18. Abrazos
—Qué blandito...
Zarbon restregaba su cara en el pecho del rosado al mismo tiempo que le abrazaba fuertemente. Momentos antes estaban tranquilamente viendo la televisión en el sofá, pero de un momento a otro el peliverde se había abalanzado sobre el otro y había comenzado con aquella repentina muestra de cariño.
Y la verdad es que Dodoria no había puesto ninguna pega, sino que le había estado acariciando su melena con una mano mientras que la otra la mantenía en la espalda de su pareja.
—Y tan calentito...
Dodoria se fijó en el rostro soñoliento de Zarbon y sonrió. ¿Podría ser que estaba muy cansado y le estaba confundiendo con una almohada?
—¿Zarb? —preguntó llevando la mano con la que le acariciaba el pelo a la mejilla y dándole una leve caricia —. ¿Estás bien? ¿Quieres ir a dormir?
Los ojos adormilados del peliverde le miraron un momento y de nuevo los apartó al volver a enterrar el rostro en su torso.
Dodoria se preocupó un poco ante ese comportamiento y la falta de respuesta, pero enseguida respiró aliviado al escuchar la voz del otro.
—Hoy he tenido uno de esos días en los que cualquier cosa te sale mal. Me gustaría que me abrazaras un rato... Sentir tu calidez alrededor y saber que aunque haya sido un mal día siempre estás aquí.
—Zarbon... —una suave sonrisa se extendió en su rostro. Si era solo eso tenía fácil arreglo.
—Además, a ti también te gusta estar así, ¿no? —preguntó levantando un poco la cara, conectando sus ojos con los de Dodoria.
—Tenlo por seguro —dijo en voz baja.
Dodoria agarró el mando del televisor y apagó la pantalla para después acomodarse bien en el sofá, rodeando el cuerpo de Zarbon con la fuerza suficiente para que se notara arropado.
Vió cómo volvía a restregar la cara en su pecho, ahora con una gran sonrisa de satisfacción.
315 palabras
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