Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Deseo cumplido.

—Y es por eso que soy tan bella —resumí mientras me pintaba las uñas en mi cuarto de Hogwarts.

Verónica frunce el ceño— Eh, se supone que nos hablabas sobre el regalo de Potter y eso...

Chasquee la lengua y pasé nuevamente el barniz plateado por mis uñas, no iba a estar en esta situación si Adela no abría la boca, pero como me tocó una prima bien perra. Bueno, cada quien paga sus pecados a su modo.

— Un regalo, así de simple.

— Un regalo muy significativo —ahí otra vez, Adela la perra hablando.

— No tanto.

— Lo guardó aunque se lo tiraste a la cara hace seis años.

—Cualquiera lo hace.

—Yo no lo haría —se cruza de brazos.

— Porque eres una perra.

— Ninguna de nosotras guardaría lo que se nos tira a la cara —habla Lindsey sonriendo un poco.

— Es que todas ustedes son perras.

Gruñen rodando los ojos.

—¡Dios Cassiopeia! ¡Eres imposible!

Así me adoran, admítanlo.

— ¿Acaso no es obvio? — Verónica está a punto de tirarse los pelos.

Alzo las cejas hacia ella— . Perdona, no te entiendo.

— ¡Está loco por ti!

Sonrío—. Ya se, como el noventa y nueve por ciento de la población masculina lo está, el uno por ciento es gay o es Fred Weasley.

— Hablo enserio... literalmente loco.

Dejé el esmalte a un lado y las miré— ¿De verdad?

Mhh, dijeron a la vez asintiendo. Moví las manos con rapidez.

— ¡OH DIOS, TAMBIÉN TE GUSTA!

Adela va a hacerse pipí si sigue así.

Ruedo los ojos—No, idiota, quiero que se seque el esmalte.

— Pero...

— No me gusta de esa manera... sería pedófilo si lo hiciera —razono.

— Pero él no es un niño en realidad —puntúa Lizbeth, otra de mis compañeras—. ¿Acaso olvidaste que en realidad tiene nuestra edad y está más bueno que los panqueques de mora azul?

—¿Y tú por qué decides que está bueno?—inquiero y soplo mis uñas mirándola amenazante.

—  ¿Celosa?

— ¿Te importa?

Suspiran y todas se lanzan de espaldas a sus camas, sigo soplando a mis uñas mientras las observo, son unas exageradas.

Por supuesto que se que Potter gusta de mi, no soy idiota, por favor, él lleva ya mucho tiempo repitiéndolo. Pero de ahí a que yo esté enamorada de Potter... se pasan, él es guapo con su edad actual, pero no creo estar precisamente enamorada.

No me van los estúpidos, los prefiero con sobresalientes y demás.

—Cassiopeia... ¿Qué piensas de Potter?

Lo pensé durante diez segundos—. Que es Potter.

—Hablo enserio.

— ¿Qué quieres que te diga? ¿Que ahora disfruto de su compañía? ¿Que sin pensarlo recurro a él todos los días? Pues más vale que sea eso, porque ya lo dije — mascullo y luego cierro la boca, apretando los labios.

Todas me miran, una sonrisa en cada rostro, en cada maldita perra.

Suelto un alarido de dolor exagerado.

¿Qué mierdas he dicho?

— James te gusta.

— Puede ser.

Sus chillidos por poco me dejan sin tímpanos.

***

Después de escapar casi exitosamente de la habitación de las rositas fresitas, subí a los jardines para ir con Hagrid o algo así, porque él al menos me daría un poco de té y no comenzaría a chillar cosas como Cassie y James juntos bajo un árbol... ¿Verdad?

Me quedo quieta a mitad de camino, cruzada de brazos, intentando taparme porque no tomé un abrigo antes de salir.

James... ¿Me gusta?

Un calor envuelve mi cuerpo y abro los ojos como platos, creo ver una luz por el rabillo del ojo, pero la ignoro. Me tiemblan las piernas.

Narra James.

No puedo entenderlo.

—Se supone que debe gustarme, ¿No? —le murmuro a Lorcan y Lyssander—. Pero... pero no logro disfrutarlo lo suficiente.

—Tal vez te estás volviendo... un niño de verdad, dime, ¿Ahora crees que las niñas tienen liendres? -inquiere Lorcan señalando a las chicas que corrían con ropa de deporte ajustada ante nosotros.

No, idiota le gruño y golpeo su brazo, él finge que le duele, pero ya verá cuando vuelva a la normalidad, le dolerá hasta la médula.

—A mi me gustaría creer que, en realidad, Cassiopeia ya te tiene en sus garras por lo que pasó en Navidad —dice Lyssander con la espalda al tronco del árbol al que estábamos trepados, levantó un poco la vista de su libro de animales fantásticos—. Así al menos te veo como un hombre y... Y disipo mis sospechas de homosexualidad.

Ruedo los ojos, ¿No pueden dejar de sospechar cualquier cosa ante todo lo que hago? Es irritante y...

—Un momento, ¿Qué dijiste? —me vuelvo a Lyssander, parpadeando varias veces.

—Que tengo sospechas de homosexualidad.

—¡No lo digas, James! —interrumpe Lorcan gritando un poco cerca de mi oído izquierdo—. Estás colado por mí, obviamente, soy el hermano sexy.

—Ugh, no, hablo de lo otro —froto mis sienes intentando ignorar la supuesta mirada seductora de mi amigo.

—¿Cassiopeia? —asiento cerrando los ojos, escucho la carcajada de Lyssander—. Sí, amigo, te tiene en sus garras, ya lo veo.

—¿Garras? Ni que fuera Gryffindor, es una serpiente, Ly, ella está rodeándolo —Lorcan exagera con las s mientras habla—. Sssuaavemente le esssta chupaaando la sssangre.

—Esos son los vampiros —le recuerdo lamentándome por tener un amigo tan idiota.

Él sisea y voltea nuevamente hacia las chicas. Silba por lo bajo cuando las chicas de séptimo año pasan chillando y chocando entre ellas... ¡Eso debería tener algún efecto en mi!

Voy a culpar a mi maldito cuerpo de niño.

—Cuando te enamoras, parece que todo se distorsiona a tu alrededor y sólo la ves a ella -doy una lenta vuelta hacia Lyssander, tiene la vista perdida y se ha quitado las gafas, parece un filósofo, entonces nota que lo miro y carraspea—. Al menos eso he leído.

—No me digas que leíste libros románticos cursis.

—Literatura es literatura —sonríe—. Y no hablábamos de mi bibliodependencia, sino de tu Cassiodependencia.

Ruedo los ojos para ocultar que con sólo nombrarla, nuevamente pienso en ella. Me abstengo de soltar una sonrisa, porque cada que pienso en Cassiopeia, pienso en la Navidad, y eso me da ganas de sonreír.

Ahora yo sueno como un cursi libro romántico.

Me siento en la rama y muevo los pies a mis costados-. ¿Eso está mal?

—Depende, amigo.

Frunzo el ceño.

—¿De qué?

—De que si tu obsesión no va a lastimarte —chasquea la lengua y suspira cuando Lorcan casi se cae para tener una mejor vista—. Porque... No te enojes... Pero ya sabes cómo es ella.

Es fácil de molestar, y se ve linda con eso, grita mucho, y es bonita con eso, me dice idiota y... Estoy tan jodido con todo esto.

—No vas a venirme con el chiste de arpía como Fred, ¿Verdad? —pregunto con seriedad.

Ly alza ambas manos—. No voy a cruzar la línea, amigo, tampoco para tanto, pero Cassiopeia no es una chica fácil de tratar, menos si eres James Potter.

Una sonrisa aparece en su rostro y en el mío.

¿Acaso cree que yo no se eso?

Es difícil, mas no imposible. Porque si pude rebajar esos doscientos ¨idiota¨ a la semana, a unos veinte con una pequeña sonrisa o un brillo en los ojos (que a veces no es por unas ganas de asesinarme), voy a poder tomar aunque sea una pequeña parte del corazón de Cassiopeia Malfoy.

Creo firmemente que ya lo tengo, debe ser así, lo de la Navidad me lo ha confirmado.

Porque cuando me sonrió, fue de verdad y sus ojos no dejaban de brillar. Se veía espléndida, y creo que no notó que yo estaba feliz porque ella estaba feliz.

Lo que haré cuando vuelva a ser normal, será besarla, porque en este estado sería terriblemente extraño.

—James —me volví Lorcan, él miraba con la boca abierta al horizonte—. ¿Los traseros de las chicas brillan?

—¿Qué te fumaste, Scamander? —digo extrañado mientras dirijo mi vista a donde el miraba, entonces abro los ojos como platos—. ¿Es que yo también lo fumé?

Una luz brillante venía de donde estaba el montón de chicas. Y las alternativas eran: Los extraterrestres llegaron a Hogwarts, alguien tuvo un problema y su trasero ahora brilla... O Lorcan puso droga en mi comida.

— Es... ¿Vienen en paz? —Lorcan alzó una mano y la luz se hizo más grande, él pegó un grito agudo—. ¡No vienen en paz! ¡Evacuen la zona pervertida!

Se lanzó al suelo, seguido de Ly, pero yo me quedé paralizado mirando a la luz.

Estaba hipnotizado, y ella se hacía cada vez más grande. Creció tanto, que llegó un momento en el que sólo vi el color blanco.

Y apareció un rostro, el de Cassie.

Estaba enfadada, su labio inferior temblaba, pero no hablaba, sólo me miraba con profundo odio, y su voz resonó en mi cabeza.

Él era agradable antes.

—A veces desearía que volvieras a ser el niñito de antes —dice y su voz suena distorsionada—. Eras agradable, Potter.

Abro la boca para responder a eso, pero Cassie cambia, ya no está vestida con su equipo de quidditch, ahora va vestida como el día en que fue a la Madriguera, como en Navidad. Su rostro se ve lleno de alegría.

—Deseo cumplido —suelta una risita, una risita tan agradable que no podía ser suya.

Y eso me dijo que era una ilusión.

Todo mi cuerpo comenzó a arder mientras Cassiopeia desaparecía y su risa permanecía en mi cabeza.

El dolor era impresionante, como si tiraran de mis brazos y piernas.

Grité y caí sobre algo duro. Respiré hondo, aliviado de que ese dolor haya terminado.

Abro los ojos, veo la rama donde había estado antes. Entonces unos temerosos Lorcan y Lyssander aparecen en mi campo de visión.

—Potter... creo que voy a dejar la droga —murmura Lorcan.

Subo una mano... es majestuosamente grande.

— ¡Eres normal! -dice Lyssander-. Bueno, no es que no lo eras antes... ¡Pero volviste a ser normal!

Me siento y observo mis piernas... ¡Mis velludas piernas están ahí! Las veo gracias a que mis pantalones, que hace cinco minutos me quedaban grandes, ahora están medio rotos y apenas llegan poco más allá de mis rodillas.

La camisa me aprieta. Soy grande otra vez.

Tengo 16 años de cuerpo y... un alma con mezcla de 9 y 16.

Suelto un grito de júbilo y frío, porque la nieve cae en mi piel desnuda.

—¡Debo hacer algo! —digo levantándome y empujando a mis amigos a un lado.

Comienzo a correr, torpemente al principio, apenas acostumbrado a ver el suelo tan lejos, pero logro mantener el equilibrio al volver al castillo. Escucho silbidos pero los ignoro, escucho que las chicas dicen ¡Potter otra vez te vemos tan bien!, y las ignoro.

En verdad debo hacerlo.

—¡James! — escucho que me llaman a gritos, veo por sobre mi hombro ante la voz tan conocida (aunque ella nunca me llamaría así), pero entonces dio la vuelta y veo a la persona a la que quería ver.

Me acerco con rapidez, alzo una mano y...

Golpeo a Fred.

Él cae contra la pared con sangre escurriendo de su labio, me mira estupefacto, yo jadeo mientras le hablo.

—Te dije... que no ibas a salir ileso por... llamar arpía... a mi chica —doy bocanadas de aire a cada palabra.

—James... tú...

Otro golpe. Comprendo a Cassie, golpear a Fred es reconfortante.

Narra Cassiopeia.

Cuando estaba en un ataque de pánico por mis repentinos sentimientos de atracción hacia James, aparece la vieja profesora Trelawney se lanza hacia mi y me toma de los brazos, no duda a la hora de sacudirme como si fuese un costal de papas.

—¡Niñita! ¡Oh que dicha! — sonríe acercándose a mi con sus enormes ojos bien abiertos— . ¡Ya se cumplió!

— ¿Qué cosa?

— ¡El deseo!

Qué mierda con esta señora, nunca le entien...

—¡James! —chillo y comienzo a correr hacia el castillo.

Repito su nombre mientras lo busco con el corazón latiendo como loco.

No entiendo por qué corro, no entiendo por qué lo llamo a gritos... y por su nombre.

Dejo de correr y tomó un respiro, al mismo tiempo un chico dobla la esquina y casi cae por ir tan rápido.

Me pongo recta mientras lo observo.

Está más alto de lo que recordaba, estoy segura de que si sonríe ahí aparecerán de vuelta esos irritantes hoyuelos... Es James, tiene dieciséis, y Lizbeth tiene razón, está más bueno que los panqueques de mora azul.

— Cassiopeia —dice, y ya no suena como niño.

Eso me da un cosquilleo tras las orejas.

— James —río al notar que parecemos estar dentro de una película, él igual ríe, tengo razón, ahí están sus hoyuelos— . Eres mayor.

— Y tú volviste a ser la bajita —avanza hacia mi, tiene una túnica cubriéndolo, frunzo el ceño.

—¿De dónde sacaste eso?

—La tomé prestada de Fred —un brillo malicioso aparece en sus ojos.

—James - repito cuando él no deja de avanzar hacia mi— . ¿Qué hiciste?

—Me prometí hacer muchas cosas cuando volviera a la normalidad... me faltan muchas. Pero esta es la que más he esperado.

Satanás, James va a besarme.


....


JAJAJAJA

AY QUE ME MEO, MIRA DÓNDE LES DEJÉ

JAJAJAJA

Costó inspirarme, okno, pero acá está.

Quisiera decirles que...

aquí termina la historia, muchas gracias por todo, en verdad, qué lindo acompañamiento he tenido, no me quejo y...

es joda, esto sigue LOL

Ahora nada más tengo sueño, pero, deben saber que llevo meses recreando esta escena de mil maneras, y todas terminan en... inconcluso.

No me maten porque sin mi no sabrán si James la besa o no, jeje.

Bueh, hasta la siguiente vez que me apetezca actualizar xD

Adiós.

pd: ¿Quién quiere tener la dedicación de este hermoso capítulo? e.e




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro