Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 8(Parte 2)

Mi hermano me mira cada cierto rato mientras conduce, se que quiere hablarme. Pero aún no se atreve. Yo siempre he sido de las personas que esperan. Si tiene que hablar lo hará en el momento que deba. No lo presionare.

— Tengo que confesarte algo.

— Claro.

Vuelve a quedarse en silencio. Casi puedo ver como los engranajes se acomodan en su mente. Por fin baja la música y me mira. Yo asiento en silencio para que continúe.

—No me interesa nada de esto Soledad.

—¿A qué te refieres con esto?

—¡El negocio, los número, el dinero. Todo esto! Yo solo acepte venir por que quería verte. Pero no me interesa nada de lo que haremos ¿Me entiendes?

— Eso creo— le respondo sin saber muy bien la dirección de todo esto —. Pero ¿no se suponía que serias mi apoyo?

— Pues no. Veras... — comienza a explicar —. Yo no soy un hombre de negocios, esto no es lo mío.

— ¿Y lo tuyo sería?

—El arte. Yo.  Yo soy un artista hermana.

Hace un gesto con la mano dando mas énfasis a sus palabras pero en vez de darle seriedad, lo hace ver muy gracioso.

— ¿Y de que clase de arte estaríamos hablando? — pregunto para entender un poco mejor el panorama.

— Me gusta la fotografía, la pintura, la escultura, el teatro. Bueno todo lo plástico o manual. Ya sabes, como miguel Ángel o Pablo Picasso. 

— ¿Y mamá sabe de esto?

Daniele deja de mirarme y se enfoca en el camino. Vuelve a quedarse en silencio. De aquí lo veo apretar sus labios y convertirlos en una delgada. 

— ¿Qué se supone que es lo que ella sabe Daniele? — le pregunto con voz de hermana mayor.

—Que aún estoy estudiando ingeniería — declara finalmente. 

— ¿Y lo estas?

— No. Lo deje.

— Ya veo.

Ahora sí entiendo la situación. 

El silencio se asienta sobre nosotros. Él debe esperar que yo diga algo. Quizá quiere un consejo de adulta o simplemente necesitaba desahogarse. No lo sé se y tampoco se lo pregunto.

Dejo mi bolso en el suelo y las demás cosas que traiga junto a mi pecho. Me suelto el cinturón de seguridad frente a la mirada atónita de mi hermano y me acerco a el. Le doy un abrazo como puedo y le digo bajito que estoy orgullosa de el. Y que gracias por confiar en mi.

— Gracias por volver —  me lo dice igual de bajito, pero en mi pecho ha sonado mucho mas fuerte y mis ojos comienzan a llorar. 

....

—No ha sido tan malo después de todo, pensé que sería mucho más aburrido — comenta mi hermano mientras nos estacionamos a fuera de mi edificio.

—Habla por ti. Yo he sido la que ha tenido que enfrentarme a todas esas personas. ¿Tu dónde estabas?

— Analizaba al personal. Hay meseras muy lindas en el Flores del Norte. Pero no más lindas que tu amiga la Chef.

—¿Karina?

—Ella, Karina. Podría ir al restorán solo para saludarla. ¿Puedo?

—No. Ella es mi amiga y está prohibida para ti.

—¡Que egoísta eres! Nuestra madre no te enseño a ser asi.

Nos reímos de su comentario un tiempo. Hasta que la seriedad se instala en el rostro de mi hermano.

—Gracias otra vez.

—No tuve muchas opciones la verdad.

— ¡Oh claro que la tenías! Mamá no te habría obligado. ¿O si? — Daniele me estudia como si esperara que confesara que a si ha sido.

— Puede ser muy persuasiva cuando se lo propone — respondo al fin.

—Creo que conmigo ni lo intenta — afirma como si hablara de algo más—. Pero de todas maneras me alegro.

— Gracias — la oscuridad dentro del auto no me deja ver sus lindos ojos.

Él no es guapo como André o Benjamín. Pero tiene una energía vibrante que lo hace ver muy atractivo. Además de sus ojos grises que a más de alguna le debe quitar el aliento.

—¿Puedo venir a verte? — pregunta de repente —. Nunca lo hice en Viña del mar.

Me giro para quedar frente a él, siempre me sorprende lo espontaneo que puede llegar a ser. Cuando me fui no me detuve a pensar en ninguno de ellos. Solo quería poner la máxima distancia entre André y yo.

—No te preocupes por eso—lo digo en serio. El día de hoy ha sido como si nunca me hubiera ido —. Y sí, puedes venir a verme. Solo espera a que termine con la mudanza. Hay mucho desastre en ese departamento.

— No me importaría venir a ayudarte.

—¡Eso tendría que verlo!—me despido con un abrazo y salgo del auto.

Veo su auto partir antes de decidirme a entrar en el edificio. Voy sin mirar por donde voy, solo analizo mi buzón de entrada buscando algún mensaje de Benjamín con el numero de su jefe. Me urge comenzar pronto con todo eso. 

Si bien me he sentido en casa en compañía de mi hermano, hay mucho con lo que nunca me sentiré cómoda en este lugar. Hay muchas cosas que están descompuestas y yo no se realmente como ponerlas en orden. 

Como el maldito ascensor. Tiene un cartel que dice en reparación.

¡Lo que me faltaba!

Las escaleras se ven interminables. Voy en el piso cinco y yo vivo en el diez. No me queda mas alternativa que quitarme los tacones. Pero aun así mi cuerpo sufre con el esfuerzo.

Al visualizar mi piso mi pecho se aligera un poco, pero necesito sentarme, no me importa que sea en mi sala llena de plástico. Casi puedo verme desparramada ahí. No creo bañarme hasta mañana. Estoy realmente agotada.

Subo los últimos peldaños sintiendo que gane las olimpiadas, casi podría saltar si no es por el pánico se apodera de mis entumecidas piernas. Pienso volver por donde venia, no quiero enfrentarlo nuevamente. Nunca me siento preparada para esto.

No mira en mi dirección. No debe saber que el ascensor está malo. Ya que tiene la vista clavada en el cubo de metal. Lleva un tiempo esperando ya que esta sentado en el umbral de mi puerta. 

—¡¿Que haces tú aquí?!— mi voz aún se escucha agitada, pero rápidamente pierde intensidad.

Definitivamente necesito comenzar a hacer algún tipo de actividad física. Estoy en muy mala condición.

Se levanta rápido a medida que ya estoy acercándome. Con cada paso debo enfocar más arriba.

— Llegas tarde — su voz suena demasiado fría mientras me estudia de pie a cabeza. 

Mi corazón se paraliza cuando se acerca un poco mas hasta eliminar el espacio entre nosotros. Estoy a un paso de retroceder cuando entiendo que es lo que hace.

Me esta... ¿Olfateando?

—No puedo creerlo. Ya me voy.

Me quedo congelada sin saber que decir, y él tampoco espera a que reaccione. Me da la espalda, y compruebo que definitivamente no sabe que está malo el ascensor. Al llegar ahí toca el botón un par de veces. 

—¡Maldita sea! — grita mientras golpea el metal de la puerta y me vuelve a mirar enojado.

—Al parecer lo están reparando —le digo con obviedad.

—Sí ya veo— dice ofuscado —. ¡Gracias!

Pasa por mi lado y se dirige a las escaleras de dónde vengo.

—¡¿Por qué estás tan enojado?! —le gritó y corto el paso antes de que pase de largo.

—¡¿Y preguntas?!

—Claro. En la mañana parecía no estabas así.

Él se acerca todo lo que puede a mi y por poco su nariz toca la mía, pero ni aun con eso me hace retroceder un solo centímetro.

—¿Me dirás con quién te fuiste? — tiene el ceño fruncido y los ojos muy rojos pero al soltar esa barbaridad se da cuenta de algo y es él quién retrocede—. Olvida Soledad. mejor no me digas. No es mi problema.

— Claro que no lo es — le respondo y me alejo lo suficiente para que pueda pasar, pero este en vez de alejarse me toma del brazo deteniendo mis movimientos.

No entiendo que es lo que pretende con esto. Él no puede sentir celos. No somos nada. Y aunque lo fuéramos. Benjamín jamás me hizo una escena. El confiaba en mí.

Me siento mal automáticamente.

—¿Ahora te gustan con así? — me pregunta a solo centímetros de mi rostro y por un segundo no me siento molesta, solo quiero que me tenga así de cerca por todo lo que va de noche —. ¿Como pudiste cambiar tanto?

Y cómo si hubiera metido los dedos al enchufe la electricidad recorre mi cuerpo haciendo que reaccione.

—¡¿Perdón?! — me suelto de su agarre y recupero mi espacio personal. No le doy ni un solo segundo más y camino hacia mi departamento.

—Lo que escuchaste — dice tras de mí —.¿Ahora los eliges por su billetera? ¡Eh! Por eso no me quieres perder el tiempo conmigo ¡¿Es eso?!

Y nuevamente estamos gritando.

—¡¿Pero de que demonios estás hablando?! Sabes que eso nunca me ha interesado — mi voz sale iracunda y no tengo intenciones de calmarme — ¿Como me puedes decir eso? ¿A caso tenías dinero cuando me fui a vivir contigo?

—Por eso te fuiste. Por qué te diste cuenta que yo no podía darte ni la mitad de lo que estabas acostumbrada. Por eso me dejaste.

—¡Eso no es cierto maldita sea y lo sabes!

—¡No! ¡No Soledad, no lo sé! No siquiera se que estoy haciendo aquí pidiéndote que me digas con quién estuviste toda la tarde luego de no haber sabido nada de ti en años. Maldita sea soy patético.

—Tú. Tú André, no tiene ningún derecho a reprocharme nada. Ese tiempo ya pasó y no volverá.

Busco en mi bolso las llaves de mi departamento. Tengo un mundo de cosas que no necesito y no las encuentro por más que revuelva todo. Eso me frustra aún más.

Pero no lloraré.

No mientras él pueda verme, no importa que la garganta me queme con la sensación previa al llanto desgarrador.

Mis torpes manos terminan botando mi bolso al suelo y todo queda regado.

La vergüenza se abre paso y solo quiero entrar y desaparecer. Pero sus ojos no me dan tregua al cortarme el aliento cuando se agacha para quedar a mi altura.

Me entrega las llaves que han caído lejos de mi y se vuelve a levantar.

—Me iré cuando entres ¿Si?

— Eres un... — no termino la frase, por qué realmente no sé que es lo que quiero decir. Un imbécil, estúpido, celoso, egoísta, patán, etc... todo lo que odio.

Al fin abro la puerta y entro cerrando de un portazo. Miro por el ojito de pez y compruebo que se ha ido.

Me quedo un segundo demasiado largo con la espalda apoyada en la puerta hasta que ya no lo soporto mas.

Grito de la frustración y piso el suelo hasta que me duelen los tobillos. Todo para sacar la rabia que me embarga.

Es un estúpido. Uno que hace doler mi corazón a tal punto que solo quiero sacarmelo del pecho y no volver a sentir nada más en mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro