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Capítulo 13: Te extrañe



Sorame estaba de regreso en la ciudad, todo parecía estar normal las personas entraban y salían por las puertas como lo hacían regularmente, aún faltaban algunas varias horas para que el sol se ocultara.

–Creo que... es mejor ir a casa, Lapsis debe estar esperándome.

Dijo Sorame mientras aún se encontraba en la puerta de la ciudad, Saikan la había traído en uno de los caballos dejándola simplemente en la entrada para luego regresar a la aldea. En ese momento ella miro hacia una bolsa la cual su medre le había entregado, la abrió y encontró diversas verduras y frutas perfectas para cocinar.

–Gracias mamá, sé que Lapsis debe estar hambriento.

Susurro mientras sonría, esto hizo que se emocionara pues sabía que a Lapsis le encantaba su comida, inmediatamente se puso en marcha hacia su casa, al llegar sus cejas se levantaron había algo extraño en el ambiente, al entrar a la casa no entro señales de Lapsis, el sillón estaba acomodado de tal manera que parecía que no había dormido ahí esa noche.

– ¿No estará en mi cuarto verdad?

Se preguntó a si misma subiendo a la segunda planta, pero por más que busco no lo encontró dentro de la casa.

– ¿Dónde se habrá metido?

Pensó saliendo por la puerta trasera, en ese momento ella se topó con una fogata que llevaba un tiempo apagada y a su alrededor algunos espinas de pescado, rápidamente miro a los alrededores encontrando la caña de pescar de Lapsis junto a la madera.

–esto si es muy raro... pensé que estaría pescando en el rio.

El misterio se incrementó cuando encontró el hacha de la casa tirada a pocos metros del bosque, a su alrededor habían varias pisadas las cuales se habían desvanecido levemente, el temor en su corazón incremento al encontrar una punta de lanza con sangre cerca entre los arbustos, era del mismo tipo que usaban los soldados de esta ciudad.

–Lapsis... ¡Lapsis!

Exclamo intentando llamarlo, inmediatamente empezó a buscarlo en los alrededores gritando su nombre, pero no encontró ninguna señal de Lapsis, temía por su amigo cualquier cosa podría pasarle en especial si los rumores eran ciertos.

–Lapsis ¿Dónde está mi ángel guardián?

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras exclamaba aquella pregunta, rezaba porque estuviera bien, quería regresar y encontrarlo en casa. Al regresar Sorame se sentó en el sillón abrazando la almohada como si sintiera que el ya no regresaría.

–Mentiroso...

Sollozo, recostándose sobre el sillón impregnado con el olor de Lapsis.

–Dijiste que nunca me dejarías...

Enterró sus uñas en la sabana frustrada, su rostro se distorsionaba ante su ira llenando sus ojos de lágrimas, pero, se quebró rompiendo en llanto.

–Regresa...

Abrazo la almohada con fuerza ocultando su cara en esta, sus lágrimas la empaparon mientras lloraba sin detenerse.

"Todos me abandonan" pensaba mordiendo la almohada apretando sus manos, aun así no quería que esto se terminara tan rápido, lo quería con él, de alguna forma se había vuelto parte crucial de su vida.

Justo cuando estaba por rendirse, escucho un fuerte golpe venir de la entrada, inmediatamente se levantó mirando hacia la puerta principal, sus ojos se humedecieron aún más, sin dudarlo soltó la almohada corriendo hacia la entrada.

Lapsis había regresado, su cuerpo estaba cansado tanto que apenas podía moverse, su cara estaba golpeada y ensangrentada, aun así Sorame lo abrazo con mucho cariño llevando la cabeza de Lapsis hacia su pecho.

– ¿Lapsis... dónde estabas?

Sorame pregunto con mucha dificultad mientras abrazaba a Lapsis con fuerza, sus lágrimas no dejaban de salir.

–Sora...me... lo siento... tuve algunos problemas...

Susurro Lapsis con dificultad mientras correspondía el abrazo con mucho cariño, estaba adolorido pero aun así tenia las fuerzas para responder al abrazo.

– ¡Idiota! ¿¡Adonde fuiste!? ¡Estaba preocupada!

Exclamo abrazándolo con más fuerza, su llanto era más claro en cada ocasión.

–Perdón por preocuparte... pero... aprietas muy fuerte...

Lapsis apenas podía hablar, el pecho de Sorame le cortaba la respiración dificultándole el habla, al darse cuenta ella lo soltó comenzando a limpiar sus lágrimas.

–Perdón... yo soy solo una tonta... estas muy lastimado y yo te herí aún más.

Hablo Sorame intentando calmar su respiración, pero en ese momento sintió como una cálida mano acaricio su mejilla izquierda.

–No lo digas... solo estabas preocupada por mí.

Acaricio suavemente sus mejillas juntando sus frentes mientras este le sonreía conteniendo sus lágrimas.

–Estaba muy preocupada... cuando vi la lanza... pensé... pensé... que te había perdido... ¿Dónde estabas?

Lapsis limpio las lágrimas de Sorame con mucho cariño mientras la miraba a los ojos.

–Ayer en la noche me capturaron los soldados ellos me llevaron a la cárcel, me torturaron para saber que era... no dije nada, al final me dejaron libre... pero me vigilaran...

– ¿Por qué no te defendiste?

–Si lo hacía... tendría que irme de la ciudad para protegerte... o moriría en ambas rompería mi promesa.

Sorame acaricio las mejillas heridas de Lapsis mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

–Perdón Lapsis... te dejaron así por protegerme... no quiero que te lastimen por mi culpa.

–No es tu culpa... yo decidí quedarme... Jeje creo que debí ir contigo... al menos pude mantener mi promesa...

Sorame sonrió ante aquellas palabras, aunque se sentía culpable ella le regalo un cálido beso en sus labios, solo duro unos breves segundos.

–No te vuelvas a alejar de esta manera nunca más... quédate a mi lado por favor.

–Este es mi hogar ¿Por qué me alejaría de tu lado?

Algo cálido se hizo más fuerte en su corazón, ambos sentían culpa y ambos querían proteger al otro, pero más que nada querían estar juntos.

Lentamente las heridas de Lapsis sanaron, su rutina se hizo más estrecha, ambos intentaban estar juntos el mayor tiempo que se pudiera. Sin darse cuenta habían dejado de ser solo amigos.

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