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C A P Í T U L O 71

Reencuentro.

Sonic.

Sinceramente no le encontraba mucha diversión a esto de pasársela en antros, ¿será la edad o es que empiezo a aburrirme de sólo venir a ligar?

Pese a mi falta de actitud, no me negué, tampoco les reclamé nada. Ellos querían salir a festejar y no deseaba impedírselos.

Tras varias súplicas y ruegos, logramos llegar hasta el corazón del azabache —O muy probablemente ya lo teníamos harto y al borde del colapso—. Shadow aceptó ofrecer su camioneta como medio de transporte.

Amy.

Emma está tardando demasiado, más le vale tener una buena excusa.

Cada minuto que transcurría me percibía más irritada, estaba comenzando a fastidiarme el hecho de tener que apartar su asiento.

Amy:
Hey.
¿Sí vendrás?

Emma:
Sí, disculpa se me ha hecho tarde.

A esperar otro jodido rato.

Decidí ir a la barra por algo de beber mientras aguardaba a mi amiga, opté por algo baladí y apaciguado, no tenía intenciones de embriagarme esta noche.

Pedí un daiquiri de fresa, lo recibí con una sonrisa coqueta y regresé a mi lugar que afortunadamente seguía desocupado. Me senté en la silla y jugué con mis dedos. Esto sería largo.

Emma:
Lo siento, sé que después de esto me vas a odiar, pero no podré ir, me surgió un contratiempo:(

Acabo de desperdiciar una hora de mi vida.

Sonic.

Tras concluir un viaje lleno de bromas hirientes, arribamos a nuestro destino, un club nocturno con la particularidad de tener la zona de bar arriba y la pista de baile en todo el piso de abajo. Tranquilidad y sarao, dos ambientes completamente diferentes en un mismo lugar.

Silver y Knuckles se dirigieron a el área de baile, seguramente a ligar o encontrar nuevos compañeros de borrachera. Sólo quedamos juntos Shadow, Tails y yo.

¿No van a ir con ellos? —Pesquisé.

—¿Planeas quedarte solo? —Inquirió Tails.

—Vine por ustedes, realmente no tengo muchas ganas de estar aquí.

—Vamos por algo de beber. Sugirió Shadow.

Sin presentar reluctancia, lo seguimos, abriéndonos paso entre el mar de asistentes. Subimos las anchas escaleras que conectaban a los dos pisos, los escalones eran cubiertos por una alfombra roja que hacía resaltar el barandal de madera de cedro.

Give me the sound, to see. Another world outside that's full all. —Canturreé la música de fondo con agasajo.

—Sí, dejemos el punchis punchis para luego. ¿Qué vas a pedir? —Bromeó mi mejor amigo.

—Eh, no, nada. —Respondí. Mi interlocutor alzó los hombros con rapidez y se giró hacia Shadow.

—Vodka martini con hielo. —Informó Shadow al barman.

—¿Me daría una margarita? No muy cargada por favor. —Solicitó amablemente.

El hombre de la barra asintió con la cabeza comenzando con la preparación de primeramente el trago destinado a Shadow.

—¿Una margarita? —Critiqué.— Nadie te va a reclamar si terminas borracho, estás de fiesta con nosotros, no en una cita con los padres de Cream. —Le chiflé al barman.— Viejo, ¿puedes cambiar la margarita por un cosmopolitan?

Volvió a mover su cabeza en señal de aceptación. Reí mientras con mi brazo izquierdo abrazaba a mi colega, sé que Tails no era muy tolerante al alcohol, pero al menos lo estaríamos cuidando... Y probablemente mofándonos con absoluta crueldad si él llegara a ponerse ebrio.

Los tragos llegaron, el zorro los pagó. Shadow descansó el borde de su vaso sobre sus labios, dando un trago profundo. Tails escrutó la copa desconfiado a causa de su candor, chocó miradas conmigo y sonreí con travesura.

—¡¿Y qué esperas?! —Exclamé.— Fondo, fondo. —No contestó.— Genio, esta es la parte donde le das un "fondo" a tu trago. —Modulé haciendo hincapié.

Tardó en reaccionar, pero se animó a hacerlo, empinó su pequeño cóctel en su boca y se encargó de hacer que la bebida pasara por su garganta, al concluir nos viró confundido.

—La verdad es que no le he encontrado el sabor a alcohol.

—Esa es la idea, amigo mío. —Reí.

Me volteé ligeramente para divisar el panorama, los rayos y luces de colores iluminaban el sitio, mostrando por breves instantes a aquellas bestezuelas bailar vahídas a los intensos BPM del DJ.

Paseé mis ojos por todo el segundo piso, me embebía con los patrones de las luces LED que adornaban las mesas, al igual que con cada rostro femenino que permanecía sonriente con una copa entre los dedos.

Mis comisuras bajaron, mi boca se entreabrió y mis párpados se abrían y cerraban de forma raudal y constante, no estaba seguro del por qué, pero mis orbes no lograban despegarse de una silueta increíblemente familiar.

Me estás asustando ¿qué bebí entonces?

En cuanto un reflector pasó por la zona lo descubrí, había acertado, era Amy. Vestía una camisa blanca escotada y con un lindo estampado de flores amarillas, mientras que sus muslos eran cubiertos por una corta falda negra. Se encontraba sentada en las altas sillas del bar, sus tacones negros yacían en el travesaño de aluminio que unía a las dos patas delanteras, haciendo relucir sus pantorrillas.

—¿Sonic? —Llamó Tails. Shadow volteó a la dirección señalada por mi mirada.

¿Es que acaso ustedes se ponen de acuerdo? No es posible que coincidan tantas veces. —No respondí, sólo reí.

—¿Vas a ir con ella? —Cuestionó el zorro.

—No. —Me giré hacia la barra.— Esa relación está más que rota, Tails. —Agaché la mirada.

—Todo lo roto tiene compostura, te lo dice alguien con taller. —Bufoneó torpemente.

—Dudo que siquiera me dirija la palabra. —Torcí los labios.

—Si realmente vas a afrontar a Rose hazlo antes de que el alcohol se le suba a la cabeza a Miles, porque yo no seré el que limpie su vómito.

—¿Qué? ¿Entonces eso sí tenía alcohol? —Reí por su mezcolanza.

Tomé una profunda bocanada de aire, sacudí mis manos y la vislumbré con atención.

Désenme suerte y por favor, no graben si es que me da una bofetada o una patada en la entrepierna. —Caminé hacia ella.

A medida que la distancia disminuía, mis nervios aumentaban. Tenía una copa vacía en su mesa, ¿estaría con alguien? Quizá y la esté cagando aún más al acercarme, tal vez está con una de sus citas.

—¿Amy? —Su rostro volteó rápidamente a mí.— Hey, em... ¿Está ocupado? —Pregunté señalando el asciento a su lado.

Noté un gesto de confusión, su mirada era penetrante debido a mi conducta difusa.

—No, no lo está. —Anduve hacia el lugar disponible.

La última vez que nos vimos, peleamos. Es momento de demostrar un poco de modales.

—Oh, eh. Qué torpe. ¿Puedo sentarme? —Cuestioné volviendo a señalar nerviosamente la silla.

Movió su cabeza hacia adelante con sutileza. Escondió su rostro levemente, acomodó una de sus largas púas, alejándola de su cara con timidez.

Su actitud me enternecía y al mismo tiempo me hacía incomodarme, aquello sólo apuntaba a que tendría que ser yo el que rompiera el hielo.

—Y... ¿Qué haces por acá?

—Ya me iba. —Informó sujetando su bolso.

—Acabo de sentarme, ¿cuál es la prisa? —Pronuncié con la esperanza de detenerla.

—¿A qué quieres llegar con todo esto? —Articuló tajante.

Desvié la mirada, era demasiado bueno para ser verdad. Claro que está enfadada.

—¿Es otra estrategia tuya para vengarte?

—No, no. Para nada.

Exhaló pesadamente y recargó su peso en sus codos sobre la mesa, aplastando su mejilla en contra de la palma de su mano derecha, denotando hastío.

—¿Entonces a qué has venido?

—Comprendo tu enojo, pero.

—¿A ti también te han humillado artística y socialmente? —Planteó de forma retórica.

—Tú tampoco has sido la de las decisiones más acertadas, Rose. —Frunció el ceño, tal vez por mi formalidad, tal vez por mis abruptas verdades.— ¿Quieres que sigamos comportándonos de manera tan absurdamente pueril?

Ella no me miró, relajé mis hombros y empuñé mis manos sobre mis rodillas, apretujando la mezclilla de mi ropa.

Sólo quiero hablar, olvidarme del resto por al menos unos minutos. —Comuniqué ya más calmado.— Ve a casa, siento la molestia.

Coloqué una mano sobre la mesa, giré mi cuerpo y me apoyé en ella para incorporarme. Metí las manos a mis bolsillos y di un par de pasos siguiendo la misma ruta que tomé para llegar hasta Amy.

—No llevo mucha prisa, me dejaron plantada. —Frené.

Nuevamente conecté mis ojos a sus luceros, una débil curva se dibujó en su rostro, ahogué una carcajada risueña y me devolví.

—¿Cómo has estado? —Pregunté sentándome frente a ella.

—Bien, bien. —Repitió inquieta.— En realidad no hay mucho que decir. ¿Y tú?

—También bien. Je, mira, me ha salido rima y todo. —Bromeé estúpidamente... Muy estúpidamente.

Pendejo, en verdad, pero qué pendejo.

Sólo es una charla, no puedo lucir así de desesperado. Tengo que tranquilizarme.

Inhalé y exhalé profundamente antes de hablar, ella lo notó, me sonrió de forma tenue dándome algo de confianza.

—No me quejo, exceptuando la situación de la clínica, mi madre y eso. Todo ha ido muy bien. —Finalmente conseguí formular una respuesta argumentada.

—Es lo menos que puedes decir, hiciste un dueto con Lowell —¿Acaso yo soy el único ser viviente que no lo conocía antes?— y estuviste otra vez en ese festival de arte.

En cuanto concluyó su enunciado, cerró los ojos con fuerza, arrugando su frente. Reí. Se había delatado, seguía al pendiente de mí.

—Sí y esta vez fui de los espectáculos principales, la vez anterior si es que queríamos usar efectos como serpentinas o chispas en el show... Bueno, básicamente nosotros mismos teníamos que quedarnos a limpiar después del concierto... Comprenderás lo mucho que al público le apasiona ver a los músicos barrer. —Seguí su conversación con humor, no quería que se sintiera incómoda por su inconsciente declaración.

Ambos reímos, cada que ella lo hacía se dibujaban unas pequeñas comillas en sus mejillas y entrecerraba los ojos. Es tan hermosa como la recordaba.

—¿Y quién fue el idiota que te dejó plantada?

—La idiota. —Corrigió.

—¡¿Una chica?! Bue, bueno, no me malinterpretes, no tengo nada en contra, pero no tenía idea de que tú... ¿Qué? —Interrogué al notar sus carrillos inflados a causa de la risa.

—Sí, era una chica. —Afirmó.— Pero sólo era un asunto de trabajo. —Prosiguió a desternillarse.

Reímos hasta que la gracia se acabó, nos miramos el uno al otro por unos segundos, inmediatamente nos perdimos en nuestros ojos.

—¿Y bien? ¿Vamos a la pista? —Dirigí mi vista hacia la zona destinada al baile.

—Con una condición.

—Te escucho. —Me levanté de mi asiento.

—No pienso bailar suciamente contigo. —Bufoneó sacándome una carcajada.

Nos dirigimos a la pista con una caminata lenta, pese a la pequeña pendencia, estaba asombrado de aún tener intacta mi integridad ¿en verdad no me arrojó nada al verme?

Al pasar cercanos a la barra, logré intercambiar miradas con mis colegas. No me aguanté el revelarle a Tails —quien ahora yacía recargado en la madera del bar.— lo que había consumido.

—Shadow, cuidado con Tails. Sabes que el vodka es engañoso.

—¡¿Me dieron vodka?!

Me alejé riendo, bajé las escaleras acompañado de Amy. Nos adentramos a la pista de baile, los ritmos eran frenéticos con combinaciones básicas como música de moda mezclada con house.

El baile tampoco era la gran cosa, tan sólo era moverse de manera oscilante mientras se banboleaban las caderas y se incorporaban pequeños saltos.

Notaba que entre cada paso que dábamos, la distancia entre nuestros cuerpos se veía reducida. Ambos bailando en una discoteca, estoy sintiendo un dejá vù.

Escuché a todo un grupo de personas gritar con fervor, uno de los animadores se acercó a uno de los jóvenes —que curiosamente se encontraba delante de nosotros— y sin previo aviso, le arrojó una cubetada de pintura fluorescente.

Reaccioné a tiempo, la pintura sólo alcanzó a mancharme de contadas gotas. Sin embargo, la blusa de Amy terminó completamente brillante a causa de la luz negra.

—Eh... Creo que costará un poco sacar esa mancha. —Intenté matar el silencio que se formó entre nosotros.

—Vaya envidia, quiero eso en mi próximo cumpleaños. —Bufoneó inesperadamente.

Amy pasó uno de sus dedos sobre su prenda coloreada, posteriormente me pintó en la mejilla. Ni siquiera hice el intento de quitarme, una simple mancha no me iba a echar a perder la noche.

Amy.

Al comienzo de una melodía más apaciguada, digna de un baile de parejas, él me tomó de la cintura. Lo observé dubitativa, nuestra confianza volvía con rapidez, pero no era necesario dar ese paso tan agigantado.

Me empujó hacia atrás con el fin de sacarme de la pista de baile, una vez afuera de ésta, asió mi muñeca con su mano izquierda, guiándome hasta el baño de mujeres.

—¿Qué planeas? —Cuestioné al verlo abrir la puerta con velocidad.— ¡Sonic! —Su fuerte agarre me obligó a adentrarme en él.— ¿Qué es lo que estás haciendo? —Exclamé preocupada al ver como bajaba el cierre de su chamarra.

Mis ojos miraban como sus dedos eran los causantes de hacer descender el cierre de su vestimenta. Movió un poco los hombros haciendo que la ropa bajara de éstos, haló suavemente para quitarla de sus brazos.

—¿Cuál prefieres? —Cuestionó sosteniendo su chamarra en una mano y tomando su camisa desde el cuello.

—¿Me trajiste aquí sólo para prestarme ropa?

—Aún no se me olvida lo dramática que te vuelves cuando te resfrías. —Bromeó.

Desvíe mi vista para reír un poco. Con inocencia y timidez, le pedí que me diese su camisa, podría haberme conformado perfectamente con la chamarra, pero sinceramente me moría de ganas por verlo sin ella.

Accedió, quitándosela en el acto mientras en sus mejillas se presentaba un color rojizo. Me otorgó su camisa, entré a uno de los cubículos para quitarme mi camisa completamente empapada. No obstante, salí de allí con la ropa de Sonic puesta, él lamentablemente ya estaba vestido con su chamarra cerrada de nueva cuenta.

Agradecí riéndome incómodamente, salimos del baño, ganándonos las miradas de los cercanos a la zona.

—¿Estás muy ocupado con tus amigos hoy?

—Estoy aquí contigo, ¿eso responde a tu pregunta? —Reí.— ¿Por qué?

—¿Te crees que me fascina vestir así? La combinación entre camisa de vestir de chico y tacones no es muy buena.

—Hubiera preferido un gracias. —Enunció fingiendo estar ofendido.

—Te agradezco lo de evitarme un resfriado pero no me siento muy cómoda con las miradas de los demás.

—¿Qué sugieres?

—¿Qué opinas de salir un rato de aquí? Tal vez me veas como una aguafiestas, pero la verdad es que ya estoy un tanto cansada de visitar estos lugares.

—Entiendo perfectamente, pero no traje mi auto.

—¿Quién necesita tu automóvil? —Pronuncié juguetona, sacando mis llaves y agitándolas en mi dedo índice.

—Bien, eso es nuevo.

Sonreí con diversión, lo tomé de la mano y nos trasladamos hacia el estacionamiento.

Escrito: 14/12/2018.
Publicado: 10/11/2019.

Créditos a user93538706.

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