C A P Í T U L O 78
Pregunta.
Amy.
Escuché el tañer del timbre por toda la casa, no quise bajar a abrir, me quedé sobre la cama por unos minutos más con completa somnolencia.
—¡Amy! —Llamó Rouge.
Me giré hacia el interior del colchón, quedando boca abajo.
—¡Amy! —Exclamó nuevamente.
Coloqué la almohada sobre mi cabeza y la aplasté contra mi cráneo. Cerré los ojos con rudeza intentando volver a adentrarme en mis sueños.
—¡Pedazo de vaga inútil! —Gritó encolerizada.
—¡¿Qué?! —Vociferé.
—El Azulote te mandó un paquete.
Me mantuve sumergida en un ambiente silente, pensante sobre a quién amar incondicionalmente, ¿mi cama o mi novio? Suspiré con hastío al dar con la respuesta.
—¡Argh! —Lamenté.— Sólo porque si tú te enfadas, mi descendencia se va a la mierda. —Bufoneé ensimismada.
Me levanté del colchón y, sin importarme mi apariencia desordenada, bajé las escaleras. Busqué con la mirada sus púas cobalto, mas no hallé nada.
—¿Dónde está?
—Yo que sé, sólo dejó esa caja y se fue. —Señaló hacia la sala.
Observé el cartón ubicado en el suelo, se trataba de una caja de proporciones enormes, en la tapa tenía trazada la frase "Ábreme" acompañada por un corazón. Con extrañeza y una sonrisa nerviosa dibujada en el rostro, la abrí. ¿Sería algún detalle romántico?
En cuanto quité la tapa me topé con una segunda caja con un texto diferente escrito "¡JÁ! No iba a ser tan fácil". Solté una risa y volví a abrirla.
Otra caja. <<Ok, ya paro>>. Desuní las dos viñetas que conformaban su tapa, otra estúpida caja más.
<<Tenía mucho tiempo libre>> sí, creo que me percaté de ello.
<<Ésta es la última>>.
<<¡JA, JA, JÁ! NO CONFÍES NUNCA EN NADIE>>.
<<Es bromi jiji ♡.>>
<<Ya, te juro que ésta es la última>>.
<<O puede que no>>.
<<Disculpa, conseguí cajas de más>>.
<<Ésta ya es la última 2.0>>.
Finalmente llegué al contenido, una diminuta caja de color rojo, adornada por un listón del mismo color, aparté la tapa. Dentro de ella se hallaba un casete y una nota con su caligrafía trazada en tinta negra.
Sé que no tienes con qué reproducirlo, hacerte frustrar es parte del plan. Si realmente quieres escuchar la cinta —Que espero y así sea o habré gastado mi tiempo como un reverendo pendejo:(— nos vemos a las siete y media, te veo en el centro.
Oh, ¡es verdad! ¡El centro es grandísimo! Seguro que no querrás recorrerlo todo. Te daré una pista.
"¿Acaso pensabas sentarte a ver la lluvia de meteoritos desde tu cama?"
Atentamente.
Yo, Sonic, obviamente, a no ser que alguien más te esté mandando cartas.
PD: En caso de que la respuesta sea "Sí", anota el nombre, dirección y familiares cercanos al sujeto en las siguientes líneas.
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Me carcajeé estruendosamente. Adoraba su capacidad innata para tener lindos detalles y no perder esa esencia inmaduramente divertida que lo caracterizaba.
Sonreí por su método, la clásica búsqueda del tesoro, pese que Sonic aborrecía el tipo de actividades que rayaban en lo cliché, aquella era una de las fantasías que esperaba algún día cumplir; se lo había confesado en una de nuestras noches de películas, particularmente cuando lo obligué a ver un maratón de comedias románticas.
—¿Tienes algo que hacer? —Indagué.
—No exactamente, ¿por qué?
—Necesito esa intuición tan maquiavélica que tienes para la aventura de hoy.
[...]
Sonic.
Observaba a mi colega trabajar en la cúspide de la escalera, llevaba puesto un cinturón con diversas herramientas.
Vislumbraba la agilidad que poseía para laborar con circuitos eléctricos, era inimaginable la rapidez con la que lo lograba.
Estábamos en época decembrina, el gobierno había decorado las calles con luces, que al encenderlas componían formas y dibujos coloridos para navidad y año nuevo. Sumando los talentos urbanos, el entorno se mostraba agradable para la vista, transmitiendo esa reconfortante sensación de positividad.
—Viejo, asegúrate que todo quede perfecto. —Pedí alejando mis manos la una de la otra.
—¿Estás seguro de qué esto tan siquiera es legal? —Cuestionó el zorro.
—Claro. —Prosiguió con las conexiones.— De cualquier modo estoy al pendiente de si pasa la policía, tranquilo, te aviso.
—¡Sonic! No quiero terminar arrestado por tu culpa... Una tercera vez.
—¡Y las que faltan!
—No entiendo cómo es que llegamos a ser mejores amigos. —Bromeó con crueldad.
—Digamos que tengo un encanto natural.
Me desternillé, posé mis manos en los bordos de la escalera que él se encontraba utilizando. Sonreí maldadoso.
—¡Ahí vienen! —Moví la escalera bruscamente.
—¡No me muevas, imbécil!
[...]
Amy.
—¿Y a qué se refiere con "ver la lluvia de meteoritos desde tu cama"? ¿Es una especie de juego de palabras sexual? —Interrogó la chica alada.
—No, no. Sólo es la letra de una de sus canciones, pero no entiendo por qué esa en particular. —Respondí.
—¿Significa algo para ustedes? —Terció Blaze, quien acababa de unírsenos, no tenía nada qué hacer.
—No... O no lo sé, ni siendo su novia me explica sus letras. —Rouge suspiró.
—¿Tienes la canción completa? Habrá que hacer un análisis. Watson, toma nota.
—Dale con lo mismo ¡no eres Sherlock Holmes, joder! —Regañó la felina.
[...]
—Dudo mucho que por "paraíso de niños prodigio" se refiera a un jardín de niños. —Deseché la idea en cuanto nos encontrábamos frente al preescolar.
—¿Hablará de la biblioteca? Hay una a dos cuadras. —Sugirió la de orbes dorados.
—No perdemos nada con intentarlo, buena observación Watson.
Suspiré con pesadez, sin duda alguna iba a ser un día largo y cansado.
[...]
—¿Creen que quiera que lo vea ahí dentro? —Cuestioné insegura al leer el letrero sobre la entrada.
Allí se hallaba una lona con un diseño impreso, múltiples personajes fantasiosos al rededor y la frase: "Convención de cómics" al centro.
—Es lo más parecido al verso de "Realidad o ficción". —Justificó la fémina blanquecina.
Observé a todos los sujetos ingresando a ésta, vestían atuendos similares, o bien, completamente idénticos a los personaje expuestos en las tiras cómicas.
—¿Alguna otra idea?
[...]
—¿Qué hacemos acá? —Preguntó confundida la gata.
Nos ubicábamos en las oficinas de un local encargado de diseño gráfico. No veo razón alguna por la que nos reuniríamos aquí.
—¿"Absurdo diseño de pensamientos"? —Citó.
—No, Rouge, no.
—¿Y si en realidad quiere decir un psicólogo? —Opinó Blaze.
—¡No!
[...]
—¿El set de grabación de los noticieros de la ciudad?
—Quedó contigo a las siete y media, es aproximado a la hora de la cena y en el primer verso de la tercera estrofa él dice: "No podrás cenar sin tu noticiero".
—Sonic no es tan literal cuando escribe. —Aclaré.
—¡Pues yo no tengo la culpa de que te gusten así de raros! —Defendió Rouge.
—Tranquilas, tranquilas. —Calmó Blaze.— Váyamos por el siguiente verso... Eh... "No podrás hacer tu digestión"... ¿El nutriólogo?... Rouge tiene razón, de todos los que había ¿por qué tuviste que enamorarte del más confuso?
[...]
Sonic.
El equipo de trabajo había aumentado en cuanto a colaboradores, el cableado se nos había terminado hace un rato, Silver fue quien nos consiguió más y lo trajo.
Knux apoyaba a Tails con los recursos de mayor peso, en pocas palabras, la fuerza bruta del grupo.
Y Shadow... Bueno, él sorprendentemente me auxiliaba con mi discurso para dirigirme a Amy, se debía de merecer una charla amena.
—¿Lo dejo así o agrego más cosas? —Pedí su opinión al concluir con la lectura del texto escrito en mi pequeña libreta de notas.
—Déjalo así, eras un estúpido cuando exponíamos en el instituto, mientras más lo extiendas, te será más difícil aprenderlo sin tartamudear. —Argumentó.— Así está bien.
—¿Gracias?
El zorro continuaba con el arreglo de las luces, las susodichas se hallaban en la pared de uno de las altas estructuras de la plaza principal del centro de la ciudad, no era difícil llegar, tan sólo esperaba haber sido lo bastante claro con Amy.
Una melodía pop entró por mi canal auditivo, Silver había traído consigo una pequeña bocina portátil, enlazó su celular por bluetooth y se dedicó a cantar junto al equidna.
—My loneliness is killing me. —Canturreó.
—And I. —Coreó Knuckles.
—I must confess I still believe.
—Still believe. —Repitió el rojizo.
Tentado por librarme un poco del estrés, me les uní como el grandísimo idiota que estoy hecho.
—When I'm not with you I lose my mind. —Entoné.
—Give me a sing. —Mantuvo Knuckles.
—HIT ME BABY ONE MORE TIME! —Exclamamos los tres.
—Muy buen musical. —Felicitó. Paramos para reír.— ¡Pero llevo diez minutos pidiendo un destornillador! —Manifestó el zorro.
[...]
Amy.
Caminamos por el centro de la ciudad, exahustas y terriblemente confundidas. ¡¿Por qué no sólo pudo decirme dónde vernos?! Muy tierno su juego de escondidas y todo... ¡Pero no era tan difícil darme la puta dirección!
—¿Acaso pensabas sentarte a ver la lluvia de meteoritos desde tu cama?... ¿De qué habla? ¿un observatorio? ¿una empresa privada con venta de muebles? ¡No lo sé! —Vociferó con desesperación.
—Falta una hora para que den las siete, aún tengo que arreglarme y sigo sin saber dónde verlo. —Quejé.
—¡Déjalo plantado! ¿Quién cree que somos? ¿Sherlock Holmes? —Ironizó la murciélago.
—Me guardaré mi comentario. —Enunció Blaze.
—Ya hemos analizado todo, Amy; notas, lírica, instrumentos, todo. No le encuentro ningún sentido. —Rodó sus ojos harta de la situación.
La ausencia de sonido se hizo presente en el entorno, no tendría de otra más que preguntárselo a él mismo por mensaje, arruinando el factor sorpresa de su juego.
—¿Y cuándo la escribió? —Cuestionó espontáneamente la felina.
Ambas me miraron con atención, exhalé agobiada y llevé mi vista hacia el firmamento, el cielo se había tornado en colores rojizos.
—No sé con exactitud, hace unos cuatro meses aproximadamente.
—O sea que fue casi simultáneo a su reconciliación... —Enunció su premisa la dama de pelaje claro.— ¡Esa es la pista! ¿Qué parte del centro tiene relación con ustedes?
Me quedé callada mientras continúabamos avanzando, tan sólo lograba pensar en aquel café donde pasamos a comer con su madre. Sin embargo, éste estaría cerrado para la hora en la que me citó; descarté la opción.
—No tengo ni la menor... —Cesé al observar las nubes.
En las alturas se podía vislumbrar una pequeña meseta en la lejanía. Se trataba de un terreno vagamente plano, sonreí al comprender milagrosamente su acertijo.
—Ese día decidimos salir del bar, dimos un paseo en mi auto por las afueras de la ciudad.
—Y fueron tan desesperados que tuvieron sexo en un auto con la alta posibilidad de que sus amigos y un camionero los vieran. —Interrumpió.
—¡Rouge! —Regañé por mi exhibición.
—Okey... No pienso preguntar. —Enunció dubitativa Blaze.
—El combustible se agotó y tuvimos que estacionar justo allí. —Señalé en dirección de la altiplanicie.— Bueno... No exactamente allí, de lo contrario cada que alguien mirara hacia arriba hubiese visto el auto sacudiéndose o-. Creo que estoy dando muchos detalles.
—Yo aún tengo una duda, ¿reclinaron los asientos o cómo tuvieron espacio suficiente como para-.
—¡¿Podemos volver al punto?! —Demandó la felina.
Durante largos minutos nos la pasamos recostados en el capó del vehículo, sintonizando una estación de radio.
"Es un magnífico lugar para observar las estrellas." Recordé sus palabras, inconscientemente me arrebató una carcajada risueña.
—El punto es que la ubicación sólo es un sitio en el que aquella meseta aún sea visible. —Comuniqué al descifrarlo.
A unas cuadras quedaba una de las más conocidas plazas de la capital, ubicada estrictamente en el centro. Realmente no era tan difícil, pero rebuscamos tanto cada fragmento que terminó por ser un laberinto.
—¿Nos estás jodiendo? —Preguntó Blaze, para posteriormente pasar a carcajearse.
—¡¿Todo este tiempo él sólo quería un lugar donde hubiese buena vista al puto cerro ese?! —Explotó en cólera.
[...]
Sonic.
Knuckles me había acompañado hasta mi casa, faltaban unos minutos y debía de preparar tanto mi atuendo como los materiales que ocuparía para esta noche.
Deslizaba gancho tras gancho, tenía contadas vestiduras, mas eso no impedía que pudiese crear tantas combinaciones.
—Ponte un abrigo y vámonos.
—No, es una ocasión especial. No quiero vestir muy formal, pero tampoco que piense que sólo tomé lo primero que encontré en mi armario.
—A las chicas no les importa eso.
—Claro que importa.
—En mi experiencia no.
—¿Seguro? ¿Y por qué sigues soltero? —Bromeé.
Descolgué dos prendas, un hoodie rojo y una chamarra de mezclilla negra. Sonreí, posiblemente saliera un grato conjunto.
Me coloqué la sudadera, me miré al espejo. El corte era mediano, no apretaba y tampoco sobraba tela, justo a la medida. Ésta no poseía aquel notorio bolsillo, el "kangaroo pouch" había sido removido; pese a ello, las bolsas se ubicaban a los lados. Dándole un aspecto limpio y moderno.
Vestí la chamarra de mezclilla por encima, me aseguré de que el gorro quedase sobre ésta. Los tonos fuertes hacían una buena combinación con el cobalto.
—¿Y bien? ¿Qué dices? —Posé.
—No se te ve mal. —Elogió torpemente.
—Lo tomaré como un "Estás guapísimo".
Me rocié mi loción en el cuerpo y por encima de la ropa. Anudé ligeramente mi bufanda y salí de casa junto a mi colega.
Knuckles cargaba mis cosas, mientras que yo me encontraba tartamudeando cada línea que tenía planeada decir. Leía una y otra vez el trozo de papel asido entre mis dedos, no existía manera en la que pudiese pronunciarlo sin sentir una corriente eléctrica a través de mi ser.
—¿Qué es tan gracioso? —Pregunté al escucharlo reír vagamente.
—¿Te imaginas que justo hoy las luces en las que estuvimos trabajando toda la tarde no encendieran? —Idealizó.— Un fracaso total. —Volvió a reír.
—Gracias por preocuparme, inútil, gracias.
—Ay no seas exagerado, era una broma. Siempre encienden la decoración de la ciudad, no te preocupes por eso. —Tranquilizó.— Y en cualquiera de los casos, es más probable que hubiese un cortocircuito, ya sabes que hicimos la instalación sin comprobar que funcione correctamente.
Si no fuese mi amigo, rogaría porque un automóvil lo atropéllase camino al centro.
[...]
Permanecía sentado en una de las guarniciones de un pequeño comercio, las suelas de mis zapatos estaban cubiertas por la fría nieve, debí de haber traído botas o algo más abrigador. A veces odiaba ser tan exigente al escoger mi ropa.
Dirigía mi vista al piso y repetía en voz baja lo que le diría al verla. Se encontraba rezagada por unos minutos, pronto me asaltó la duda de si ella había deducido acertadamente la dirección que le indiqué. Mierda. ¿Y si no llega?
Tal vez y hasta me esté esperando en otro lugar del centro pensando que me refería a algún sitio diferente.
Saqué mi teléfono móvil de mi bolsillo, entré a whatsapp con apuración y seleccioné su chat.
Sonic:
—¡Oye! ¡¿Dónde estás?! ¿Ya sabes a qué lugar ir? —Escribí.
—¡Ahí viene! —Avisó Silver dándome una palmada en la espalda.
Alcé la mirada de la pantalla, caminaba sin rumbo, pero se encontraba lo suficientemente cerca como para vislumbrarla. Bloqueé mi celular sin enviar el mensaje y me dirigí hasta ella.
Se hallaba dándome la espalda, observando con cuidado el interior de la inmensa estructura.
—¿Ya podemos comenzar o seguirás esperando a que yo mismo salga de la plaza? —Cuestioné detrás.
Se giró sorprendida, sonrió riendo ligeramente, me proporcionó un golpe en el pecho a modo de juego.
—Idiota, me asustaste, en cualquier momento te soltaba un puñetazo por posible asaltante. —Me mofé.
—Hola. —Saludé ignorando su manifiesto.
Unimos nuestros labios en un breve contacto como forma de saludo. Su rostro se mostraba enrojecido por las bajas temperaturas del invierno.
—¿Entonces? ¿Qué hay aquí dentro? —Interrogó sosteniendo el casete en su mano izquierda.
—Primero demos un paseo, ¿te parece?
—Estuve "paseando" por el centro toda la tarde. —Negó.
Divertido, agarré su mano y comencé a desplazarme, halándola en la ejecución de dicha acción.
—Pues tendrás todo este paseo para contarme tu odisea.
[...]
Mis ojos conectaban con los suyos cada que Amy pronunciaba alguna palabra. Me sentía hipócrita, fingía préstarle atención cuando realmente ya había perdido el interés en la conversación desde hace un rato.
No era una bonita sensación, mas era comprensible. Había una cantidad exorbitante de pensamientos inundando mi mente.
Dimos la vuelta a la grandísima plaza, charlando, bromeando y jugueteando cual adolescentes. Posteriormente regresamos a la zona trasera de la infraestructura, sonreí para mis adentros al encender la pantalla de mi móvil y virar la hora.
El alumbrado y la decoración se encendían a las ocho en punto, con el pequeño viaje a pie que hicimos logré gastar un poco de tiempo. Los minutos restantes eran los verdaderamente difíciles y estresantes.
—Bueno, aquí vamos. —Paré de caminar.— Dame el casete. —Estiré mi mano.
Con sutileza extraje del bolsillo de la sudadera mi reproductor de audio portátil y mis audífonos enrollados alrededor de éste.
—Te presento a mi mejor amigo de la infancia, mi walkman. —Presumí.
—¿Cómo es que aún tienes estas cosas? —Indagó.— Son aún más viejos que tú, salieron en los ochentas.
—Jamás pude ahorrar lo suficiente para comprarme el discman. —Abrí la tapa del aparato e introduje la cinta.— En fin, unos meses después de que tú y yo... —Pausé con incomodidad.— Rompiéramos y eso; decidí ponerme a limpiar el ático y terminé por encontrar este tipo de joyitas. —Conecté los audífonos.— Es algo que improvisé. —Se colocó los auriculares.— Espero te guste.
Amy.
Pulsó el botón de reproducción y analicé su composición. Ésta empezaba con su voz tarareando dulcemente los arpejios hechos en su guitarra. Tras un corto intro, su voz finalmente se mostró completamente.
<<Hablando de ti
invento a cada instante melodías,
así reemplazo las palabras.
Yo nunca fui muy bueno en poesía,
sólo estoy... Sólo estoy.
Hablando de ti. —Alargó la última palabra.
Hablando de ti.
Ojalá estuvieras pensando igual
con tantas de volver, pero
de volver hacia adelante y no hacia atrás. —Sonreí.—
Hablando de ti.
Y ya me estaba olvidando, Amy
de usar la vida para amar.
La energía la tenemos,
pero a mí me falta un poco más.>>
Los acordes de su guitarra pasaron de una melodía apaciguada a tensarse y transmitir una pizca de alegría en el coro.
<<Quizá con esta caída
consiga caminar.
Quizá con esta herida
lo nuestro aún se pueda salvar.
Quiero pegarme a ti.
Quiero mirarte recostado. —Retomó los primeros acordes.—
Quiero esa paz a tu lado.
Y mil escenas más
que a lo mejor aún no has olvidado.
Hablando de ti.
Las historias las recuerdo apretujadas,
asfixiadas por mis lágrimas.
Es el temor de que lo poco se haga nada.
Y yo... Y yo.
Hablando de ti.
Hablando de ti.
Escribo tanta cursilería. —Reí.—
¿Sabes? Se terminó mi agenda
y aparezco en todos los días:
Hablando de ti.
Y ya me estaba olvidando, Amy
de componer una canción de amor.
¿Será que necesito estar al borde
para escribir algo mejor?>>
Rasgó las cuerdas nuevamente en el coro, sentí una gota de agua salada escaparse de mi ojo y deslizarse por mi mejilla. Rápidamente la limpié con mi manga.
<<Hablando de ti,
me vienen tantas ganas de amarte...
Hablando de ti.>> Finalizó.
Aparté los audífonos de mí. Me lancé a abrazarlo sin piedad alguna.
—No te decepciones aún, no te hice recorrer todo el centro de la ciudad para sólo enseñarte eso. —Enredó sus auriculares.
Me devolvió la grabación y guardó sus cosas en su hoodie.
—Es probable que éstas vayan a ser las palabras más cursis que escuches salir de mi boca, pero es necesario. —Aclaró tomándo mis manos.— Cuando te conocí jamás se me pasó por la cabeza que todo esto me fuese a pasar. Nunca contemplé el hecho de que terminaría locamente enamorado, de que viviríamos juntos, de que preferiríamos no anular el matrimonio aunque después nos enteráramos de su falsedad, de que me harías llorar como una nenita; ¿y por qué no? Que me sacarías de la cárcel por las estupideces de mis amigos.
Reímos, en ningún momento rompimos la conexión de mirada del uno con el otro. Compartíamos la misma sonrisa ensanchada en el rostro.
—Me has demostrado lo que es querer honestamente y a la vez sentirse querido. Valoro mucho lo que haces por mí, así como sé que tú también lo haces conmigo. Me lo he planteado varias veces y he llegado a la conclusión de que no quiero que esto sea una etapa más. —Me soltó.— Sólo te pediré algo extra, ¿podrías decirme la hora?
Consulté la hora en mi teléfono móvil, contesté con desconcierto.
—Ocho en punto.
—Espera, en cualquier momento. —Excusó nervioso.— Ahí está.
Vislumbré los faroles encendiéndose uno a uno, las decoraciones de la ciudad se teñían de colores vivos y característicos de la época.
Detrás de él, la pared del edificio se iluminó, mas no en su totalidad. Ilera por ilera se prendían en color blanco las minúsculas bombillas, hasta terminar por escribir la frase: "¿Te casarías conmigo?".
De su pantalón sacó una pequeña caja roja con un moño del mismo color, tal como la que me entregó esta mañana. La abrió, dejándome a la vista el delgado anillo; se hincó frente a mí en espera de una respuesta.
Oía a los espectadores que cruzaban por la vía emitir comentarios alentadores hacia nosotros, así como chiflidos y gritos enternecidos.
—Am... Creo que ya es bastante claro pero Amy ¿tú? Eh...
—¿Ya puedo decir sí? —Inquirí risueña. Él sonrió emocionado.
Sonic se incorporó con velocidad, salté sobre él con la intención de abrazarlo. Me correspondió al instante. Unos cuantos transeúntes nos felicitaron con vítores.
—No va en ese dedo. —Informé al verlo intentar poner el anillo en el dedo medio.
—¿Tienes idea de cuánto tardé en planear esto como para que me reclames dónde va el anillo? —Bromeó cambiándolo al anular.
Sonic.
—¡Hay que apurarnos! Hay miles de cabos sueltos, tenemos que elegir una paleta de colores, mi vestido, pastel, lugar, flores, música, DJ, atuendos, licencia de matrimonio esta vez verdadera, hay que prepararnos con suficientes botellas de wisky para la barra libre, necesitaremos dos bartenders. ¡Qué locura!... —Cesó.— ¿Estás bien? Te noto algo pálido.
—Apenas te pedí matrimonio, tranquila. —Reí.— Aunque en temporada de invierno me es complicado tener conciertos o festivales.
—En cambio para mí... Invierno es una de las épocas donde tengo más trabajo, ya sabes, ricachones con su sesión de fotos con las series navideñas. —Rió.
—¿Estás diciendo que... Diciembre tus ahorros...? —Entrelazó sus brazos en mi cuello.
—Y en enero los tuyos, síp. La boda es de los dos, genio. Ambos aportamos, ambos nos casamos. —Llevé mis manos a su cintura.
—Será algo raro firmar ese certificado sin estar ebrio. —Bromeé.
Mis amistades se acercaron para festejar a mi lado y tomar lindas y significativas fotografías.
Observamos las luces rojas y azules provenientes de una patrulla de policía que circulaba a lo lejos.
—No quiero arruinar el gran momento que estan teniendo, pero quizá sea recomendable irnos despacio. —Aconsejó Tails.
—¿Por qué? —Curioseó Amy.
—Porque puede que modificar la decoración puesta por el gobierno, quitando focos aún funcionales sea un poquito ilegal. —Respondí, halándola de la cintura.
Todos nos marchamos caminando con lentitud, intentando ser lo más discretos posible.
Escrito: 26/04/2019.
Publicado: 01/01/2020.
Créditos a xDavid547.
¡Feliz año nuevo!
Por cierto, ¿ya les comenté que estamos a dos capítulos del final?
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