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Capitulo 01

Jimin giro con temor su rostro y sintió escalofríos al encontrar su mirada con la de YoonGi.

—Yo-YoonGi.

—¿Que esperas Jin, una invitación?.

—Callate Min.

YoonGi ingreso a su casa bajo la mirada aterrada de Jimin, dejo maletín sobre un sillón de la sala, giro y encaro a Jin y a Jimin.

—¿Y bien?.

—Me llevare a Jimin y no acepto un no por respuesta.

—¿Porque crees que te diría que no?, aquí la pregunta se la tienes que hacer a él –miro a Jimin–, Jiminnie, ¿tú quieres ir con Jin?.

Jimin agarro con más fuera el picaporte de la puerta y miro a ambos lados. Por un lado estaba Jin, mirándole con súplica, pidiendo con la mirada que no cayera ante las palabras de YoonGi. Por otro lado estaba él, YoonGi. Le miraba tan serio como en las últimas semanas, sus ojos le decían todo, esa sonrisa socarrona que comenzaba a aparecer le advertía. Bajo la mirada he hizo un ademán con la cabeza.

—Jin, por favor...

—¡Pero Jimin!.

—Ya escuchaste Jin. Así que lárgate y déjanos en paz.

Jin suspiro y miro con molestia a YoonGi, este le regaló una sonrisa socarrona y cruzo los brazos sobre su pecho.

—Esto no se quedará así, ¿oíste?.

Camino hacia la entrada y antes de salir se detuvo al lado de Jimin.

—Volvere por ti, solo espérame un poco más.

—No, por favor.

Jin no respondió y salió por completo de la casa Min. Jimin cerro los ojos y despacio cerro la puerta. Sabia lo que vendría, la mirada de YoonGi se lo había dicho todo.

—¿Con que llamando a tus amigos, no Jimin?.

—No YoonGi, yo no...

Giro despacio, dando la cara, pero se arrepintió enseguida al ver a YoonGi a unos cuantos centímetros cerca suyo. Hecho un grito en cuanto YoonGi lo tomo de su barbilla fuertemente.

—No YoonGi, por favor.

—¿Solo dirás eso?.

—Yo no le llamé, el vino de imprevisto. Te lo juro YoonGi.

—¡No jures!.

Le dió una fuerte cachetada. Jimin cayó de bruces contra el suelo, chocando su rostro. YoonGi miro todo en cámara lenta, su respiro se hizo más agitada y adrenalina fue lo que corrió por sus venas.

—Por favor...ya basta –suplico–.

Tomo fuerzas y con ambas manos se ayudo a ponerse de pie, o eso intento ya que sus brazos estaban débiles y choco nuevamente contra el suelo. La parte derecho de su mejilla reposaba en la fría cerámica, y sus brazos a cada lado de su cabeza. Subió la mirada y miro a YoonGi, el cual tenía los brazos cruzados sobre su pecho, sin ningún tipo de expresión en su pálido rostro. YoonGi levantó el brazo derecho, y con los dedos índice y pulgar frotó el puente de su nariz, claramente frustrado.

—No te veas más miserable de lo que ya eres. Ponte de pie y sirve el almuerzo, sabes que odio la impuntualidad.

—Por favor, YoonGi...

—¡Levántate Jimin!. Creeme, no querrás que me moleste más.

—Si, si. Ya voy.

[•••]

Hoseok suspiro y miro el folder que traía en sus manos. No había podido leer nada de lo que venía en aquellas hojas, en su mente solo veía la imagen que YoonGi le había mostrado hace unas horas. Suspiro y cerro el folder, se acomodo en su sillón y observó el blanco techo, pensando en el carácter que su hermano había comenzado a adquirir.

—Su mirada, me recordó tanto a él.

Movió su mirada de un lado para otro, pensando.

¡A ellos no. Golpeame a mi, pero a ellos no!.

—¡Hoseok, necesito hablar contigo!.

Escucho como la puerta de su consultorio era cerrada fuertemente. Se espabilo y movió la cabeza. Volvió su mirada al frente y se sorprendió al ver a su concuñado.

—Jin, ¿que paso? –asustado se puso de pie–, ¿¡le pasó algo a Taehyung!?.

—¿Que?, no.

—Uff, más bien –respiro–, entonces, ¿porque la visita?. Que yo sepa, no te gustan los hospitales.

—En lo absoluto. Pero, no vine para hablar de eso –suspiro–, algo muy malo está pasando con Jimin y tú hermano.

—Ya veo, te enteraste.

—¿Tú...ya lo sabías? –pregunto, incrédulo–.

—Ah, si. Acabo de enterarme.

—¿Y lo dices con tanta naturalidad?. Enserio, no puedo creerlo.

Jin suspiro y cruzo los brazos, molesto. Al parecer, los hermanos Min eran tal para cual.

—Entiendo que estés molesto, pero...quizá YoonGi tenga sus razones.

—¿¡Razones!?. No creo que YoonGi tenga una razón para levantarle la mano a Jimin.

—¿Que YoonGi que?.

—¡Por favor!, no te hagas él sorprendido.

—¿Que?, claro que lo estoy. ¡Por dios!, mi hermano, él...yo...pensé que te referías a qué Jimin dejo su empleo.

—Ese es otro tema. Ahora lo que importa es él bienestar de Jimin. Si él sigue allí, en cualquier momento YoonGi lo va a matar.

—No –nego, riendo sin gracia–, YoonGi no seria capaz de eso.

—¿No?. Hoseok, fui a visitar a Jimin hace unas horas, estaba con miedo, tenía moretones en el rostro y por lo que ví, debe de tener otros golpes en el cuerpo.

—No, YoonGi no...

Se sentó en su sillón por un mareo repentino. Jin se acercó preocupado.

—¿Estás bien?.

—S-si, es solo un mareo.

—Disculpame si te hice sentir mal. Se que nos conocemos hasta hace poco, pero enserio quiero ayudar a Jimin.

—Entiendo, no te preocupes.

—Se que es un mal momento, pero quiero saber si me ayudarás o no.

Hoseok tomo un poco de aire y asíntio.

—Claro que si. Yo...se que YoonGi es mi hermano, pero no dejaré que haga lo mismo que mi padre hizo con mi madre.

[•••]

Se acomodo en su cama y sollozó en silencio. Se encontraba solo en casa, YoonGi había salido a una junta, y le había advertido que no saliera para nada o se atendria a las consecuencias.

—E-eramos tan felices. ¿Porque de pronto eso cambió?, ¿porque de pronto me odia tanto?.

Miro hacia su balcon y una idea loca se cruzó por su cabeza. Los rayos del sol golpeaban las telas de cortina que cubrían el gran ventanal, y una brisa hacia que estás se mecieran.

—¿Sería muy cobarde de mi parte hacerlo?

Se sentó en su cama y miro el balcón. Sentía que este le llamaba, o quizá solo era su imaginación, o quizá los golpes de YoonGi dañaron su cabeza.

—¿Y si me voy con Jin? –miro hacia otro lado–, no, sería lo mismo. Estaría sentenciandome.

Volvió su mirada al balcón y tomo aire.

—Mamá, papá. Perdón.

Bajo de su cama, despacio. Quizá era por lo sucedido, o por el miedo, pero ya no había marcha atrás. Los segundos pasaban y él estaba más cerca de su final. Hizo a un lado las cortinas y una brisa fría choco contra su cálido cuerpo, los vellos de su cuerpo se erizaron y su labio comenzó a temblar, no sabía si era por el frío o el miedo. Cerro los ojos y se fue acercando al final del balcón. La brisa se hizo más fuerte, sus cabellos se movían al compás de esta y sus oídos se deleitaban con el sonido que las ramas de los árboles hacían al mecerse al compás del aire. Sus pies descalzos se encogian al tocar la fría cerámica.

De pronto, su cuerpo choco contra la barrera del balcón. Abrió sus ojos y estos vieron la altura que caería.

—Solo un poco más.

Con un poco de fuerza, subio y se sentó en la orilla del balcón. El cielo se nublo, y la brisa se volvió más fría. Al parecer, la naturaleza sabía de su sufrimiento.

—Se que estoy adelantando lo inevitable.

Bajo la mirada y vio la altura de tres pisos. Trago saliva y cerro los ojos. Contó hasta tres, pero unos milisegundos antes de llegar al segundo tres, un maullido llamo su atención. Despacio abrió sus ojos, y a su derecha se encontró con algo bastante tierno.

—Ho-hola. ¿que haces aqui?. Po-podrias caer y lastimarte.

Sus palabras calaron en su mente y de pronto se dió cuenta de la locura que iba a cometer. Otro maullido llamo su atención, y unos ojos gatunos fue los que vio. Uno era negro y el otro verde, bastante peculiar.

—¿No tengo derecho de decirte eso, verdad?.

Un maullido fue la respuesta. Jimin suspiro y miro el cielo, aún se encontraba nublado y parecia que lloveria.

—Ven, vamos adentro. Te daré un poco de leche tibia y después irás a tú casa.

Lo tomo entre sus brazos y bajo con cuidado de la baranda. El gatito se acurruco contra su pecho y ronroneo gustoso.

—Vaya, al parecer te agrado.

Sonrió y dejo un beso en la cabecita peluda del minino. El pequeño movió su cabecita, pidiendo más de aquel rose.

—Ya, ya. Deja de moverte.

En semanas, Jimin no se había reído tanto como lo estaba haciendo en aquellos instantes. El pequeño subió la cabeza y miro a Jimin, ambos conectaron sus miradas.

—Pero que bonito eres...–tomo el collar del pequeño–,...¿Suga?. Si que eres un gato bastante peculiar, Suga.

Meow.




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