OCHO
Mientras regresaban del paseo por la granja, Taehyung se sentía más relajado después de haber compartido algunas de sus anécdotas con la señora Jeon y Jungkook. La caminata había sido tranquila, llena de recuerdos y conversaciones ligeras que lo ayudaron a olvidar por un momento la tensión de la situación. El cielo estaba despejado y una suave brisa pasaba entre los árboles, haciendo que el ambiente se sintiera aún más acogedor.
Caminaban por un sendero ligeramente inclinado cuando, sin darse cuenta, Taehyung pisó una rama húmeda que había caído en medio del camino. Antes de poder reaccionar, su pie se deslizó y perdió el equilibrio. Su cuerpo se tambaleó, y lo siguiente que sintió fue el suelo bajo él acercándose rápidamente.
—¡Cuidado! —exclamó Jungkook, que estaba justo detrás de él.
En un intento por ayudarlo, Jungkook extendió el brazo rápidamente, agarrando a Taehyung antes de que cayera del todo. Pero en su esfuerzo por sostenerlo, ambos perdieron el equilibrio y terminaron resbalando en el suelo lodoso. Con un fuerte chapoteo, Jungkook cayó de espaldas en el barro, y Taehyung, incapaz de detener la caída, aterrizó justo encima de él.
El sonido del lodo aplastándose bajo ellos resonó en el aire, seguido de unos segundos de absoluto silencio. Taehyung parpadeó, aturdido, mirando hacia abajo y dándose cuenta de que estaba completamente encima de Jungkook, quien ahora estaba cubierto de lodo desde la cintura hasta los hombros. La expresión imperturbable de su jefe, combinado con el hecho de que estaba manchado de barro, fue demasiado para Taehyung, quien no pudo contener una risa.
—Oh no... —murmuró Taehyung, llevándose una mano a la boca para intentar reprimir su risa, pero sin éxito.
La escena era tan absurda que no pudo evitarlo: su jefe, siempre tan impoluto y controlado, ahora estaba tumbado en un charco de lodo, con su ropa impecable arruinada.
—Lo siento, Jungkook —dijo Taehyung entre risas—. No puedo... verte así es demasiado.
La señora Jeon, quien había sido testigo de toda la escena desde unos pasos atrás, soltó una carcajada, contagiada por la situación. Su risa cálida resonaba mientras observaba a su hijo cubierto de lodo.
—¡Oh, Jungkook! —rio su madre—. Nunca te había visto tan sucio, ¡es adorable!
Jungkook permaneció inmóvil, con su rostro neutral, pero era evidente que intentaba mantener la calma a pesar de la incomodidad.
—Deberías agradecerme por salvarte —dijo Jungkook, su voz tranquila pero cargada de sarcasmo.
Taehyung, todavía riendo, intentó levantarse del lodo para ayudar a Jungkook, pero la superficie resbaladiza hizo que sus pies volvieran a patinar. Justo cuando estaba por estabilizarse, resbaló de nuevo y cayó de manera torpe, esta vez directamente sobre el pecho de Jungkook.
El impacto fue suave, pero dejó a Taehyung y Jungkook cara a cara, sus cuerpos completamente pegados, y sus rostros a solo unos centímetros de distancia. El corazón de Taehyung dio un vuelco, su risa muriendo en su garganta al darse cuenta de lo cerca que estaba de él. La distancia era casi inexistente, y podía sentir el cálido aliento de Jungkook contra su piel. El tiempo pareció detenerse por un instante, mientras el caos alrededor desaparecía.
El rostro de Jungkook, ahora cubierto de barro, se mantenía inexpresivo, pero sus ojos estaban fijos en los de Taehyung, que sentía su propio corazón acelerarse sin razón aparente. ¿Por qué estaba tan nervioso?. Era su jefe, el mismo Jungkook frío y distante, pero en ese momento, algo en la cercanía de sus cuerpos lo hacía sentir diferente.
Justo cuando Taehyung intentaba moverse para levantarse del suelo lodoso, sintió que algo lo detenía. Una mano firme se deslizó detrás de su nuca, sujetándolo con una fuerza suave pero decidida. Sorprendido, levantó la vista, encontrándose de nuevo con los ojos oscuros de Jungkook, pero esta vez no había la misma distancia fría que solía ver en ellos. Había algo diferente, algo intenso.
Antes de que pudiera procesar lo que sucedía, Jungkook lo atrajo hacia él y, sin advertencia, lo besó.
El choque del contacto fue tan repentino que, por un instante, Taehyung no supo cómo reaccionar. Los labios de Jungkook se movían contra los suyos con una pasión que nunca había imaginado, su mano todavía firme en la nuca de Taehyung, manteniéndolo cerca. El mundo a su alrededor se desvaneció. El barro, el paisaje, incluso las risas de la señora Jeon, desaparecieron por completo. Solo existía el calor del beso, la intensidad de los labios de Jungkook y la forma en que su corazón latía desbocado en su pecho.
Taehyung, abrumado por la sensación, llevó una mano temblorosa a la mejilla de Jungkook, buscando algo de estabilidad en medio de la tormenta de emociones que lo sacudía. Podía sentir el calor de su piel bajo sus dedos, el lodo aún manchando ambos rostros, pero nada de eso importaba. Todo lo que importaba era lo real que se sentía el beso, lo abrumadoramente auténtico.
Justo cuando pensó que se estaba perdiendo en esa conexión inesperada, una ola de duda lo golpeó. "¿Qué estaba pasando?". Esto no tenía sentido. Jungkook no era alguien que mostrara emociones de esa manera, mucho menos con él. ¿Cómo había llegado a esto?
De repente, todo cambió. El calor del beso se desvaneció y, de un momento a otro, Taehyung abrió los ojos, encontrándose de vuelta en su cama, solo. Respiraba agitadamente, su cuerpo tenso y el corazón latiendo tan rápido como si acabara de correr una maratón. Miró a su alrededor, reconociendo la familiaridad de su habitación y el silencio que lo rodeaba. "Había sido solo un sueño". El día anterior habían regresado del paseo por la granja sin complicaciones, comieron y cenaron con sus papás y la señora Jeon llevando la conversación sobre amenidades y algunas anécdotas de las infancias de Taehyung y de Jungkook, todo mucho más llevadero que el día anterior.
Taehyung se dejó caer de espaldas en la cama, mirando el techo mientras su respiración se normalizaba lentamente. El beso... se había sentido tan real. Había sido tan vívido, tan abrumador, que por unos segundos se había olvidado de que nada de eso podría suceder en la realidad. Jungkook jamás lo besaría de esa manera. Era su jefe, frío, distante, calculador... Y sin embargo, en ese sueño, había sido todo lo contrario.
Se llevó una mano a los labios, que aún sentían el eco del beso, aunque solo hubiera existido en su mente.
Taehyung se levantó de la cama, aún tratando de sacudirse el impacto del sueño que lo había dejado tan desorientado. Necesitaba refrescarse, aclarar sus pensamientos y, con suerte, dejar atrás la intensidad de aquel beso soñado. Se dirigió al baño con paso decidido, esperando que una ducha fría lo ayudaría a calmarse.
Al llegar al pasillo, giró el picaporte y abrió la puerta del baño, solo para encontrarse frente a frente con Jungkook, que acababa de salir de la ducha. Una nube de vapor aún llenaba la estancia, y Jungkook, con el torso desnudo y una toalla envuelta en la cintura, lo miró con una expresión de leve sorpresa, aunque sin la menor muestra de incomodidad.
El corazón de Taehyung volvió a acelerarse. ¿Qué estaba pasando con él? No podía creer su suerte (o falta de ella) al encontrarse en esta situación tan poco después del sueño.
—Buenos días —saludó Jungkook con su tono habitual, como si la situación fuera completamente normal.
—Ah, buenos días... —Taehyung respondió, esforzándose por apartar la mirada de la toalla y del agua que aún resbalaba por el torso de Jungkook—. Eh, yo... iba a ducharme.
Jungkook asintió, apartándose a un lado para dejarle espacio, aunque su mirada permanecía fija en Taehyung.
—Claro. —Hubo un breve silencio, y luego continuó—. No olvides que nos vamos en unas horas.
Taehyung parpadeó, recordando de pronto que su tiempo en la granja estaba a punto de terminar, y con ello, toda esta proximidad incómoda que había compartido con Jungkook.
—Sí, claro. No he empacado todavía, pero... bueno, no me tomará mucho tiempo —dijo Taehyung, intentando sonar relajado a pesar de que aún sentía la tensión en su pecho.
Jungkook lo observó por un segundo más, como si quisiera decir algo más, pero finalmente se limitó a asentir.
—Bien. Te veré abajo, entonces.
Y sin añadir nada más, se dio media vuelta y se dirigió al pasillo, dejando a Taehyung solo. Taehyung exhaló profundamente una vez que Jungkook desapareció de su vista, todavía sintiendo los efectos de la extraña mezcla de emociones que lo habían invadido esa mañana. El regreso a Seúl le pareció, de pronto, una especie de alivio, aunque sabía que la rutina diaria con Jungkook en la oficina también le ofrecería su propio conjunto de desafíos.
[…]
Ya que les costó tanto llegar a los 40 votos, lo mantendremos en 40 votos un par de capítulos más.
Así que lleguemos a los 40 votos y 25 comentarios.
¿Qué les pareció el capítulo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro