🍵| Té de frutos amarillos
Ellos son unos idiotas, pero se aman. Así que cuando están hasta arriba de Xs y de cerveza tibia, deciden que lo siguiente en el menú es el sexo. Por lo tanto, salen de la fiesta tras haber buscado algún rincón moderadamente privado y se ocultan, a falta de opciones, en el cuartito de herramientas de los Park. Son afortunados porque nadie lo ha descubierto aún, así que entran y bloquean la puerta. Ignoran que hay una ventana por la que, si alguien se asoma desde el barandal del primer piso, podrían verlos, ya que no tiene persianas ni cortinas.
—Aguarda, aguarda —dice Jungkook, riéndose por lo bola que tiene hecha a lengua—. Quiero hacer pipí.
—¿Eh?
Seokjin no hace caso. Demasiado ocupado besándolo donde lo pille: la boca, un ojo, la nariz, la oreja, el cuello, el hombro, el pelo, etcétera. Por eso tiene que reunir fuerzas y apartarlo, aunque este no se aleja tanto. Apenas para que se vean cara a cara. Los rostros colorados, las bocas brillantes, los ojos desenfocados. Son un par de hermosos jóvenes idiotas, que se aman. Y que quieren tener sexo.
—Dejame que te la meta —dice Seokjin, pedido con un afán infantil que hace que Jungkook arrugue la nariz—. Anda, ¡deja que te coja, porfi!
—¿Dijiste "porfi"? —pregunta, pero le sale entrecortado.
Se está riendo.
Mucho. Demasiado para alguien que tiene la vejiga llena a estallar. Y nada ayuda que Seokjin lo abrace y lo manosee con descaro: la espalda, el pecho, las nalgas, etcétera.
—¡Me estoy meando!
—¿Y eso qué?
Entonces se detiene en su lucha. Porque incluso en su estado actual intoxicado, la pregunta parece tener sentido.
—Bueno, pero cuando te salpique, no quiero quejas.
Así que se disponen a coger.
+
Jungkook es el de abajo esta vez. No tiene quejas. Seokjin es bueno cogiendo y la tiene grande y gruesa. Tanto que cuando lo chupa, le suele doler la mandíbula luego. Cosa que oculta porque Seokjin ya tiene inflado el ego y no necesita más mimo. Por lo tanto, ahora cuando se cansó de chupar se detiene y se da vuelta. Los pantalones cortos que trae caen hasta sus muslos, seguido del bóxer, y entonces hay una cara metida entre sus nalgas. Una mano en su vientre, no tan abajo, por suerte, así que sin presiones a su vejiga. La otra mano de Seokjin, sin embargo, anda perdida. Maniobrando como puede para untarse lubricante del sobre que han recogido de la caramelera junto a la puerta ni bien llegaron.
—Apurate, estoy mareado —dice.
Le advierte a su ¿novio? Bueno, lo hacen seguido. A veces tienen citas. Lo dejará así. Novio.
Sin esperar más, Seokjin lo preparó. Fue brusco, sí, pero así le gustó. Como le gustó cuando al fin lo tuvo dentro, tan dentro que por poco se empacha. Como le gustó cuando se movió para adelante, para atrás, y un poco se fue a la derecha, la otra vez a la izquierda. Y en un momento se salió y fue gracioso, pero enseguida volvió a entrar. Y se acabó.
Corto, pero bueno.
Las ganas de orinar, brevemente olvidadas, volvieron.
—Ay, ay, ay —protestó, pero Seokjin no tuvo piedad con él.
Lo volteó y comenzó a acariciarlo, acallando sus quejas con la lengua. Fue implacable y el placer se astilló hasta dejarlo débil, rendido y caído contra el cuerpo del hyung, que lo abrazó mientras reía en voz baja de su languidez.
—Déjate ir, Jk —dice Seokjin y su voz es un susurro con risa palpable.
Por medio segundo pensó en resistir, al siguiente se descargó. En principio fue un corto chorro que salpicó los dedos de Seokjin, luego fue una fuente. Lluvia, tal vez. Tibia y dorada.
Aliviado, cualquier bochorno se diluyó de su cuerpo y comenzó otra vez a acalorarse, extasiado por la sensación placentera de liberarse. Seokjin, empapado, pareció unirse a su ordinario placer porque llevó su propio pene para ahora estimular los dos. Y aunque no tenía la vejiga llena porque meó en una maceta, todavía algo descargó.
• Sirve YaYaBoddah9592 •
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