Capítulo XXIII:Reencuentros.
En cuanto la puerta de la habitación del pelirrojo se cerró detrás de ellos, fue como si una atracción magnética los llevará a unirse en un torbellino de pasión desenfrenada y deseo latente.
Él tomó posesión de los labios de la ella mientras ella se aferraba a él como si fuera la fuente de su salvación, sus labios se recorrían por completo reecontrandose con ese pasado tan perfecto donde estaban juntos y no podían apartarse sin necesitarse de inmediato.
Ella gimió contra su voluntad al sentir como prácticamente le arrancaba la blusa y el sujetador y los lanzaba a algún lugar de la habitación, no se quedó atrás y le quitó la chaqueta y la camiseta mientras sus manos le recorrían cada rincón visible.
Se acostaron en la cama del pelirrojo y todo comenzó a volverse un torbellino de lujuria y pasión.
--Castiel...--Gimió sintiendo como besaba sus pechos y jugaba con sus pezones.
Sus manos se recorrían y sus labios se marcaban como en el pasado, parecía que simplemente habían pasado horas desde su separación y no cuatro años.
Ella se posicionó sobre él, le sonrió coqueta, le beso los labios, el mentón, el cuello y siguió con su recorrido mientras él la aprisionaba contra su cuerpo.
El tiempo simplemente volaba mientras se entregaban a la pasión del momento y las prendas comenzaban a sobrar e iban a parar a algún lugar de la habitación.
En cuanto alcanzaron la unión máxima la habitación se llenó de gemidos y suspiros incomprensibles.
El vaivén era caótico y exitante, con cada movimiento sentían que alcanzaban el cielo con los dedos y se perdían en el mismo hasta caer de lleno en el clímax de la situación.
--Te amo..--Jadeo él contra el cuello de ella, Sucrette enredo sus dedos en los cabellos del pelirrojo mientras repetía las mismas palabras con sentimientos igual de poderosos que los de él.
{...}
Horas más tarde la pelinegra caminaba rumbo a su nueva habitación llevando con ella las maletas que ya había retirado del hotel, la sonrisa no la abandonaba para nada.
Colocó la llave en la cerradura y abrió la puerta, ingresó, había una chaqueta verde en una de las camas, así que tomó la otra y se tumbó con el pensamiento de que su vida al fin había encontrado el cause perfecto.
Cerró sus ojos dispuesta a tomar un siesta y luego ordenar sus cosas pero la puerta de la habitación se abrió, Sucrette se sentó en la cama para saber quien interrumpía su dulce momento de paz.
--Supongo que eres mi compañera.--Dijo la chica con tono despectivo.
--Sí, soy Sucrette.--Dijo y presenció como la chica cerraba la puerta, caminaba hasta su cama y se sentaba.
--Soy Yeleen.--Dijo mirando sus uñas, al momento que sus miradas se encontraron frunció el ceño.--Eres la chica que estaba con Castiel...--
~;Me toco con una de sus locas fans..--Pensó la pelinegra con disgusto.--Sí, soy su novia..--
La mandíbula de la chica se desencajo, pero enseguida la miró con molestia y empuño sus manos.--Pruébalo.--
--Lo que paso en el patio es más que suficiente.--Dijo sin deseos de pelear.
--Entonces.. ¿Por qué nadie supo de ti hasta ahora?--La chica no quería rendirse a la evidencia.
--Eso no importa, lo nuestro era secreto y ya tiene bastante tiempo.--Dijo sincera.
Yeleen suspiró molesta y se concentró en su celular.
~;Por el momento no quiero lidiar con las fans de Castiel..--Pensaba mientras guardaba sus cosas en la parte del armario que estaba libre.
Luego fue a darse una ducha, al terminar se cambió y salió, tomó su celular y notó que tenía un mensaje de la administración de la universidad así que fue a ver que sucedía, al llegar realizó un trámite simple donde firmo unos papeles que la autorizaban a comenzar clases de inmediato, después de todo era solo la primera semana de clases.
La tarde estaba comenzado a caer así que deseaba ir a su habitación a descansar.
Al salir del edificio pudo ver un chico con cabellera rubia.~;¿Es Nathaniel?--Se preguntó insegura ya que el chico en sí vestía todo lo contrario a lo que solía vestir Nathaniel hace algunos años.
Pero supo que sí era al momento de que comenzó a acercarse a ella.
--Sucrette, que sorpresa verte de regreso..--Dijo mirándola de pies a cabeza rápidamente.
--...Llegué hace poco....--Dijo aún sorprendida.
Él le sonrió insinuante.--¿Te gustaría ir a dar un vuelta por la ciudad?--
Ella dudo unos segundos pero finalmente aceptó.
--Tú partida fue inesperada.--Comentó mientras caminaban por uno de los callejones de la ciudad.
--Tuve algunos problemas familiares y opté por alejarme.--Dijo aunque ocultó gran parte de la verdad.
Siguieron conversando de temas triviales hasta terminar sentados en una de las bancas del parque.
La noche ya había caído, el silencio se había adueñado de la atmósfera pero era un silencio cómodo.
Él le rozó la mano con los dedos y al verlo le dio un cortó beso en los labios.
Ella no atinaba a reaccionar--...Nathaniel yo.--
Se puso de pie--....Sé lo que tienes con Castiel.--Dijo como si nada.
--¿Cómo?--Preguntó sorprendida.
--En el instituto eran muy obvios los últimos meses además de que he escuchado algunas de las canciones que obviamente te dedico, ese beso era lo único que necesitaba para terminar de preguntarme como hubiera sido.--Su tono era sereno.--Será mejor que regresemos.--Dijo y dio media vuelta, Sucrette lo siguió de cerca sin poder creer la calma con la que tomaba esa situación hasta podría decir que se notaba desinteresado.
Al llegar a la Universidad siguieron caminando hasta entrar al edificio de la residencia.
--Hemos llegado, supongo no querrás que te acompañe a tú habitación.--Soltó con cierto tono sugerente.
--...No, nos vemos luego..--Dijo y caminó hacía el ascensor mientras él se iba.
⭐⭐⭐⭐Continuará.⭐⭐⭐⭐
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