Capitulo 48
Pov Angelina.
Estoy a un paso de darme por vencida y salir con lo mismo que he llevado todo el día. No sé que me pasa, jamás me ha importado demasiado como me veo.
Lo practico es lo necesario para mí.
Pero al salir de mi habitación y ver a mi hermano estudiarme de pie a cabeza. Decido que debo volver y buscar un poco más.
Debo tener algo bonito que ponerme.
Al fin me decido por unos vaqueros blancos que jamás me he atrevido a usar por miedo a que Tina ponga sus manos con caramelos o chocolate sobre ellos. Pero hoy ese peligro no existe. Junto con una camisa de color celeste estoy lista. No me maquillo demasiado y es básicamente por qué no se que más hacerme. Solo uso delineador y brillo labial.
Y aunque para el resto paresca que nada de esto me importa lo cierto es que si me importa. Solo que no sé cómo mejorar lo que siempre ha parecido suficiente.
Hoy tendremos una cita con Benjamin. Bueno el no lo sabe y solo esa idea me hace reír con nerviosismo.
Me basto con decirlen que quería que conociera la ciudad antes de marcharse.
Una incomodidad irracional se asienta en mi estomago al pensar en eso. No quisiera que se tuviera que ir. Pero eso no está en mis manos. Ni siquiera en las de él. Su vida entera se encuentra en Viña del mar.
Y la única forma de no perder el contacto con el de manera permanente es que el día de hoy signifique algo.
Pero realmente no sé cómo hacerlo.
— ¡Tía estás muy linda! — Tina y sus manos peligrosas corren hacia mi y yo voy directa a su codos para evitar que las ponga en mi pantalón.
— ¿Te gusta como me veo? — le digo muy cerca de su pequeño rostro. Ella me sonríe y yo por poco decido que no quiero ir a ninguna parte.
— Sí. Estás hermosa. ¿Cierto papi?
Mi hermano continúa en el mismo lugar sentado en el sillón rodeado de juguetes, y me estudia sin miramientos antes de hablar.
— Sí te ves muy bien Angie. ¿Saldrás? — su pregunta es todo menos inocente.
— Sí.
Y es obvia su sorpresa, ya que yo jamás salgo de noche, a no ser que sea una emergencia con Tina. Hace años que no salgo a divertirme y no es por qué mi hermano me lo prohíba, es solo que no me atrevo.
Han pasado muchos años desde la última vez que lo hice y todo termino muy mal. Tan mal que mi vida nunca fue la misma.
Solo André sabe lo que pasó conmigo y ha guardado fielmente mi secreto, a tal punto que estuvo dispuesto a dejar de hablar con el resto de nuestra familia para protegerme.
— ¿Iras con el?
Yo asiento y veo como el rostro de mi hermano se transforma en una mueca de fastidio. Y no puedo decir que no lo entienda, Benjamin es el ex novio de Soledad. La mujer que destruyó su corazón y que jamás creí que volviéramos a ver.
Ahora el parece el André de antes, sonríe con facilidad y hace bromas. Ya no lo veo quedarse en blanco en medio de una conversación y hasta sus manias se han controlado bastante. Ya no le molesta que deje las luces prendidas o la toalla mojada sobre el sillón.
— Sí. Benja pasará por mi dentro de poco.
Y ese poco son solo unos segundos. Pero cuando me apresto a abrir André se me adelanta y por su semblante no habrá nada que yo pueda decir para que no haga la escena de hermano mayor sobreprotector.
Me apresuró a buscar mi pequeño bolso y de paso beso la cabeza de Tina para despedirme de ella.
Benjamin está hablando con mi hermano pero no alcanzo a escuchar. Solo se que cuando llego frente a él tiene el seño fruncido y está demasiado serio para mí gusto.
— Avísame si quieres que vaya por ti — las palabras de André me molestan demasiado y quisiera decirle un par de cosas. Pero en cambio tomo a Benjamin por el brazo y lo condusco hacia el ascensor.
Desde aquí huelo su perfume uno que me hace sonrojar sin que pueda evitarlo.
— ¿Me saludaras en algún momento? — su voz me sorprende y lo suelto de inmediato. Me tardo un segundo en responder mientras apretó el botón.
— Hola Benja. ¿Como estas?
— Muy bien, ¿Y tú?
Nuestra broma dura lo que se tarda el ascensor y el como buen caballero que es me deja entrar primero.
El mantiene la distancia conmigo y a pesar de que siempre soy yo la que marca los límites infranqueables, con el solo quiero no exista el odioso espacio entre nosotros.
— Yo bien — le respondo con lo primero que se viene a mi mente ya que el si estaba esperando a que le contestara algo —. ¿Estás listo?
— Siempre. Solo espero que tú lo estés.
Las noches de noviembre en Santiago son bastante calidas y sumado a que es viernes hay muchas parejas caminando por las calles.
Benjamin ha traído su cámara y fotografía todo lo que llama su atención. Y eso me incluye. Ya que me ha pedido posar con lo que llama el naturalidad en distintos lugares. Yo solo me limito a sonreír y dejar que el tome lo que quiera que busque en mi rostro.
Aún me preguntó si la verdadera razón por la cual su relación con Soledad termino fue mi hermano o fue algo más. No quisiera creer que el sigue enamorado de ella. No me creo capaz de competir por el corazón de un chico, ni siquiera de uno tan lindo como Benjamin.
— Tu tristeza es hermosa Angelina. Mira — mi corazón se me sube hasta los oídos y debo utilizar toda mi fuerza de voluntad para volver a sonreír y ver la fotografía que el me muestra. Soy yo con mis ojos demasiado grandes mirando a la nada —. ¿Lo ves?
— Si tu lo dices...
— Estás bromeando ¿cierto?
Pestañeo un par de veces antes de volver a hablar. Benjamin está muy serio frente a mi y si no tuviera años viviendo con alguien que su superpoder es hacer sentir incomoda a la gente con solo su mirada no sabría que hacer en este preciso momento.
— Explícame Benjamin. Si no eres claro no podré entenderte.
— Eres muy bella Angelina, incluso cuando no quieres serlo.
— Ah.
Y mi cerebro se apaga después de eso.
El guapo muchacho que tengo frente a mi ha dicho que soy bella. Y que no me debo esforzar por serlo.
¿Quien dice ese tipo de cosas?
Que debo responder a cambio.
No se me ocurre nada.
Solo me limito a caminar a su lado en dirección al pub que está en una de las azoteas más altas de toda la ciudad, un lugar que solo lo escogí por la vista, una que supe le gustaría fotografíar.
Y cuando creo que ya ha tenido sufientes fotos de mi, su cámara lo acusa de haber sacado una más.
Pero ahora con mi rostro al rojo vivo.
— Podrías avisarme cuando haces eso.
— ¿Para que? Me gusta cuando no estás preparada. Así puedo llevarme un retrato genuino de tu rostro.
— Y ¿para que quieres eso?
Ahora el que se queda mudo es el. Yo no vuelvo a insistir y solo tomo su mano que el me ofrece para caminar en dirección a nuestro destino.
El pub se encuentra en un piso treinta en el centro de Santiago, desde aquí se puede ver toda la ciudad en su inmensidad y para Benjamín es como estar en el paraíso.
— ¿Te gustó? — le pregunto por sobre la música reinante. El lugar tiene tres grandes ambientes, pero como la vista era lo primero que quería que el viera, aun estamos en la zona donde el ruido es muy fuerte.
Sobre nosotros hay una gran carpa que podría alejar la lluvia si está se quisiera hacer presente. Y hay varias chimeneas de exterior para que no se sienta el frío de la altura, solo que el viento ingresa igual desordenando mis risos sin ninguna piedad.
— Es simplemente perfecto. Gracias por traerme.
— Quería que te llevarás un recuerdo de mi — y lo digo con toda la intensión de que mis palabras le digan lo que realmente siento. Quiero que me recuerde y si tiene ánimos de hablar lo haga. Yo estaré feliz de conversar hasta el amanecer como lo hemos hecho desde que fuéramos a la exposición de arte —. ¿Quieres ir a dentro? Podemos beber algo ¿si quieres?
Benjamín asiente sin decir nada. Y cuando ya me he adentrado en la multitud el toma mi mano y me obliga a detenerme. Pero a pesar de que lo he sentido tirar de mi no le hago caso. Con la cantidad de personas que hay de seguro alguien a tropezad con el y lo ha hecho detenerse.
Pero cuando vuelve a tirar de mi ya no me queda otra alternativa. Me detengo y me giro en su dirección. El corta nuestra distancia en un segundo y cuando estoy casi segura de que me besara pasa de largo y se pega a mi oído haciendo que todo el aire de mi cuerpo salga expulsado.
— Puedo venir a verte. Solo tienes que pedírmelo — su voz la escucho clara sobre la música, pero aun no creo que lo que me ha dicho sea cierto. Y me alejo para poder mirarlo, pero no me deja. En cambio se acerca mi cuerpo por completo haciendo calzar cada parte de mi anatomía a la suya.
Estamos rodeados de personas que bailan en todas direcciones, pero nosotros no lo hacemos. Solo estoy junto a el rodeando su cuello y esperando a que me diga que es una broma. Que no nos conocemos lo suficiente como para que lo que me ha dicho sea en serio. Pero no lo hace solo se queda junto a mi y no permite que nadie nos mueva.
—¿Quieres que lo haga? — vuelve a preguntar y a su vez aprisiona mi cintura un poco mas.
— Si... me gustaria.
Y antes de que pueda hacer cualquier movimiento Benjamín busca mi rostro y como si no hubiera mañana cierro los ojos y me acerco a su boca. El me recibe sin moverse. pero cuando veo que mi beso no será correspondido me alejo.
El me mira avergonzado, pero mas avergonzada estoy yo. Yo fui quien lo bese por que pensé que el lo quería también, me equivoque.
Llego a la barra y sin volver a mirarlo me siento en uno de los bancos. Benjamín se sienta junto a mi y evita mirarme. El barman que nos atiende nos pregunta si venimos juntos y realmente no se que contestar. Benja se adelanta y le dice que si aceptando la carta de tragos.
— ¿Me ayudas? — me pregunta con una sonrisa a la cual no contesto, pero le recibo el folleto de todos modos —. No suelo beber, así que no se que elegir.
—Y ¿por que quieres hacerlo ahora? — ahora si me atrevo a mirarlo directamente. Me sonríe apenado y yo quisiera perdonarlo de inmediato pero me resisto. Hago un esfuerzo sobrehumano para mantener mi rostro sereno.
— Porque se que puedo confiar en ti. Tu no me emborracharías para abusar de mi después. o ¿si?— mi boca se abre sin creer lo que acaba de decir.
Se que para el ha sido una broma para hacerme reír, pero ha hecho todo lo contrario. Quiero hacer muchas cosas, pero ninguna de ellas es reír.
— No, claro que no.
— ¿Estas bien? — me pregunta preocupado y sin que diga nada mas se acerca a mi bajándose del banco en el que antes estuvo sentado —. Angelina.
— Si, tranquilo — y me esfuerzo hasta doler para formar una sonrisa forzada. Me alegro de que el no me conozca lo suficiente, por que de lo contrario no habría sido tan fácil despistarlo como ahora ocurre —. Deberíamos tomar cerveza Benjamín. Es la mas inofensiva de todo este menú.
— Estas segura que no pasa nada — lleva una de sus manos a mi mentón y ya no creo que sea tan buena actriz. Por que su expresión de preocupación no se aleja en ningún momento —. Si quieres podemos irnos.
— ¡No! — grito sin querer. Pero es la verdad, no hay nada que me aterre mas que irme ahora —. No quiero irme. Estoy bien. Quiero quedarme.
—¿Conmigo?
—Si Benja, quiero quedarme contigo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro