Vete al diablo, adorable Potty.
Imagina que de un día para el otro tu acosador bien hijodeputa se convierte en su versión de nueve años por un estúpido deseo que hiciste en un momento de... Estupidez.
¡Es tan frustrante! Porque me siento culpable. ¡Y Cassiopeia Malfoy no nació para sentirse culpable de algo que le sucede a James Sirius Potter! Pero igual, me he partido el maldito cráneo toda la noche pensando.
No dormí. Me desvelé por pensar en Potter... Maldita sea, esto es pecado capital para mi. Iré al infierno.
En la mañana tenía ojeras horrendas pero mis ojos seguían muy abiertos. Solté un suspiro apartando las cortinas de mi cama. La luz chocó contra mi cara y gruñi.
—Gu-a-u, Cassie tu cara es un asco.
—Gracias por el halago, primita.
Adela me sacó la lengua mientras yo iba al baño arrastrando los pies.
Me duele la espalda, me duele el trasero y la cabeza. Te odio Potter, por arrastrarme a la enfermería, por hacer que me desmaye y por desvelarme.
¡Ah! Y agreguen el simple hecho de existir.
Luego de hacer milagros con el maquillaje para ocultar mis ojeras, fui al comedor con la misma expresión de zombie. Al entrar, una chica de Gryffindor pegó un grito al verme.
Rápido, al ver mi cabello rojo furia, se tapó la boca.
—Pe-perdón, yo no quería...
—Sigue caminando —Sisee entre dientes y fui a mi lugar.
Dios, esta un desastre la oí cotillear con sus amigas, piqué un pan de queso y bostece un poco.
—¿No dormiste, Cassie?
Albus se sentó a mi lado y me dedico su usual sonrisa, yo le di una mueca con la boca llena de pan. Lo trague y respondí.
—No pude... Demasiado qué pensar... Albus debes ayudarme —Murmuro con voz desesperada.
—¿En qué?
—Oh, le hice algo a Jam-Potter... Bueno, técnicamente no, pero si —Jugue con mis dedos mientras él fruncía el ceño.
—¿Qué hiciste?
—Bueno...
Se oyó una caída estrepitosa en la puerta del comedor.
Potter, con su ropa tallas más grande, habia tropezado. Ahora Fred y Frank reían a carcajadas señalándolo. Me tapé los ojos unos leves segundos para volver a verlo.
Él se fijó en mi dirección para lanzarme una mirada de Esto es tu maldita culpa.
—Ese... Ese ¿Es James? —Balbuceo Albus pálido como el papel.
Asentí muy a mi pesar.
—¿Cómo mierdas hiciste eso?
—Oh, bueno... Digamos que cuando ves una estrella fugaz cualquier cosa se cumple —Reí como retrasada pero él no, así que aclaré la gargante y adopté una expresión seria—. ¿Recuerdas la estrella fugaz no?
—Casi me mata, claro.
—Pues yo... Yo en ese momento había dicho Potter, a veces desearías que fueras el de antes, eras agradable, supongo que se lo tomó muy a pecho y... ¡Tará!
Otra vez apareció el pánico en su rostro.
—¿Qué?
—¡¿Los deseos de verdad se cumplen?!
—Pues si, eso creo —Me encogí de hombros.
—Maldición, lo siento Cassie —Tomo mis hombros y me sacudió levemente—. ¡Yo no quería! Estaba histérico.
—¿Qué hiciste?
—Yo... Yo... —Traga saliva seguro dando sus plegarias—. Yo desee que tu y James se besaran de una buena vez.
—¡Hijo de puta! —Le di un golpe en la cabeza.
Es idiota, al diablo, Albus ya no es mi Potter favorito. Ahora lo es Lily, ¡Por más que ella y yo no hablemos!
Gracias a Albus tuve que escabullirme todo el santo día de Potter. Tuve que faltar a pociones porque esa la teníamos Gryffindor/Slytherin.
¡No quiero que mis bellos labios toquen a los pecadores de Potter-lame-... Umm todo lo que tengas las chicas!
Acabé en un rincón de la biblioteca donde casi nadie iba. Claro, siendo libros tan viejos... ¿Quién se atrevería a leerlos? ¡Ja! Nadie tendría tan poca vida social como para...
Oh verdad, yo los leo y Rose también.
Recoste mi cuerpo en el nido de mantas que mi amiga pelirroja y yo hicimos para que sea más cómodo leer. Cerré los ojos intentando calmarme.
Tal vez debería intentar con el yoga. Hacer el saludo al sol o algo así.
—Con que aquí te metiste.
Pude escuchar mi propio alarido de tristeza. Al abrir un ojos vi al pequeño Potter de brazos cruzados mirandome enfadado.
—¿Por qué no te había visto en todo el día?
—¿Y eso qué te importa?
—Adela dijo que tenías diarrea explosiva —Dijo rápido.
Esa perra, ¿Cómo se atreve a decir semejante estupidez asquerosa?
—¡No es así! —Chillo con la cara y el cabello del mismo tono rojo—. Adela va a morir.
—Bien, no interesa ya —Se sentó a mi lado y yo me separe incómoda—. ¿Qué te pasa?
—Nada.
Choqué con un estante y un libro se cayó en mi cabeza. Lloriquee como idiota.
—¡Jajajaja! —Se burló Potter—. Eres tan torpe.
—Silencio tonto —Susurro enfadada—. Es una biblioteca.
Esta vez me hace caso. Para distraerme, tomo un libro y comienzo a leer. Bueno, creo que me he enganchado muy rápido.
Al cabo de un rato recuerdo el mini James está junto a mi por lo que volteo.
Y no se para que mierdas lo hice.
Sus labios de niñato rozaron los míos por unos segundos. Chillé histérica.
—¡No! ¡Yo no soy pedófila! ¡Ushca! Alejate.
Él tenía las mejillas rojas y llena de pecas... Oh ahora puedo recordar sus pecas, últimamente ya ni me fijaba en eso.
—Perdona Cassie.
—Claro, lo sientes, por supuesto —Dije sarcástica—. Ni se te ocurra volver a hacerlo o...
—¿O qué? —Me sonríe arrogante como siempre.
Incluido con su ternurita de niño eso lo hace ver... Agh, intolerable
—Se lo digo a Ethan.
Su semblante se oscurece.
—¿Ethan? ¿Estás con ese idiota aún?
—¡Si! Y no es idiota —Frunzo los labios—. Él es mejor que tú —Murmuro.
Ethan, cerebrito, pero adorable. Novio desde hace... ¿Dos años?
—Él es aburrido —Canturrea y yo le tiro un libro.
—Adiós Potter.
—¿Qué?
—Que te vayas al diablo —Sonrío—. Adorable Potty.
—¡No me digas Potty! Odio eso.
—Y yo te odio a ti.
Me levante y salí de ahí.
Definitivamente la muerte de Potter debería ser adelantada.
Razón número 1467 para odiarlo.
Se cree lo mejor. Y no, no lo es.
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