casi, pero no.
en la fiesta de año nuevo, en la casa de zack, todo transcurría con la energía y emoción propias de esa noche especial. las luces brillaban con intensidad, las risas llenaban el ambiente, y el bullicio de las conversaciones creaba una atmósfera cálida y vibrante. todos esperaban ansiosos ese mágico momento en que el reloj marcara las doce, anunciando la llegada de un nuevo año y dejando atrás los días difíciles del anterior.
anna estaba rodeada de amigos, conocidos e incluso algunos familiares, y, en apariencia, no podía estar más feliz. se sentía cómoda entre las bromas y las historias que iban de un lado a otro, pero en el fondo había algo que empañaba su alegría. algo, o más bien, alguien, faltaba.
ray.
ray, el chico con quien había estado hablando durante meses, explorando una conexión que prometía ser algo más serio, no estaba allí. en los últimos días, el silencio de ray había sido desconcertante. su número no estaba disponible, y lo que antes eran mensajes constantes y largas charlas, se habían transformado en un vacío absoluto. ni siquiera sus amigos más cercanos sabían nada de él. había desaparecido, como si se lo hubiera tragado la tierra.
anna tenía la esperanza de que él apareciera esa noche. después de todo, ray siempre estaba donde estuvieran emma y norman, sus mejores amigos. pero, por más que buscaba entre la multitud, no había señal de él. con una mezcla de preocupación e inquietud, anna decidió preguntarles directamente a emma y norman, pero ambos se limitaron a encogerse de hombros con la misma expresión confusa.
—no hemos sabido nada de él últimamente —dijo norman, casi como una disculpa.
—pensé que tú lo sabrías —añadió emma, arqueando las cejas, intrigada.
la incertidumbre creció en el pecho de anna como una espina. ¿dónde estaba ray? ¿por qué había desaparecido justo cuando parecía que todo entre ellos empezaba a tomar forma? afuera, los minutos seguían avanzando, acercándose al momento cúspide de la noche. pero en el interior de anna, las preguntas empezaban a pesar más que la euforia que llenaba la sala.
luego de varios minutos, finalmente llegaron las 12. el ambiente se llenó de alegría y abrazos, y anna celebró junto a todos sus amigos y familiares cercanos. fue felicitando uno por uno, compartiendo sonrisas y buenos deseos. incluso tomó su teléfono para llamar a sus padres y desearles un feliz año nuevo, sintiendo un breve momento de tranquilidad en medio de sus pensamientos dispersos.
cuando colgó la llamada, emma se acercó rápidamente a ella con una mezcla de emoción y seriedad.
—ray llegó —le dijo en un tono bajo, casi como si no quisiera alterar el ambiente—. está en el segundo piso, en el balcón, hablando con norman.
anna sintió cómo su corazón daba un vuelco. por un instante, la emoción la invadió. tomó un sorbo de la bebida en su vaso, intentando calmar los nervios que comenzaban a crecer dentro de ella. dejó el vaso en una mesa cercana y, con paso decidido pero inquieto, subió al segundo piso.
arriba, el ambiente era completamente diferente. el bullicio de la fiesta quedaba atrás, reemplazado por un silencio interrumpido solo por murmullos ocasionales. algunas personas estaban allí, hablando por teléfono o inmersas en conversaciones privadas, pero el lugar estaba casi desierto.
anna caminó hacia el gran balcón, donde emma le había dicho que estaría ray. y ahí estaba él, de pie junto a norman. desde lejos, pudo ver cómo norman hablaba con insistencia, sus gestos eran enérgicos, casi desesperados, pero ray permanecía en silencio. parecía distante, como si su mente estuviera en otro lugar.
mientras se acercaba, anna notó algo en norman que la inquietó: sus hombros se hundieron levemente y, por un momento, bajó la cabeza, como si hubiera agotado todas sus palabras. la mirada de norman, cuando finalmente la alzó, reflejaba algo que anna reconoció al instante: tristeza.
norman se dio cuenta de su presencia y giró hacia ella. no dijo nada, solo la abrazó con fuerza, más de lo que ella esperaba, como si quisiera transmitirle algo que las palabras no podían expresar.
—feliz año nuevo, anna —le dijo en voz baja, antes de separarse y marcharse del lugar, dejando a anna con más preguntas que respuestas. ella lo vio desaparecer por el pasillo mientras su corazón comenzaba a latir más rápido.
anna se acercó a ray en silencio, notando cómo él no la miraba, sus ojos fijos en el cielo estrellado, como si las estrellas pudieran brindarle alguna respuesta que él no encontraba en la tierra. anna se detuvo frente a él, intentando encontrar las palabras adecuadas, pero el aire parecía denso, cargado con todas las emociones que ninguno de los dos había expresado hasta ese momento.
consciente de que ray la había estado ignorando durante días, anna decidió no tocar el tema de su ausencia, ni preguntar por qué había desaparecido. en lugar de eso, optó por hacer preguntas más ligeras, pequeñas conversaciones que intentaban aliviar el peso del silencio entre ellos. ray respondía de vez en cuando, sin mucha emoción en su voz, como si estuviera distraído, pero al menos sus palabras confirmaban que no la había olvidado por completo.
después de un rato, anna no pudo más. la preocupación la invadió, y sin pensarlo mucho, le preguntó con voz suave, casi temerosa:
—¿qué te pasó?
ray suspiró buscando la forma de ordenar sus pensamientos. cuando finalmente habló, sus palabras fueron lentas, llenas de un cansancio que anna no había esperado.
—necesito tiempo... no me siento bien con muchas cosas y voy a tomar un descanso de todos... me voy pronto.
esas palabras cayeron sobre anna como un peso. entendió en ese momento por qué norman había actuado de la manera en que lo había hecho. seguramente norman había querido ayudarlo, pero ray no había estado listo para aceptar esa ayuda. la revelación la hizo sentir una extraña mezcla de tristeza y comprensión.
después de unos segundos de silencio, anna asintió con la cabeza. su expresión era serena, como si todo tuviera sentido ahora. sonrió levemente, intentando transmitirle calma a ray.
—no te preocupes, yo lo entiendo. tómate todo el tiempo que necesites, yo te esperaré.
ray la miró sorprendido, como si no pudiera creer que ella hubiera reaccionado de esa manera. realmente no esperaba que, después de haberla ignorado a propósito, ella aún estuviera dispuesta a ser tan comprensiva.
—tardaré en volver.
—yo te puedo esperar.
ray se quedó en silencio por un momento, como si estuviera procesando lo que acababa de escuchar. finalmente, miró a anna, aquellos ojos azules que brillaban y lo miraban con inmenso amor.
— iré por algo para que podamos tomar —dijo anna, intentando sonar como si todo estuviera bien, aunque sus palabras flotaban vacías, como un intento de llenar el silencio que la rodeaba.
ray solo asintió con la cabeza, sin decir una palabra más. su mirada, tan distante, la hacía sentir aún más sola, incluso cuando estaba a su lado. algo en su silencio la desmoronaba por dentro, pero no podía dejar que eso se notara.
anna bajó las escaleras con pasos lentos, como si el peso de la situación la arrastrara hacia abajo. se dirigió a la mesa donde habían dejado las botellas de champán, sirvió dos vasos con la esperanza de que, quizás, un brindis pudiera aliviar un poco el dolor que se estaba acumulando en su pecho. volvió a subir las escaleras, cada paso resonando en su mente como un recordatorio de lo que había perdido, o tal vez de lo que nunca llegó a ser.
tarareaba una canción, una de esas que había escuchado alguna vez y que, en ese momento, parecía ser la única compañía que podía ofrecerle consuelo. al llegar al balcón, la imagen que encontró la paralizó. ray ya no estaba. el balcón estaba vacío, solo quedaba el eco de sus pasos y la fría brisa de la noche.
ella se quedó allí, mirando el espacio vacío frente a ella, sin saber qué hacer. el silencio era ensordecedor, casi insoportable. se acercó al balcón lentamente y dejó la copa de champán en el lado donde ray había estado. la otra copa, la que sostenía, temblaba ligeramente en sus manos. su mirada se alzó hacia el cielo estrellado, como si intentara encontrar algo, alguna señal, en ese vasto firmamento.
sonrió, pero la sonrisa no llegaba a sus ojos. estaba rota por dentro, pero no quería mostrarlo. miró las estrellas, pensando en todo lo que había sido y lo que nunca sería.
—brindo por este amor que no funcionó—dijo en voz baja, casi como si la frase fuera un susurro dirigido solo a ella misma.
chocó su copa contra la que había dejado en el balcón, como si intentara unir algo que ya se había roto. levantó la copa hacia el cielo, como si brindara por algo perdido, por un amor que ya no podía salvar.
—salud—dijo, con un amargo suspiro, antes de beber un sorbo, tan amargo como la tristeza que sentía en su pecho.
con el vaso vacío, se quedó allí, en el balcón, mirando las estrellas, pero sin verlas realmente. bajó la cabeza y, sin poder evitarlo, se abrazó a sí misma, como si pudiera encontrar consuelo en su propio abrazo. pero no lo había. y, mientras las lágrimas empezaban a asomar, el vacío que dejó ray en su vida era más grande que cualquier cosa que pudiera hacer o decir.
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HOLA FELIZ AÑO re tarde
quería escribir esto en memoria y desahogo a que esto me pasó una vez, y me acordé mientras celebraba ahre que pensaba
hoy día ya no sé nada de esa persona ANYWAYS
esperemos este 2025 sea el año de todos y cumplamos todas nuestras metas, un año feliz 💖
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