Capítulo 6
Las vacaciones seguían su curso y las clases también, ya estábamos a viernes y solo me quedaba un día de clases. Las cosas con mis padres seguían igual de frías, me consideraba bastante rencorosa y su despido, para mí, fue una traición.
- ¡No, no, no!- Me regañó.- La espalda recta y la barbilla en alto. – Con una mano sujetó mi barbilla y con la otra enderezó mi espalda. – Y los brazos rígidos con firmeza. Eso es… Marca el paso. Un, dos, tres… Así. – A veces era muy exigente. – Si sigues así ganaremos el concurso.
Correr cada mañana tenía sus cosas buenas y sus cosas malas. La mala: Recorrerte diez veces la playa cada día a las siete de mañana. La buena: unas nalgas firmes y duras y desaparición de la celulitis… La mala dentro de la buena: correr con Roko me excitaba. La buena dentro de la buena: Roko me ponía, como una moto, a todas horas.
Creo que era la colonia que usaba… no, mentira… Era él, su piel, sus músculos, sus ojos, su sonrisa, la manera tan elegante de bailar…
Roko tenía todo aquello que una mujer soñaba y lo que detestaba, también
-Me duelen los pies . – Lloriqueé.
- Y a mí la oreja de escuchar tus quejas…- retorcí los ojos y los puse en blanco como si acabara de entrar en trance.
- Llevamos dos horas bailando…- aproveché , como de costumbre, cualquier motivo para parar…
El cordón de mi calzado se quedó flojo. Un manotazo, de aquellos que pican, aterrizó en mi nalga derecha. ¡JODER!
- Eso me ha dolido… - dije mientras pasaba la mano por la zona dolorida.
-¡Te quiero recta! – Se puso detrás de mí y se aproximó hasta tocar con su pecho mi espalda. Su cuerpo estaba ardiendo y ese calor parecía que se adentraba en mis poros y en forma de energía corría bajo mi piel.
Me sentí húmeda, excitada y muerta de deseo.
La música romanticona y sensual de fondo no ayudaba a mantener la mente despejada.
Comenzó a mover sus caderas rozando mi trasero sensualmente. Podía sentir el corazón bombardear con fuerza en mi cuello y en la sien.
Lo miré a través del espejo y noté mi adrenalina subir a mil por hora cuando vi sus ojos ardientes de deseo.
– No puede ser… Esto es pura imaginación, estoy delirando.- Tenía que reconocer que últimamente me vestía un pelín más sugerente, bueno vale, bastante…
Llevaba una falda de mi hermana Gim, tan corta que, un movimiento en falso y dejaba a ver toda mi virtud.
Me dio la vuelta hasta tenerme frente a frente, y muy lentamente recorrió con sus manos mi espalda hasta llegar a las nalgas, una vez allí me apretó hacia su cuerpo.
Por primera vez, pude notar su miembro duro clavarse en mi vientre. Se me cortó la respiración.
– Si eres inteligente, párame. - Susurró en mi oído.
– Supongamos que no llego a la inteligencia media… y que no me gusta ser inteligente.
- Pues supón que esto nos puede salir caro y que tú pudiste pararlo.
- Cargaré con la culpa de que fui mala malísima… - Y lo besé. Roko aceptó mi beso y con ansias devoró mi boca. Me tumbó en el brillante suelo de parqué.
Subió mi falda hasta las caderas, y escuché el crujido de la seda cuando rasgó mi tanga.
Mi tanga ya no era un impedimento.
En una fracción de segundo su pene rozaba la obertura de mi sexo palpitante. Adentró el glande y suspiramos al unísono.
Me penetró suavemente mientras me miraba fijamente, cerré los ojos y gemí de puro placer. Besó mis labios con suavidad y bombardeó a un ritmo acompasado delicioso. Quizás llevara demasiado tiempo sin estar con un hombre, o quizás aquel hombre hacía en mí lo que nunca imaginé y lo que nadie lograba.
-¡Maldita sea!- dijo con la mandíbula apretada. En un impulso se arrodillo y me colocó sobre su regazo. Se aferró con sus enormes manos a mi cintura, elevándome un tanto, y me dejó caer deliciosamente, suave y fuerte a la misma vez.
Lamió una gota de sudor que corría a todo prisa por en medio de mis pechos y dejó caer un reguero de besos ascendiendo hasta mi cuello.
- Te arrepentirás, tarde o temprano, te arrepentirás de que te esté follando…- No entendía por qué pensaba algo así, éramos jóvenes, sin compromiso…
Esto no tenía maldad ninguna. Hice caso omiso a sus palabras.
- Estoy a punto. _ le advertí. Podía sentir como el placer crecía devastadoramente, en cada penetración, en cada beso, cada suspiro… todo me llevaba al orgasmo.
– Si te corres conmigo, para mí, por mí, todo cambiará, lo cambiaré todo. Me odiarás.- dijo con voz ronca.
Busqué sus ojos y lo miré, decía la verdad, lo vi en su mirada. Quise contestarle, pero me cortó con una penetración dura y aquello acabó por estallar en un devastador orgasmo. – Lo has hecho. Te has corrido y te advertí.- tras sus palabras comenzó a bombear deprisa y se dejó llevar, rompiendo en un gruñido ronco.
Y se fue despidiéndose de mí con un beso en la mejilla.
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Os juro que no me acordaba que era un relato tan 'hot' 😂😂
Pero bueno, que todo sea sentimientos :D
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