Capitulo 05
—Ten.
Jimin levanto la mirada y observó el vaso que Jin le tendía.
—Es un poco de té. Necesitas relajarte un poco.
—Gracias.
Sonrió y tomo el vaso. Bebió un poco del líquido caliente y suspiro. Jin se sentó a su lado y carraspeó, llamando la atención de Jimin.
—Se que no es el momento para hablar de esto, pero... –suspiro– ¿que pasará ahora?.
—¿Que pasará? –miro su vaso y pensó unos segundos–, sinceramente aún no lo sé. Estoy en un dilema –suspiro–, YoonGi ahora mismo se encuentra entre la vida y la muerte. Y si lo veo desde ese punto de vista, él aún es mi esposo y...
—Pero Jimin...
—No creo...
—Escuchame. Entiendo, ahora mismo te debes de sentir culpable y piensas que tú deber como esposo es el de cuidarlo.
—Si –asintio–.
—Pero recuerda porque te fuiste –tomo la barbilla de Jimin y giro su rostro a él–, se que sonara cruel. Pero él se merece esto y más.
—Jin...–quiso regañar a Jin por lo cruel de aquellas últimas palabras–.
—No. Ya basta, piensa con la cabeza fría. Él puede contratar una enfermara o algo. Pero tú no...
Un par hombres pasaron corriendo delante suyo. Aquello alertó a Jimin y termino con la conversación que Jin le daba. Jimin se puso de pie y detuvo a uno de los enfermeros.
—¿Que sucede?.
—YoonGi está sufriendo un paro cardíaco y al parecer tiene muchos huesos rotos, los cuales fracturaron algunos órganos. El doctor Jung nos llamó.
—E-esta bien. Puedes irte.
Jimin se cubrió la boca con su mano libre y lloro. A pesar de todo, YoonGi era su marido, no le deseaba la muerte.
—Tranquilo, él estará bien.
Jin le quitó el vaso de la mano y lo abrazo. Jimin se hecho a llorar en sus brazos, desconsolado.
Pasaron las horas y Jimin no dejaba de pensar en que pasaba dentro de aquel quirófano. Después de ver al par de enfermeros, no vio a nadie más. Tenía tantas ganas de entrar, pero sabía que si lo hacía interrumpiria la cirugía y él no quería eso. Su cabeza había empezado a dolor hace unos segundos y su boca se encontraba seca, no se había movido de aquel lugar en ningún segundo.
Por el contrario, Jin decidió llamar a su esposo y comentarle del accidente.
Ya eran aproximadamente las siete de la mañana y la cirugía llegó a su fin. Un cansado Hoseok salió de la sala de urgencias, con una sonrisa en los labios.
—¿Co-como está?.
Esas fueron las primeras palabras de Jimin. Hoseok se acercó a su cuñado y le abrazo.
—La cirugía fue un éxito. Por suerte los órganos de YoonGi no estaban tan dañados y pudimos reanimarlo a tiempo.
—Gracias, gracias Hobi.
Jimin abrazo a Hoseok, ambos lloraban. Uno por haber salvado la vida de su hermano y él otro por saber que su esposo se encontraba con vida.
Se separaron y ambos vieron a Jin. Este se encontraba serio, sin expresión alguna en su delicado rostro.
—Lo siento si soy un aguafiestas. Pero no puedo celebrar esto.
—Esta bien, te entiendo. Pero por favor, al menos deja esto por él momento. YoonGi no está en sus cinco sentidos, no está listo para lo que viene.
—Eso lo sé. Pero después se atendra a las consecuencias.
—Respecto a eso...yo...
—¿Tú qué Jimin?.
—No levantaré ninguna denuncia.
[•••]
Suni observó el hospital. Se encontraba lleno, gente iba y venía. En cada paso que daba, observaba bien a las personas que veía. Quería encontrar lo antes posible a aquellos chicos y preguntarles por Suga. O bueno, por él chico que había en la camilla.
—¿¡Estás loco!?.
Frunció el ceño al oír aquel grito. La voz se le hizo reconocida.
Camino rápidamente hacia donde se escuchaban aquellos gritos y en segundos los encontro.
—Jin, por favor no grites.
—¿Pero escuchaste lo que dijo?, por dios Jimin. Aquel hombre que está entre la vida y la muerte, casi te mata ayer. Y ahora me dices que no levantaras ningúna denuncia.
—Jin, por favor...
—Esto es el colmo, enserio Jimin.
Tomo su abrigo de una de las sillas y se fue sin mirar atrás. Jimin miro a Hoseok y este suspiro.
—Dejalo, ya se le pasará.
Suni tomo aire y se acercó a Jimin y Hoseok. Tenía que ser valiente y audaz. Pensó en las palabras correctas que debía de decir, no quería meter la pata.
En cuanto estuvo a un paso de los dos chicos, les sonrió. Jimin y Hoseok miraron a Suni, Jimin fue él único en reconocerla.
—Buenas noches, no sé si me recuerda.
—Claro que si –Jimin le sonrio–, usted es la dueña de Suga.
—Si, ella misma –sonrio, amable–, me diculpan si soy imprudente, pero quería saber cómo se encuentra el muchacho que sufrió el accidente.
Jimin hizo una mueca en tristeza y Hoseok solo suspiró.
—Mucho mejor, gracias por preguntar.
—Me alegra saberlo. Espero que se recupere pronto.
—Lo hará, mi hermano es fuerte.
—Uh, ¿e-es su hermano? –Suni no se esperaba aquello. A lo mucho pensaba que eran amigos. No había tomado mucha atención en un principio–.
—Asi es. Pero, a todo esto ¿quien es Suga?.
—Pues...es él pequeño que ocasionó todo esto.
—¿Aquel gato?.
—Si –Suni suspiro, triste–, Suga era mi gato. Sinceramente no sé que ocurrió, el no suele ser así, siempre paraba en casa. Ayer fue un día bastante raro.
—Entiendo, no se preocupe –la tranquilizó Hoseok–, los accidentes pasan y, lo siento por su gato.
—Esta bien, gracias.
—Bueno, yo me retiro, tengo trabajo que hacer.
Hizo una pequeña reverencia y se fue. Jimin miro a Suni y esta le sonrió.
—¿Tú estás bien?.
—Si. Por suerte el auto en el que yo iba, no sufrió ningún accidente.
—Que bueno.
Un silencio incómodo reino, y Suni no supo cómo romperlo. Tenía tantas ganas de entrar a la habitación de Suga, pero sabía que no era posible ya que él cuerpo de este se encontraba en cuidados intensivos y sabía de antemano que era prohibido entrar allí, a menos que fueras un familiar. Aunque lo último también era demasiado raro.
—¿Él es tu hermano también?.
—Oh, no. Él es mi...esposo.
—Vaya, no puedo creerlo. Enserio, me disculpo nuevamente.
Hizo una venía. Jimin la detuvo y nego.
—No es necesario. Quizá él...nada.
—¿Quizá él?.
Lo ánimo a continuar. Jimin suspiro y miro a Suni, pensando en si contarlo o no, total era una desconocida.
—Se lo merecía.
Lo dijo con tanto desprecio, que hasta él mismo se sorprendio.
—Vaya, no imaginé que...lo siento, no debí de preguntar.
—No, está bien. Necesitaba desahogarme.
—¿Seguro?. Si gustas, podemos ir a una cafetería que queda a unas cuadras, estoy segura que él estará bien.
Jimin mordió sus labios y se cuestionó. ¿Debía de ir?, a pesar de averla conocido recién, ella tenía un no se que, que hacía que confíe en ella. A pesar de no saber si quiera su nombre.
—Esta bien, vamos.
[que harían ustedes si estuvieran en el lugar de Jimin?, déjemenlo saber en los comentarios 😸]
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