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Noche de miedo.

N.A: See, el título como la peli 7u7 Es que son miedosos xD

Aflojé mi corbata mientras salía del baño, supongo que me dio un pequeño mareo el recordar que éste recorrido lo daré con mi dolor de cabeza... No, no es mío, quiero decir, con un dolor de cabeza.

Papá protesto durante un largo rato, y yo lo apoyaba, pero Minerva McGonnagall no cedía ni con dos Malfoy matándola con la mirada. Mamá se mantuvo serena e incluso inició una cordial conversación con los demás... Ella siempre tan ella.

He dicho Draco, no me contradigas. En ese momento levantó un poco la voz, mi padre se cruzó de brazos e hizo un mohín cerrando la boca, yo lo imité.

Está bien... Pero que Potter no se sobrepase... Aunque no lo creo a éstas alturas. Hizo referencia a su enana estatura, y ambos dedicamos sonrisas burlonas a Potter, él me sacó la lengua.

¿Y así decía que no era un niñito?

Llegué al punto de encuentro me recoste en la pared. Cerré los ojos momentáneamente.

Cassie, hoy no matarás a nadie, no hagas nada tonto, manten la calma, no peleas... Inhala, exhala.

—¡Arcoiris! —Hice una mueca de inmediato—. ¿Practicando mentalmente tus coqueteos?

Abrí los ojos y bajé la cabeza para mirarlo con molestia.

—No. ¿Podríamos comenzar ya?

Me aparté de la pared y caminé por el pasillo hacia la izquierda.

Las piernas de Potter, eran mucho más cortas que las mías por lo tanto estaba casi trotando junto a mi. Me miraba de vez en cuando, sé que buscaba las palabras para entablar una conversación. Pero yo no quiero hablar, en éstos momentos tan solo quiero terminar con el trabajo e ir a dormir.

Mientras caminabamos un nombre pasó por mi cabeza.

Louis.

Él era tan dulce... Y tan inteligente. Me sorprendía poder entablar conversaciones sobre libros muggles con él, me daba varias opiniones tan bien elaboradas que algunas palabras me las repetía mentalmente para ir por el diccionario luego.

Creo que de verdad me gusta... Aunque ya me gustaba, de no ser así no le había besado, ¿A quién engaño? Lo habría besado aún si no me gustaba tanto... ¡Es Louis Weasley! Es todo un reto conseguir estar a la altura de él como para tener más de una cita o besarlo.

Y yo lo conseguí... Perras.

Reí ante mi propio pensamiento y paré a sujetarme de las rodillas, inclinándome hacia adelante.

—¿Y así sigues negando que estás loca? —Me pregunta burlón.

—Al menos loca en el buen sentido —Murmuro volviendo a retomar la compostura.

—Oye Cass —Rodé los ojos, ¿Por qué siempre me hablaba con tanta confianza? ¿Qué se cree?

—¿Qué?

—¿Sigue en pie lo de ayudarme? —Pone una sonrisa inocente.

—Oh, dejame pensar... ¿Tú qué crees? —Alzo una ceja.

—Si.

—¡No!

Volví a la carrera y saqué mi varita para alumbrar el camino.

—¿Por qué? ¿He hecho algo malo?

Le di una mirada ofendida.

—Más que malo, me han castigado más de dos veces por tu culpa...

—Por tu temperamento explosivo, en realidad.

—Como sea, pero tú me sacas eh.

—Oh si, y adoro hacerlo, te ves bien con el cabello rojo, no entiendo porqué no lo usas siempre...

Intenté cambiar el color de mi cabello, pero me fue imposible.

Inhala, exhala Cassie, calma, manten la... Busca nuevamente la calma, seguro está por ahí... ¡No! La muy perra de la calma se ha ido, quiero matarlo.

¡No me gusta que hable de mi estúpido pelirrojismo!

—No te interesa Potter, en verdad no te interesa.

—Claro que si, sólo que a ti te gusta llevarme... La contra.

Paramos en el instante en el que escuchamos los resoplidos.

Como una criatura aspirando con dificultad.

Trague saliva mientras me aferraba a mi varita. Noté que Potter también sacaba la suya.

—¿Oíste eso? —Susurró.

—Si... Lo oí muy bien para mi gusto.

Nos quedamos en silencio largo rato para luego dar un respingo al volver a escucharlo, ésta vez más fuerte.

—Tío Ron contó una vez... Y sé que estabas ahí Cassie, lo recuerdo...

—Que en su segundo año en Hogwarts —Seguí mientras daba una vuelta completa sobre mis talones.

—Mi padre y él fueron a la cámara de los secretos...

—Y el que la cuidaba era... Era... —Mi voz fue sonando chillona.

—¡Un basilisco! —Gritamos a la vez y salimos corriendo despavoridos.

—¡No puede ser un basilisco! —Dije—. ¡Tu tío dijo que tu padre lo mato!

—¿Y si el maldito se regenero? —Pude oir mi gemido de miedo—. ¿Y si ahora busca venganza?

—¡Pues te mata a ti! ¡Yo soy Slytherin! Y... Aunque suene mal, también soy sangre pura.

Odiaba decir eso, mamá me ha enseñado que la sangre no lo es todo pero... ¡Ese Basilisco sólo mata a impuros! Bendita suerte la mía.

—¡Estúpida! —Me dice mientras patinamos al girar una esquina.

Los resoplidos seguían a nuestras espaldas.

—¡Mamá! —Lloramos al unísono —. ¡Mami te necesito!

¿Es posible que ni siquiera Filch se apiade y salga de la oscuridad diciendo ¡Niños fuera de la cama! ¡Hay niños fuera de sus camas!? Yo me lanzaría a llorar junto a su fea gata en éstos instantes

No sé si es la desesperación del momento, pero casi puedo sentir un aliento caliente en mi nuca.

¿Qué pasa si cierro los ojos para no ver los suyos? ¿Me comerá? ¡Maldita sea yo no quiero morir así! Mi muerte debe ser más glamurosa, no con mi uniforme mal puesto, llorando y tal vez, en ese momento, llena de pis.

—¿No eras Gryffindor? —Reclamé al llorón de Potter.

—¡Es un maldito basilisco! ¿Quieres que me haga el macho mirándole a los ojos?

—¡Sería algo genial!

—Prefiero ser un nene de mami.

Llegó un punto en la que nuestras piernas nos fallaron y tropezamos a la vez. Mi mentón rebotó contra el piso y mordí mi lengua, el sabor a sangre no tardó en llegar.

—Dios de vida, Dios mío, olvida que soy poco creyente y ayudame —Comencé a rezar cerrando los ojos y juntando las manos—. Si lo haces, prometo que festejaré la Navidad pensando en tu hijo y no en la comida o regalos. Prometo que no escupiré en el ataúd de Potter...

—¡Oye!

—Sino en su tumba cerrada pero por favor salvame de éste... ¿Perro?

Un Matin Napolitano paró ante nosotros y ladró, su baba cayo en mi cara pálida. Tras él vinieron Adela y Albus corriendo como locos.

—¡Frodo! Oh Dios mío, Frodo —Adela lo abrazó con fuerza—. Mi bebé, ¿Estás bien? —Me miró —. Oh, hola Cassie.

Yo apenas podía seguir viva, iba a infartarme.

—Es un perro —Dije.

—Si.

—Es tu perro.

—Si.

—¡¿Desde cuando tienes un maldito perro?!

—No son los únicos que desearon cosas a esa estrella —Acarició la cabeza del perro—. El mío se cumplió ayer y Hagrid lo estaba cuidando pero...

—Ella quizo mostrarle el castillo y él salió corriendo de repente —Explica Albus—. ¿Y ustedes por qué estan tirados en el suelo como si esperaran su muerte?

Trague saliva.

—No es un basilisco —Mi voz sonó bajito.

—No lo es —Asintió Potter.

Nos miramos y nos largamos a llorar a la vez.

—¡Gracias Dios! ¡Pero esto no significa que iré a la iglesia o veré el canal muggle de religión!

—Y esto no significa que nuestra conversación ha terminando, arcoiris...

¿Por qué no puedo ser feliz por más de un minuto? Mejor hubiese sido el basilisco... Eh, no hablo enserio.

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