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Capítulo 18

—¿Muchas preguntas? Entonces tú tienes poderes... ¿por qué no me lo dijiste? —cuestionó, sin embargo ella le dio una sonrisa.

—Por fin hablas conmigo.

—¿Por qué quieren que mis poderes desaparezcan? ¿Qué es este lugar? ¿Quién es ella? —le dijo al avanzar con pasos decididos hacia su madre. Ella borró su sonrisa para luego suspirar y acercarse hacia la tumba.

—Ella es mi abuela, una original —murmuró al tocar la placa—. Los originales fueron las primeras personas con poderes y somos descendientes directos de una de ellos —comenta para luego caminar hacia los polvorientos libros.

Ella toma uno de ellos luego de quitarle el polvo y se lo entregó, diciéndole que es el diario de Antonella, aunque él la aparta. No iba a leer otra tonelada de libros si su madre podría darle las respuestas.

—¿Qué pasa? ¿Por qué la bisabuela está así?

—Ella... Ella se suicidó, usó sus poderes y desde entonces ha permanecido en ese féretro de cristal —le dijo para luego enseñarle una foto grupal en uno de los diarios.

Matías miró la imagen, viendo que Antonella estaba en la foto junto a otras personas. Eran los originales. Su madre deja el diario en sus manos, diciendo que no puede estar allí ya que había renunciado a sus poderes hace años.

Él quedó solo nuevamente, así que suspiró y comenzó con la lectura.

"No sé cuánto tiempo llevo aquí, me ofrecí para estos experimentos pero no creí que nos trataran como animales. Johan me tranquilizó diciendo que las pruebas ya habían terminado pero todavía siento las agujas en mi cuerpo.

Cada voluntario fue sometido a diferentes experimentos extraños, los doctores no respondían ninguna de mis preguntas. Sólo espero no morir del dolor."

—No hay fechas ni nada —se dijo para continuar leyendo, el diario estaba escrito sin señalar cuánto tiempo había pasado desde un suceso a otro.

"Estábamos entrenando, ahora éramos soldados pero nada era normal, ya no éramos humanos. Johan también había cambiado, su piel se hizo negra, como las sombras y yo podía hacer muros de cristal, pero no controlaba muy bien mi habilidad.

Los doctores tuvieron la brillante idea de dispararme para que mis poderes despierten completamente, si moría ellos sólo empezarían de nuevo con el experimento con otro sujeto de prueba.

Si no fuera por Johan habría muerto ese día."

—¿Qué hizo? ¿Cómo te salvó? —se pregunta Castel, desesperado por la forma en la que está escrito el diario.

"Johan me explicó que, desde que me salvó, lo han estado persiguiendo pero no podían atraparlo. Su poder le permitía teletransportarse y juró que también salvaría a nuestros compañeros."

"Hoy Johan apareció con Alicia, esa chica no había cambiado en estos años, todavía seguía teniendo 15 años al contrario de nosotros. Parecía que los años ya no pasaban para ella además de tener su súper fuerza."

"Me siento mal, es tu culpa Johan. Pero también te amo, espero que nos volvamos a ver muy pronto. Tal vez para entonces nuestro hijo ya nazca."

"Este día fue el mejor de mi vida, Johan regresó a tiempo para el nacimiento del bebé. Fue un niño sano y lo llamamos Maximiliano."

—El abuelo... —murmuró Castel en ese momento—. Señora siga escribiendo, quiero saber más —dijo molesto para luego seguir leyendo.

"Johan me explicó la razón de sus largos viajes. Al utilizar sus poderes y cruzar sus portales sólo transcurre un segundo para él, pero para el resto pueden ser horas o días. Se vio obligado a decírmelo cuando debimos escapar de nuestros perseguidores, incluso me mostró la fecha, seguía siendo el mismo día pero habían pasado dos meses."

"Luego de pensarlo mucho, decidí hablar con Johan. Todo salió bien y aceptó no volver a usar sus poderes, temía que se perdiera muchos meses, incluso años. Le pregunté qué pasaría si se fuera y al regresar yo ya hubiera envejecido. Él también mencionó algo que no había pensado antes, algo mucho peor, Maximiliano podría heredar sus poderes y sufrir por ello."

—¿Eso es todo? —se preguntó el rubio indignado. En ese libro explicaba la razón por la que su abuelo y madre renunciaron a sus poderes pero para él no era suficiente—. ¿Qué pasó después?

Él siguió buscando en otros libros, aunque Antonella ya no había escrito nada más. Los otros libros contenían fotos de la familia, la vida entera de Maximiliano. Su primer corte de cabello, sus primeros pasos, primer día de escuela.

—Me parezco un poco a él —susurró para sí mismo, tenían los mismos rizos y ojos claros—. Pero heredé los poderes de Antonella, no de Johan —se dijo para luego soltar un suspiro.

"Mamá finalmente me explicó, siempre de niño le preguntaba porqué no tenía un papá mientras que mis amigos si. Me dijo que esperó a que tuviera edad para decírmelo y estaba relacionado con las cosas extrañas que yo sabía hacer.

Yo sí tengo un padre y no nos abandonó como pensaba, era mucho más complicado. Todavía me cuesta procesar ese asunto de los poderes y, debido a ellos, estábamos separados."

"Hoy mi padre se presentó ante mí, fue muy incómodo. Regresaba de la escuela y los encontré en la sala. Mi madre se veía molesta, creí que estaba hablando de nuevo con los hombres que querían invertir en nuestro negocio pero él me llamó por mi nombre.

El hombre me era muy familiar, cabello castaño claro, barba, ojos verdes, sentía que lo había visto antes. Entonces me dijo: Has crecido mucho... ¿Ya tienes 15 años?

Mi madre estaba molesta porque él había roto su promesa de no usar sus habilidades. Él estaba empeñado en vengarse de las personas que habían experimentado con ellos y sus compañeros. Sin embargo nos explicó la última vez que él se teletransportó fue cuando yo tenía 5 años y había aparecido ahora 10 años después."

—No abuelito, Johan no los dejó. Yo también me habría vengado de esos tipos —comentó para luego cerrar el libro de golpe, pues había escuchado pasos arriba.

—Joven Matías.

—No puede ser —maldijo por lo bajo al escuchar a una de las sirvientas, entonces esperó a que ella dejara la biblioteca para salir de ese lugar, si alguien ajeno a la familia viera la entrada secreta, estaría en un serio problema con su madre.

Mientras los empleados lo buscaban desesperadamente por toda la mansión, él caminó hacia la sala ya que escuchó que lo estaban buscando porque habían llegado visitas. No estaba muy animado en recibirlas pero era bastante raro las veces que alguien tenía permitido entrar a la casa, si no se trataba de inversores era alguien de la familia.

—¿Dónde estabas? —preguntó su padre en un tono molesto.

—Estaba en mi habitación, no es mi culpa que no sepan buscar bien —respondió en un tono bajo. El hombre quedó sorprendido ya que su hijo habló nuevamente con él.

—Está bien, ve a vestirte.

Él se refería a que cambiara su camiseta azul y los pantalones sueltos, que en realidad era su pijama, sin embargo alguien más los interrumpió.

—No hace falta, somos familia. Lo que me molesta es que debí venir personalmente para ver que mi nieto regresó —dijo el hombre mayor que se acercó a ambos con ayuda de una silla de ruedas—. ¡Pueden hacerme una llamada o enviarme un mensaje de texto por dios!

—Ya papá, tienes razón. No te alteres tanto —le dijo la mujer con una sonrisa y paciencia que la caracterizaba, al menos era así con su padre—. Matías saluda a tu abuelo y pide perdón.

Matías miró a su padre, por su expresión sabía lo que estaba pensando, algo como: ¿qué hice mal? ¿por qué mi hijo deja la familia? ¿qué más puedo hacer para que no escape?

—Hola abuelito —lo saludó al momento de acercarse y terminar inclinándose para estar a su altura—. Perdón.... No quise desaparecer así.

—¿Perdón? —repitió indignado para luego avanzar y golpear la cabeza del rubio con la suya.

—¡Ah! —chilló el muchacho debido al dolor, su frente rápidamente tomó una coloración roja pero eso no era todo porque el regaño apenas comenzaba.

—Ustedes debieron darle una paliza como castigo por lo que hizo. ¡Pudiste haber muerto!

—Ya sé, lo entiendo pero aquí... Me sentía atrapado en esta casa. Tenía guardias detrás de mí todo el tiempo y no los abandoné... Sólo quería... quería hacer algo por mí mismo —susurró mientras mantenía la mirada abajo, un momento después una idea vino a su mente y tomó la silla de ruedas para salir de allí con don Maximiliano rápidamente—. Tengo muchas cosas que contarte, abuelito. Vamos a la biblioteca.  

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