Especial
Historia Original de UpBitto26
Aniversario De Bodas...
Mira la luna, tan hermosa como siempre, Kasem y su esposo están durmiendo, y por alguna u otra razón, él no puede conciliar el sueño. Su mirada pasa por todo el cielo visible ante sus ojos, se recuesta sobre el pasto y cierra los ojos por unos cuantos segundos.
Para cuando abre de nuevo los ojos, sus esposo lo mira atentamente a lo que él sonríe. —¿Qué haces aquí tan tarde? Hace frío –Gulf se sentó a su lado, el mayor se acomodo dejando su cabeza sobre los muslos del azabache.
—No podía dormir, así que quise salir a ver las estrellas –El menor comenzó a jugar con los cabellos castaños de su esposo, este cerró los ojos y se relajó ante las caricias.
—Debiste hablarme.
—No, debes dormir.
—Si tu no estas conmigo no puedo, te has levantado y después lo hice yo al no sentirte a mi lado –Mew abrió sus ojos y su mirada se conecto con la del menor. —No se desde cuando eres tan necesario en mi vida –La voz del azabache salió como un susurró, el mayor notó que sus ojos comenzaron a brillar más de lo normal, por alguna u otra razón, Gulf quería llorar pero el estaría allí para consolarlo.
—¿Qué ocurre? –Posó su mano derecha sobre una de las mejillas del menor, la acarició con lentitud y secó la primera lágrima qué brotó.
—No lo se –El mayor se sentó a un lado del azabache y le abrazo, Gulf se sentó sobre su regazo. —En una semana es nuestro aniversario.
—Así es, cumpliremos nuestro primer año de casados –El menor sonrió y bostezó, Mew acarició las mejillas del azabache y besó castamente sus labios. —Vamos, es hora de dormir –Se puso de pie como pudo con su esposo encima y lo cargó al estilo princesa.
—Mew, bajame, puedo caminar –Se quejó el menor.
—Se que puedes, pero me gusta cargarte, y a ti te encanta que lo haga, admitelo –El castaño sonrió con dulzura hacia el otro, quien le devolvió la sonrisa.
—Esta bien, si, me gusta que me carges –Gulf dejó su cabeza descansar en el hombro del mayor, hasta que fue suavemente acostado en la cama.
—Descansa, hermoso –Y con eso por parte del castaño, se quedaron profundamente dormidos.
Gulf estaba tratando de buscar algún indicio de que lo que su esposo le dijo fuera un broma, pero el mayor estaba con una expresión bastante sería y no le quedó más de otra que aceptar que era completamente cierto.
—¿Cómo qué no estarás el día de nuestro aniversario? –El castaño tragó duro ante el tono molesto del menor, miró apenado directamente a los ojos del contrario y suspiró.
—Tengo una reunión importante, sera con un posible inversionista pero tengo que salir del país.
—¿Y no puedes posponerlo o algo así?
—No, es algo que ya tenía agendado desde hace tiempo pero no me percaté de que coincidía con nuestro aniversario.
—Pero, Mew, planeamos pasar todo el día juntos en nuestro aniversario.
—Lo se, y lo siento, olvidé por completo que tenía esa reunión, pero cuando regrese, puedo tomarme una semana libre y pasarla solo contigo, incluso podemos ir a la playa o...
—No, ya no quiero –El menor se puso de pie y comenzó a dirigirse a su habitación.
—Gulf, bebé, no te enojes, entie... –El castaño se puso de pie y siguió a su esposo.
—Dejame, Mew –Así hizo, lo mejor era dejar que se calme y ya después hablarían tranquilamente, suspiró y se dirigió a la cocina para preparar la cena, pronto, su pequeño hijo entró.
—Papá, mamá se ve triste, ¿Pelearon? –El mayor miró a su hijo y sonrió para después negar, lo cargó y lo sentó en la encimera.
—No exactamente, fue más bien un pequeño inconveniente pero ya hallaremos la forma de solucionarlo.
—¿Seguro?
—Claro que si, ahora, ¿Qué te parece si me ayudas a preparar la cena, pequeño?
—Ya no soy pequeño papá, soy un niño grande –El castañito levanto los brazos haciendo alusión a algo grande, el mayor sonrió.
—Cierto, ¿Deseas ayudarme, niño grande? –Kasem asintió, su padre lo bajó de la encimera y comenzaron a preparar la cena.
Dejó al pequeño Kasem en brazos de sus abuelos, se despidió de él con un beso en la frente pues esta aún dormía, y era normal pues eran las seis de la mañana en sábado, sus padres le desearon suerte y se fueron. Él dió media vuelta y subió a su habitación, en donde comenzó a empacar ropa de su lindo esposo en completo silencio para no despertarlo, una vez echo, llevó la maleta a un lado de la puerta de la casa junto a la suya y regresó a la habitación.
Se sentó a un lado del menor y aprecio sus facciones, sus labios, su nariz, sus párpados y cada tramo de piel, acarició con suma lentitud y delicadeza desde la frente hasta su barbilla, para finalmente dejar su mano posada en la mejilla del azabache. Se dedicó a acariciarla hasta que su lindo esposo abrió los ojos de a poco.
—Buenos días, hermoso –Sonrió el mayor.
—Buenos días, ¿Ya te vas?
—En realidad, necesito que vengas conmigo al aeropuerto –Gulf hizo una mueca pero asintió, se puso de pie y se adentró al baño para darse un ducha, el mayor se encargó de buscarle ropa cómoda pero decente como para salir y la dejó en sima de la taza del baño.
Esperó con mucha paciencia a que el menor saliera, y mucha por que de verdad que tardaba mucho en bañarse. Suspiró cuando finalmente el azabache salió del baño, con una pequeña toalla en la cabeza secando sus largos cabellos. —¿Y Kasem?
—Mis padres vinieron por el hace unas horas, se quedara con ellos un par de semanas –Gulf frunció el ceño ante la información y miró mal al mayor.
—¿No me crees capaz de cuidarlo bien? –Mew se puso de pie y se acercó al menor, beso su frente y posó sus manos en los hombros contrarios.
—Te creo perfectamente capaz de cuidarlo.
—¿Entonces? Además, ¿Por que dos semanas? Te vas por dos días.
—Ya lo sabrás, Gulf, ahora, termina de arreglarte, pediré un taxi –El menor asintió sin más, no entendía por que pediría un taxi si podía llevarlo en auto pero le restó importancia. Se colocó una de sus sudaderas favoritas y calcetines, se acordó el cabello para después ponerse un poco de perfume con aroma a chocolate con vainilla, el favorito de Mew.
—BEBÉ, EL TAXI LLEGÓ –Escuchó a lo lejos el grito de su esposo, bajo las escaleras y poco antes de llegar a la puerta, ingresó al cuarto en donde tenían todos sus zapatos y se colocó unos tenis negros, notó que varios de sus pares faltaban pero de nuevo, le restó importancia y salió cerrando la puerta con llave y encendiendo la alarma.
Vió al mayor subir dos maletas a la cajuela del taxi y su confusión aumento aún más. —¿No es mucho para dos días? –Preguntó una vez estuvo frente a su esposo.
—Tal vez –Sonrió y abrió la puerta dejando que el menor subiera al auto, hizo lo mismo y le pidió al taxista qué se dirigiera al aeropuerto, el azabache parecía tener sueño aún, sin pensalo dos veces lo abrazó e hizo que apoyara su cabeza en su hombro.
Gulf seguía un poco molesto por el hecho de que no estaría el día de su aniversario, el cual era al día siguiente, besó la frente del menor y este alzó la cabeza para poder mirarlo. —Pude llevarte en mi auto, ¿Sabés?
—Si, pero entonces tendrías que dejarlo en el aeropuerto –Mew sonrió para si mismo, agradecía qué el azabache fuera tan despistado y no le prestaba demasiada atención a los pequeños detalles de la vida. Bajaron del auto al llegar a su destino, el mayor pago el monto estipulado para después bajar las maletas, el azabache le ayudo a llevar una.
—¿A que hora sale tu vuelo?
—Nuestro –Corrigió el castaño, Gulf lo miró confundido a lo que él sacó los dos boletos de avión que mantenía escondidos en su sudadera, mostró ambos boletos y sonrió. —¿En serio creíste que me perdería nuestro aniversario? –El azabache miró sorprendido el par de boletos y sintió sus ojos aguarse.
—Eres un idiota, me hiciste creer que no estarías conmigo –Hizo un puchero.
—Jamás me perderé nuestro aniversario bebé, tenía que mantenerlo en secreto, era un sorpresa.
—¿A donde iremos?
—A tu lugar favorito en las últimas semanas –Al menor le brillaron los ojos.
—¿Londres?
—Así es, iremos a Londres –Gulf sonrió en grande y abrazó al mayor con fuerza, se sentía tan feliz, con solo saber que estaría con Mew.
El menor estaba fascinado, en realidad, ambos lo están, los paseos por las frías calles de Londres eran acogedores, sobre toqdo por tener la compañía del otro. No podían pedir nada más, sus compañías eran más que suficientes, el estar en esa ciudad nueva para ambos solo lo hacía mejor. Solo un poco.
Gulf brincó con alegría mientras sonreía como si de un niño con juguete nuevo se tratase, el mayor no podía creer lo hermoso que era su esposo, y con esa sonrisa tan hermosa y dulce solo lo enamoraba más a cada minuto, no había forma de que algún día deje de amar al azabache cuando es tan perfecto, al menor para él lo es.
Sus ojos, con esa mirada tan suave que lo atrapa y termina llevándolo a otro mundo, un mundo en donde solo están ellos dos y existen para amarse, complementarse y apoyarse. Esos labios, que cuando lo besan, de cual quier forma, ya sea castamente, con lentitud y delicada o lujuria y pasión, no importa como, le hacen creer que esta en la misma gloria y no hay nada mejor que él. Esas manos, tan suaves y que encajan perfectamente con las suyas, con su simple tacto que lo transporta al mismísimo paraíso, que siempre lo acarician como si fuera lo más valioso del mundo, con tanta admiración que lo hacen sentir amado.
No hay nada ni nadie que pueda hacer cambiar el inmenso amor que siente por Gulf, no tiene duda alguna, es el amor de su vida, de sus sueños, su todo. Corrió detrás del menor y lo abrazó por la espalda deteniendo el paso del azabache, este se giró entre sus brazos hasta quedar frente a frente y llevo sus manos a las mejillas del mayor.
—Te amo Mew Suppasit –Gulf sonrió y le dió un casto beso en los labios, el mayor conectó su mirada con la de su esposo y posó una de sus manos en la mejilla de este, dejando la otra en su cintura.
—Te amo Gulf Suppasit –Los ojos de ambos brillaban con intensidad, se miran mutuamente sintiendo admiración y amor por el otro, sintiéndose completos. Intercambiaron sonrisas antes de juntar sus labios en un cálido beso, uno que decía más que mil palabras.
Y con esto damos fin a esta linda Historia.
Y no olviden pasar por la historia original a dar su apoyo.
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