Mi vida no podía estar peor en estos momentos.

La nariz me chorreba, la garganta me dolía con sólo respirar. Sentarme en mi propia cama era cansador, además de que todo me daba vueltas... Estoy enferma.

¡Estoy enferma y tendré que faltar a clases! Dios mío, que vergonzoso.

No entiendo como terminé tan mal, tal vez ésa leyenda que me inventé hace un par de años era real. Estar mucho tiempo junto a Potter enferma, y muy mal. Yo estuve tres horas con él anoche... Una mala decisión, Cassiopeia.

Me removí en la cama gimiendo con dolor, aunque creo que parece una escena del exorcista, esa pelicula muggle, porque elevo las caderas mientras mi cabeza queda enterrada en la almohada y las manos se aferran a la manta.

—¡No puedo faltar! —Dije ahogada en el satén verde—. Nunca he faltado a clases.

Adela golpeó mi trasero y me obligó a estar en una posición decente.

—No Cassie, por Merlín, cualquiera estaría feliz de estar en tu lugar.

¿Estornudando y desangrandose? No lo creo.

—Callate Nott —Dije golpeandola con la poca fuerza que tenía—. Tú no sabes lo que duele.

Pude notar un brillo de burla en sus ojos antes de que dijera.

—No estarás sola al menos...

Escuché un ladrido y cerré los ojos con fuerza. Por favor, Dios, dime que no es...

—¡Frodo estará contigo todo el día!

Puta madre.

Bueno, lo siguiente que puedo decir es que me pase la mañana acompañada de un enorme perro baboso y un rompecabezas de Gilderoy Lockhart que la tía Daphne había regalado a mamá, y como papá odiaba a ese tipo... Bueno, sirve para el aburrimiento al menos.

—Es rubio... Me jode, parece Louis —Lloriqueo y lanzo el rompecabezas lejos.

Puto Louis ardiente... ¡Puto Chubby Bunny!

Y de paso puto Potter.

—Oye Frodo... ¿Y si vamos con McGonnagall? Seguro ella va a darme tareas —Aplaudí mientras intentaba levantarme.

Él simplemente ladró y se levantó.

—Uyyy, espera ahí —Me voltee mareada y estornude—. Se supone que tú no existes... No puedes ir conmigo.

Puso carita de llorón y... Nop, que feo, ¡Dios! Es el perro más feo que vi en mi vida.

—Frodo, sentado, quieto y... Tumbado... Bueno, lo que haga un perro, todo menos pipí y popo, ¿Okay? Okay. Adiós.

Caminé pegada a los muros y gimiendo como zombie. Como estaba sola me permití gemir al ritmo de Summer, Calvin Harris... Podría hacer una fiesta.

Oh, estoy delirando.

En la sala común estaban los Backyardigans con Sportakus cantando

Tengo fiebre. Voy a desmayarme.

Las mazmorras nunca fueron tan... Wow, qué oscuro, me siento vampiro, ¿Debería ir a beber sangre? ¡SANGRE!

Soy la descendiente de Drácula, temed idiotas.

Debería escribirlo en una pared... Seguidores de Crepúsculo, temed a los verdaderos vampiros.

—¿Malfoy? —Oí una voz desesperante y muy conocida.

—¡Weasley! —Respondí girando hacia él, sintiendo mi cabeza muy pesada—. ¿Qué haces en las mazmorras?

—... No estas en las mazmorras.

Oh, qué rápido camino.

—Bueno —Frunci el ceño a la cebra que pasaba—. No deberías estar fuera de clases... Esto amerita un castigo.

—No es tu problema.

Comencé a sentir náuseas y me doblé hacia el suelo presionando mi panza. Todo estaba dando vueltas.

—¿Vas a parir o algo asi, Malfoy?

—Callate —Dije ahogada—. Sólo empeoras la situación.

Respiré hondo varias veces y me senté en el suelo cerrando los ojos. Pero ese malestar no se iba.

—¿Qué pasa aquí?

Lo que me faltaba... Potter enano jodiendo aún más el día.

—Creo que está enferma.

Wow Weasley, tu capacidad deductiva es impresionante... Quisiera decírselo pero no puedo hablar.

—Oh oh... —Balbuceo Potter.

—¿Por qué oh oh? —Alzo la cabeza y Fred Weasley mira a su primo con el ceño fruncido—. ¿Qué hiciste?

Termina riendo por mi miseria.

—Pues... Me puse un perfume ayer, se suponía que era irresistible, pero tiene algunas fallas con las mujeres —Se cruza las manos en posición inocente.

—Potter —Dije señalandolo con un dedo temblando—. Voy a partirte el trasero.

—Ni que fueras un hombre gay...

Con esa horrenda imagen en mente terminé desmayada en medio del pasillo.

***

—Tocale la nariz... Con ganas.

Alguien metió su dedo asqueroso en mis fosas nasales.

Di una palmada a esa mano jodida y abrí los ojos. Potter estaba a horcajadas sobre mi, seguía en el pasillo y me dolía la nuca.

De verdad... ¡¿AHORA NO ERA CAPAZ DE ARRASTRARME A LA ENFERMERÍA?!

—¡Sal! ¡Sal niño diablo!

—No tengo sal, pero si una dotación de labios irresistibles —Mueve las cejas y yo lo empujo lejos.

No voy a besar a un niño... ¡No lo besaría ni aunque fuera un chico de mi edad!

—Debo ir a la enfermería —Informe volviendo a sentir ese feo mareo—. ¡Ahora!

—Pues camina mujer —Dice Weasley cruzándose de brazos.

Lo miré con la boca abierta.

Potter le dio un codazo—. Llevala.

—¡Puaj! Serpiente mocosa, no.

—¡Fred! No olvides que...

—¡Jodido manipulador!

Me subió a su hombro sin ninguna delicadeza.

Tal como yo le vomité la espalda y el trasero.