Capítulo único
Segundo tag del 'Ao3 favorite tags bingo'
Etiqueta utilizada: Comportamiento posesivo
Iba a dejar este para después de la etiqueta 'Dinámica Alfa/Beta/Omega no tradicional', pero me emocioné. Por favor tener en cuenta las advertencias
Advertencias: No beteado (todavía), Omegaverse (Alfa!Cartman, Omega!Kyle), embarazo masculino, comportamiento posesivo, mención/charla implicada de aborto, relación no sana (yo no lo llamaría tóxica, pero muy bien de la cabeza no están), implicada manipulación de métodos anticonceptivos
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Casualidad orquestada
Eric se detiene frente a la puerta del departamento el tiempo suficiente para sacar sus llaves, dejando escapar un suspiro de alivio que suena como un quejido, pero no hay nadie alrededor para juzgarlo así que al carajo. Ha tenido un día extenuantemente largo, sumado a un trayecto aún más extenuante de regreso a su hogar en transporte público porque su estúpido auto decidió que una de las épocas más difíciles del año para él y su pareja era el momento perfecto para echarse a perder y Kenny aún no había tenido la oportunidad de echarle un ojo. ¿En resumen? Un día terrible y no puede esperar para arrastrar a Kyle fuera de su oficina y acurrucarse junto a él en su cálida y cómoda cama.
Tiene todo el día esperando regresar al paraíso que es su habitación, envuelto en el aroma de su pareja, y por Dios que lo hará. Si tiene que soportar las protestas del pelirrojo para conseguirlo, lo hará; se esfuerza en trabajar arduamente para complacerlo, y evitar que lo regañe constantemente, por lo que una noche acurrucados sin hacer nada más que abrazarse es recompensa más que suficiente. No es mucho pedir, ¿verdad? Él, Kyle, su cama, ¿ya mencionó cuanto ha extrañado su cama en todo el día?, y pura oscuridad hasta el amanecer. Premio doble el hecho de que tienen el siguiente día libre. Debe ser una señal del destino.
—¡Khal! Saca tu trasero de la oficina y ven a recibir a tu alfa como es debido —llama abriendo la puerta, una sonrisa boba en sus labios por lo que le espera y porque sabe que su comentario hará enojar al pelirrojo. Enojo que él podrá calmar con unos cuantos besos.
Sin embargo, sus fantasías se ven interrumpidas al entrar y encontrarse con la sala bañada en oscuridad. Eso lo hace pausar. Frunce el ceño ligeramente acomodando sus cosas para revisar su reloj, comprobando la hora. Kyle debería estar en el departamento, trabajando en un proyecto desde casa en la habitación extra convertida en oficina, y la única razón por la que la luz de la sala estaría apagada tan entrada la tarde es si ninguno estaba en casa. De nuevo, Kyle debería estar en casa. No recuerda que le haya mandado un mensaje de que saldría a hacer algo ni nada por el estilo, por lo que sus alarmas internas se encienden.
—¿Khal? —cuelga sus llaves en su lugar, cerrando la puerta tras de sí. Espera unos segundos, a ver si el pelirrojo responde y a que su vista se acostumbre a la falta de luz que proporcionaba el pasillo.
Ninguna respuesta llega y su ceño se profundiza un poco más. ¿Se habrá presentado una emergencia en su trabajo y no le habrá dado tiempo a avisarle? Lo duda, desde la última vez Kyle se había encargado de hacerle saber con tiempo cosas como esas. ¿Tal vez estaba dormido? Aún es temprano, pero las últimas semanas han sido estresantes y no le extrañaría que haya decidido tomar una corta siesta que se haya extendido demasiado.
—¿Kyle? —llama de nuevo por si las dudas, alzando un poco la voz adentrándose en la sala mirando alrededor, como si el pelirrojo fuera a aparecer de la nada.
Está por sacar su teléfono de su bolsillo cuando nota una silueta sentada en uno de los sillones. No tiene tiempo a ponerse a la defensiva, o siquiera pensar si se trata de un intruso o no, cuando la silueta se mueve un poco, la tenue luz colándose a duras penas por las cortinas de la ventana de la sala le permiten identificarlo.
—¿Kyle? —deja caer sus cosas sin ceremonia alguna, luego lidiaría con el regaño por ser tan descuidado, y se acerca tan rápido como puede.
Antes de llegar al sillón se detiene, percibiendo ahora un olor a estrés y preocupación que, concentrado como estaba pensando en el hombre, no había notado al entrar. Eso no puede significar nada bueno, piensa acortando la distancia que le quedaba con mucha más cautela. El hecho de que Kyle está sentado en la oscuridad, en el sillón más apartado de la sala, con los pies sobre el cojín y abrazando sus rodillas, es indicativo de algo mucho peor. Se detiene frente al sillón unos segundos y, al no recibir ningún gruñido de advertencia, se arrodilla frente a Kyle. Se agacha un poco tratando de ver su rostro, pero el pelirrojo está tan enfurruñado que no consigue nada, así que se acerca un poco más alzando sus manos para tocarlo; se detiene, lo reconsidera, y termina apoyando sus manos contra el borde de los reposabrazos. Cerca, pero no demasiado para no alterarlo.
—¿Sucedió algo, Khal? —pregunta bajo, tratando de adivinar que pudo haberlo puesto en este estado.
¿Alguna mala noticia de parte de sus padres? La última vez que hablaron por teléfono hace dos días todo estaban bien, duda mucho que en tan corto tiempo haya podido pasar algo trágico, aunque la pareja aún vive en South Park por lo que no descarta esa idea de inmediato. ¿Le habría pasado algo a Ike? El judío menor lo habría llamado primero, no porque no confiara en el criterio de Kyle para ayudarlo si es que estaba en problemas, pero el omega tendía a ser tan abrumador y mamá gallina como Sheila, así que cuando su cuñado se metía en problemas, y no quería que ninguno de los pelirrojos se enterase, lo llamaba a él. ¿Tal vez algo con Stan? Igual lo habría sabido, aún están juntos en el mismo grupo de chat con Kenny.
—No —la respuesta del hombre le sobresalta un poco, perdido como estaba en sus pensamientos, pero su voz no logra calmar su estado de alerta. Mucho menos considerando que suena ronca, como si hubiera estado llorando—. Bueno, sí.
Dios, que no haya estado llorando, piensa mirando alrededor sin saber que hacer. Kyle rara vez lloraba, pero Eric no era muy bueno en el departamento de consuelo y esas cosas, además de que verlo compungido, si bien solía divertirle cuando eran más pequeños, ahora simplemente le sienta mal. Como si estuviera fallando como alfa en proteger a su pareja. La mitad del tiempo es que lo está.
—Necesito... —Kyle sorbe su nariz, carraspea suave y alza la vista—, necesito hablar contigo sobre algo.
El primer pensamiento que cruza la mente de Eric es 'carajo', porque, efectivamente, Kyle parece haber estado llorando, un camino de lágrimas secas pintando sus mejillas, mirándolo con ojos enrojecidos y algo hinchados. El siguiente es 'oh no, no, no' porque 'necesito hablar contigo' nunca significa algo bueno. Son palabras prohibidas, dichas antes del desastre, antes de que las parejas se separen, y en este caso son ambas cosas.
Pánico se dispara en su interior y rápidamente repasa los eventos de los últimos días, las últimas semanas, joder incluso los últimos meses, tratando de ver si en algún punto ha hecho algo que podría ameritar una separación. Pero Kyle no puede estar planeando en dejarlo, ¿verdad? No puede dejarlo. Ese es el jodido punto de una marca de enlace, se supone que son irrompibles. Y él también está marcado así qué es doblemente irrompible, ¿verdad? ¿verdad?
—¿De qué quieres...? —su voz se corta, debe apartar la vista y respirar hondo obligándose a pausar sus pensamientos por un jodido minuto, antes de mirarlo nuevamente. Porque si Kyle en verdad va a dejarlo lo último que hará es dejarle ver cuánto le afecta. No importa que esté perfectamente preparado para rogar. —¿De qué quieres hablar?
Kyle se endereza bajando sus piernas del sillón, lo que lo obliga a apartarse un poco para darle espacio, cosa que hace con reluctancia. Lo ve tomar una bocanada de aire con la respiración contenida, las manos de Kyle se enlazan encima de sus rodillas y el pelirrojo aparta la vista.
Carajo, carajo, carajo, caraj...
—Tengo unas semanas sintiéndome... extraño —eso detiene la espiral en sus pensamientos y lo fuerza a prestar atención. Parpadea confundido, mirando con atención a Kyle—. Mareado en las mañanas, con nauseas antes de la comida o de la cena y... no sé, raro, diferente —aprieta sus manos, las suelta y las apoya en sus rodillas, rascando ligeramente la tela de su pantalón, seguramente tratando de centrarse.
Eric, por su parte, asiente lentamente. Si le ha parecido raro que los últimos días a penas y si había tocado su desayuno, y pensándolo bien la semana pasada al llegar a casa lo encontró devolviendo su almuerzo, y probablemente el desayuno también, en el baño. ¿Eso que tenía que ver con la charla donde intenta decirle que va a abandonarlo para siempre?
—Se lo comenté de pasada a Wendy en el trabajo —Eric no puede evitar gruñir ante el nombre, su rivalidad con la alfa aún ardiendo con intensidad en su interior a pesar de los años, lo que le gana un coscorrón, pero por lo menos el pelirrojo se gira para verlo de frente. La pequeña sonrisa que lucha por formarse en sus labios se siente como una victoria, y hace que algo en su interior se relaje; si el pelirrojo aún encuentra sus manierismos divertidos, tal vez no es tan malo.
—¿Y qué dijo la sabelotodo? —pregunta, reacomodándose cuando sus piernas empiezan a sentirse entumecidas.
—Preguntó si existía una posibilidad de qué... —Kyle mira al techo tomando una bocanada de aire—, de qué pudiera estar embarazado —baja la vista clavando los ojos en Eric, quién se la regresa petrificado.
—Le dije que era ridículo —continua el pelirrojo volviendo a enlazar sus manos juntas, esta vez para darles algo que hacer y así no caer en la tentación de apartar la vista—, pero su argumento era muy lógico. Así que... fui por unas pruebas caseras y...
—¿Y? —Eric pregunta en voz suave, sin aliento.
—Todas fueron positivas —no lo resiste más y aparta la vista. Suelta sus manos y las envuelve alrededor de su cintura, lágrimas brillando en el borde de sus ojos.
El poco aire que le queda a Eric sale en forma de un jadeo forzado, sus pensamientos se convierten en estática y, por un segundo, no sabe cómo reaccionar.
Un bebé. Van a tener un bebé.
—De todas formas, agende una cita para confirmarlo con una prueba de sangre pero...
Kyle y él.
—... y con mi médico, porque si es positiva hay que evaluar que el uso de...
La estática es reemplazada por imágenes de un futuro que parece mucho más brillante que media hora antes. Kyle y él, con un pequeño cachorro en brazos, que de seguro será tan pelirrojo como su judío, y con algo de suerte heredaría su buen aspecto y sus ojos.
Oh por Dios. Van a ser padres.
—... no hemos hablado al respecto, y no estoy seguro si tú... —parpadea notando que se ha perdido parte de lo que sea que Kyle está diciendo. Parpadea de nuevo al notar las lágrimas que corren por las mejillas del pelirrojo y eso no puede ser.
Alza sus manos y sostiene su rostro entre ellas cortando su perorata. Kyle lo mira confundido, abre la boca para decir algo, probablemente preguntarle qué diablos le pasa, pero no le da tiempo a hacerlo inclinándose para plantar un beso apasionado en sus labios. El pelirrojo se tensa un segundo, sorprendido por la acción repentina, relajándose segundos después para el inmenso alivio de Eric. Lentamente Kyle suelta sus brazos para pasarlos por su cuello, atrayéndolo hacia él y profundizando el beso.
Serán padres, por fin. Van a casarse, comprarán una casa, con muchas habitaciones para que su cría tenga una habitación de juegos, y una habitación para un nido familiar, y una habitación de arte. Incluso una para un hermanito en el futuro.
Tendrán una familia completa.
Kyle no podrá buscar jamás una excusa para dejarlo. No lo haría, no con un bebé en camino. No en muchos años con una cría a la que cuidar, y luego otra y otra y todas las que su judío quiera.
—Kyle —susurra al cortar el beso, apoyando su frente en la contraria emitiendo un bajo gruñido satisfecho cuando el estrés en el ambiente disminuye y el aroma característico de su pareja regresa a la normalidad. Sonrie de forma boba, parpadeando lento, y cae en cuenta de que el pelirrojo estaba diciendo algo de que no sabía... ¿qué cosa? —¿De qué estabas hablando hace un segundo?
—Eres imposible —Kyle rueda los ojos, haciéndolo apartarse un poco. Su expresión se torna seria, pero sus hombros están relajados por lo que decide relajarse también—. Decía que sé que no hemos hablado antes de si... tendríamos hijos o no y no sabía... como te tomarías la noticia.
—Oh —parpadea, asintiendo—. Me parece que es la mejor noticia que he recibido en semanas, por si no es obvio.
—Sí, me queda bastante claro —el pelirrojo ríe con suavidad, divertido.
—Aunque puedo dejártelo aún más claro si gustas —alza sus cejas de forma sugestiva, no esperando su respuesta antes de sostener su cintura con sus brazos, forzándolo a pasar sus piernas por su espalda, y hace un pequeño esfuerzo para ponerse en pie, ignorando que la maniobra le hace sentir mareado.
—¡Eric! —Kyle golpea su hombro a forma de protesta, pero la risa que le sigue a su nombre es señal más que clara de que no está del todo molesto—. No creas que no te escuché cuando llegaste. ¿Qué es eso de ''ven a recibir a tu alfa como es debido''?
—Es lo mínimo que merezco tras pasarme el día partiéndome el lomo para mantenerte, judío ingrato —responde fingidamente ofendido, acomodándolo en sus brazos para ir hacia su habitación.
—¡Yo gano más que tú, culón malagradecido! —vuelve a golpear su hombro, esta vez con más saña.
—Pero te perdono, esta recepción fue mucho mejor —continua, ignorando su comentario—, aunque para la próxima sería excelente si, ya sabes, no te encuentro llorando en la oscuridad como un jodido emo.
—Es una noticia importante —Kyle se cruza de brazos, apartando la vista—. Perdóname la vida por haberme sentido sobrecogido.
—¿Pensaste que me lo tomaría mal? —pregunta, abriendo la puerta con la punta del pie. Ante el silencio que le sigue se detiene, mirando al pelirrojo que tercamente se niega a regresarle la mirada. —¿Tan mal?
—¿Puedes culparme? —Kyle traga con fuerza, y de no ser porque sus manos lo ayudan a sostenerse de los hombros de Eric, probablemente estaría abrazándose a sí mismo de nuevo, a forma de protección.
O tal vez como un gesto inconsciente para proteger al bebé. Su bebé.
Eric suspira y camina hacia la cama, dejando a Kyle, con mucho cuidado, en el centro. Se quita los zapatos y se saca la chaqueta que lleva antes de subir a la cama, acomodándose hasta encontrar una posición cómoda antes de sostener uno de los brazos de Kyle y halarlo suavemente para que se una a él contra el cabezal. El pelirrojo no se resiste, dejándose abrazar de nuevo con tanta docilidad que siente el estómago revolvérsele de incomodidad y emoción a partes iguales. Le emociona de sobremanera la confianza que le tiene el pelirrojo, como puede manejarlo a su antojo hasta que diga basta; a la vez, le incomoda verlo tan apagado, considerando que su fuego y pasión abrasadora es una de las cosas que más ama de él.
Por el momento lo deja pasar, entendiendo que la situación es impactante para él.
—Sabes que jamás te pediría que hicieras algo que no quisieras hacer —dice con suavidad, dejando un pequeño beso en su coronilla. En respuesta, Kyle bufa con incredulidad, cosa que le hace reír—. Ok, no, eso es una gran mentira. Te pediría y convencería de hacer muchas cosas que no querrías hacer, pero esto es algo delicado Khal. Sabes que no tomaría una decisión sobre tu cuerpo por ti, ¿verdad?
Acaricia su mejilla con suavidad, alzando su rostro lentamente hasta que los ojos de Kyle chocan con los suyos.
—No te lo digo lo suficiente, porque es de maricas, pero te amo —dice con seriedad, deslizando sus dedos por su mejilla hasta cubrirla por completo con su mano—, lo último que haría sería lastimarte y correr el riesgo de perderte.
—Lo sé —Kyle asiente cerrando los ojos, apoyándose contra su mano.
—Y si esperabas que mi reacción fuera exigirte terminarlo... —carraspea, suprimiendo el estremecimiento que esa idea le provoca—. Quiero decir, si es la decisión a la que llegaste antes de que la emoción me ganara...
—No —el pelirrojo abre los ojos, frunciendo el ceño—. Por supuesto que no.
—¿Ves? —sonríe inclinándose para dejar otro beso en su coronilla. Deja caer su mano y envuelve su cintura pegándolo contra su pecho—. Nada de que preocuparnos entonces. Mañana tenemos el día libre, podemos sentarnos y discutir de lo que haremos a partir de ahora. Y luego pensaremos como decirles a tus padres y a los chicos. ¿Suena como un plan?
—Dios, es tan raro cuando actúas como un adulto maduro y con neuronas bien conectadas —Kyle se estremece, acurrucándose más contra él—. Suena como un buen plan.
—Jaja, muy gracioso —a tientas busca las sábanas, envolviéndolos a ambos con ellas—. Mi pobre judío, tuviste un día tan agitado. Descansa, yo cuidaré de ustedes.
Como respuesta recibe solo un pequeño sonido gutural, similar a un ronroneo, satisfecho y relajado. Sonríe, respira hondo, absorbiendo el aroma de su pareja, y deja salir todo el aire abrazándolo un poco más fuerte.
Una familia. Serán una familia perfecta.
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Los primeros en recibir la noticia son, por supuesto, los padres de Kyle.
Sheila, aunque al principio los regañó por ser tan irresponsables de empezar una familia sin haber contraído nupcias primero, estuvo extasiada con la noticia. Tras casi media hora de reclamos, procedió a bañar el rostro de Kyle en besos, incluso es posible que se le hayan escapado un par de lágrimas, para luego proceder a abrazar a Eric por un largo rato. El castaño, que no se había visto venir tal demostración de afecto, no tuvo de otra más que responder al abrazo. Nunca se había sentido tan bien recibido en la familia antes y eso le hizo sentir... Bueno, emocionado le queda corto, especialmente porque el gesto de la mujer pareció satisfacer a Kyle, quién observaba el intercambio con una expresión alegre y relajada, por más extraño que se sintiera ser el receptor del afecto de Sheila.
Gerald, por su parte, fue un poco más estricto con su regaño, para sorpresa de ambos; sin embargo, cuando las aguas se calmaron y madre e hijo se retiraron a la cocina para preparar el almuerzo, el hombre palmeo el hombro de Eric, felicitándolo. Recibir la aprobación del hombre se sintió... bueno, usar esa palabra exacta en su suegro no le pareció apropiado, ni aunque fuera en su mente, porque Kyle parecía tener una habilidad para descubrir cuando estaba pensando cosas desagradables de sus padres, pero de forma educada le hizo sentir incomodo. Mucho más incómodo e innecesario que el afecto de Sheila.
La siguiente en recibir la noticia, a petición del pelirrojo, fue Liane. Para sorpresa de ninguno la única reacción que recibieron por parte de la mujer fue un grito entusiasta y un fuerte abrazo para ambos. Desgraciadamente, la visita tuvo que ser mucho más corta que la que le hicieron a los Broflovski, porque Liane, de alguna forma, había empezado dándole consejos de madre a madre a Kyle y había terminado narrando la cruenta y traumática experiencia del parte de Eric. No había llegado a 'la mejor parte' cuando el castaño se inventó una excusa sobre trabajo para sacarlos a ambos de ahí.
La risa del pelirrojo no ayudó mucho en el asunto, pero horas después no podía negar que fue divertido. Traumático, pero tenía su gracia.
Terminado eso, los que seguían en su lista de personas importantes a quienes informarles eran sus amigos. Eric propuso que simplemente enviaran un mensaje al grupo, evitarse algún drama potencial o bromas por parte de Stan o Kenny; especialmente Kenny. Kyle, por el contrario, insistió que no era el tipo de cosas que se dicen por mensaje de texto, y que lo mejor sería aprovechar que se reunirían pronto para informarles. Para ello, dado que se juntarían en casa de Stan, siendo el único de los cinco que tenía una casa lo suficientemente grande como para acomodarlos a todos por largas horas, le preguntó si podían informarles algo ese día, a pesar de las protestas de Eric. Por supuesto, no es como que el castaño haya ocupado demasiado tiempo discutiendo con el pelirrojo o llevándole la contraria, considerando que no podía arriesgarse a estresarlo demasiado.
No si quería preservar el bienestar de su cría y su pareja. Siente que, en el futuro Kyle, como el judío escurridizo que es, se aprovechará mucho de eso de ahora en adelante, pero no podría importarle demasiado.
La cosa es que Stan, por supuesto, accedió a la petición de su mejor amigo de usar su reunión para su gran anuncio.
Y suponen que el moreno se esperaba que ese anuncio fuera su boda, pues nada más llegar a casa del beta y ser recibidos por él, su rostro decayó un poco al ver sus manos unidas, pero desprovistas de anillos. Kyle le sonríe con diversión por su clara decepción, y aunque a Eric no le importa mucho como se pueda sentir el hippie por el hecho, no tuvo de otra más que encogerse de hombros y asentir, como señalizando de que pronto pasara, ante la mirada de reproche que le envía.
Por supuesto que pronto va a poner un anillo en la mano de Kyle. Eso no significa que se dejará presionar por el hippie y su obsesión con las bodas.
—¡Broski-bro! ¡Cartma-man! —Kenny sale de la cocina con varios contenedores llenos de botanas, Leo siguiéndolo de cerca llevando más comida en brazos.
—Hola chicos —saluda el rubio, sonriéndoles en vista de que no puede agitar sus manos en saludo.
—Hola Leo —saludan a la vez, entrando en la casa una vez Stan se quita del camino.
—Entonces, ¿cuándo es la boda? —Kenny deposita su carga en la mesita de centro, enderezandose para mirarlos de frente, claramente emocionado.
—Oh, ¿Van a casarse? —Leo los mira igual de emocionado.
—Kennisky, deja de meterle cosas en la cabeza a Leo —protesta Eric, dando un pequeño apretón a la mano de Kyle antes de dejarlo ir.
Kyle niega, divertido, siguiendo a Stan hacia la cocina cuando este le indica que vayan ahí.
—No sé porque me emocioné tanto cuando dijiste que querían contarnos algo —comenta Stan deteniéndose frente a su nevera, buscando en su interior—, debí sospechar que no se trataba de su compromiso, considerando que Cartman no pidió nuestra ayuda para proponerse.
—Como si de verdad esperaras que lo haga —ríe, declinando la cerveza que le ofrece—. Por lo que sé, me llevará a comer KFC y me encontraré un anillo metido en una de las piezas de pollo.
—Buen punto —Stan ríe entre dientes, entregándole una lata de soda en lugar de la de cerveza—. Volvamos a la sala antes de que el gordo y Kenny se coman todo —lo último lo comenta alzando un poco la voz poco antes de salir de la cocina, evadiendo un cojín que sale volando en su dirección.
La risa que comparten Kenny y Eric hace difícil saber cuál de los dos lo lanzó, pero la mirada contrariada de Leo deja en claro que el rubio es el responsable.
—Entonces —empieza Kenny una vez su risa se calma, ofreciéndole a Kyle un poco de las botanas cuando esté se sienta junto a Eric—, si la gran noticia no es que pronto escucharemos campanas de boda, ¿Qué es eso tan importante que quieren decirnos?
—¿Es sobre un ascenso? —cuestiona Leo, mirándolos con renovada emoción —. La última vez que nos reunimos Eric mencionó algo de que esperaba una promoción en el trabajo.
—Eso aún está pendiente, pero estoy seguro de que ese puesto es mío —asiente el castaño sonriendo socarrón, ignorando cómo los demás, excepto Leo, ruedan los ojos —. Pero es igual de bueno, sino que mejor —agrega, tomando la lata de soda de manos de Kyle para darle un trago.
—Uuh ¿Se ganaron la lotería? —Kenny se endereza, mirando del uno al otro con ansias—, porque si se ganaron la lotería serían muy malos amigos si no comparten una parte.
—No es nada de eso —Kyle niega, riendo divertido por el comentario de Kenny.
—Ky, creo que todos estamos de acuerdo que seguir alargando el anuncio solo nos pondrá más ansioso —interviene Stan antes de que alguno de los rubios tenga oportunidad de seguir conjeturando.
—Le quitas lo divertido a la vida, hippie —protesta Eric, seseando cuando Kyle le da un codazo para que se comporte. Gruñe bajo cruzándose de brazos, enfurruñado, pero los demás pueden ver el atisbo de sonrisa que lucha por borrar el puchero que está haciendo.
Stan y Kenny ruedan los ojos, divertidos por lo asquerosamente enamorado que obviamente está Eric de Kyle. Aún con los años que han pasado desde que anunciaron su relación se siente raro verlos comportarse con un par de tortolos en lugar de estar peleando todo el tiempo, pero ambos pueden acordar en silencio que es mucho mejor que verlos intentar matarse.
—Estoy embarazado —anuncia Kyle uniendo sus manos, una sonrisa deslumbrante dibujándose en su rostro—. Seremos padres.
El silencio que procede a sus palabras, mientras estas cobran sentido en la mente de los otros tres, es tan tenso que su sonrisa decae. Sin embargo, el primero en reaccionar es Leo, lanzando un gritito, no muy diferente al de Liane, antes de ponerse en pie para abrazarlos con fuerza. Los otros dos, por su parte, permanecen clavados en sus asientos, sus sonrisas congeladas en su rostro y un brillo de inquietud, que no notan comparten, en sus ojos.
—¡Felicidades! —repite Leo una y otra vez, soltándolos para ahora abrazarlos individualmente—. Eso es una muy buena noticia. Oh, estoy tan feliz por ustedes, Kenny ¿no estás feliz por nuestros amigos? —el rubio se gira para ver a su pareja, quién carraspea forzándose a sonreir también.
—Por supuesto que sí cariño —dice con un tono ligero, riendo suave—. Felicidades.
—Esa es... ciertamente una noticia —Stan asiente, aún aturdido—. Fel... felicidades —carraspea y aparta la vista antes de ponerse en pie—. Buscaré más bebidas —informa apresurandose a ir a la cocina.
—Yo... ayudaré a montar la parrillada fuera —Kenny asiente levantándose también—. Hey Eric, ¿me ayudas? —le lanza una sonrisa a su mejor amigo, pero el gesto no alcanza sus ojos. De hecho, la intensidad con la que lo mira le hace saber a Eric que no va a aceptar un no como respuesta.
—Bueno, si eres tan incompetente como para no poder hacerlo tu mismo —el castaño se encoje de hombros. Palmea suave el muslo de Kyle antes de levantarse y seguir al rubio hacia el patio.
—Hey Leo, ¿por qué no vas por las sillas que usaremos? Las que Stan guarda en el garaje, y las llevas al patio también —pide Kyle poniéndose en pie—. Yo iré a ayudar a Stan en la cocina.
—Uh, no estoy seguro Kyle —Leo se frota las manos, repentinamente nervioso—, no quisiera sobrepasarme e ir al garaje, no sin permiso de Stan.
—Leo —Kyle pone una mano en su brazo, apretando suave, —¿sugieres que yo, que estoy embarazado, haga el esfuerzo de llevar las sillas al patio?
El rubio jadea, alarmado, y empieza a negar frenéticamente.
—¡Por supuesto que no! Eso sería terrible para el bebé. Oh dios, sería terrible para ti, y Eric se enojaría muchísimo —el rubio se encoge un poco de hombros, mirando a la cocina—, pero Stan...
—Estoy seguro de que no le importará —el pelirrojo asiente con solemnidad—, has venido antes, Leo, sabes dónde están. Y así nos quitamos un peso de encima si las sillas están puestas para cuando Kenny y Eric terminen con la parrilla.
—Supongo que tienes razón —el hombre asiente, dejando escapar un suspiro—. Oh cielos. Ok, me encargaré de las sillas.
—Gracias Leo, te debo una —palmea su hombro antes de caminar hacia la cocina para investigar cual es el jodido problema de Stan.
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—¿En qué diablos estabas pensando? —Kenny se detiene a medio camino hacia el patio, jalando bruscamente a Eric dentro de una habitación, que resulta ser el baño, arrinconándolo contra la pared.
—¿Cuál es tu maldito problema Kenneth? —gruñe el castaño en respuesta, empujándolo para sacárselo de encima.
—¿Cuál es mi problema? ¡¿Cuál es el tuyo?! —Kenny intenta arrinconarlo de nuevo, pero Eric es mucho más alto y grande que él y, sobre todo, es un alfa. No hay mucho que un beta como Kenny pueda hacer, pero con un demonio que va a intentar hacer algo.
—Literalmente no tengo ni idea de qué estás hablando —Eric se cuadra de hombros, despegándose de la pared.
—Oh, permíteme darte una pista —el rubio señala una de las paredes, que asume conecta con alguna de las de la sala. —¿Qué tal lo que acaba de pasar allá? ¿Ustedes anunciando que tendrán un bebé?
—Oh —parte de la posición agresiva de Eric se relaja y una estúpida sonrisa se desliza por sus labios. —¿Es maravilloso no? No puedo esperar a qué se le empiece a notar. Mi tonto judío, se verá tan hermoso...
—Déjate te hacerte el estúpido, Cartman —Kenny bufa apretando los puños, conteniéndose por muy poco de golpearlo—. Sabes muy bien que no es ninguna maravillosa noticia. Tú hiciste esto.
—Bueno, duh —rueda los ojos, cruzándose de brazos—, hasta dónde sé sólo yo me estoy cogi...
—¡Hablo de que hiciste algo para que Kyle quedara embarazado! —alza la voz, interrumpiéndolo —. Hiciste algo con... con no sé, sus supresores, o sus anticonceptivos o con los... ustedes de seguro deben usar condones.
—Hm, no sabía que te interesaba tanto mi vida sexual —Eric alza las cejas, fingiéndose sorprendido, antes de sonreir con malicia. —¿Por qué? Nunca creí que tú de todas las personas necesitarías un consejo para...
Sus palabras se cortan de golpe. Se cortan porque Kenny le ha propinado un puñetazo, con tal fuerza que, al estar en medio de una oración, muerde su lengua y siente su boca llenarse de sangre. La habitación se sume en un profundo silencio, solo cortado por la respiración agitada de Kenny y, unos segundos después, por un gruñido bajo y gutural. Una advertencia, o una amenaza, dado que el cambio en su aroma parece no ser suficiente.
Lentamente, Eric se gira para mirar a Kenny, quién permanece firme en su posición a pesar de que cada nervio en su cuerpo le grita que debe huir. Su instinto de supervivencia se agita, pero es demasiado testarudo para hacerle caso. Nunca se ha acobardado frente a Eric en toda su vida; eso no significa, por supuesto, que el miedo que se arremolina en la base de su estómago no es real. Es muy, muy real.
—Kenneth —Eric traga con fuerza, ignorando el lavabo que tiene al lado y el sabor metálico de la sangre, el peligro en su mirada es lo que hace que el rubio finalmente retroceda un paso—, tu opinión me importa un carajo. Lo que creas o pienses que hice no es de tu jodida incumbencia.
Se acerca despacio, haciendo que Kenny retroceda hasta que sus rodillas chocan con el borde del retrete. Pierde el equilibrio, casi cayendo sobre este de no ser porque Eric envuelve sus dedos en la parte delantera de su camiseta y lo hala hacia él con fuerza, el gruñido que emite intensificándose.
—Pero que te quede claro una sola cosa. Kyle es mío, y yo puedo hacer lo que se me venga en gana con él —dice bajo—, lo que sea para que siempre sea mío. Y si eso implica llenarlo de cachorros, entonces así será.
Lo suelta de golpe dejándolo caer sobre el asiento del retrete, sacude sus manos y se gira para salir por la puerta.
—¿Qué harás cuando Kyle se entere? ¿Crees que estará feliz con saber lo que hiciste? —las preguntas le hacen detenerse, su mano suspendida sobre la manija de la puerta.
—¿Qué te hace pensar que alguna vez se va a enterar? —pregunta de regreso, mirándolo por encima del hombro. —¿O se lo vas a decir tú? ¿sin pruebas? —una sonrisa siniestra se forma en sus labios, los restos de sangre en la parte interna de sus labios y la punta de sus dientes haciéndolo ver más peligroso de lo que ambos saben que es, si es que eso es posible, —¿a quién crees que va a creerle, Kenny? ¿A ti? ¿o a su alfa?
El rubio no responde, petrificado en su lugar. No sólo por lo real que son sus palabras, considerando lo testarudo que podía ser Kyle es seguro que no le creería ni aunque le mostrara pruebas, que no tiene, de lo que está seguro hizo el castaño, sumado a que, especialmente luego de haberse marcado mutuamente, siempre parece tomar el lado de Eric por encima de cualquier cosa; sino también por lo lejos que el castaño es capaz de ir por poseer al pelirrojo.
Pero ¿de verdad le sorprende? Por supuesto que no.
Eso no significa que no le preocupe el bienestar de Kyle.
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—Ok, ¿se puede saber cuál es tu problema? —Kyle se cruza de brazos, apoyándose contra la encimera observando como Stan se mueve de los gabinetes a la nevera y de regreso a los gabinetes, fingiendo que realmente está buscando algo.
—No sé a qué te refieres Ky, sólo estoy buscando bebidas que necesitaremos para cuando esté lista la comida —responde el moreno sin mirarlo, deteniéndose con la puerta de la nevera en la mano, el frío del interior haciéndole estremecer.
—Stan, te conozco mejor que nadie, no tienes que mentirme, puedes decirme que te preocupa —el pelirrojo deja caer sus brazos, preocupación bañando sus palabras mientras se acerca a su amigo.
—Kyle, te conozco mejor que nadie, no tienes que fingir que es una gran casualidad que estás embarazado —responde Stan cerrando la nevera con fuerza, girándose tan rápido que Kyle debe retroceder un paso porque casi lo choca con su hombro.
—¿De qué hablas? —pregunta cruzando sus brazos nuevamente, esta vez de forma defensiva—. Los accidentes pasan, los métodos anticonceptivos no son 100% efectivos y da la casualidad de que mi pareja y yo tenemos una vida sexual saludable y...
—¡No...! —alza sus manos, apartando la vista, su rostro tornándose algo verde—. No necesito saber los detalles de la vida sexual de mi mejor amigo. Por favor, no.
—Hey, no es mi culpa —se encoge de hombros, apretando más sus brazos.
—Kyle, te lo digo como tu super mejor amigo —Stan respira hondo, entrelaza sus manos y la apoya contra sus labios un segundo, antes de apartarlas, señalándolo. —¿Qué carajo?
—Stan, fuimos a las mismas clases de educación sexual, sabes perfectamente qué...
—Hace menos de un año la idea de tener hijos, así sea en el futuro, te hacía retroceder violentamente. Tu carrera era más importante, tus palabras no las mías —señala el moreno—. Y antes de eso, cuando pensaste que podrías estar embarazo hace un par de años, no le dijiste nada a Cartman y te preparaste mentalmente para terminarlo de ser necesario.
—Las personas pueden cambiar de opinión, Stan —rueda los ojos, apartando la vista. No puede negar que eso es cierto; no significa que le guste que le estén tirando sus propias palabras de regreso.
—Y no puedes pretender que es una coincidencia que hayas quedado embarazado justo un mes, o mes y medio, después de que estuviste quejándote de como una de las compañeras de trabajo de Cartman ''se le insinuaba descaradamente'' —señala el moreno, ignorando su comentario.
—La perra se le ofreció en bandeja de plata, estando yo presente —escupe, mirándolo furioso—. Literalmente dijo que le daría hijos hermosos a Eric, estando yo parado a su lado. Tiene suerte que el culón estaba demasiado distraído mirándome el trasero como para prestarle atención.
—Demasiada información —Stan frunce la nariz. Una cosa es aceptar su relación y otra... está perdiendo el hilo—. Eso no justifica... lo que sé que hayas hecho para esto. Kyle, sabes que es una locura y, Dios me perdone, ¿qué pensará Cartman cuando se entere?
—No va a pensar nada, porque no se va a enterar —señala, apretando los dientes—. Y si lo hiciera no tiene más opción que quedarse conmigo, formaremos una familia juntos.
—¿Qué familia piensas formar si prácticamente lo estás obligando? —Stan da un paso hacia él, desesperado por hacerle entender. Alarga sus manos y las posa con suavidad en los hombros de Kyle, moviéndose para que lo mire cuando aparta la vista de nuevo—. Sí, Cartman se ve emocionado por el prospecto de tener un bebé, pero ¿qué pasará cuando se den cuenta que es más trabajo de lo que se ve? ¿el cambio de pañales, las noches en vela? ¡Y su carrera! Están en punto crucial de su vida, ¿vas a poner eso en pausa o echarlo a perder sólo por un simple arranque de celos?
Kyle, que durante todo su discurso parecía haber estado considerándolo, repentinamente se aparta, gruñendo con fuerza. Stan, que nunca había visto tanta agresividad en su lenguaje corporal, al menos no dirigida a su persona, retrocede un paso, sintiéndose amenazado.
—¿Arranque de celos? ¿Piensas que es por un arranque de celos? —sus labios se retraen ligeramente, dejando a la vista sus caninos, un gruñido más gutural abandonando su garganta. Podría ser un omega, piensa Stan retrocediendo un paso, pero siempre había sido un omega particularmente aterrador—. Esa perra no es nada comparada conmigo. Eric venera el suelo que camino. Es mío. Y no son celos. Es simplemente el paso más lógico que dar, para asegurarme de que nunca, ni en sus más locos sueños, se le pueda ocurrir dejarme.
—Acabas... ¡acabas de decir que venera el suelo que caminas! Literalmente están marcados, Kyle. Un lazo inquebrantable —Stan se arma de valor para acercarse, tratando de sostener sus manos, pero el omega retrocede gruñendo más fuerte en advertencia.
—Está hecho Stan —su mirada se oscurece un segundo, antes de que su expresión caiga, sus brazos se envuelven defensivamente alrededor de su vientre y, por Dios, Stan puede jurar que sus ojos se llenan de lágrimas. —¿O acaso estás... sugiriendo qué...?
Está tratando de manipularlo. Stan sabe que está tratando de manipularlo, es un asqueroso truco que se le ha pegado de Eric, usar sus lágrimas para jalar los hilos sensibles de su corazón. Lo peor es que funciona; no bromea cuando lo llama hermano y verlo tan vulnerable, aunque no sea más que una máscara construida para jugar el mismo juego sucio que el castaño, hace que su corazón se apriete.
Y Stan no puede evitar sentir miedo también. Miedo de los extremos a los que Kyle es capaz de llegar. Miedo de lo parecido que podían ser esos dos.
—Jamás sugeriría algo como eso —dice, sintiéndose derrotado. Dios, el día se supone que iba a ser alegre y ligero—. Sabes que jamás te sugeriría... pero tampoco puedo aceptar... estás jugando un juego peligroso, Ky, y cuando Cartman se entere...
—No se va a enterar —reafirma, su acto cayendo de forma tan súbita como lo montó. —¿Cómo se podría enterar? Le vas a decir... ¿qué? ¿qué me quejé contigo de esa compañera? Pensará simplemente que estoy celoso, se burlará de la situación por un par de días y luego lo olvidará.
—Kyle, por favor, reconsidera...
—¡Ya saqué las sillas! —la voz de Leo entrando a la cocina lo interrumpe y ambos se giran para mirar al rubio, que se detiene mirándolos confundido. —¿Sucede algo? ¿Por qué Kyle está tan estresado? Eso puede hacerle daño al bebé —inmediatamente el hombre se pone en modo protector, acercándose rápidamente a Kyle y abrazandolo para intentar calmarlo como le sea posible, su instinto omega en acción antes de que pueda pensar bien en lo que está haciendo.
Dulce y crédulo Leo.
—Estoy bien, Leo, no te preocupes —Kyle trata de soltarse del abrazo, palmeando su espalda con incomodidad —, sólo estábamos hablando de trabajo. ¿Verdad, Stan?
Stan podría llevarle la contraria, comentar algo que Leo tal vez no entendería a la primera pero que repetiría sin pensarlo demasiado en presencia de Cartman y este podría descifrarlo con más facilidad. Al menos para que cuestione a Kyle, al menos para que se detenga a pensar lo que está pasando antes de lanzarse de cabeza a la paternidad. Sin embargo, Kyle lo observa con intensidad a la espera de su respuesta, una advertencia clara en la sonrisa aparentemente amistosa en su rostro; hacer algo que pudiera empujar a Cartman a abandonar a su mejor amigo es cruel, considerando que están enlazados.
Considerando al bebé.
¿Cartman realmente dejaría a Kyle por algo como esto? Por lo que sabe simplemente se sentiría orgulloso. Ni siquiera le sorprendería que le emocionara. Que haya mejorado con los años no quita que siga siendo al menos un poco retorcido.
Cortados por la misma tijera, sin duda alguna.
—Así es, me estaba contando algo del trabajo que es muy estresante —afirma, tratando de sonreírle a Leo, pero sabe que ha fallado miserablemente por el ceño fruncido del rubio.
—Bueno, ahora debemos cuidar muy bien de Kyle, así que no más charla de trabajo —o no, piensa Stan suspirando resignado—. Kyle, deberías ir a sentarte un rato, yo ayudaré a Stan con las bebidas.
—Muchas gracias, Leo, es muy considerado de tu parte —el pelirrojo sonríe un poco más, palmea su hombro y sale de la cocina, lanzándole una ultima mirada de advertencia a Stan, aprovechando que Leo le está dando la espalda.
En su vida Stan jamás había sentido tanta lástima por el bienestar de Cartman.
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El resto del día se la pasan... tan bien como se la pueden pasar considerando que ni Kenny ni Stan pueden relajarse, no luego de la revelación que acaban de tener. Ver a los otros dos interactuar de forma tan normal e incluso melosa les revuelve el estómago.
Kenny, porque le preocupa como podría reaccionar Kyle al enterarse. Duda mucho que vaya a dejar a Cartman, no considerando que están marcados, pero con un bebé en camino las cosas podrían ponerse muy feas. Y pensar que el día se supone iba a ser relajado, una reunión como cualquier otra, los cinco comiendo de la comida a la parrilla para luego jugar unas cuantas partidas de algún juego, o viendo una película. Ahora no puede relajarse, con las miradas que de vez en cuando le lanza Cartman, oscura satisfacción en el fondo de sus ojos cada que Kyle ríe o se apoya contra él.
Stan no está mucho mejor, incapaz de disfrutar de la deliciosa comida. No con las miradas que le lanza Kyle a través del patio cada que él y Cartman se quedan mucho tiempo solos cerca de la parrilla. No con la forma en que Cartman parece flotar alrededor de Kyle, ofreciéndole comida de su propio plato, ayudándolo a moverse a cualquier lugar cada vez que al pelirrojo le place caminar por el patio o hablar con Leo.
Envueltos en su propia preocupación no notan que el otro comparte el mismo sentimiento.
¿Y Kyle y Eric?
Felices en su burbuja, pensando que tienen al otro atrapado en la palma de su mano, sin saber que hicieron lo mismo para asegurar que nunca puedan separarse.
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