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🐻 |Bizcocho de chocolate y nata


Sus muslos debìan considerarse genuinamente un monumento de la humanidad. Tal vez tener su propio museo y una serie de antropólogos explicando porque cada músculo y curva en ellos era tan caliente. Seokjin estaba dispuesto a financiar ese proyecto, es más, él mismo
colocaría esas piernas en diferentes posiciones para que los artistas tuvieran un modelo para sus esculturas. Pensaba continuamente en eso, en lo bien que se sentía cuando Jungkook apretaba sus
piernas alrededor de su cadera o cuando desidia ser más salvaje y lo montaba sobre el sillón, son sus piernas flexionadas marcando aún más su cuádriceps. También pensaba mucho en lo bien que le quedaría un vestido de esos que se pegan al cuerpo o una falda con dobladillo para hacer más lindos sus muslos.

La imagen de Jungkook modelando una colección de faldas cortas para él y luego subiendo a su regazo con esa prenda cubriendo inútilmente su erección era una buena compañera cuando estaban separados por el trabajo y no podían tener intimidad.
Había insistido con ello tantas veces y la misma cantidad de veces había sido rechazado, tanto que empezaba a soñar despierto cuando por la mañana usaba un short. Solo que su fantasía se rompía cuando intentaba meter las manos entre sus piernas y la barrera de ropa le quitaba la diversión. Esos días particularmente se sentía irritado, sabía que era absurdo estar molesto porque su novio no quiere usar una falda, así que se dedicaba a follar sus muslos para quitarse un poco las ganas.
Con el paso del tiempo fue olvidándose de esa idea, aunque aún se mantenía firme con eso de construir un museo para Jungkook y sus piernas. No fue hasta su cumpleaños treinta, cuando sus memorias sobre Jeon en falda habían sido completamente extintas que el joven travieso apareció ante él con un top tan apretado que marcaba sus pezones que recordó cuánto añoraba eso.

La realidad fue mejor que cualquier fantasía jamás creada. Una falda con tablones celeste pastel, bien sujeta en su estrecha cintura que le quedaba poco más arriba de las rodillas. Jungkook estaba claramente avergonzado, con una media cola que dejaba mechones sueltos
sobre sus frente pero tan lindo que iba a comérselo a bocados.
Lo tomó de la cintura, acercando su rostro a su pelvis para sentir la suave tela cosquilleando en sus mejillas. Pasó sus manos por los muslos tan fuertes y cuando llegó a su trasero bajo la falda se quedó sin aire al palpar su deznudez.
Creía que tendría un colapso nervioso en cualquier momento, se levantó de inmediato y empujó a su pareja sobre la cama, Jungkook se apoyó en sus brazos y alzó el trasero casi descubierto en dirección a su hyung.
Jin disfruto de la imagen un tiempo, tragando sus nervios e intentando calmar la dolorosa erección en sus pantalones al acariciar su trasero sobre la tela, respirando tan fuerte que si el apartamento no estaria insonorizado todos en el edificio sabrían que Kim Seokjin estaba
teniendo un orgasmo mental ante la imagen de su pareja.

Cuando pudo respirar mejor alzó con cuidado la falda, descubriendo la deznudez de Jungkook. Apretandole las nalgas y luego abriéndolas para descubrir restos de lubricante chorreando.

No pudo contenerse ante esa imagen tentadora, acercó su rostro y limpio todo el lubricante con la lengua. Un lubricante sabor a fresa para no perder el humor porque Jungkook sabía cuánto odiaba ese sabor. Tal vez por eso intento castigarlo metiendole la lengua, dandole un
beso negro como premió por ser el mejor novio del mundo.

Como no enamorarse de él si era tan considerado, si estaba ofreciéndose como el mejor regalo de cumpleaños. Se iba a divertir tanto esa noche. Estaba ansioso por ver el movimiento de esa faldita mientras follaba a su novio.

• Sirve Simurdiera2

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