Había algo en la desnudez que le agradaba. Tal vez el superar cualquier restricción de la ropa, del hábito civil de vestir. Tal vez era el estado vulnerable, que le dejaba la piel tirante y lo ponía ansioso. Un cosquilleo confuso que tradujo en emoción. Excitación, quizá, si acaso eso fuera lo suyo. Pero no creía que, pese a esto, pudiera entenderlo como sabía que lo hacía Torao.

—Podemos volver atrás —dijo este, de hecho, como leyendo sus pensamientos.

Menos mal que no podía, pensó. Porque hubiera leído una sarta de ocurrencias sobre esta escena que definitivamente arruinaría el clima. Clima que, otra vez, no creía estar entendiendo, pero del que se veía participando con genuino interés.

Y es que era la primera vez que se permitía esto. La desnudez con un otro que sabía que se sentía atraído por él. Que lo deseaba, incluso. Un deseo que definitivamente no compartía, pero que no lo ofendía. No lo ultrajaba, como pudo suceder de no ser Law el que lo expresase. Por el contrario, le facilitó el contacto. El querer explorar más allá, aquello que no conoce, pero que si se esfuerza, tal vez solo tal vez, pueda descubrir. O comprender. Le basta con no echarlo a perder.

Tal vez no pueda desearlo sexualmente, ni amarlo como en los romances de los cuentos, pero puede aceptarlo y quererlo como es y, a su vez, dejarse corresponder. Porque entiende que el amor, sea lo que sea, debe ser mutuo, además de consentido.

Así que se aparta un poco del abrazo, mordiéndose la boca para no reírse del rostro preocupado de Torao. ¿Creerá este que lo echará a patadas, o que se burlará de cuán indefenso parece allí, igualmente desnudo, pero con una erección pulsando por él? No, Law lo conoce mejor que eso. Y la risa no surge, sino en su lugar una sonrisa pacífica porque él también, en su ignorancia, siente miedo y está expuesto, pero seguro de que no hay daño en intentarlo.

—Es raro.

—Lo sé.

—Pero me gusta, creo, es complicado.

Hay un brillo divertido en los ojos de Torao. Lo que se le contagia. Entonces están riendo.

Y eso parece suficiente por esa vez. Para siempre, tal vez. Para ellos, ya ves.

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