2. El Pago De Los Favores.
Annie.
Estoy totalmente agotada, volver después de unas vacaciones largas al ajetreo universitario es una verdadera mierda. Tiro la mochila algún lugar dentro de mi habitación cuando entro y camino arrastrando los pies hasta la cama donde me tiro sin ningún tipo de gracia.
Ha pesar de todo estoy feliz y todo se debe a que después de una negociación junta —bueno, no tanto —logre hacer que el profesor Joseph aceptara ser mi tutor de tesis, lo que me tiene con cero energías —pero feliz debo agregar —, y todo eso se debe a que el es muy estricto y comprometido con su trabajo es por eso que trato de estar a la altura.
Hace algunos días le envié tres posibles proyectos que me gustaría tomar para la tesis en los cuales dos fueron de su interés, también dijo que haría algunas anotaciones y sugerencias que enviare a mi correo después.
Desde hace algunos días estoy ayudando a Eyra adaptarse al plan de estudios, cumpliendo con mi parte del trato. De hecho ella es muy divertida por lo que no es desagradable o pesado convivir con ella incluso nos recomendamos un par de libros la una a la otra. Por otro lado Layan está un poco —demasiado —estresado porque su tutor es un poco duro con ella pero yo le tengo fe y se que ella puede con eso.
Estoy entre la inconsciencia y la realidad cuando el móvil empieza a sonar en el bolsillo de mis vaqueros pero estoy tan cómoda que me planteo la idea de no contestar para sucumbir al sueño que me invade.
El aparato deja y yo me acomodo más en el mullido colchón antes de que el sonido estridente vuelva a llegar a mis odios haciéndome abrir los ojos.
Suelto un bufido pero ya estoy sacando el móvil para contestar.
—¿Si? —contesto, con los ojos cerrados.
—Annie, necesito de tu ayuda —responde la voz de mi hermano del otro lado de la línea.
—Uhm, ¿tiene que ser en este momento, Logan?—digo, en un susurro bajo aun con los ojos cerrados.
—¿Estabas dormida?.
—En eso estaba hast…
—Como sea —me corta —. Si necesito tu ayuda ahora, así que prende tu portátil que te haré viedollamada.
Estoy tentada a colgar el teléfono y así poder conseguir dormir un rato o porque no si tengo algo de suerte ocho horas seguidas. Porque sí, desde que estoy en la universidad dormir es un lujo que claramente yo no puedo permitirme. Así pues, en contra de mi voluntad me siento en la cama tallando mis ojos con mi mano libre, antes de ponerme de pie y caminar al pequeño escritorio que está en mi habitación y tomar la portátil.
Lo extraño mucho a él y a Destiny —mi hermana mayor—con quien no hablo desde hace más de dos años porque ella sigue culpándome por lo que paso.
—Te vez como si un camión te acabará de pasar por encima —comenta, cuando su imagen aparece en la pantalla a lo que yo le saco el dedo medio y mi hermano sonríe.
—Hola a mi hermana favorita ¿Cómo estas?, oh por cierto te vez genial —Logan rueda los ojos antes mi sarcasmo.
—Tan linda como siempre, mi pulga aventurera—contesta, con fingida dulzura haciéndome fruncir el ceño.
—A veces no se porque nuestros padres te recogieron de la basura —espeto, y ahora es él quien frunce el entre cejo.
—Ya te hemos dicho que la única adoptada eres tú —afirma, con seguridad.
Haciéndome recordar la vez que Destiny y él me hicieron creer que a mi me habían dejado en la puerta de nuestra casa con una nota, llore por días hasta que papá se dio cuenta y los regaño.
—¿Qué quieres? —pregunto, porque no quiero arruinar mi humor y mis hermanos tienen el don de hacerme enojar.
Por la manera en la que luce estoy segura de va a salir, lleva un pantalón de vestir color caqui ceñido a sus piernas y va sin camisa la verdad es que mi hermano es un tipo muy atractivo y él lo sabe, es por eso que en su etapa de estudiante mamá pensaba que la haría abuela joven. Sus ojos son de un azul más fuerte que los míos y su cabello negro —como el de papá —va perfectamente.
Logan rueda los ojos ante de sonríe sabiendo que esta partida la ganó él.
—¿Cuál? —señala tres camisas en un ganchos una blanca, negra y color vino —. Saldré con Emilia y estoy nervioso.
No puedo evitar rodar los ojos. Logan lleva como ¿toda la vida con Emilia?, no puedo evitar sonreír como estúpida porque no hay persona más enamora que su ella. Literalmente Logan podría ir con harapos y ella lo vería como si acabará de salir de una sesión de fotos.
—No tienes que preocuparte por lo que te pondrás, estoy segura que Emilia pasará cada segundo de la noche pensando en arrancarte la ropa.
—Posiblemente —concede —. Pero concéntrate. Eso no quiere decir que no me quiera ver bien.
Dejo ir un suspiro, por el hecho de que estoy aquí ayudando a mi hermano mayor a escoger una camisa en lugar de estar recuperando horas de sueño.
—Sabes que me estas quitando horas de sueño valiosas ¿verdad?.
—Lo se, pero por eso somos incondicional ¿no? —chantajea con ojos de cachorro—. Además le hablaría a Destiny pero sabes que ella…
El corazón se me estruja con violencia porque ella también le dejó de hablar a él por defenderme, después de ese día ella se alejó y solo le habla de tanto en tanto a papá haciendo como si nosotros nos existiéramos.
—¿Sigue sin hablarte?—inquiero, sintiendo como un nudo se forma en mi garganta.
Mi hermano hace un gesto con la cabeza en señal afirmativa, y, es justo en ese momento que la puerta de mi habitación se abre de golpe y yo doy un brinco en mi lugar de la impresión.
—¿Qué crees que estas haciendo?— pregunta, mi amiga con los ojos entrecerrados en mi dirección.
—Veo porno —respondo, dándole una media sonrisa—. La puerta se toca antes de entrar, que tal que me estuviera masturbado.
—Que asco, que asco —se queja Logan —. No quiero una imagen mental de mi hermanita masturbándose.
—Bueno, estaríamos a mano —Layan se encoje de hombre —. Tu estuviste apunto de verme tener sexo—ruedo los ojos al cielo mientras Logan sigue quejándose—. Como sea, más te vale que levantes tu culo perezoso que nos vamos de fiesta.
—Paso. Pero gracias —vuelvo mi atención a hermano, quien se a puesto dramático.
Layan es genial no me mal entiendan es genial el la hija menor de un matrimonio entre una londinense con raíces latinas y un hombre de ascendencia árabe, claramente sus gentes paternos ganaron. A veces no se de donde saca tanta energía y suele ser bastante insistente cuando quiere algo, es por eso que se acerca a mi como una mamá cuando va a reprender a su hijo.
Es bastante graciosa la manera en la que se pone las manos en las caderas para observarme como si hubiese dicho la peor de las ofensas
—Oh, hola Logan —saluda a mi hermano cuando llega hasta mi.
—Gracias al cielo, Layan — deja ir un suspiro dramático y yo no puedo evitar rodar los ojos —. Necesito tu consejo.
Entonces procede a enséñale las camisas, esto es como estar en la en alguna pastelería viendo ansiosa cual te vas a comer. La mirada de Layan se vuelve brillante por la manera en la que no deja de repasar el dorso desnudo de Logan. Evito fingir una arca porque ¡Hola! Es mi hermano y aunque se que tiene un cuerpo bien trabajado siempre lo veré como mi hermano mayor. Después de una acalorada discusión de el color de la camisa se termina poniendo la negra de botones y debo admitir que se muy bien.
—¿Por qué no saldrás, Annie? —inquiere, abotonando su camisa.
—Prefiero dormir —aseguro, dejándome caer de espaldas en la cama con la portátil en las piernas.
—Nada de dormir, tienes veinte años, es sábado y es tu último año universitario — Layan mueve las manos como diciendo “estas escuchando”.
—Por fin un poco de apoyo—dramatiza mi amiga —. Ahora ve y báñate. Logan y yo nos haremos cargo de tu outfit.
—¿Tengo que preocuparme por eso? —hago una mueca de pesar cuando ambos dicen al unisón “no”.
Y es así, como en contra de mi voluntad me dirijo hacia el baño sabiendo que no dejaran de molestar y que aunque me niegue Layan me arrastrará a esa fiesta.
Después de una larga ducha me cambio con la ropa que me han escogido, me detengo frente al espejo de cuerpo completo por largos minutos antes de que la voz de Logan llegue a mis oídos sacándome de mi ensimismamiento.
—No estoy segura de esto—digo, finalmente mordiéndome el labio.
—Tonterías —asegura, Layan —. Te vez genial ¿cierto guapo?.
—No lo sé, yo la sigo viendo fea—bromea mi hermano haciendo que suelte un bufido—. Sabes que bromeo, te vez muy bien.
Volteo hacia la portátil solo para verlo levantar los pulgares hacia arriba.
—Incluso tus lentes te hacen como chica buena pero traviesa —no me pasa desapercibido el tono sugerente de mi amiga.
Me doy otra mirada al espejo donde observo el top color verde de encaje con tirantes finos con escote de corazón y una minifalda de talle algo color negro, mi piel se ve aún mas blanca de lo normal. Siempre he usado tops, de hecho papá siempre bromeaba diciendo que no me iba a considerar una mujer madura hasta que empezará a usar ropa decente que me cubriera el abdomen y no pedazos de tela que solo me cubrían los pechos.
Con todo y eso no creo que ir así a la fiesta de bienvenida sea la mejor de las ideas ya que suelen salirse de control.
—No se, creo que no es adecuado—insisto, pese a que me gusta como me veo.
—Es perfecto. Ahora ve y arréglate esa melena de sopa ramen y haz que se vea increíble—me apremia Layan.
Una vez mi amiga se fue a su habitación a darse los últimos retoques en lo que yo arreglaba mi cabello, opte por dejarlo suelto dejando que mis risos caigan libres y definidos por mis costados. Aprovechando que acabo de hacerme una pedicura me pongo unas sandalias de tacón corrido con pequeñas tiras brillantes en el empeine del pie bastante cómodas.
El timbre de la puerta suena pero no me preocupo por abrir cuando gritan desde la habitación de a lado un <<ya voy>> Por lo que sigo en lo mío.
—He venido por mis bellas acompañantes de hoy —la voz se Stephan llega a mis oídos haciéndome sonreír.
Lo adoro.
Tomo mi pequeño bolso donde guardo un labial nude, mi teléfono y tarjeta de crédito antes de darme otro repaso en el espejo. Mis pechos no son muy voluptuoso pero tampoco son pequeños, tienen el tamaño perfecto mis piernas son adecuadas a mi delgado cuerpo pero no por eso son extremadamente delgadas por lo que también tienen el tamaño perfecto sin exagerar y mi culo es proporcional a mi, no tengo ni mucho ni poco estoy como en medio.
Observo una vez más el delineado doble —en negro y verde —que hace que mis ojos se vean mas grises que azules, no llevo tanto maquillaje solo un poco de mascara de pestañas, el delineado, rubor y gloss en los labios.
Lo primero que me recibe al salir de la habitación es el silbido que hace que me sonroje por un momento.
—Hoy te vez espectacular, Ann—dice, Stephan.
—Es lo que le dije—contesta, con fastidio Layan —. Pero ya sabes como es.
—¿Nos vamos?.
Pregunto y entonces los tres nos salimos de la residencia.
Mientras nos acercamos me debato entre la posibilidad de desistir y volver a mi habitación a dormir. La música va incrementado de volumen mientras nos acercamos y puedo notar a personas dispersas por los alrededores en sus autos o recargados en alguna pared o árbol fumando y bebiendo.
Cuando llegamos la música es tan alta que estoy seguro que tendremos que gritar para poder comunicarnos, de inmediato layan enlaza su brazo con el mío y nos introduce dentro donde tenemos que pasar en medio de perdonas sudorosas llenas de testosterona. Recibo un manoseo en mi culo que me hace arrepentirme de inmediato de haber traído falda.
Mi amigo quedo atrás y por un segundo entro en pánico por haberlo dejado, cosa que no dura demasiado porque él no es para nada tímido y seguro buscará alguien con quien follar y luego se irá.
Layan me lleva a la cocina donde se prepara un mojito para ella y uno para mi, claro que cuando me lo extiende no dudo en tomar porque confío en ella, así que sin titubear le tomo un sorbo que me tiene haciendo muecas porque esto está súper fuerte.
La verdad es que no acostumbro a beber mucho —por no decir nada —ya que tuve problemas serios con el alcohol cuando los problemas con mi familia empezaron a ser más fuertes y para cuando toda la mierda exploto me sentía lo suficientemente culpable por haber callado que el alcohol se convirtió en mi amigo, para cuando papá se dio cuenta estaba tan metida en eso que le pedí que me llevara un grupo de doble AA. Es por eso que ahora siempre bebo con moderación.
—A este paso me tendrás ebria más pronto que tarde —le informo dando otro pequeño trago que arde en mi garganta.
—De eso se trata cariño — me giña un ojo —. Ahora salgamos a bailar.
Empezamos avanzar con los mojitos en las manos pero claro que ella va bailando mientras avanza lo que tiene a varios chicos con su atención puesta en ella. En algún punto ella va a bailar con un chico que no conozco dejándome sola porque Stephan debe de estar por algún lado explorando gargantas, camino tres veces más a la cocina a rellenar mi trago pero esta vez algo diferente pasa.
—¿Qué hace una chica tan bonita como tu sola? — levanto la cabeza al escuchar la voz y me encuentro con tu tipo que si bien nos es feo no es mi tipo.
Estoy con la mitad de mi trago y el sonríe de manera extraña antes de que me extienda su mano con lo que parece una bebida, lo dejo con la mano estirada un par de segundos hasta que frunce el ceño. No es como que lo voy aceptar pero me incomoda darme cuenta de su mirada lasciva sobre y la manera en la que se lambe los labios me tiene removiendo incomoda y volteando hacia los lados por ayuda.
El da pasos hacia mi hasta que rodea la encimera y yo dejo sobre esta la botella de licor, sintiendo que el corazón me late más rápido de lo normal. No estoy ebria, ni siquiera un poco achispada por los que por ese lado me siento un poco más segura.
—Toma — extiende una vez su mano una vez más y su tono es tan firme que casi me hace encogerme sobre mi misma.
La música suena por todo el lugar y justo ahora estoy arrepentida de venir, las alarmas se encienden por completo cuando veo sus pupilas dilatadas, la manera en la que parece desenfocar. Un nudo de puro nerviosismo se instala en la boca de mi estómago, el pulso detrás de mi oreja es tan fuerte que si no fuera por todo el ruido seguro lo escucharía. Le toma un sorbo a la bebida que me ofrece y luego sonríe pasándose la lengua por los labios antes de decir —:
—Vez no contiene nada malo, ahora tómalo —ordena y yo doy un par de pasos hacia atrás hasta que mi espalda choca con alguna pared y la respiración se me atasca en la garganta.
—No, no quiero gracias. Creo que lo mejor es que me vaya — trato de salir de la cocina pero él me lo impide tomándome del brazo y haciéndome girar por la manera brusca en la que tira de mi.
Todo pasa demasiado rápido que no me da tiempo de protestar en un momento esta tomando del brazo y al siguiente me sujeta la cara con una mano con demasiada fuerza mientras me empuja con su cuerpo para quedar atrapada en alguna pared de la cocina. Llegados a esta punto estoy lo suficientemente asustada como para gritar, simplemente me paralizó. Le ordenó a mi cuerpo que haga algo que se mueva, que grite algo, pero nada pasa.
El tipo aprieta mi mandíbula con brusquedad antes de alzarla para empujar el vaso con su bebida dentro de mi boca, trato con todas mis fuerzas de zafarme pero me inmoviliza con su cuerpo y debido a la diferencia de estatura me es imposible y tengo que beber para no ahogarme con el líquido. Tira el vaso al piso —sin soltar mi cara — antes de rebuscar algo en los bolsillos de su pantalón, una vez que lo encuentra saca una bolsita trasparente con un par de pastillas, esbozando una sonrisa que hace qué un escalofrío me recorra el cuerpo. Estoy tratando de tomar suficiente aire pero el pánico impide que llegue con normalidad a mis pulmones acto seguido me empuja una pastilla hasta la garganta con su dedo provocándome una arcada la cual se ve interrumpida cuando me suelta la mandíbula y me tapa la boca.
No quiero tragar, quiero escupirlo en su cara pero no puedo, justo ahora no puedo hacer otra cosa que no sea retorcerme. Una vez que se asegura que he tomado la pastilla sus manos van a mis caderas y el pánico se arraiga a mis huesos, justo ahora no fue buena idea no traer sujetar ya que el líquido del vaso escurrió por mi barbilla cuando no pude tragarlo todo y este me mojo el pecho provocado que el imbécil que me tiene acorralada pase la lengua por su labio inferior pegando a su cuerpo donde siento su asquerosa erección.
Siento náuseas mientras el intenta besarme y yo me resisto, me muevo, doy manotazos y hasta gritó un par de veces antes de que algo —alguien — aparezca.
—¿Qué está pasando aquí? —siento que el alma me vuelve al cuerpo cuando escucho una voz provenir de algún lugar.
—Nada —contesta el tipo sin soltarme y yo forcejeo un poco más —. Sólo nos estamos divirtiendo.
—No es cierto— apenas y logro decir debido al mareo que me invade.
Mi cuerpo se empieza a poner pesado y siento que todo me da vueltas, parpadeo varias veces para ver la dueño de la voz y por un momento estoy tentada a maldecir cuando sus ojos se encuentran con los míos, el enarca una ceja y no se que ve en mi rostro porque lo próximo que se, es que esta avanzando a grandes zancadas antes de tomar al sujeto por la camisa con fuerza y lanzarlo lejos de mi.
Por fin mi espacio personal no es invadido pero no por mucho tiempo porque entonces Dain —si de todas las personas en la tierra tenia que ser él, pero justo ahora no me pondré exigente — me acuna la cara entre sus manos y me habla, lo se porque mueve los labios pero no logró seguir el hilo.
Me deja ahí con la piernas temblando y el mundo dando vueltas cuando se gira al tipo que se encoge de hombros he intenta irse antes de que él lo detenga y lo tome por el cuello de la camisa estampado su cuerpo contra la nevera de manera impresionante o tal vez todo lo esta distorsionando mi cerebro.
—¿Qué le diste? — sisea, y su voz me llega lejana como si pasara atraves de un túnel.
—Nada, solo nos estábamos divirtiendo, ahora que llegaste. Lárgate— sonríe con suficiencia.
—Y pretendes que la deje así ¿contigo?— señala con la cabeza hacia mi presionado su antebrazo en la garganta.
—Yo la vi primero, ahora no te metas…
Ellos siguen en su discusión y yo no se en que momento llego a estar sentada en el suelo, ahora las ganas de vomitar son más grandes. Me cuesta demasiado mantener los ojos abiertos en este momento por lo que los cierro y no se cuanto tiempo pasa antes de que sienta unas manos tomar mi rostro lo que me tiene tensándome.
Intento varias veces abrir los ojos y solo consigo abrirlos en unas pequeñas rendijas que me hacen ver que se trata de Dain que habla pero no entiendo muy bien lo dice, se que yo también lo hago porque me siento mover la boca pero no estoy muy segura de estar diciendo algo coherente, palmea mis mejillas y después siento sus manos envolviéndome la cintura hasta ponerme de pie. Es bastante frustrante no poder tener control de mi cuerpo y es más frustrante no saber que pasa a mi alrededor. La música sigue sonando pero ahora la escucho distorsionada.
Se que llegamos a la salida cuando el aire frío me hace erizar los vellos del cuerpo, se que voy en su hombro eso es porque puedo ver el pavimento por el que avanzamos, hasta que le doy pequeños golpes en la espalda para que se detenga.
—Qu-quiero vomitar —balbuceo.
Alcanzo a escuchar una maldición antes de sentir que me baje sobre mis pies y como puedo camino hacia un lado de unos arbustos y milagrosamente no me voy de bruces cuando me doblo y las arcadas no se hacen esperar, siento sus manos sostenerme el pelo, como si esto no fuera lo suficientemente vergonzoso ya.
Una vez que termino tomo profundas respiraciones al tiempo que me limpio la boca sin un poco de glamour pasando el dorso de mi mano por mi boca. Dain vuelve a ponerme sobre su hombro hasta que siento que me deposita en un lugar donde un par de segundos después me doy cuenta de que es un auto. No sé cuánto tiempo pasa cuando siento mis brazos levantarse y mi ropa deslizarse fuera de mi cuerpo para luego sentir una tela fría cubrirme.
La superficie donde me deposita es mullida lo que me hace acurrucarme y dejarme ir, porque no puedo luchar más con mi cuerpo que me exige caer en la inconsciencia.
***
La cabeza me duele, pero me niego abrir los ojos por lo que me cubro la cabeza con la sabanas, me fastidian este tipo de momentos donde por más que me muevo no logro encontrar un lugar cómodo para dormir y eso hace que me mueva para encontrar el lugar correcto.
—¿Podrías quedarte quieta? No me dejas dormir— eso paraliza mis movimientos y me hace abrir los ojos de golpe.
¿Pero que carajos? Me siento de inmediato y escucho un bufido a mi lado antes de que gire la cabeza lentamente mirar con horror al hombre que esta frotándose los ojos con las manos y, el cual por cierto lleva el torso descubierto por lo que puedo ver unos bíceps muy bien marcados.
Cierro los ojos con fuerza y las imágenes de la noche anterior empiezan a llegar a mi pero todo se vuelve negro desde el momento donde el idiota que me acorralo me dio una pastilla y luego nada haciendo que el estómago se me revuelva.
¿Por qué no me acuerdo?.
—¿Qué pasó? —pregunto, pese a que creo saber la respuesta.
Con fingida calma me recargo del cabecero de la cama como si fuésemos dos viejos amantes, aunque por dentro estoy histerica. Veo todo a mi alrededor hasta que veo en la mesita de noche mis lentes los cuales me pongo y puedo detallar el espacio que claramente no es mío. Las paredes van pintadas de color gris oscuro y las cortinas de las ventanas son tan densas que no dejar entrar los rayos del sol, enfrente de la cama pegada a la pared se encuentran una computadora bastante impresionante y justo arriba una gran tv colgada en la pared.
Dain se frota los ojos una vez más antes de ponerse sus lentes y hacer contacto visual conmigo lo que me tiene bajando la mirada para darme cuenta que llevo una ramera color azul que me va grande, de inmediato siento como el calor sube por mi cuello hasta llegar a mi cara.
—Anoche cuando entré a la cocina de la fraternidad te encontré siendo acorralada por Gabor — me explica como es que sucedieron las cosas porque desde el momento que llego todo esta muy confuso para mi —. El debió haberte dado alguna mierda en la bebida por eso tu estado de semi-inconsciencia.
Asiento con la cabeza en señal afirmativa para que siga hablando, me gusta el tono arrastrado que tiene su voz. Me reprimo interiormente por divagar en un momento como este pero, es que es tan atractivo.
Me explica que me trajo a su apartamento porqué aun que él sabe donde vivo no llevaba las llaves conmigo, lo que me hace recordar que posiblemente he perdido mi bolso y con eso mi teléfono, identificación y tarjeta de crédito.
Vaya mierda.
—Gracias, te debo una. Si no hubiera sido por ti no se que hubiera pasado —digo, avergonzada hasta la médula.
—Parece que deberme favores te está gustado —y por su puesto que no me pierdo la manera juguetona en la que lo dice.
—Te juro que yo no soy así —le aseguro—. Es la primera vez.
—También es mi primera vez—dice, tomándome por sorpresa. Me mira con fijeza y luego ríe por lo bajo de manera ronca haciendo que todo se alborote por dentro —. Siendo el héroe quiero decir.
Llegados a este punto estoy segura que mi cara no podría estar más roja, siento la boca seca y haciendo acopio de la falsa seguridad que no siento en este momento me levando de la cama siendo muy consiente de que la ramera me llega a mitad del muslo. Evito pensar en que me vio la tetas al quitarme la ropa y ponerme esta por el simple hecho de que si lo hago seguro me volvería loca de histeria.
Busco mis sandalias con fingida calma al tiempo que el baja de la cama haciéndome tragar con fuerza por que los pantalones de chándal que lleva le cuelgan a la perfección de sus caderas dejándome ver su muy marcado abdomen y esos oblicuos de muerte, se estira mientras bosteza y eso me tiene pensando el lo maravilloso que sería poder tocarlo incluso más abajo donde su magnífica erección matutina se hace presente.
—Hazme saber el pago por arreglar mi portátil—digo, sin aliento y luego aprieto los puños cuando su atención —juguetona —está sobre mi otra ve, —. Sobre lo de anoche…
—Bien, andando —me apremia al tiempo que se pone una ramera negra, los calcetines y sus zapatos deportivos.
—¿Y mi ropa?.
—Estaba llena de vomito, la tire — se encoge de hombros restándole importancia. Y yo no queriendo avergonzarme más no digo nada.
Asiento y camino fuera de la habitación siguiéndolo tratando de ignorar la manera exagerada en le que su compañero de cuarto deja caer la cuchara al plato —de lo que se ve como cereal — haciendo que le prestemos atención.
—No pensé encontrarte aquí a esta hora — es todo lo que le dice el hombre al que ahora le debo dos favores.
Y la manera en la que pasea la vista de Dain a mi me hace sentir incomoda por lo que me remuevo incomoda y paso la mano por mi cabello que es un desastre mañanero y empiezo a hacerme un moño que amarro con mi mismo cabello agradeciendo lo largo que esta. Cuando vuelvo la vista los dos hombres que me observan con intensidad porque si la ramera endemoniada me subió casi al borde de mi cuerpo dejando mucho más expuestas mis piernas.
—No follamos ¿verdad?— es lo que digo y me maldigo interior mente por puntualizar algo así.
—Ya quisieras —contesta, y no puedo definir si lo dice jugando o va enserió.
—Ok — dice su compañero con lentitud, que ahora se es el chico con el que encontré a Layan.
No puedo soportar el bochorno que me embarga por lo que salgo del apartamento sin decir una sola palabra más. Cuando llegamos a su auto lo hacemos en silencio, así como también los quince minutos de recorrido que hacemos al campus, por eso cuando apaga el auto en el estacionamiento el silencio es incómodo y ninguno de los dos se mueve.
—Invítame a cenar
—¿Qué? —pregunto, incrédula porque creo que no escuché bien.
—Una cena —repite, dándome ahora su atención y viéndome con picardía.
—¿Eso es una cita?—pregunto, aún sin entender todavía muy bien a lo que se refiere.
—Una cena, eso es lo que quiero como pago de mis favores.
Y de alguna manera logra que se escuche como la cosa más indecente del mundo.
—Esta bien—consigo responder, luego de darle un rápido vistazo a sus labios.
—Supongo que nos veremos por ahí —dice, con ese acento tan marcado que siento como si me acariciara la piel —. Para lo de la cena.
Salgo del auto con el corazón golpeando con fuerza mi caja torácica, no vuelvo a voltear hacia atrás pero puedo sentir su mirada en mi espalda. Camino atravesando un área verde donde varios estudiantes me dan miradas curiosas y otras toman fotos por la manera en la que voy vestida pero trato de ignorarlos y apretar el paso hasta llegar a mi dormitorio donde un huracán de emociones invade.
—¿Qué mierda acaba de pasa? —susurro, a la nada.
Camino hacia mi habitación y una vez ahí me acuesto bocabajo con la cabeza en la almohada para volver a quedarme dormida porque decido que me preocupare por esto después.
chic@s no sean lectoras fantasmas voten y comenten para que la historia crezca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro