Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 42

Hace aproximadamente unos diez minutos, André se despidió de mí en la puerta de mi departamento.

Hoy le tocó a él llevar a la pequeña Valentina a la guardería. Me contó que suelen turnarse con su hermana para hacerlo. Esa es la única forma de que Angelina no llegue tarde los días que le debe asistir a la universidad.

Solo espero que no se haya topado con Benjamin. Yo le avisé que André iba para allá, pero no me ha contestado nada. Y es debido a esto y a que ayer no durmió aquí que me siento alterada con su llegada. Sé que será en cualquier momento, pero...

No sé qué clase de conversación tendremos cuando regrese.

¿Por qué tendrá que hacerlo en algún momento? ¿No pretenderá ir con la misma ropa a trabajar?

¿O sí?

Hago lo que siempre hago en estas situaciones: enfocarme en cosas que sí puedo controlar. En este caso, mi manicura que ya está empezando a desgastarse. Tendré que buscar un lugar en Santiago donde pueda solucionar esto. Por qué viajar a Viña del Mar solo para arreglar mis uñas sería un poco excesivo.

Desbloqueo mi teléfono para mantenerme ocupada en cualquier cosa que no sea el por qué Benjamin se está tardando. Son solo dos pisos, ¡maldición!

¿O quizá tuvo una discusión con André?

Cuando estoy a punto de enviarle un nuevo mensaje, la cerradura me avisa que es él. Escondo mi teléfono bajo mis piernas e intento verme despreocupada, cuando es todo lo contrario a como me siento.

Ensayo mi rostro un par de veces antes de que la puerta se abra por completo.

Benjamín entra intentando hacer el menor ruido posible y eso solo hace que quiera reír. Esta es, por lejos, una de las situaciones que jamás vi venir.

- Hola.

Me responde pero no dice nada más. Por la condición en la que viene su ropa, asumo que ha dormido con lo mismo que lleva puesto.

- Tienes diez minutos para estar listo, no podemos llegar tarde - le digo en un tono que solo busca que me mire, pero aún así me evita. Debo conformarme con su asentir y al ver que viene hacia su maleta que está sobre el sillón a mi lado, me levanto alisando mi vestido.

El no hace contacto visual conmigo en ningún momento y solo se concentra en buscar lo que se pondrá. Paso por su lado para llegar a la cocina. Pero antes de que pueda salir de la sala él me detiene.

- ¿No me preguntarás nada? - inquieta como si le extrañara mi comportamiento, cuando el que actúa raro es él.

- ¿Quieres que lo haga? - le pregunto sorprendida.

- Sí.

Sonrío al ver que el también lo hace. Haciendo muy sencillo ver al chico que me dedicaba canciones de amor en su vieja guitarra hace tan poco.

- Bueno, se que dormiste en el departamento de Angelina. Así que ustedes deben llegarse bien ¿No? - me ayudó con las manos en un intento de que todo suene bien, pero al hacerlo entiendo que no lo he conseguido.

- Algo así, ella me agrada mucho más que André. Eso es obvio.

- Si ella es muy simpática- cuando no se trata de algo que tenga que ver con su hermano. Quizá eso sea algo que deba advertirle.

- ¿Te molesta?

Su pregunta me deja perpleja, sabiendo que el debe imaginar que hice mucho más que dormir con André la noche anterior.

- Claro que no. Solo me sorprendió que se conocieran. ¿No sabías que era la hermana, cierto?

El niega y cuando vuelve a mirarme, una sonrisa se dibuja en su rostro.

- ¿Leíste lo que me escribió?

Yo asiento sin poder cambiar mi semblante divertido al recordar aquello. Solo me alegro de que mi pobre teléfono no haya quedado inutilizable.

- ¿Conociste a la pequeña? - le pregunto al ver que el no la ha mencionado.

- Sí, es muy tierna. No tiene nada que ver con su padre o su tía.

Me tardo un segundo en analizar la situación, es obvio que Angelina no le ha contado mucho y eso es de esperar. No creo que haya creído necesario decirle que es su propia hija a la que llama sobrina.

- ¿Durmió aquí? - pregunta indicando con el mentón el sillón donde antes estaba sentada -. No lo dejaste tomar mis cosas ¿Cierto?

Niego de inmediato y él aire se sale de mi como si lo que me acabará de preguntar fuera una prueba de lealtad.

Quizá si lo fue y yo como siempre no se leer entre líneas.

- Llegamos muy tarde de la clínica. Tuvo que esperar que me atendieran a mí también.

- Ya veo. ¿Y como está tu mano? - lo pregunta acercando su mano a mi codo. Tiene las manos muy frías.

- Sobreviviré. ¿No te dijo nada cuando te vio ahí?

- No, y realmente no sé qué le habría contestado si me hubiera dicho algo - a pesar de que me suelta su rostro no cambia, sigue teniendo la misma expresión que coloca cada vez que algo es realmente increíble para ser cierto.

- Esto es muy raro.

- Sí, lo es. Lo gracioso de todo es que solo nos acompañaríamos hasta el edificio, y cuando ella me dijo que tendría que pasar por Valentina. Me imaginé cualquier cosa, menos una niña.

- Créeme que algo muy similar me pasó a mi.

- Pero de todas maneras. No pude dejarlas solas sabiendo que su hermano estaría contigo. Sentí que sería más útil con ellas que estando aquí solo.

- Gracias Benja.

- ¿Por qué?

- Por todo. Eres una buena persona. Y me defendiste ayer

- No iba a dejar que hablara así de ti. Ellos no te conocen.

¿No?

Esa es una de las cosas que no mencioné cuando hablara con André. No pude. Se que es un tema delicado para él. Pero quizá si soy lo que Rafael dijo de mi. Una oportunista. Inmediatamente mi pecho se aflige y las ganas de conversar se evaporan.

- ¿Tú no crees que yo sea una persona materialista? - le pregunto sin mirarlo.

- Soledad, tú podrás ser muchas cosas, pero materialista e interesada, no. Eso no - y antes de que pueda mirarlo me toma de mis hombros sacudiéndome despacio.

Por sus ojeras debo entender que el sillón de André no es tan cómodo como el mío o puede que haya estado ocupado en otro cosa.

Me reprendo mentalmente por dejar que mis pensamientos vayan en una dirección que no me corresponde.

- Lo tomaré como un halago. ¿Está bien? - entorno los ojos para que vea que es pésimo dando cumplidos.

Benjamín al fin ríe y me contagia de inmediato.

- Olvidaste lo humilde que era la residencia donde vivíamos cuando estábamos estudiando. Jamás te escuché quejarte. O cuando comíamos solo sopas instantáneas porque no nos alcanzaba para algo mejor. Tampoco - a medida que comienza a enumerar las distintas situaciones donde no la pasamos tan bien, pero nos teníamos el uno al otro, su sonrisa va desapareciendo, hasta que termina totalmente serio -. Ellos no te conocen. Y no dejaré que digan mentiras sobre ti.

Dejo de sonreír yo también, y pestañeo varias veces para que mis ojos no me traicionen y arruinen mi maquillaje.

- Gracias Benja. En serio - y recibo el abrazo que me da. Me quedo solo un segundo y volvemos a tener nuestro espacio personal.

- No me agradezcas por decir la verdad.

Benjamín me sonríe una última vez antes de entrar en el baño de invitados, pero yo no puedo hacerlo.

-Deja de apuntarme con eso.

- ¿Por que no? tu siempre estas lista para una fotografía - Benjamín no me ha dejado en paz desde que llegamos a la oficina. Me apunta desde distintos ángulos mientras estoy intentando entender estas facturas.

- Hay muchas cosas mucho mas interesantes en la cocina que podrías fotografiar.

Lo miro por el rabillo del ojo y veo como se endereza y deja de apuntarme. Pero solo lo hace para que lo mire directamente y vuelve a apuntarme, solo que ahora sí me fotografía.

- Perfecto. Solo quería que miraras de frente. Servirá.

Suelto el aire sonoramente y el levanta las manos indicando que ya terminó.

- El equipo de filmación ya debe estar por llegar así que les iré a avisar al resto - Benjamín se acerca a la puerta caminando de espaldas, yo le hago un gesto con mi mano buena para que  vaya tranquilo y este termina de salir.

A diferencia de mi, a mi ahora mejor amigo de nuevo, no le cuesta estar perfecto. Hoy se ha decidido por el negro, tanto en pantalón como camiseta. Y como es una ocasión especial ha decidido usar su camisa de la suerte. Es azul con cuadros, nada del otro mundo. Pero según, todas las cosas buenas que le han pasado en la vida, le han pasado mientras la usa.

La tarea de hoy es hacer algunas tomas y fotografías del restorán. Ya las editaremos y servirán para el perfil de Flores que poco a poco va tomando forma en las redes sociales. El equipo de filmación llegará en cualquier momento y entiendo el nerviosismo de Benjamín.

Está es una gran oportunidad para el. Y para nosotros. Pero yo realmente no lo vivo igual. No puedo sentirme ansiosa por otra cosa que no sea mi visita a la clínica el día de hoy.

Daniele ya me conto que aun la mantienen sedada, pero que todavía no hay un veredicto real de cual es la condición en la que ella esta. Y la sola idea de que esto signifique algo mas hace que mi estomago se revuelva y me cueste estar erguida en mi asiento.

Dejo que mi frente toque la fría superficie del escritorio esperando que mi malestar se diluya. Pero como podría si es mi alma la que esta preocupada. Lamentablemente no se ninguna maniobra para hacer que esa parte de mi se sienta bien. Y hasta que sepa que mi madre esta bien no lo conseguiré.

— No me puedes dejar. No estoy preparada para eso — lo digo en voz alta mientras me levanto lo suficiente para ver nuestra fotografía en la pantalla de la computadora.

No escucho realmente si han tocado la puerta, solo la veo cuando esta se abre y el cabello morado de Karina llega demasiado rápido a mi lado.

— Soledad.

Sus brazos llegan a mi y se las ingenia para abrazarme en mi posición. No le respondo nada y solo dejo que me acaricie hasta que ya no siento mi corazón tan pesado.

— ¿Te sientes mejor? — ella me aleja lo suficiente para que pueda mirarla, no se a que ha venido, pero me alegro mucho de tenerla aquí.

— Si, solo me abrume un momento es todo.

— Me gustaría que pudiéramos tener una noche para nosotras, siento que hay muchas cosas que están abrumando y tú sigues actuando como si no pasara nada. No quisiera que te enfermaras Soledad.

— ¿Y tú quieres escucharme?

Karina pega un pequeño grito que entiendo es su forma de expresar que eso es algo obvio. Pero para mí no lo es. No he tenido una amiga en mucho tiempo y me he acostumbrado a ala fuerza a llevar todo sola.

— No es que me guste el chisme, no me malentiendas, pero es que. Vamos. Tu historia debe ser digna de culebrón de las doce.

Y como siempre que estoy con ella termino riendo. Y como no hacerlo, si ha acertado medio a medio. Solo espero que no piense que soy una mala persona después de eso.

— No se si culebrón de las doce, pero si podría ser una mala película americana. De esas con drama y muchas lágrimas.

Y bueno, quizá muchas cosas más...

— Lo que sea Soledad. Me gustaría que pudieras confiar en mi.

Ambas nos miramos un momento esperando que yo conteste. Hasta que al final termino asintiendo. Y realmente lo hago por qué ella es muy diferente a lo que fue mi última amiga. Karina me hace sentir bien.

Los chicos de la agencia han tardado en llegar y eso ha dado tiempo a qué Benjamín haga sus propias tomas de todo lo que hay en el restorán. Camille a estado más que dispuesta a ser su modelo improvisada. Yo solo entorno los ojos cuando la veo en su estación posando para que el guapo trigueño la fotografíe mientras hace no se que cosa.

André me sonríe cuando me ve salir con Karina de mi oficina y no tarda mucho tiempo en llegar a mi lado. En un comienzo espero que me bese, pero no lo hace. En cambio toma delicadamente mi cabeza y me besa en la coronilla.

— ¿Estás nervioso?

— ¿Por qué tendría que estarlo?

— No lo sé, quizá por qué ahora serás famoso y las personas querrán tu autógrafo en la calle — le aclaro levantando mis cejas de manera juguetona —. Aunque no creo que te cueste tanto adaptarte, ya de por sí captas la atención dónde sea que vayas.

— ¿Eso crees?

— Si, lo he visto.

— Bueno, quizá es por qué no hay muchas personas con mi apariencia por estos lugares.

Y tiene razón, la familia de André son inmigrantes de Brasil por parte de su madre y su padre es descendiente europeo. De ahí su genética de ser un gigante de color caramelo. Al igual que Angelina son personas que todos vuelven a mirar por segunda vez.

— Pero no es solo por como te ves. No seas vanidoso.

— ¿Yo vanidoso? Debo recordarte cuánto me tarde en la mañana en estar listo. En cambio tu, señora no vanidosa te tardaste más de una hora entre el maquillaje y el cabello.

Entorno los ojos y desvío la mirada a sus espaldas. El joven Javier a lo lejos me saluda con la mano, pero no hace tal de acercarse. Por otro lado George ahora e el objeto de la cámara de Benjamín. Camille no se aleja de ellos y realmente me dan ganas de preguntarle si no tiene alguna orden pendiente que hacer.

Y antes de que vuelva mi atención hacia el guapo moreno que tengo a mi lado, Thomas entra desde la puerta que da a las mesas del restorán y nos avisa que los chicos de la agencia han llegado.

Benjamín me hace una seña para que me acerque y vayamos juntos a recibir a los que harán gran parte del trabajo de poner a Flores en la boca de todos los que tengan acceso a internet.

— No nos vemos luego — la voz de Andre me toma por sorpresa y casi doy un respingo cuando siento su aliento en mi cuello.

— Ya hablaremos de eso.

Y lo digo en serio, quiero y necesito que me diga por qué actúa como si yo lo fuera a repeler cuando estamos rodeados de personas. Eso no me da una buena sensación.

Al salir a la zona del frente del restaurante, lo primero que ven mis ojos es todo el equipo que, con la ayuda de los guardias y los meseros, bajan de una camioneta. Hay paraguas reflectantes enormes, cajas similares a las que se transportan los instrumentos de sonido. Solo que aquí hay cámaras de todo tipo. Además de diferentes tipos de micrófonos.

Benjamín me invita a que me acerque a conocer a los chicos y mi primera intención es hacerlo. Pero a medida que comienzo a avanzar entre las mesas, mi instinto de alerta se enciende. Me enfoco en los integrantes del grupo, son cuatro en total. Dos chicos y dos chicas.

Todos se aglomeran en torno al apuesto trigueño, pero destaca el más alto de todos, que parece un vikingo con su barba dorada y sus casi dos metros de estatura. El otro es un joven de apariencia común, quizás de la misma edad que Javier. Benjamín los saluda con una amplia sonrisa. Fue entonces, cuando las chicas finalizan de organizar las cosas, que me doy cuenta de que algo está fuera de lugar. Una de las muchachas me observa como si estuviera presenciando a la mismísima Muerte en persona. Y mi expresión debe reflejar el mismo terror, ya que jamás podría olvidar esos penetrantes ojos azules.

¿De todos los lugares existentes en Santiago tuviste que venir a meterte aquí María?


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro