El panteón de Belén
Fue construido en 1848 por el arquitecto Manuel Gómez Ibarra sin embargo, desde el siglo XIX se utilizaba como fosa común para gente humilde y posteriormente depositario para los restos de la alta sociedad jalisciense.
Tras sufrir una horrible pandemia de enfermedades en 1786 y 1787, se habilitó como cementerio del Antiguo Hospital Civil, en donde se enterraban a los que morían en el Hospital. Esta es la razón por la cual las tumbas están tan separadas, por el miedo a contagiarse; los responsables en aquel entonces preferían cavar nuevas tumbas alejadas unas de otras.
Cuenta la historia que posteriormente fue dividido en dos secciones. Una perteneciente a la clase alta y otro a la clase baja de la sociedad.
Actualmente el Panteón conserva en su mayoría las tumbas pertenecientes a los personajes importantes de la alta sociedad.
Otro dato bastante impresionante de este sitio, es que se encuentran mucha Simbología Masónica ya que la mayor parte de personajes allí enterrados, pertenecían a esta doctrina.
Leyendas sobre el Panteón de Belén
El árbol del vampiro
Hace muchos años llegó a Guadalajara un hombre misterioso, que siempre vestía de negro y sólo salía por las noches. A partir de su llegada comenzaron a encontrarse los cuerpos de animales, jóvenes y niños desangrados y con dos pequeñas marcas en el cuello. Las víctimas siempre eran atacadas de noche por lo que rápidamente empezó el rumor de que había un vampiro en la ciudad.
Los vecinos comenzaron a sospechar del hombre misterioso y un día, hartos de vivir con miedo, decidieron tenderle una trampa y atraparlo. Le mataron con una estaca en el pecho y luego lo llevaron al panteón de Belén para enterrarlo; como precaución pusieron varias lápidas pesadas sobre la tumba del vampiro. Meses después del suceso las lápidas sobre la tumba comenzaron a romperse y la gente notó cómo un árbol crecía lentamente desde adentro de la tumba.
El árbol del vampiro todavía está en el panteón y se cree que nació de la estaca clavada en el pecho del vampiro. Según la leyenda, el día que el árbol termine de romper la tumba, el vampiro será libre de nuevo para cobrar venganza.
La tumba de Nachito
Ignacio Torres Altamirano, mejor conocido como “Nachito”, era un niño que le tenía pavor a la oscuridad y a los lugares cerrados. Era tanto su miedo que siempre tenía que dormir con las luces prendidas y con las ventanas abiertas. Nachito murió cuando tenía 5 años y fue sepultado en el panteón de Belén.
Pocos días después de que enterraran a Nachito, el velador del panteón encontró el ataúd del pequeño fuera de su tumba y aunque la situación le sorprendió, supuso que alguien le estaba jugando una broma de mal gusto y simplemente volvió a enterrar al pequeño. El fenómeno se siguió repitiendo por varios días, hasta que el velador decidió buscar a la familia de Nachito para contarles lo que estaba pasando.
Los padres de Nachito entendieron el mensaje que su hijo les estaba mandando, le daba miedo estar enterrado. La familia Torres Altamirano adaptó la tumba de Nachito para que el ataúd quedara por fuera y agregaron veladoras para que el niño por fin pudiera descansar en las noches.
Hoy en día, es tradición dejarle juguetes y dulces a Nachito en su tumba. Los veladores del panteón aseguran que es común escuchar la voz de un niño jugando y ver cómo los juguetes que le dejan a Nachito se mueven solos.
Victoriana Hurtado
Esta es la leyenda de Victoriana, hija única de la familia pudiente “Hurtado”, quien nació en el año de 1833 y cuya historia de vida estuvo marcada por el interés, la codicia y el engaño.
Se casó con un joven al igual que ella, que sus padres conocían y con quien tuvo tres hijos, al morir sus progenitores, ella pasó a ser la única heredera de la fortuna y fue cuando las cosas comenzaron a cambiar; su esposo despilfarraba el dinero de Victoriana Hurtado en vicios y lujurias y sus descendientes lo único que querían era que ella muriera para quedarse con todos los bienes.
Primero, murió el epicúreo esposo, a causa de sus placeres, al mismo tiempo que ella se iba enfermando, sufriendo de una rara enfermedad para la época, hoy conocida como Catalepsia.
Cuando Victoriana tenía ataques por dicha enfermedad, parecía que estaba muerta, pues la persona queda inmóvil, inconsciente y sin signos vitales.
De modo que cada vez que a Victoriana le daban los ataques los hijos estaban alegres porque pensaban que se cumpliría su deseo de heredar y terminar de mal gastar el dinero de su madre, sin embargo, Victoriana despertaba y opacaba el sueño de sus ingratos hijos.
Un día cuando sufrió uno de sus ataques, sus hijos no dudaron en enterrarla, por lo que tristemente Victoriana, fue enterrada viva.
Prueba de ello, es cuando el vigilante del panteón de Belén donde fue enterrada, se asustó cuando escuchó los gritos y golpes que provenían de la tumba. Este salió corriendo a ver de donde provenían estos gritos, cuando se percató de la mano de Victoriana ensangrentada que salía del féretro.
Se dice que sus vástagos Octavio, Alejandro y Javier, murieron muy jóvenes y en extrema pobreza, ya que al parecer se cumplió el deseo de su madre de dejar su fortuna a las obras de caridad para darle un merecido castigo a sus hijos, es por ello que su mausoleo se distingue entre los demás por tener una mano que sobresale de ella agarrando un documento: su testamento. Cumpliéndose así su última voluntad.
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¿Tienen algún caso que quieran que publique?
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