Historia Original de UpBitto26

Su mirada esta perdida en la luna, su mente esta en blanco y solo quiere dormir, pero no puede, la culpa por no poder decirle a Gulf de Kasem en tanto tiempo lo esta matando Kanawut esta en su cama, durmiendo plácidamente.

Después de un par de años juntos, el menor le propuso vivir juntos, a lo que él se a negado rotundamente gracias al miedo que aún habita en él, sabe que ya no tiene que desconfiar más, pero todo lo que sintió en los
seis meses de matrimonio con el azabache sigue muy vivo en su memoria.

No quería revivir esos días tan amargos, hace unos cuantos meses, Gulf le preguntó si no le gustaría casarse de nuevo con él, nada
formal realmente, salió como una pregunta sencilla mientras caminaban por un parque.

"Aún no creo que sea el momento, más adelanté claro que me gustaría"

Contestó esa vez, y justo esa noche volvió a preguntarle, a lo que él contesto algo similar a la vez anterior. El menor simplemente asintió y se fue a dormir, dió un ligero respingo en su lugar cuando su celular comenzó a sonar en toda la habitación.

Buscó con la mirada el aparato y al encontrarlo lo tomó, miro la lada, Japón, eso le confundió, no era un numero que conociera. Contesto sin más y habló lo más bajo posible para no despertar al menor.

—¿Hola?

—Buenas noches, ¿Hablo con Mew Suppasit? –La voz de un hombre mayor al otro lado de la línea solo lo hizo preocupar.

—El mismo.

—Lamento tener que decirle esto por llamada, pero, ¿Es usted familiar de Kiritani Mirei?

—Tenemos un hijo.

—Hablo del hospital general de Tokio, la mujer y el niño, ambos estuvieron involucrados en un accidente automovilístico, lamentablemente fueron los
más afectados –Mew tragó duro y no dijo nada por un par de minutos.

—¿Co-como estan?

—Kiritani Mirei murio al instante, lo siento –Sintió el mundo caerle encima, Mirei, la chica que le había cautivado desde el primer segundo en la que la conoció, la madre del pequeño Kasem, su hijo, esta muerta.

—Y... ¿Mi hi-hijo?

—Esta estable, no tiene ninguna herida grave, su madre le protegió del impacto, aún así, lo mantendremos monitoreado por veinticuatro horas.

Sintió una parte de su alma regresar a su cuerpo, sin embargo, le queda un sabor amargo en la boca, siente sus mejillas humedeserse.

—Estare allí en la mañana.

—De acuerdo, y de nuevo, lamento su perdida.

—Si, gracias –Cortó la llamada, casi de inmediato se puso de pie y buscó una de sus maletas, la puso sobre la cama y la abrió, sin percatarse de que Gulf despertó.

Comenzó a meter ropa en ella al azar, sus ojos pican producto de las lagrimas que se esfuerzan por salir. Toma grandes bocanadas de aire
tratando de calmarse, pero cuando termina de llenar su maleta, estalla y llora como si no existiera un mañana.

—Mew, ¿Qué sucede? –Mira al menor, este lo observa con sus ojos cargados de preocupación.

—Mirei y mi hijo tuvieron un accidente y ella... Falleció, tengo que ir por Kasem.

—¿Y por que tu? ¿Kas no tiene padre? –Mew se contuvo de hablar con sarcasmo y tomó aire antes de hablar.

—¿No oiste? Yo soy su padre –Cerró su maleta y sacó su celular para pedir un taxi.

—El que tu lo quieras como tu hijo no te hace su padre, Mew, ¿Los padres de Mirei, no se pueden hacer cargo de queél? ¿O no pueden llevarlo a una casa hogar?

—Estan muertos, y aunque no lo estuvieran, no tienen por que hacerse cargo de Kasem, es mi hijo –Gulf frunció el ceño ante lo último dicho y suspiró.

—Mew, ese niño no es tu hijo, entie...

—No, Gulf, entiende tú, Kasem es mi hijo, esta registrado bajo mi nombre, ante la ley y ante todos, soy su padre, su nombre es Kasem Suppasit.

El menor no dijo nada, sabía de la existencia del pequeño desde hacia ya, dos años, pero no sabía la información recién proporcionada.

—¿Cómo?

—Lo que oiste.

—¿Y por que hasta ahora me lo dices?

—¿Te has dado cuenta de tu reacción? Incluso sabiendo que Mirei ha fallecido, me estas pidiendo que deje al niño a su suerte, si todo estuviera bien, ¿Cómo habrías reaccionado? Mucho peor.

—Aún así, pudiste haberlo dicho antes, ese niño tiene cuatro años, nació antes de que tu y yo iniciaramos nuestra relación, me lo has ocultado por tanto tiempo.

—Lo se, y lo siento, ¿Bien? Se que me equivoqué y lo acepto, pero entiendeme, tenía miedo de como fueras a reaccionar y... –Miró la pantalla de su celular y suspiró, su taxi había llegado. —Tengo que irme, hablamos
cuando regrese.

—Si te vas... Significa que Kasem es más importante que yo, en tu vida –Suppasit
paró su andar de golpe, miró a Gulf e hizo una mueca con los labios quriendo ser una sonrisa triste.

—Entonces, supongo que es así –Pronunció y salió de la habitación, no entendía por que el menor reaccionó de tan mala forma, si, había tardado mucho, demasiado, tiempo en decírselo pero eso no tenía que ponerlo tan mal, no puede creer que incluso lo puso a elegir, indirectamente, entre él y su hijo.

Si Kanawut no puede aceptar al pequeño, entonces no es la persona indicada para él.

Se sintió un tanto más tranquilo al ver a su pequeño, dormido y tranquilo, acarició el cabello del castaño y sonrió al verle abrir los ojos.

—Papá –Musitó con un deje de felicidad, el menor, Mew volvió a sonreirle y le beso la frente.

—Hola, burbujita –No pudo quitarsele la costumbre de llamarle así.

—¿Mamá... mami esta bien? –La sonrisa del mayor se eliminó y fue remplazada con una mueca de tristeza.

—En realidad...

—Mami ya esta en el cielo, ¿Verdad?

—Si, pequeño, ahora mamá te cuidara desde el cielo –Kasem quiso ser fuerte y no llorar, pero supo que no lo logró al sentir sus regordetas
mejillas, humedas. Limpió estas con brusquedad pero más y más salían, Mew lo abrazó, impidiendo que siguiera con eso. —No pasa nada si lloras, Kasem, puedes hacerlo, mamá entenderá que te sientas triste y no se sentira mal también, pero solo estaremos así un tiempo, ¿De acuerdo? Después seremos felices y la recordaremos con alegría.

—Es-Esta bi-bien papi –Pronunció el pequeño entre hipidos, abrazó con fuerza a su padre y poco a poco su llanto fue cesando y su respiración se volvió tranquila, indicando que se había quedado dormido.

Mew no se despegó de él ni un solo segundo, se encargó de velar sus sueños y por ratos le tararea canciones.