Después de la tensa cena, Taehyung se escabulló hasta su antigua habitación, buscando un poco de aire para despejar su mente. Se sentó en el borde de la cama, su cuerpo rígido y su mente completamente abrumada por todo lo que había pasado. El peso de la mentira que sostenía ante sus padres se hacía cada vez más insoportable. Había visto la felicidad en los ojos de su madre, la cautela en los de su padre, y en ambos casos, sentía que los estaba traicionando. Estaba metido en una farsa, y tarde o temprano, todo se desmoronaría.

Respiró profundamente, intentando calmarse, pero las dudas y la culpa se colaban por cada rincón de su mente. "¿Qué voy a hacer cuando esto acabe?", pensó, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que sus padres, aunque no descubrieran que todo era falso, notarían en el momento en que se separarán que Jungkook jamás lo había amado de verdad. Y cuando eso sucediera, ¿qué les iba a decir? ¿Cómo iba a enfrentar la decepción en sus ojos?

Un golpe suave en la puerta lo sacó de su espiral de pensamientos.

—¿Puedo pasar? —La voz de Jungkook era tranquila, sin una pizca de emoción.

Taehyung asintió, aunque sabía que Jungkook no podía verlo.

—Adelante.

Jungkook entró y cerró la puerta con suavidad detrás de él. Observó a Taehyung en silencio por unos segundos antes de acercarse lentamente. Taehyung lo miró de reojo, incómodo por lo que estaba a punto de decir, pero sabiendo que no podía seguir reprimiendo lo que sentía.

—No sé cuánto más puedo soportar esto —admitió Taehyung, su voz temblorosa y ojos llorosos—. No solo estamos mintiendo a tu mamá, sino también a mis papás. Estoy… —Tragó saliva, tratando de encontrar las palabras—, estoy engañando a las personas que más quiero, y no sé cómo enfrentar lo que vendrá cuando todo esto termine.

Jungkook lo miró en silencio, sus oscuros ojos fijos en él, pero esta vez no había frialdad en su mirada. Era la primera vez que Taehyung sentía que Jungkook realmente lo escuchaba, sin juzgar ni planear su próxima estrategia.

—Sé que es difícil —dijo Jungkook finalmente, su voz más suave de lo que Taehyung había escuchado nunca—. Y sé que te estoy pidiendo mucho. Pero como dije en la cena, eres la segunda persona que más me conoce y es por eso que no puedo confiar en nadie más que en ti para ayudarme—. Llevó su mano a la mejilla de Taehyung para retirar el rastro de lágrimas que descendían por su acanalada piel—. Una vez que todo lo de mi madre pase, buscaré la manera de que la situación sea llevadera para ti y que tus padres no se den cuenta. No lo verás ahora, pero puedo asegurarme de que esto se maneje de la mejor manera posible cuando todo llegue a su fin. Te prometo que no te dejaré solo para cargar con las consecuencias—. Jungkook tomó entre sus manos las de Taehyung y mirándolo a los ojos continuó —. Por favor, confía en mí.

Taehyung sintió un leve estremecimiento cuando sus miradas se cruzaron. No estaba acostumbrado a esa clase de contacto por parte de él, y por un momento, todo le pareció demasiado surreal. Aunque las palabras de Jungkook sonaban más suaves de lo que solía escuchar, sabía que detrás de esa promesa no había una verdadera emoción. Jungkook seguía siendo su jefe, alguien que raramente mostraba sus sentimientos, alguien que no se permitía vulnerabilidades.

Pero ese gesto —por pequeño que fuera— lo desarmaba.

—Confiaré en tí —. Murmuró perdido en los ojos de Jungkook más honestos que nunca.

[…]

Taehyung se encerró en el baño, aprovechando el momento para tomar aire y calmar sus pensamientos antes de enfrentarse a lo inevitable: compartir la cama con Jungkook. Se quitó la camisa lentamente, dejándola caer al suelo, y mientras el agua corría en el lavamanos, se permitió detenerse un momento frente al espejo, observando su reflejo. Su mente estaba a mil por hora.

¿Por qué Jungkook? Esa era una pregunta que se hacía constantemente, sobre todo en momentos como este, cuando la distancia emocional entre ellos era tan evidente. Sin embargo, en el fondo sabía la respuesta. Lo había sabido desde hacía años, aunque nunca lo hubiera admitido.

Había algo en Jungkook que lo atraía, y no solo físicamente. Claro, era innegable que su jefe era atractivo: su porte, su seguridad, la forma en que siempre tenía todo bajo control. Pero era más que eso. Taehyung admiraba su disciplina, su capacidad para tomar decisiones difíciles sin dejarse llevar por las emociones. Jungkook era alguien que proyectaba poder, pero no el tipo de poder egoísta; era alguien que, en su propio estilo distante, protegía lo que valoraba.

Y tal vez eso era lo que más le gustaba de él. A pesar de su frialdad, Jungkook tenía una lealtad férrea hacia su madre, hacia las personas que estaban en su círculo, y Taehyung había llegado a ser parte de ese círculo, aunque fuera bajo circunstancias particulares. Esa lealtad, esa determinación de no dejarlo solo a pesar de la farsa que habían montado, era lo que lo hacía quedarse, lo que lo hacía sentir que tal vez había más en Jungkook de lo que él mostraba.

Pero quizás era estúpido pensar en la profundidad de las acciones de Jungkook.

Mientras se ponía el pijama, su mente vagaba por los momentos que habían compartido en el pasado. Momentos pequeños, insignificantes a los ojos de los demás, pero que para él habían tenido un peso distinto. La manera en que Jungkook siempre le daba instrucciones claras, su eficiencia en el trabajo, incluso la forma en que manejaba los conflictos con calma. Había algo en esa estabilidad que Taehyung encontraba atractivo, algo que él mismo deseaba tener más en su vida. Jungkook era implacable, sí, pero también alguien en quien se podía confiar para no derrumbarse cuando las cosas se complicaban.

Y luego estaba el aspecto físico. Jungkook tenía una presencia que llenaba la habitación, y aunque rara vez mostraba una expresión cálida, su proximidad siempre provocaba que Taehyung se sintiera consciente de cada pequeño gesto. Recordaba momentos fugaces, roces accidentales en el trabajo, una mano que había tocado su hombro de manera inesperada. Eran cosas pequeñas, pero suficientes para hacer que su corazón latiera más rápido.

Taehyung suspiró mientras se ajustaba el pantalón del pijama. De alguna manera, a pesar de todo, estaba enredado en esta farsa y en esos sentimientos por Jungkook que, aunque nunca los admitiría frente a Jeon, estaban presentes.

Sin embargo, un pensamiento lo inquietaba mientras se alistaba para salir del baño: él era una persona abrazadora. Siempre lo había sido. Cuando compartía cama con alguien, solía moverse en busca de calor y contacto, casi de manera inconsciente. En situaciones normales, no habría problema, pero esta noche sería muy diferente. Jungkook no era alguien a quien se pudiera abrazar fácilmente, y la idea de despertarse en medio de la noche, habiéndolo hecho, lo ponía aún más nervioso.

¿Qué pasaría si, en su sueño, su cuerpo actuaba por inercia y buscaba ese contacto? ¿Cómo reaccionaría Jungkook? Probablemente se apartaría, incómodo, o lo peor, podría tomarlo como una invasión a su espacio personal. Qué vergüenza.

Suspiró una vez más, mirando su reflejo en el espejo, preparándose mentalmente para lo que venía. "Controla tus impulsos, Taehyung," se dijo a sí mismo, antes de abrir la puerta y salir de regreso a la habitación.

Cuando salió del baño, Jungkook ya estaba en la cama trabajando en su laptop, con sus lentes de lectura puestos y con su pijama negra. El ambiente en la habitación era extraño, una mezcla de tensión e incomodidad sin más opción Taehyung se deslizó bajo las sábanas con un ligero nudo en el estómago, sabiendo que, por más que intentara mantener su distancia, la posibilidad de que su cuerpo actuara por sí solo durante la noche era alta.

Y así, mientras el silencio llenaba la habitación, Taehyung se quedó mirando el techo, haciendo lo posible por controlar sus pensamientos y sus instintos. La noche sería larga, pero al menos, por ahora, podía confiar en que Jungkook no lo dejaría enfrentar esto solo.

[…]

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¿Qué imaginan que pasará?
¿Qué opinan de Jungkook?