Suga se encontraba paseando a altas horas de la noche, no lo culpen, sus ojos felinos no estaban acostumbrados a cerrarse a menos que no sea de día.

Lamentablemente, una tormenta de lluvia hizo que detuviera su caminata y le hizo volver a su hogar. No era que odiara el agua, todo lo contrario, le agradaba. La cuestión era su humana favorita, si lo veía mojado o con gripe, estaba seguro que le daría aquellos tónicos que tanto odiaba y él prefería evitar eso.

Ya estaba a tan solo unas diez cuadras, a pesar de considerar quedarse debajo de un techo ajeno, prefirió volver a su hogar. Su cuerpo peludo se encontraba mojado y sus patitas chapoteaban en los pequeños charcos de agua que se habían formado.

Le tocaba cruzar una calle, paso está sin tomar importancia si pasaba o no algún auto. Grave error.

[•••]

Hoseok manejaba el auto a paso normal. Debes en cuando miraba a través del retrovisor, percandonse de no ser seguido por su hermano.

—Shuu, duerme unos minutos.

—N-no, no puedo. Pienso que si cierro los ojos y luego los abro, despierte y que todo esto solo allá sido un sueño.

—No lo es –le consolo–, solo duerme un poco por favor.

Hoseok suspiro y miro a través del parabrisas de su auto. Hace unos minutos había comenzado a llover y un gran viento comenzó unos segundos antes. Al parecer se avecinaba una tormenta, rogaba llegar sano y a salvó a su hogar. Miro nuevamente a través del retrovisor, parpadeo un poco y confirmo que sus ojos no le engañaban.

—Jimin. ¿El de atrás no es tú auto?.

Jin y Jimin, giraron sus rostros y vieron lo que tanto tenían. YoonGi les seguía.

—¡Viene por nosotros Jin!.

—Shh, tranquilo.

Abrazo a Jimin y volvió su mirada hacia delante, conectando su mirada con la de Hoseok a través del retrovisor.

—Tranquilos, no nos alcanzará.

Aceleró un poco el auto, atento a la carretera. Por otro lado, un furioso YoonGi iba a toda velocidad en aquel auto. Sus nervios los tenía a flor de piel, su corazón palpitaba contra su tórax y sus ojos estaban atentos a cualquier moviendo que diera el auto de Hoseok.

La lluvia no ayudaba en lo absoluto, bloqueaba su vista, pero eso no le importo y aceleró aún más.

—¡Por Dios, ya para YoonGi!.

Hoseok rogó, al ver cómo YoonGi aceleró aún más. Miro unos segundos él retrovisor, lo cuales bastaron para que no viera al pequeño felino que cruzaba la calle.

—¡Cuidado!.

El grito de Jimin lo alertó. Movió el volante hacia la izquierda, y el pequeño felino brinco para otro lado. El auto comenzó a girar, por lo resbaloso que se encontraba el asfalto gracias a la creciente lluvia.

Por otro lado, YoonGi no corrió con la misma suerte. Tarde fue su reacción al ver al pequeño felino, el cuál se quedó quieto al ver lo cerca que el auto estaba, y que ya no podía hacer nada. El auto marrón arrastró el cuerpo del pequeño felino y se movió de un lado para otro, para después terminar volcandose sobre el mojado asfalto.

Hoseok detuvo su auto, y miro para atrás. Jin y Jimin se encontraban bien, lo cual no podía decir de su hermano. Su expresión aterrada preocupo a Jin y Jimin, y más aún al ver cómo Hoseok bajaba rápidamente del auto.

—¡Hoseok!.

Jin fruncio el ceño y miro para atrás.

—No puede ser.

Dijo en un suspiro. Volvió su mirada a Jimin, y se preocupo al ver el rostro pálido de Jimin.

Hoseok corría a toda prisa al carro volcado de YoonGi. La lluvia había mojado todo su cuerpo, y el frío estaba empezando a penetrar su mojado abrigó.

—¡YoonGi!.

Vio como la puerta del auto era abierta, y por esta salía a rastras alguien. Corrió aún más, queriendo llegar hasta su hermano.

—Que...paso...

Se arrastro por el mojado asfalto. Sentía como su cuerpo dolía, y quizá tenía alguna que otra quemadura en la piel. Sorpresivamente se puso en sus dos pies. Un momento, ¿dos pies?. Miro para abajo, su cuerpo estaba cubierto por telas, levantó dos de sus extremidades. O el golpe había sido demasiado fuerte y estaba alucinando, o eran los efectos de las llervas que su humana favorita le daba.

—¡YoonGi!.

Tambaleándose, giro entres sus dos pies hacia el lugar de donde había venido aquel grito.

—¡Alejate del auto!.

No entendía lo que quería decir aquel humano, además, ¿quien era ese tal YoonGi?.

—¡Alejate!.

Quiso gruñirle y maullarle, pero una explosión callo sus pensamientos. Su cuerpo fue tirado contra el asfalto, por las grandes hondas expansivas que tuvo aquella explosión.

—¡YoonGi!.

No entendía que era lo que estaba pasando, ¿en qué se había metido?.
Aquel humano llegó a su lado y le miro entre triste y asustado.

—Que-quedate quieto, ¿si?. Ya viene una ambulancia.

¿Ambulancia?, ¿él para que quería una ambulancia?. Lo debían llevar a un veterinario, o eso era lo que sabía.

—Yo...

Pero que había sido eso. ¿De quién era esa voz?.

—Shh. No digas, ni hagas nada.

—¡YoonGi, YoonGi!.

Aquella voz, la conocía. ¿Pero de dónde?. Al parecer los años no pasaban en vano, ya se estaba haciendo un gato viejo.

Sintió que sus ojos le pesaban, quería tomar una siesta.

—No, YoonGi. No cierres los ojos.

¿Debía de hacerle caso?. Aunque quisiera hacerlo, no podía, se sentía muy cansado.

—¡Abre los ojos YoonGi!.

¿Porque le gritaba tanto?, ¿acaso era un delito tomar una siesta?. Y enserio, estaba empezando a odiar el nombre YoonGi. Su nombre es Suga, si, ese es su nombre.

—¡Yoonie!...