Es un comienzo.
Mastiqué ruidosamente mi chicle a sabiendas de que Adela odia eso. Ella apretó los puños intentando concentrarse en su juego. Abrí la boca y la pegué a su oído.
—¿Te desconcentra esto?
—Ay Cassie, es un asco —Me dio un empujón con cara de que iba a llorar—. Ese ruidito de mierda me pone de los nervios.
—Ya rubia, dejala en paz —Dijo con suavidad Albus mientras examinaba el tablero de ajedrez—. Quiero ganarle ya.
Adela chasqueo la lengua hacia él y le miró ofendida. Pude ver la sonrisa ladeada de Albus formarse.
—¡No me vas a ganar!
—Vamos, nena, sabes que si.
Admiré como el rostro de mi amiga se sonrojaba y fingí arcadas tapándome los ojos.
¡Oh Dios! Nadie quiere ver a sus amigos coqueteando descaradamente.
—Creo que me voy —Dije levantándome y en tono dramático—. No soporto verlos coquetear. Oh, Albus, vamos al cuarto —Puse una voz más aguda y luego una gruesa—. Pero nena, es mejor en público. ¿Qué?. Hablabamos de leer, ¿No?
No es que sea así pero... Ah vale, si es así.
—Cierra la boca, Cassie —Me espetó enfadada Adela.
Oh, y aún se molesta en negarlo.
—Adiós rubia —Pude oir la risa de Al cuando salía de la sala común.
Vagué un poco por ahí antes de decidir ir al campo para poder volar. Entonces debía ir por mi escoba.
Usualmente, para los partidos usaba una Barredora, siendo yo la guardiana. Pero papá me compró una escoba fantástica hace un año, la adoro en realidad, es una Saeta de Fuego, la verdad han salido otras escobas mejores, pero esta... Es simplemente genial.
La guardo en un aula vacía, las que aún no se han reconstruido totalmente, está en un armario encantado.
Cuando ya la tuve en mano fui al campo de quidditch para volar un rato.
¿Qué más puedo decir? La velocidad, el viento en mi cara, eso hace que mi mente se desconecte. Me encanta.
—¡WIII! —Grite para luego volar muy alto, estaba en las nubes blancas, luego caí en picado.
Ni siquiera podía escuchar mi propia carcajada llena de adrenalina, sólo el viento rugir en me oídos. Cuando estaba a metros del suelo, desvíe la escoba y fui un poco más lento.
Deberías ser buscadora. Dijo Albus alguna vez. Eres mejor que yo... Patearías el trasero de James cada juego.
Me gusta patear el trasero de Potter... Pero sé que esto no lo lograré. No lo hice aquella vez que jugamos como buscadores en la madriguera, cuando tenía doce y él apenas comenzaba a ser estúpido.
Él me ganó. Pude ver la snitch, pero... Me distraje, digamoslo así, por más que odie aceptar eso.
Es mejor ser guardiana, no tengo que preocuparme de Potter, él es buscador, no cazador, no tengo porqué poner mis ojos en él.
Estaba a punto de chocar contra la gradería cuando desperté de mis pensamientos. Chille y casi caigo de la escoba.
Suficiente por hoy.
Bajé con las piernas temblorosas y me senté en el pasto para tomar aire. Mi cabello era un desastre. Estaba parado para todas las direcciones y enredado.
—Te ves... Condenadamente mal —Se burló una voz chillona a mis espaldas.
—Oh Potter, casi muero del susto, pensé que el kinder estaba atacando Hogwarts —Puse una mano en mi pecho y mi cara de susto mortal—. Pero sólo eres tú.
—¿Sólo yo? ¿Cómo puedes decir sólo es Potter? —Frunce el ceño—. Nadie dice eso.
—Yo no soy nadie, soy alguien. ¡Ja!
Tome mi escoba e iba a levantarme, pero él me detuvo.
—No, no te levantes, quiero hablar contigo.
—Puedes hacerlo igual si estoy parada.
—No. Te. Levantes.
Me tomó unos segundos entender.
—¿Te da pena ser tan enanito, Potty? —Burle sonriendo con malicia—. ¿Que yo sea la giganta ahora?
—Agh, callate —Farfulla bajando la mirada—. Eres molesta.
—Esto es lo que tu decías que te gustaba —Me encogí de hombros.
—Aún me gusta.
—¡Ja! ¡Tonterías! —Sacudo mi mano intentando borrarle la sonrisa de encantador de su rostro—. Di porqué jodes mi paz, y más te vale no ser un "Sal conmigo, Malfoy"
—Sal conmigo, Malfoy —Canturrea divertido.
—Te he avisado, idiota. Y no salgo con niños.
—No soy un...
—Si lo eres —Lance una risa burlesca.
—Cuerpo de niño, alma de hombre —Se golpea el pecho dando a entender su machonidad.
Ruedo los ojos. Vaya, últimamente hemos tenido conversaciones más largas que un. ¿Me darías el honor de salir conmigo? No. ¿Vamos juntos a Hogsmeade? No. Sal conmigo, arcoíris. No.
Y demás cosas, todas con un No incluido.
—Quisiera volver a mi cuerpo normal lo antes posible —Se cruza de brazos y yo alzo una ceja—. Dime que hacer.
—No es tan simple. Digamos que tal vez no recuerdas que tan amable eras antes.
—¡Ni siquiera logro recordar qué desayuno, Cassie!
—Además no es simplemente hacer cosas —Digo despacio y arranco un poco de pasto—. Es ser mejor, es dejar de ser presuntuoso y todo eso que según adolescentes calientes, es genial es un chico para una novela con su famoso favorito.
—¿Para ti no es genial?
—Entre el tipo malo ardiente que cambiaría por mi, y el chico adorable que es mi amigo fiel, yo elegiría al adorable.
Se dejó caer ante mi. Wuu, es súper ver a James Potter arrastrarse así.
—Entonces enseñame a ser el chico adorable que todas, menos tú, enviarían a la friendzone.
—No interesa lo que yo quiero Potter —Frunci el ceño y acaricié mi escoba—. Sé que quieres tenerme a tus pies, pero esto no es para eso, es para que pienses en lo malo de todo lo que has hecho últimamente. Y la verdad no te haría mal volver a ser el chico amante de las bromas y el quidditch.
—¿Y cómo empiezo? —Respira hondo.
Yo doy un inicio de sonrisa.
—¿Crees que puedes jugar quidditch, Potty? ¿O incluso en eso me temes?
—Siempre puedo jugar quidditch, arcoíris.
(...)
—No puedo creer que incluso teniendo el cuerpo de un niño de nueve años puedo atrapar una snitch antes que tú.
—Pasa que yo soy guardiana, Potter, no estoy acostumbrada a perseguir objetos pequeños.
Sé que fui yo la que lo propuso pero... ¡Ahora estoy cabreada! Me ganó las tres veces, esto es malo. Tan malo como ver su sonrisa satisfecha.
—Oh, me encanta tu cabello rojo, se te ve sexy.
Deje de caminar y me quedé tildada. Eh... Él lo dice siempre pero ahora...
—¿Qué te pasa? —Alza la cabeza para mirarme confundido.
—Lo que dijiste.
—Si, ¿Y?
—Es raro que un niñato me lo diga —Pongo cara de incomodidad—. Me siento pedófila.
—Oh vamos Malfoy —Se ríe a carcajadas—. Sigo siendo yo.
—Exacto, eso es el problema.
Suspira y aprieta los labios.
—Pues entonces lo siento.
—¿Jum?
—Lamento decir eso, ya no lo diré si te molesta.
¿Se disculpa enserio? Di un silbido impresionada.
—Guau, supongo que si te vas a empeñar en hacerlo bien.
—Si, ¿Va? Ahora dime si dejo de hacerlo o no —Mira sus zapatos.
—No serias James Potter si no me andaras dando comentarios pícaros —Doy una media sonrisa—. Pero debes comenzar a ser más caballero.
—¿Cómo?
—¡Ve con Albus!
Se muestra enfadado mientras sus manitas se cierran alrededor de su escoba.
—¿Él es acaso un caballero?
—Por supuesto. Todos los Slytherins son caballeros y damas.
—¡No me hagas reír!
—¡No me hagas enfadar porque ya no te ayudo!
—Está bien —Dice cortante—. Vamos con el idiota.
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