Era de noche, y me quedé viendo el cielo nocturno artificial que se había instalado; mientras, mi mamá y mi hermana ya se habían acostado. No podía dormir porque me imaginaba el momento en el que mi hermana no pudiera aguantar más su condición, y luego ella se rindiera y no tuviera más esperanza, y luego... No hubiera nada más por hacer.

Ya habíamos pasado varios años debajo de la superficie, y no mostraba ningún signo de mejora. Parecía que no mejoraba, sino todo lo contrario, y eso me dolía demasiado.

Luego de pasar un rato mirando el techo por la ventana, dirigí la mirada en lo primero que viera al voltear mi cara; y cuando giré la cabeza a la izquierda, vi el edificio CASSS que estaba en el centro de la ciudad. En ese momento, tuve una epifanía impactante ante mí. Ya sabía lo que tenía que hacer si quería salvar a mi hermana.

¿Que si iba a ser un reto? ¡Sí! ¿Me podría costar la vida? No cabía la menor duda ¿Sobreviviría? Incierto. Pero, entre arriesgar mi vida a seguir viendo a mi familia preocupada y al filo de la desesperación, prefería perder mi vida intendando darle a mi familia aquello que cualquiera de ahí preferiría tener: Una vida digna, plena y segura.