Primer año
||Narración normal||
Un hombre vestido de negro miraba desde lejos como un entierro se llevaba a cabo, allí en un ataúd estaba el cuerpo de aquel a quien consideraba su mejor amigo.
Trevor lloraba amargamente, y en silencio, mientras daba una breve despedida inaudible a aquel que estaba siendo despedido en ese frío cementerio.
Pero no era el único viendo aquel entierro, no, un "fantasma" también lo miraba desde otro lugar, sin embargo, no se mostraba del todo triste, no lo hacía porque se suponía que era él, Michael Townley, el que estaba dentro de la caja apunto de ser cubierta por la tierra.
[<-~×☆×~->]
El llorar no parecía tener fin cada noche en que Trevor trataba de cerrar los ojos para poder dormir.
Una gran culpa le impedía descansar, el abandonarlo cuando recibió aquel disparo era una decisión que se lamentaba de haber tomado cada momento durante aquellos meses que habían pasado luego del funeral de Michael.
¿Por qué demonios huí? Pude haberte salvado Mikey, pude haberlo hecho si... ¡Ah, maldición! ¡Maldita sea todo! ¡¿POR QUÉ DEMONIOS NO TE SALVE?! ¡¿En qué estuve pensando cuando salí corriendo dejándote atrás como si no importaras?! ¡Soy un puto imbécil!-. Trevor gritó con todo tipo de sentimientos mezclados en su ser, estaba recostado tratando de dormir cuando el grito de Mikey al ser herido resonó en su cabeza.
Se levantó totalmente alterado de su cama y caminó hasta la cocina en busca de cerveza, o cualquier bebida que tuviese alcohol, su misión era emborracharse hasta quedar inconsciente.
Solo de esa manera lograría conciliar el sueño y descansar para no morir el día siguiente con algún trabajo que hiciese para ganarse la vida.
Pero todas las noches era lo mismo, pronto el alcohol no era suficiente, por lo que las drogas no tardaron en aparecer en su hogar.
Más no solo fue eso, a su manera buscó consuelo indirecto, miró peliculas que sabía eran las favoritas de su mejor amigo.
En su mente, al terminar cada película, se repetía la misma frase y la misma escena.
[..."Olvidas miles de cosas cada día, ¿por qué no te aseguras que esta sea una de esas?"-. Fueron las palabras de Michael mientras era sometido por un guardía durante el asalto a aquel banco, Trevor después accionó el gatillo de su arma para matar a quien sujetaba a su amigo...]
Su mejor amigo era bastante original en ese sentido, su modo operandi durante los golpes era único, siempre le habían gustado de cierto modo.
Pero aquella última vez que le escuchó decir algo así, fue cuando lo perdió para siempre, por ello aquel consuelo que se buscó era un arma de doble filo.
Le traía buenos recuerdos y a la vez le recalcaba la ausencia de Mikey.
Para cuando el año luego de la muerte de Michael Townley se cumplió, Trevor se pasaba las noches teniendo sexo, drogándose, hudiéndose en el alcohol, tratando inútilmente de no terminar llorando cual niño pequeño o de romper todo a su alrededor.
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