Cat y el último viaje

El reloj marca la una de la madrugada. Sentada en un banco, la cabeza apoyada en la pared, y buceando en sus pensamientos. Se encuentra en la estación de tren, tras haber vagabundeado por las calles sin rumbo fijo. Aún lo recuerda, aún le duele. Tom se marchó.

-La huella de tus labios en mi memoria, los besos de la infancia, el deseo del roce de tu piel, el lejano palpitar del viento viajero.

Cat se regodea en su propio dolor.

Olvidados quedaron los tiempos felices. Atrás quedaron la diversión y las mañanas perezosas en las que ninguno deseaba apartar la vista del otro mientras la luz del alba entraba por la ventana.

-Tu perfume en la oscuridad oculta la luna. El gozoso deseo del roce de tus manos en mis brazos. El lejano recuerdo de tu tacto atreviéndose a descubrir la piel desnuda.

Aquella mañana no estaba él para seguir esa batalla de "¿quién apartará primero la vista?". En su lugar, un mísero trozo de papel. Unas pocas palabras: "El viejo hechizo de la pasión ha dejado de surtir efecto. No puedo. No puedo seguir fingiendo algo que ya no existe. Lo siento."

-¿Por qué? ¿Por qué aquello? ¿Qué hice mal? O peor, ¿Cómo no me di cuenta de lo ocurrido? Tal vez, ¿no quise darme cuenta?

Solo quedan las ruinas de su antiguo mundo, su antiguo mundo de felicidad. Él se lo llevó todo consigo. No puedes vivir sin tu corazón. Cat sabía que no pasaría de este día. No sabía dónde la guiaban sus pasos. Ahora es consciente de ello. El silbato, el ruido de las ruedas, la sensación bajo los pies. Se acerca el tren y sus pies se mueven solos, hacia el borde del andén.

-La puerta se desvanece un instante amenazando con la despedida. Tu aliento insinúa la llegada del tren. La soledad, ahora añadida a mi corazón sangrante, es solo una sombra en mi recuerdo.

Un último paso. Ya está hecho. No hay vuelta atrás.

Las luces tintinean hasta apagarse. Solo queda el silencio.