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21. Viajes por carretera

—¡Venga, sube!
—¡Tengo tantas ganas de ésto...!

Zarbon y Dodoria montaron en un descapotable blanco, listos para su viaje para explorar ese entorno al que se habían acostumbrado pero que aún no conocían completamente. Un poco de turismo nunca venía mal y si además era en buena compañía...

—Vale, a ver... —Zarbon observó el GPS que mostraba su móvil y compraba información en Internet —. ¡Oh, mira! Hacia el norte hay un pueblo de montaña en el que hacen una mermelada de ciruela que tiene muy buenas críticas.
—¿Vamos para allá, entonces? —preguntó con una sonrisa ilusionada el rosado mientras arrancaba el motor.
—¡Sí!

El pelo suelto de Zarbon ondeaba con el viento por la carretera, dando una sensación de frescor y libertad que la música proveniente de la radio del automóvil acompañaba a la perfección.
Las plantas que bordeaban los límites de la carretera desprendían un suave aroma, propiciando más aún un ambiente relajado y lleno de vitalidad que el par de alienígenas disfrutaba con risas, más opciones de los lugares que podrían visitar y miradas llenas de complicidad y amor.

—Pues ya estamos —comentó Dodoria al entrar en el pueblo.

Los dos bajaron emocionados y fueron preguntando a quienes se iban encontrando dónde podían conseguir esa mermelada, siguiendo las instrucciones hasta una pequeña tiendecita. Y apenas unos minutos después salían de allí con varios tarros y unos bollitos en los que repartirlo.

—Vayamos hacia nuestros siguiente destino y... —comenzó a decir Zarbon, pero una expresión dubitativa por parte del rosado le detuvo —. ¿Qué ocurre?
—Y si... ¿Te importaría si simplemente fuésemos de paseo? ¿Sin rumbo fijo?

Zarbon le observó sorprendido un momento, pero no tardó en sonreír. Asintió conforme ante la idea. Le gustaba eso de... Ir despacio. Disfrutar el camino.
Se volvieron a subir al descapotable y retomaron su ruta... Sólo que esta vez sin algo en mente, simplemente lo que surgiera mientras comían de vez en cuando los bollitos untados de mermelada que habían conseguido.
Un día de relajación endulzado con ligeros toques de mermelada.

338 palabras

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