Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 5

Del por que tenemos que ser hermanos los unos a los otros en esta instalación.

Lo patético que sonaba solo en mi mente me hacia querer salir de este salón inmediatamente, como podríamos ser como hermanos en este lugar, que es que los maestros no se dan cuenta que si estamos aquí es por que algo hicimos mal, o mejor dicho otros hicieron cosas peores no como yo que estoy aquí por robar unos chicles, definitivamente si hubiera un concurso del cual se tratara del ser humano más dramático de todo el mundo, definitivamente mi madre ganaría.

Por su culpa tengo que estar con el alumnado más peligroso de todo California, o al menos así dice adam, no puedo ocultar que quisiera saber el por que el esta aquí, pero literalmente hace solo tres días que estoy aquí y que hablamos, así que sería muy cotilla de mi parte.

En el aula dieciocho B nos darían la clase de social, matemáticas y literatura, tres materias en una sola aula, después cambiaríamos de aula a otras diferentes como en cualquier escuela. En mi horario decía que nos darían una clase de conducta que dura dos horas donde tendríamos que usar un uniforme que estaría en los casilleros de el aula doce A.

En el aula de social estábamos unos veinte alumnos, no seriamos muchos en las clases por que querían tener más control si somos pocos, claro todo sería más fácil para ellos. Por suerte coincidía en una clase con adam, aún que solo seria una estaba bien tener a alguien conocido, de tres días, pero conocido al fin de cuentas.

Estábamos sentados en el cuarto banco de la fila de la número uno, la cual estaba a lado de la ventana que daba para el pasillo, el aula era de color blanco y los asientos de dos eran de color gris.

- Realmente creo que te gustara mucho esta clase. - Adam hablo a mi lado izquierdo viendo a los que entraban al salón.

- Por que lo dices?. -

- Bueno, es realmente fácil, casi siempre son simples trabajos que tenemos que hacer con compañeros de banco. Investigar sobre otros, hacer algún amigo. - Dijo riendo por lo último.

- Entonces, quiere decir que si me dicen que tengo que hacer un amigo aparte de ti tengo que hacerlo. - Pregunte queriendo que dijera que no.

- Exacto, pero lo que los maestros no saben, es que cuando a mi me dejaban esos trabajos solo ponía nombres falsos, todo era una completa mentira. Ellos jamas investigan si es cierto, o si por lo menos hay alguien aquí con ese nombre. - Adam alzo sus hombros restándole importancia.

- Genial. -

Una señora de unos cuarenta años entro sonriendo, creo que tenia la esperanza que se la devolviéramos cosa que nadie hizo.

- Veo que ya están todos, por favor necesito que junto a su compañero o compañera de banco hagan una entrevista a algún chico o chica que no se encuentre aquí, lo quiero para mañana. Quien sabe de paso se pueden hacer un amigo nuevo. - Río aplaudiendo la señora de la cual no sabia nombre, le pondré miss labios rojos.

Adam me miro por tres segundos con una sonrisa en su rostro, trataba de darme a entender que el tenia razón. Mi mente viajaba hacia un solo objetivo, el cual era salir de aquí, no podría soportar estar todo un año sin ver a mi familia o amigos, pero que va mi madre y padre no me extrañaran mucho, por que si lo hicieran no me hubieran mandado aquí aún que se que me lo merezco un poco, pero definitivamente por robarme unos chicles es una exageración.

- Pueden charlar con su compañero de banco sobre como harán el trabajo, claro sin hablar de cosas que no sean relacionadas con la materia. - La maestra acomodo sus gafas que estaban un poco caídas de su nariz y se sentó en su silla mientras acomodaba unos papeles.

- No se si la maestra sea algo tonta, pero este trabajo se termina en una hora lo cual quiero decir que no debemos estresar nos. - Mire como adam estiraba sus piernas delgadas por debajo del banco, sus mejillas estaban adornadas por unas cuantas pecas de las cuales no me había dado el tiempo para saber que se encontraban ahí.

- Gran idea, por que estoy muerta, me desperté tan temprano el día de hoy que me dormiría en un santiamén. - Hable bajo y trate de pasar desapercibida haciendo unos garabatos en la orilla de mi cuaderno para que pareciera que estábamos escribiendo algo sobre el trabajo.

- Te recomiendo que te tomes un energizantes, por que tu siguiente clase es motivación. -

Alzó ambas cejas viéndome seriamente.

- Motivación?. - Pregunte confundida. - Que me pondrán a decir todo lo que odio de mi y me dirán comentarios que me subirán mi animo, ja! Pamplinas. - Tal vez el sueño me estaba afectando demasiado por que dije la palabra favorita de mi abuelo.

- Ni que tuvieras tanta suerte, motivación es la clase ruda, te enseñaran a que estés en movimiento. Tengo que confesar esa clase y odio más los estúpidos uniformes color zanahoria que nos hacen usar, si ya soy el chico zanahoria solo lo mi cabello imagina con ese uniforme. - Se quejo dando un fuerte suspiro de enojo.

- Uniforme naranja?. - Pregunte. - Ese uniforme no es el que le ponen a los reclusos?. - Tal vez seria catalogada como la chica preguntas, últimamente digo demasiadas.

- Por favor victoria, acaso no has visto donde estamos, somos algo parecido a ellos, solo que nosotros tenemos una oportunidad de cambiar aún que nuestros pasados sean muy escandalosos. -

Mire con detenimiento a adam, el decía la verdad lo miraba en sus ojos, tal vez debería de cuidarme de las personas que están aquí a dentro por que no todos solo robaron unos chicles.

(***)

- Todos los de clase de motivación a las canchas ahora!!

El grito del maestro roberts me hizo dar un salto en la grada donde estaba sentada, los otros compañeros al parecer ya estaban algo acostumbrados a sus gritos por que solo se levantaron de su lugar sin un signo de estar alarmados por sus gritos de megáfono.

- Que espera nueva, una invitación con aperitivos!!. - Grito hacia a mi, podía ver como la vena de su frente se hinchaba.

Me levante trotando hasta estar a un lado de todos los alumnos de mi clase, el maestro se posicionó enfrente de todos con las manos en la cadera, nos observaba como si estuviera buscando hasta el más mínimo error.

- Aquí faltan tres personas. - Hablo un poco más despacio aunque no disminuyo mucho.

- Alguien me puede decir donde esta hamilton y su pandilla?. - Grito de nuevo el profesor, sus ojos lo hacían parecer como si estuviera estreñido.

Hamilton?
Acaba de decir hamilton?
Como el chico que tal vez asesino a alguien?
Joshua hamilton?

No se que me molestaba más, el estúpido uniforme naranja o que tenga que compartir la clase con ese chico peligroso.

- Apuesto a que Darío quiere decir donde esta. -

Un chico de cabello un poco largo, liso y negro, con las uñas de sus manos pintadas de negro hablo, su voz era paciente pero en su voz tenia ese toque de querer joder a las personas.

- O ' Donell sabe donde se encuentra hamilton?. - El maestro roberts se acerco hacia el chico y ahí es donde me di cuenta que se trataba del chico con el cual choque en la cafetería.

- O deje lo tranquilo maestro, el chico no dirá nada. - La voz de el tal Joshua se escucho un poco a lo lejos.

Venia junto a los dos chicos del otra vez, su caminar era como si sus píes no tocaran el suelo, su espalda estaba recta, como si nada le preocupara en el mundo.

- Y por que no lo hará?. - El maestro pregunto volteando hacia donde Joshua había llegado junto a sus amigos.

- Por que?. - Pregunto y soltó una risa gruesa. - Por que el sabe, que no le conviene. - Miro fijamente al maestro por un segundo, pero después volteo a ver a el chico, darío.

- Por que mejor, en vez de estar amenazando a su compañero no se pone en posición, la clase empezó hace minutos por si no tiene un reloj donde ver. - Quedaba bastante claro que el maestro dejaba en su lugar a todos, aún que era un poco aterrador.

Joshua y sus amigos, de hasta ahora nombres desconocidos, se posicionaron en los últimos lugares. Eramos tres filas a lo largo cada fila tenia a diez personas yo estaba en la fila dos, lo que me hacia tener a hamilton y sus amigos en mis espaldas.

- Quiero doscientas sentadillas y doscientas lagartijas para empezar. Ahora!!. - Grito el maestro asiendo sonar su silbato, por un momento pensé que sus pulmones se saldrían.

Definitivamente mañana no podría mover un solo dedo, no soy la persona más atlética del mundo.

Todos parecían hacer los ejercicios con facilidad, otro con un poco de dificultad, pero no se quejaban, y, por otro lado estaba yo, que solo llevaba cincuenta lagartijas y ya no podía, o por lo menos, a lo que yo le llamaba lagartijas.

El pitido de su silbato me ensordeció como la mierda, los pasos se escucharon rápidos y pesados, mire unos tenis blancos o lo que parecían que alguna vez fueron blancos frente a  ojos, estaba tratando de subir en la numero cincuenta y cinco de las lagartijas.

- Que cree que hace?. - Voltee hacia arriba y el maestro me hablaba a mi. - A eso le llama lagartijas, por que no mejor se pone a dormir, esta es una clase ruda no quiero señoritas flojas. - Grito, tal vez debería de levantar un acta por maltrato.

- Lo siento, pero en mi otra escuela no era el ejército. - Le conteste sin pensar en las consecuencias.

- Eso es lo que cree, por que esto sera mucho peor, como esta muy contestona por que no va y levanta doscientas veces aquellas pesas. - Señalo a los lados de las gradas, eran enormes.

- No lo haré. - Conteste, esto ya me estaba hartando.

- Claro, por que no podría. - Hablo desafiante.

- Oh por favor profesor, no sea tan malo. - Joshua hablo a mis espaldas.

Sabía que era su voz, ya había tenido la mala suerte de escucharlas demasiadas veces para mi gusto.

- Ella no podría levantar ni un bolígrafo, solo hay que mirarla, es una pulga desnutrida. - Su tono de voz era burlesco, claro que no tardaron en llegar las risas de unas chicas.

Por que, solo quisiera saber porque, las chicas tienen que reír de las estupideces de un chico para que les de un poco de atención, son patéticas.

- Nadie pidió tu opinión, copia barata de grafiti de barrio. - Creo que eso sonó muy bobo, pero al parecer le molesto ya que su mandíbula se puso dura, su amigo el de cabello teñido de rojo, lanzo una carcajada que fue silenciada al instante que hamilton lo miro mal.

- Te atreves a contestarme, pitufa. - Hablo dando un paso, pero el maestro se puso en medio.

Bueno eso me ofendió un poco, que mi cabello estuviera de color azul no quiere decir que parezco pitufa.

- Basta, aquí vienen a otras cosas no a pelear entre ustedes, y , como veo que se llevan tan bien y la nueva no sabe nada sobre ejercicios, tu hamilton, eres encargado de que esta chica pueda pasar el examen de lucha. - Bien el profesor quiere en serio que lo odie.

- Puedo aprender sola. - conteste.

- No quiero entrenar a una pequeña niña. - Este chico mal tatuado se atrevía a decir que solo soy una pequeña niña.

- Me importa un bledo sus opiniones, e dado una orden y aquí se cumple lo que yo digo. -

Todo aquí era una mierda, la escuela, el maestro, hamilton, y hasta yo.

(**)

Después de unas lagartijas más y unas mil vueltas, el maestro nos mando a unos sacos de boxeo, y claro que tenia que tener a mi lado a el chico más peligroso de montaña alta, el con solo la palma de su mano podría hacerme puré, no se como pude contestarle.

Tenia unos guantes o trataba de ponerlos en mis manos pero no podía amarrarlos, hamilton miraba impaciente mi intento de amarrarlos, suspiro con frustración y camino hacia mi.

- Y ahora que tendré que ser tu sirviente y ponerte los guantes. - Hablo frente a mi.

- No e pedido ayuda. - Le di una rápida mirada y seguí con mis intentos de ponerlos.

- Dame eso. - Tomo mi mano izquierda y lo acomodo bien, empezó a amarrarlo con cuidado, me miraba cada dos segundos, tal vez creía que me quejaría si los sentía muy apretados pero no lo hice mis manos eran muy pequeñas.

Termino y sin mirar camino de nuevos al saco de boxeo poniéndose a un lado de el.

- Gracias. - Con mi orgullo de lado logre agradecerle.

- No agradescas. - Me miro de reojo. - No volverá a suceder pitufa. - Vale ahora me arrepentía de darle mi agradecimiento.

- Se nota que jamas has tocado un saco de boxeo. - Hablo ignorando lo que me dijo.

Me explicó como poner mis manos bien y pegar al saco de boxeo, cada vez que le daba un golpe al saco me insultaba.

- No sirves para esto, no se ni por que estas aquí, débil. - Seguía insultando me, sentía que cada golpe era mas fuerte, tal vez era la rabia.

- Podrías dejar de insultarme imbécil. - Salio de mi boca sin pensarlo, lo mire con temor cuando se acerco demasiado a mi.

-La próxima vez, que la palabra imbécil salga de esa linda boquita hacia mi, te juro que seras mi saco de boxeo personal. - Hablo lento, sus ojos estaban dilatados y por el tono que utilizó, supe que me había ganado de enemigo al chico más peligroso de montaña alta.


( HOLAA!! POR FIN ACTUALICE LOSE LOSE, ME E TARDADO MUCHO, PERO  NO CREAN QUE ME OLVIDO SEGUIRÉ SUBIENDO, NO OLVIDEN DEJARME SU VITO Y SEGUIRME POR FAVOR.)

SI ME LEES VOTA :)

BESOS:*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro