Azabache
La rutina diaria de Kim Mingyu era simple, él despertaba e iba al trabajo, monótono.
Todos los días recorría las mismas calles y los mismos lugares, por eso todos los días lo veía.
Un gato, un hermoso gato callejero de pelaje azabache viviendo en un callejón alejado de la gente. A veces lo veía comiendo restos de comida que sacaba del basurero. Otras se quedaba observando al gato jugar con su casa caja unos segundos antes de seguir su camino.
Indudablemente muchas personas pasaban por allí pero sin embargo nadie había decidido adoptar al pobre gato en los dos meses que lo había visto allí.
Mingyu no lo entendía, el gato era hermoso.
Y como si no fuera suficiente sufrir de tristeza con verlo una vez también lo veía de regreso a su casa.
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