Capítulo 20
—Esta será tu habitación, no es muy grande pero tiene una cama cómoda. Para mí eso es suficiente —comentó el don mientras le mostraba su cuarto. El rubio comenzó a desempacar con entusiasmo ya que su abuelo quería ver sus habilidades y le daría un espectáculo. Era el momento perfecto para lucirse, sin embargo el recorrido de la casa no había terminado.
—Hola —saludó Matías a los enfermeros y sirvientas que se encargaban de su abuelo, todos eran muy amables—. No les daré trabajo, yo cocino mi propia comida y lavaré mi ropa para que ustedes sólo se centren en mi abuelito.
—Eso está muy bien, pero igual no iban a atenderte —comentó Maximiliano mientras contenía la risa.
El rizado rodó los ojos para luego seguir nuevamente a su abuelo por la casa, le mostró la sala de estar, el comedor, el jardín y una biblioteca parecida a la que se encontraba en la mansión. No había ninguna escalera en toda la casa por obvias razones.
—¿Ya terminamos? Quiero mostrarte mis poderes —preguntó emocionado, aunque Maximiliano le lanzó un libro que el rubio consiguió esquivar.
—¡¿No tienes paciencia?! Todo el tiempo estás yo, yo y yo.
—Si, ya entendí —respondió Matías al tomar el libro del suelo y dejarlo en un lugar en el estante.
—Este es el lugar más importante de esta casa —comentó al acercarse a uno de los estantes de madera fina, al golpearlo las baldosas del piso se hundieron, haciendo unas especie de escaleras—. Es como el de tu casa, ¿no? Pero no he bajado ahí hace tiempo.
—¡Entonces vamos! —dijo el rizado al tomarlo de los hombros para levantarlo, pensó que sería más pesado pero pudo hacerlo con facilidad. De una patada lanzó la silla de ruedas hasta el fondo de la escalera secreta, haciendo que su abuelo gritara y golpeara su espalda en todo el trayecto—. No te retuerzas, me vas a hacer caer.
—¡No te pedí que me alzaras!
—Y... llegamos —con su abuelo colgado en la espalda, en plena oscuridad, logró encontrar la silla y la levantó—. Con cuidado, despacio —se dijo a sí mismo mientras lo sentaba nuevamente.
—Más te vale que no se haya roto.
—No le pasó nada, ¿dónde está la luz? —se preguntó, entonces comenzó a buscar el interruptor por la pared y hallándolo un momento después. El lugar se iluminó rápidamente, sin embargo esa no era una tumba ni mucho menos, sino que había unos extraños espejos, siete en total, en el centro de la habitación.
—Esta escultura fue hecha por mis padres —murmuró Maximiliano—. Fusionaron sus poderes pero no me explicaron cómo.
—¿Fusionaron sus poderes? —repitió Matías sorprendido. Antes de que preguntara para qué funcionaba esa escultura, vio a su abuelo acercarse y tocar una base la cual tenía la forma de una mano. Parecía que analizó sus huellas, entonces Maximiliano se ubicó frente a uno de los espejos y llamó al rubio.
—Volviendo a verlos, siento envidia de estos bastardos —comentó el anciano. Eso le pareció muy extraño a Matías, tal vez era resultado de la edad. Sin embargo el reflejo de su abuelo lo sorprendió ya que no se encontraba en silla de ruedas. El reflejo seguía los movimientos de Maximiliano al hablar aunque su ropa también era diferente, el espejo por alguna razón no captaba su reflejo, como si fuera un vampiro de repente—. ¿De verdad me veo tan jodido, tan viejo? —preguntó mientras se movía alrededor de los espejos, cada uno mostraba su reflejo con diferencias.
—¿Qué es esto? —susurró el muchacho confundido. Cuando terminaron de dar una vuelta alrededor, acabaron frente a la base y Maximiliano animó a su nieto para colocar la mano y ver sus reflejos.
Con un poco de duda él lo hizo y se acercó al primero de los espejos. Al mirarse no sintió la misma sensación al ver su reflejo, era más bien mirar a otra persona, una exactamente igual a ti pero con sutiles diferencias.
—Aquí tengo el cabello negro, en este uso un elegante traje, aquí parezco un vagabundo y en este... son una mujer, que linda —comentó rápidamente con emoción—. ¿Qué significa? ¿De verdad son otros yo?
—Esta cosa está formada a partir de los escudos de mi madre y los portales de mi padre, no creo que te envía a ningún lado te muestra otras realidades, otros mundos. Lo sé, es un poco difícil de entender y asimilar.
—Se llama multiverso, tampoco es tan complicado —dijo Matías al cruzarse de brazos.
—Los jóvenes de hoy se toman todo muy a la ligera —comentó al acercarse a su nieto para ver cada reflejo personalmente—. Mira, eres tú pero con otras vivencias. El Castel del traje tal vez sea el que siguió las reglas de tus padres y renunció a sus poderes.
—Seguramente, tengo el peinado horrible de papá —masculló mientras había una mueca de disgusto.
—La chica seguramente hizo lo mismo y es modelo, tal vez tiene un compromiso con el hijo guapo de un empresario —supuso su abuelo, haciéndole pensar que esa vida sería la de una novela romántica y dramática—. El tú de cabello negro seguramente se droga y escucha música satánica.
—No jodas, recién noto que aquí tengo el uniforme de la Unidad de Captura. En este universo también conocía a Ángelo Vega —habló con un brillo en sus ojos.
—¿Unidad de captura? ¿Conoces a la familia Vega?
—Si, ¿también los conoces?
—Bueno, los padres de Diego Vega son mis vecinos. Están a unos 5 kilómetros de aquí —la respuesta de Maximiliano dejó sorprendido y emocionado al muchacho, tal vez si tenía suerte podría volver a ver a su amigo.
—Conocí a Ángelo Vega, fue cuando me hice esta herida —le explicó para luego enseñarle la cicatriz de su cuello.
—Ya veo, has pasado por mucho.
—Mmm, no tanto como él —Matías regresó a los reflejos, ahora estaban frente al que parecía a un vagabundo—. ¿Qué crees que pasó con él?
—Todo lo que digo son suposiciones pero ese es el espejo 4, mi reflejo en él desapareció hace mucho —le explicó que eso significaba que había muerto en ese universo—. Seguramente ese Castel nunca volvió a casa, continúa escapando de la mercenaria y vive en la calle como puede.
—Haciendo shows en los parques, defendiéndose de los ladrones y escapando de Lady Hell—agregó el rizado, hasta hace poco eso hacía él. Sin embargo, su otro yo no parecía tener heridas visibles como la de su cuello, aunque eso no significaba que se encontraba en un mundo perfecto y con una vida feliz—. Él no te tiene, ni cuenta con sus padres.
—Sí pero debe haber alguien más, otras personas. Tus yo pueden tener diferencias mínimas en sus vidas pero sus mundos es un tema diferente.
Esas palabras dejaron pensativo al rubio, entonces levantó su mano estando dispuesto a tocar su reflejo pero Maximiliano tomó su muñeca rápidamente.
—No lo toques, tienes poderes y algo podría pasar —le advirtió, entonces él alejó su mano.
—Entiendo, prometo que no lo haré —le dijo con una sonrisa.
En ese momento escucharon un rugido, siendo el estómago de Maximiliano, ya era de su café. Matías nuevamente lo alzó sobre su espalda, diciendo que luego volvería por la silla de ruedas.
—¿Sabes cocinar? Se me antojan unas facturas con dulce de leche para acompañar mi taza de café —comentó mientras subían cada escalón.
—Ah sí, lo haré —asintió a pesar de no tener idea de cómo hacerlo. Buscaría una receta en internet y lo haría bien cueste lo que cueste.
~~~~~Fin~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro