2. Rutina mañanera
Un bostezo salió de la boca de Zarbon mientras llegaba somnoliento a la cocina. El agradable olor del desayuno le recibió, invitándole a llegar hasta donde estaba Dodoria, aún con la sartén en las manos.
—¿Tortitas? —preguntó rodeando el voluminoso cuerpo de su compañero con los brazos.
Dodoria rió ligeramente y le dirigió una mirada de soslayo. Volvió a mirar hacia la comida que estaba cocinando y le hizo un gesto con la cabeza hacia la mesa.
Zarbon fue hasta allí y se sentó en una de las sillas, esperando a que Dodoria se le uniera para comenzar con el desayuno.
—Tienen muy buena pinta —dijo alegre sirviéndose un par junto con unos cuantos arándanos y un café.
—He usado la receta que me pasaste ayer. Se supone que deben estar más esponjosas —respondió Dodoria mientras se servía él también.
Tras el desayuno, Zarbon fue hacia el baño para arreglarse mientras el otro se encargaba de fregar los pocos utensilios que habían utilizado.
Unos pocos minutos después, llegó él también al aseo para lavarse los dientes mientras el peliverde salía de la ducha envuelto en una toalla.
—¿Hoy también tienes turno de mañana? —preguntó Zarbon al tiempo que se secaba el agua sobrante del pelo.
—Sí, cuando termines de grabar puedes pasarte por allí y comemos en algún restaurante de la zona.
—Claro, iré lo antes posible.
—Pero tampoco te pases, no puedo saltarme mi horario.
Zarbon se dirigió a la habitación donde comenzó a vestirse con el sonido de la ducha de fondo.
No pasó más de media hora cuando Dodoria llegó también a la estancia para ponerse la ropa mientras veía a Zarbon terminar de secarse el cabello y peinarlo con cuidado en su perfecta trenza.
—Yo me voy ya, cariño —dijo al poco caminando hacia el peliverde —. Te esperaré en la puerta de entrada en el caso de que llegues más tarde.
—Ten por seguro que no tendrás que esperar —afirmó con seguridad Zarbon.
Ambos compartieron un beso de despedida y Dodoria se marchó de camino al centro comercial en el que trabajaba, dejando a Zarbon terminando de embadurnarse en crema hidratante para estar radiante ante las cámaras.
—Listo, la fama me espera —terminó diciendo exultante Zarbon yendo hacia la salida de su apartamento, listo para empezar un nuevo día.
383 palabras
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