Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Madame Pompón me engaña.


Me duele todo.

Me duele incluso el esfuerzo de abrir los ojos. Pero aún así intento hacerlo, porque muero por la curiosidad de saber quién toma mi mano.

Mi mirada choca con la de Potter. Entrecierro un poco los ojos mientras mi vista se enfoca y noto la felicidad en su rostro de niño.

... ¿Qué mierdas pasó? ¿Por qué estoy en la enfermería y con Potter?

—Hola —le oigo decir y luego gruño.

— Maldita sea, ¿Qué me hiciste, pedazo de mierda extraterrestre?

Mis finas palabras con mi voz horriblemente grave sólo causan que su sonrisa se agrande. Suelto mi mano de la suya con una mueca.

 —¿Por qué estoy aquí?

—El juego, Cassie...

Sentí un dolor agudo en mi sien mientras la imagen de una budgler yendo hacia mi se reproducía en mi mente. Ya recuerdo, caí de la escoba...

— ¿Quién ganó? —pregunté de repente, preocupada.

Alzó las cejas, se veía sorprendido.

— En serio... ¿es lo primero que preguntas?

¿Qué más podría preguntar?

Me encogí de hombros mientras ladeaba la cabeza. Él suspiró.

—Pensé que preguntarías sobre tu diagnóstico...

—Y quiero saber el diagnóstico del partido, maldita sea.

—Te fracturaste muchos huesos, ¿Sabes? —siguió ignorando mi pregunta.

—Potter —sisee mirándolo enfadada.

— Cassiopeia -dijo igual, enfadado—. Casi te estrellas contra el piso...

— Perdimos, ¿No? —hice una mueca y respiré hondo.

Maldita vida. Perdí ante las águilas, y todo por una estúpida budgler.

—Sí, ¿Bien? Perdieron. El buscador de Ravenclaw atrapó la snitch cuando tú caíste.

La furia se encendió dentro de mi.

—Y Albus... Le dejó hacerlo.

— ¡Albus te atrapó antes de que cayeras y posiblemente si no lo hacía, ahora siquiera estaríamos hablando! —se levantó de un salto, notablemente irritado.

Apreté los labios y miré con interés mis manos.

—Pues al menos habríamos ganado —mascullé en voz baja.

— ¡Eres... Eres... Agh!

Lo miré con cansancio—. Oh, ya lo sé. Pero nadie te obliga a estar aquí soportándome, Potter.

—No, no me obligan, estoy aquí porque quiero.

Respiré hondo y un dolor volvió a recorrerme. Cerré los ojos deseando que eso apaciguara esos pinchazos en todo mi lado izquierdo, no lo hizo.

— ¿Y Scorpius? —inquirí luego de un rato.

Ya no me apetecía su presencia, tampoco la de Albus, tan sólo quiero a mi hermano.

—Rose se lo llevó hace un rato.

Abrí los ojos, ardiendo en mi ira.

—Me dejó... ¿Y se fue con ella? —mi voz sonó más sombría de lo que imaginaba.

Scorpius fue con su maldita Weasley en vez de quedarse con su hermana... ¡Es un jodido idiota! ¡Y ella es una perra!

—Sé lo que estás pensando -asegura-. Ahora lo llamas traidor en tu mente, ¿No?

—Es un traidor. Va con esa... esa...

—Es mi prima.

¿Y eso debería detenerme? Maldita sea.

—Pelirroja —terminé diciendo, ya sin inspiración para un insulto mayor.

Una sonrisa estúpida aparece en su rostro. La imagen de él y yo jugando a la edad que él aparenta se aparece en mi mente por unos segundos.

Pero él lo arruina.

—Tú también eres pelirroja.

—Oh no, claro que no.

—Tu cabello dice otra cosa.

Llevé mis dedos a mi cabeza, tomé un mechón y lo llevé ante mis ojos, solté un chillido y mi cabello pasó a naranja, luego verde, finalmente quedó castaño.

Lo que sea, todo es mejor a ser pelirroja.

—Maldito Potter— lloriqueé removiéndome en la cama para darle la espalda—. Vete.

—Nop.

—Ahora.

—Nah.

¿Se está burlando de mí?

—Si no te vas, voy a...

—Señorita Malfoy —Madame Pomfrey aparece de la nada, mujer infernal, mata pasiones—. Ya veo que está bien, incluso ha comenzado con sus amenazas.

Ruedo los ojos.

Se acerca a mi. Me tiende un vaso de contenido dudoso.

— Supongo que eso sabrá asqueroso —arrugo la nariz mientras me acomodo sentada.

—Quiero que lo tengas en tu boca, no lo tragues.

Tomé el vaso y observé el contenido, era marrón y parecía viscoso. Su olor tampoco ayudaba...

—No gracias —declaro y el tiendo el vaso haciendo arcadas.

—Insisto... Vas a beberlo todo, Cassiopeia— sonríe pero sus ojos de anciana malvada dicen otra cosa.

—No.

—Vas a tomar el vaso y vas a tener la poción en tu boca por cinco segundos, luego te la vas tragar toda. Fin.

La observé con odio. Ella suspiró y luego dijo.

—Si la bebes, te curas de inmediato— sonríe por un segundo.

Y entonces el vaso estaba rozando mis labios y un asqueroso líquido era retenido con mucho esfuerzo en mi boca, conté hasta cinco en mi mente, sintiendo mis ojos húmedos, luego lo trague dejando un mal sabor en mi lengua y un ardor en la garganta.

Prácticamente lancé el vaso a la mujer mientras esperaba el milagro.

Pero nada sucedió.

Seguía sintiéndome como antes.

Gruñi hacia Madame Pomfrey.

—Me mintió...

Sonrió de lado—. De otra forma no ibas a beberla.

— ¡Pudo haber sido veneno! —llevé mis manos a mi garganta y comencé a dramatizar—. ¡Usted desea matarme!

—No diga tonterías, señorita Malfoy.

Respiré hondo sintiendo un mareo que me obligó a recostarme.

—Mi padre se enterará de esto —balbuceo tapando mis ojos.

—Bueno, ella saldrá de aquí hoy —informó como si yo no estuviese allí— . Se nota que está mejor, pero tampoco es que esté completamente bien, aún necesitará varios cuidados especiales.

— ¿Cuáles?

—Alguien que impida que corra, suba a una escoba, intente asesinar, no se, un abogado o una estadía en el calabozo.

Odio a esta vieja.

—Hablando en serio, señor Potter, hay varias cosas que la señorita deberá evitar, como los dulces, los dulces van en contra de la medicina que ella consumirá cada ocho horas.

— ¡¿Qué?! ¡Debe estar bromeando! —chillo pero ella ni me mira.

—A partir de ahora, una dieta sana.

Sana mis polainas. Yo como todo lo que quiera.

—Y así lograrán curarse todas sus heridas internas -al fin me mira-. Todas menos la que está en su cerebro.

Abro la boca para soltar la grosería más sucia que se me ocurrió, pero de pronto comencé a ver un arcoiris tras Madame Pompón... Oh, he dicho pompón...

Suelto una risa mientras una cabra aparece a mi lado e intenta comer mi cabello.

 —¡No! ¡Cabra mala!— balbuceo.

—Creo que ya está haciendo efecto...

Ellos me miran, ¡No me ayudan a apartar a la cabra!

—James— digo y le doy golpes en el brazo—. La cabra quiere comerme... Oh James, ¡Eres un niño! ¡Estoy en el pasado!

Él me mira raro mientras una boa se lía a su cintura para ajustar sus pantalones de animal print.

—Yo puedo cuidarla —dice finalmente.

— ¿Seguro? Esto no dura mucho, y posiblemente al final esté muy enfadada.

—Ya me he acostumbrado a eso.

Creo que necesito ir al baño de ponys.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro