el hotel durmiendo y esperando la mañana para regresar. La sorpresa que recibimos fue un mensaje de su parte, diciendo que había decidido viajar en la noche.

Y como era su costumbre, su móvil se apagó antes que yo pudiera rogarle que no lo hiciera. Lo último que dijo es que sabía que había causado el infarto a papá y que me alejara de los Taylor.

—Es increíble que insista en que corres peligro con ese hombre —sigue —ni siquiera lo miras y mira que te he vigilado todo el tiempo—alza las manos al cielo y sonrío —es él quien no te quita la vista de encima y el pobre me recuerda a un perro regañado.

—No se deje llevar por ese rostro...

—¡Si lo sabré yo! —rueda los ojos y sonrío.

No le hemos dicho al señor Graham la Azaña de su hijo, quien se ha dormido hace más de cuatro horas. Nos cree en el estudio haciendo la ruta de la próxima semana en la fábrica. Su madre ha decidido que al llegar reciba la sorpresa, la furia de su esposo será más fuerte si se entera de esa forma.

—Debería ir a dormir, Travis debe estar por llegar —sugiero —cuando lo haga le llama...—el timbre suena y la señora salta dando media vuelta.

Le sigo a pocos pasos, ambas reímos cuando el timbre vuelve a sonar y la voz del señor Graham retumba molesta en el segundo piso, cuando suena la segunda vez.

—¿Quién se atreve a llamar de esa forma a la una de la mañana?

—¿Quién más? ¡Tu hijo! —susurra alzando los brazos y moviéndolos al aire antes de abrir.

La sonrisa se nos va del rostro al ver a los dos oficiales detrás de la puerta. Ambos se retiran la boina y nos ven a cada una con rostros de pesar. Detrás de nosotros el señor Graham sigue vociferando sobre lo inoportuna que es una visita a esa hora.

—¿El señor y la señora Odam? —pregunta...

—Soy Tabata Odam...

—Lamento mucho tener que darles esta noticia señora—siguen diciendo, viéndonos a los tres con rostro neutral, al tiempo que nosotros parecemos sacados de una fotografía antigua —el señor Travis Odam ha sufrido un accidente, su auto perdió frenos y calló al puente...

Cierro los ojos y apoyo la cabeza en la puerta al escucharle decir "Lo sentimos mucho."

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