—Mmmhhh...

Dodoria se desperezó lentamente tras una noche de agradable sueño. Era estupendo poder dormir sin preocupaciones... Más aún si al despertar podía observar el rostro dormido de la persona que hacía palpitar con fuerza su corazón.

Acarició con suavidad su mejilla, pasando después sus dedos por la barbilla del peliverde, rozando con cuidado el contorno de su nariz y terminando por notar con la yema de sus dedos la suave y delicada piel de sus labios.

Zarbon sonrió aún adormilado por el cosquilleo cálido que sintió recorriendo su rostro y entre abrió los párpados, pudiendo ver la expresión llena de cariño que le brindaba Dodoria.

—¿Puedo preguntar qué hacías? —dijo tomando la mano del rosado con la suya propia.
—Darte los buenos días con gestos —respondió con un susurro acompañado de una sonrisa.
—¿Así?

Zarbon acercó la mano rosa del otro hasta sus labios y depositó un suave beso en sus nudillos, provocando que las mejillas de Dodoria se tornaran magentas.

—Hay un modo aún mejor —respondió esbozando una sonrisa pícara.

Apoyándose en su otro brazo, Dodoria se medio levantó para salvar la poca distancia que había entre ellos y se inclinó sobre el peliverde.
Zarbon sonrió al ver las intenciones del otro y separó levemente sus labios para recibir el tacto siempre tibio de los besos repletos de amor que le ofrecía su fiel compañero Dodoria.

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