C A P Í T U L O 45
"Divorsario"
Amy.
¡Argh! Estúpida toga, es difícil caminar con ella sin pisarla.
¡Se me hará tarde! Se supone que la ceremonia de clausura empieza en media hora, ¡tenía que haber llegado con anticipación!
—Maldita sea... Maldita sea... ¡Maldición! —Escuché los quejidos de Sonic provenientes de la sala.
Mi pareja yacía frente al espejo arreglando el cuello de su camisa, estaba igual de apurado que yo, con la presión sus manos se volvían inútiles a tal grado de no poder hacer correctamente un simple doblez.
—Deja que te ayude. —Me le acerqué al cuello.
—Eh... No te preocupes, yo puedo. —Se giró apenado.— Ya está, vámonos. —Salió con prisa del departamento.
No entendía porqué tanta ansiedad de su parte, ¡quién se va a graduar soy yo!
Miré de lado a lado asegurándome de no olvidar nada, tomé mi birrete y cerré la puerta, para posteriormente alcanzarlo en el estacionamiento.
—¿Traes tu pase? —Le cuestioné. No me respondió, entró al automóvil.— ¿Sonic?
—¿Qué? —Subí, posicionándome en el asiento del copiloto.— Ah, el pase, sí, sí. —Arrancó.
[...]
En la entrada al auditorio se encontraban mis padres formados en la fila para entrar, sonrieron al verme portar aquel atuendo tan característico.
—Te ves guapísima. —Halagó mi padre, me rodeó con sus brazos cálidamente.
—¡Ojalá! No nos han permitido utilizar casi nada de maquillaje y con esta toga me siento en colegio de monjas. —Bromeé con crueldad hacia mi persona.
—Eso no es verdad, ¿o no, Sonic? —Defendió con diversión mi padre.
—Claro, sí, sí. —Papá lo miró con rareza.— ¡O no! Quise decir no, absolutamente no. —Mi madre alzó una ceja por su carácter extraño.— ¿Qué tenía que decir? —Reí por su despiste.
—Bueno, mis compañeros están por allá, tengo que irme. —Señalé.
—Suerte mi niña. —Despidió mi progenitora.
Avancé hasta el área en la que se encontraba mi grupo. Sentí la mano de Sonic deteniéndome justo antes de llegar.
—Espera. —Volteé.— Vaya, tienes heladas las manos. —Acarició las susodichas.
—Estoy algo nerviosa, imagina si me llego a caer o algo así. Ya me arrepentí de traer estos tacones.
—Tranquilízate, todo saldrá bien. Disculpa, hoy particularmente ando un poco nervioso. —Desvió la mirada al suelo soltando unas cuántas risas.— En fin, nada de piruetas o bailes sobre el escenario, en mi graduación alguien del aula anterior a la mía lo intentó y terminó por romperse la muñeca. —Se mofó.
Me abrazó con fuerza al punto de paracer casi posesivo. Recargué mi mentón en su hombro, sentía su mano derecha detrás de mi cabeza.
—Te amo, que no se te olvide. —Finalizó con un tierno beso en mi frente. Pasó a retirarse.
Lo mire con alta curiosidad, normalmente mostraba su cariño con acciones y no con palabras. ¿A qué vino esa frase? No me molesta que me diga "te amo", por supuesto que no. Pero no podía dejar de extrañarme de su comportamiento, hace un rato parecía angustiado y de un momento a otro, está aplicando la labia conmigo.
Entré al auditorio junto con mi grupo, localicé con prontitud un lugar disponible... Sobre todo porque Rouge se encontraba al lado haciéndome señas como loca desquiciada.
—¡Amy! ¡Amy! ¡Por acá! ¡Aquí!... Come here right now, bitch!
—Ya te vio, Rouge. Baja la mano, la avergüenzas. —Pidió Blaze.
Me les acerqué riendo. Tomé asiento a su lado, algunas de mis compañeras preguntaron sobre si el chico de la entrada era mi novio, claramente no, lo presumí como mi esposo.
[...]
Sonic.
Tras cientos de discursos hechos por los docentes y uno de los alumnos destacados de la generación, comenzó el último pase de lista de cada aula.
—Rouge The Bat. —Llamó el directivo.
Aplaudí fuertemente, los padres de Amy repitieron mi acción. Caminó bamboleando sus caderas de lado a lado, se dirigió a los docentes, estrechó la mano de cada integrante del predium y sonrió ampliamente para la foto.
Bajó los escalones denotando alegría, movió repetidas veces su mano hacia el resto de su grupo en señal de presunción.
—Blaze The Cat. —Mencionó uno de los maestros.
Aplaudí nuevamente, a diferencia de Rouge, ella era tímida y reservada. Se desplazó con normalidad y saludó a todo el personal, tomaron su foto y se retiró sin más.
Aula tras aula, llegó el turno de la suya, aguanté todo el pase de lista aplaudiendo como idiota, su padre comenzó a grabar con la cámara que había llevado para el momento. No quise filmarla con mi celular, en ese momento necesitaba mis manos desocupadas para aplaudir con fervor.
—Amy Rose. —Nombraron.
Su madre se limitó a aplaudir, su padre a grabar y yo... Bueno, a hacer notar mi presencia con gritos y vítores llenos de ímpetu y sentimiento.
¿Qué importaba si todos los demás se comportaban tan educadamente? Yo iba a apoyarla aún si hacía el ridículo, y quería que lo supiera, en especial hoy.
Después de la entrega de diplomas, era cuestión de contados minutos para que el evento terminara. Aquello sólo me traía recuerdos, mi cerebro se encontraba naufragó entre un mar de emociones. Era una mezcla rara de nostalgia por mi graduación y a su vez, felicidad por Amy, lo había conseguido, salió egresada... Pero los nervios seguían presentes en mi cuerpo.
Me preocupaba el estúpido hecho de que su clausura —por mera casualidad— hubiera coincidido con la fecha de mi graduación de hace un año... El día en que acudí a esa fiesta hecha por Sally... Justo cuando se llevó a cabo la elaboración de ese documento.
—Sonic, hey, niño. —Los constantes chasquidos del erizo mayor me regresaron al mundo real, haciéndome parpadear un par de veces.
Miré a mi lado, Amy y sus padres estaban ahí. Frente a mí había un extraño con la cámara del Señor Rose.
—Sonrían. —Pidió mi suegro, acatando su propia orden.
En la foto Amy salía en el centro, tomando su diploma entre sus manos, yo la agarraba por la cintura mientras sus familiares aparecían en los costados.
—¡Tome otra foto! —Demandó.— Sonic, hazte a la orilla. Ojalá y no pase, pero es por si en un futuro te tenemos que recortar. —Bufoneó, seguí su cruel juego obedeciéndolo con fingida diversión.
—¡Papá! —Manifestó carcajeándose.
¡Esa oración sólo me había puesto aún más intranquilo!
Hoy es el día en el que "el divorcio" podría ser efectuado, un año exactamente. Temía que, ahora teniendo la opción, quisiera separarse de mí. Quizá cambiaría de opinión, tal vez la fiesta que tendrá por la noche la hará replantearse el si realmente quiere un compromiso o prefiere seguir disfrutando su juventud, conociendo más gente, saliendo muchas más veces a fiestas.
Aunque viéndolo con optimismo, hoy era nuestro aniversario.
Sin embargo, había concluido que en cualquiera de las dos perspectivas, a ella parecía habérsele olvidado.
No sabía precisamente si alegrarme o decepcionarme por ello. Pero de lo que estaba seguro es de que hoy tenía que lucirme, tener detalles con ella, hacer uso de la cursilería, lo que fuese, pero necesitaba algo que le hiciera quedarse a mi lado sin ni siquiera pensar en el divorcio.
[...]
Ya habíamos vuelto a casa, incluso pasamos a comer acompañados de sus padres. Ahora mismo ella se estaba pasando la tarde corriendo de lado a lado, aventurándose en su clóset una y otra vez buscando qué ponerse.
—¡Éste! —Exclamó al encontrar por fin un vestido que le agradara.
Dejó la prenda sobre la cama, tomó su pequeña bolsa y se dirigió veloz a la puerta del departamento.
—Sonic, voy al salón de belleza, necesito un peinado. —Abrió la puerta.
—¡Espera! —Se giró.— ¿Qué prefieres esmoquin o traje?
Ella dijo que le encantaba verme vestido de gala ¿no?
—No sé. —Se dio la vuelta.
—¡Sólo responde! —Supliqué.
—¿No es lo mismo?
—No, el esmoquin lleva moño, faja, solapa satinada o incluso chaleco. El traje no lleva solapa, además normalmente se usa con corbata y no moño.
—Sonic se me hará tarde, lleva el que quieras. —Salió cerrando la puerta.
—¡No, el que tú quieras! —La seguí cargando los ganchos de ropa con cada conjunto.
—¡Yo que sé! —Respondió entrando al elevador.
—¡Sólo di uno!
—¡Esmoquin! —El ascensor se cerró.
Bien, será esmoquin entonces.
Regresé al departamento. Me dirigí a la ducha, lugar donde me quedé pensante la mayor parte del tiempo.
Ella me quiere, me lo ha dejado claro en más de una ocasión, no debería de estar nervioso. Pero sigo dudoso de si eso puede llegar a cambiar.
Podría pasar en cualquier momento...
—Pero me aseguraré de que eso no sea hoy. —Solté con confianza girando la llave del agua.
Salí con la toalla de baño colocada en mi cintura, fui a la habitación para secarme y vestir mi ropa interior.
Recorrí mi hogar únicamente con boxers, no había nadie en casa así que podía darme ciertas libertades. Planché mi camisa de cuello de pajarita, limpié mi saco y pantalón con un rodillo quita pelusa, pese a que no tenía muchas, lo necesitaba impecable.
Mi celular sonó, pulsé a contestar sin duda alguna, lo coloqué en altavoz y en mi ilusión de creer que se trataba de Amy respondí:
—Hola amor.
—Sabes que soy heterosexual ¿no? —Noté la voz varonil.
—¡Oh! ¡Knuckles! Perdona, pensé que eras Amy. —Respondí colocándome mi pantalón con corte slim fit.
—Me di cuenta, sólo te falta el mandil y la correa, ah espera, ya los traes.
—¿Qué quieres? —Corté indiferente.— Estoy algo ocupado.
—¿Irás a la fiesta de graduación de las chicas?
—Estoy arreglándome para eso precisamente. —Me puse los calcetines y el calzado.
—Entonces ayúdame, yo no tengo ni puta idea de esto. ¿Qué llevo?
—¿Vas tú también? ¿Cómo conseguiste pase?
—Rouge me lo dio.
—¡Vaya! ¿Y eso? —Me miré en el espejo.
—Shadow no podía ir con ella. —Respondió rápidamente y con un bajo volumen.
—¿Te das cuenta de que tú sólo eres la segunda opción?
Me coloqué mi camisa recién planchada, vistiendo los sobrantes por debajo del pantalón. A su vez, colocando los tirantes blancos del pantalón sobre la camisa, el hecho de llevar cinturón no realzaba tanto mi vestimenta, en cambio los tirantes no se verían debido a que el saco los cubriría.
—Al menos estoy en sus opciones. —Argumentó divertido.— ¿Alquilo un traje?
—Psss... Sí, obviamente. —Me puse el fajín consiguiente de haber abrochado la abotonadura de color negro de mi camisa.
—¿Gris o negro? ¿Qué se me ve mejor?
—Ambos te quedarían bien, pero el traje negro nunca pasa de moda, además te hace ver más delgado. —Me ajusté el moño.— ¿Por qué me preguntas a mí?
—Silver me dijo que eras bueno en esto de ser metrosexual. —Rodé los ojos.— Vi una publicación en Instagram de un sujeto que usa traje y tenis al mismo tiempo ¿tú qué dices?
—¡Ni se te ocurra! Pésima idea.
—¿Lo ves?
—Acompaña con zapatos negros y ya está. —Miré las dos opciones de saco que tenía.— ¿Tú qué dices? ¿Saco con abertura italiana o con abertura americana?
—Eh...
—Tch, la americana, no sé por qué te pregunté era obvio. —Me coloqué la prenda anteriormente nombrada.
Abroché el único botón de mi saco y me miré al espejo nuevamente, nada mal, Sonic, nada mal. Aunque no sé si le guste a ella.
—Oye. Esto es algo incómodo, pero ¿tú me consideras alguien atractivo?
—¿Te volviste a confundir? Sigues en llamada conmigo, Knuckles.
—No, idiota. Te preguntaba a ti.
—Ah... Oh... Pues en el colegio utilicé tu popularidad para tener chicas argumentando que eras mi amigo. Si eras conocido entre ellas, supongo que sí lo eres.
—Hacerme un cumplido no te convierte en gay, viejo. —Suspiró.
—Bien, sí, lo eres. ¿Ya?
—Thanks Knux. —Centré el moño.
—¿Y ya? ¿No me harás bullying? ¿Grabaste la conversación para luego atormentarme? ¿Dónde está el escarmiento? —Reí.
—Tengo que colgar, nos vemos en un rato. —Finalicé la llamada.
Me desplacé hasta el baño para cepillar mis dientes. En tanto, escuché el cerrojo de la puerta, miré por el espacio hecho entre la puerta del baño y el marco de ésta. Amy había vuelto.
Pasó directamente a nuestra habitación para cambiarse. Terminé mi aseo, decidí esperarla de pie en la sala.
Pasados los minutos, ella salió de la pieza aún acomodándose sus púas recién peinadas.
—Hay que irnos, ¿ya estás lis... —Cesó al verme preparado.
Mis manos se encontraban dentro de los bolsillos de mi pantalón, mi espalda yacía totalmente erguida y finalmente, esa sonrisa de presumido seguía en mi rostro al percatarme de su obvio disparate de hormonas.
—¿Acaba de salir el sol o sólo es tu sonrisa? —Pronunció con picardía mientras caminaba lentamente hasta mí.
—Deberías enseñarme a soltar piropos. —Reí.— ¿Quieres que nos vayamos ya o prefieres que perdamos un poco más de tiempo? —Cuestioné con perversión.
—Lo dejaremos para más tarde. —Contestó siguiéndome el juego.
—En ese caso, mi auto ya está preparado para irnos, yo conduciré obviamente, como el esposo servicial que soy. —Y... Los nervios volvieron otra vez.— ¿Sabes? A la mayoría de las mujeres les gustan los chicos que se comportan como todos unos caballeros.
—¿Eso a qué viene? —Abrí la puerta.
—Después de ti. —Salí detrás de ella.
[...]
Amy.
Miré hacia el techo del lugar, ¿pero es que acaso no se calla nunca?
—¿Entonces tus padres no van a venir?
—No Sonic, no. —Respondí agotada por tanta charla.
Todo el camino hacia acá se la había pasado alardeando del porqué me es más conveniente estar con él y de lo bien que ha desarrollado su papel como mi pareja.
Y tiene razón en todo, es perfecto... O lo sería si parara con esto.
—¿Quieres que vaya por un trago para ti? ¿Lo quieres de algo en especial? ¿Quieres que nos sentemos a comer o prefieres ir a bailar? Podemos ir a la pista si quieres, sé lo mucho que te gusta el baile, conozco perfectamente tus gustos.
—Pues ya sabrás que no soy muy fan de los interrogatorios. —Comencé a caminar más rápido.
—Ja, ja, já muy graciosa. Eres muy carismática y cómica ¿lo ves? Soy un chico que tiene presentes tus cualidades.
—Sonic... —Lo llamé alzando un poco el tono.
—¿En verdad no quieres nada? Estoy dispuesto a ir por cualquier antojo que se te presente.
—Sonic...
—¿Tampoco quieres bailar? No me molestaría abrir la pista de baile contigo, ya sabes, porque siempre te apoyo en todo.
—¡Sonic ya! —Exclamé.
Visualicé a los individuos cercanos a nosotros girarse a vernos por breves segundos, sus miradas eran juzgonas y hambrientas de saciar su curiosidad y morosidad. Lo miré a él, quien lucía confuso, me metí al baño de mujeres con rapidez para despejarme antes de armar todo un escándalo que terminase en un vergonzoso recuerdo.
Lo amo, pero esto ya es una exageración. ¿Por qué quiere recalcar sus virtudes ahora mismo? ¿Me vio con alguien y lo malinterpretó? Pero si ni siquiera he convivido con algún otro hombre en estos días... ¿Piensa que me volví lesbiana o qué diantres?
Aunque reflexionándolo del todo... En la mañana abracé a un compañero a modo de despedida ya que no iba a venir al baile. ¿Creerá que lo engaño con él? Lo dudo, Sonic no es de sacar conclusiones tan apresuradas.
No debí de haberle gritado así, se veía en mal estado, quizá está pasando por algo difícil y no me he dado el tiempo para escucharlo.
Salí del baño un tanto más serena, él ya no se hallaba ahí. Miré a Rouge junto a Knuckles en la barra de bebidas, me les acerqué a saludar con apresuramiento y de paso preguntar por Sonic.
—Estaba en el estacionamiento hablando con unos chicos. —Señaló a la salida Rouge.
Volví al aparcamiento, Sonic estaba sentado en una de las aceras a la par que vislumbraba las estrellas del cielo nocturno. Tenía un cigarro a medio fumar en su mano, no sabía que fumaba y sinceramente creo que hubiese preferido no saberlo.
Me aproximé lentamente a él, oyó el sonsonete de mis tacones al caminar, pese a ello no volteó. Cuando quedé a su lado decidí sentarme para estar a su altura.
—Disculpa el lío que casi monto allá. —Lo abracé.
—No pasa nada. —Dio una calada al cigarro.
¿Habrá pasado algo en su familia? ¿Alguna pelea con sus amigos? ¿Qué lo tiene tan alterado?
—¿Quieres dejar eso? Por favor. —Pedí.
Sonic le prestó atención al cilindro de hojas de tabaco que portaba, lo presionó contra el suelo para apagarlo, posteriormente lo lanzó al sitio destinado a las colillas de cigarrillo, estábamos en el área de fumadores.
—Descubrí que compartías universidad con dos excompañeros de preparatoria, me ofrecieron el cigarro, he oído que calma los nervios pero ¡bah! No le veo la diferencia. —Compartió.
—No debiste de habérselos aceptado, solamente has hecho que tu ropa apeste, me gustaba más tu colonia. —Bromeé recargándome de su hombro.— ¿Si tienes en claro que cuentas conmigo en todo? Si quieres hablar estoy para escucharte. —Volteó para besarme en la cabeza con ternura.
—Vamos adentro, la noche es joven y por lo que estoy escuchando parece que ya está ambientado. —Se levantó tomándome de la mano.
Entramos nuevamente, me guió hasta la pista de baile donde dio inició a una danza apaciguada y simple. A medida que las canciones pasaban tanto él como yo teníamos más confianza al movernos, llegando incluso a levantarme del suelo únicamente tomándome de la cadera.
El DJ puso a sonar una melodía lenta, era la técnica cliché para que aquellos solteros pudiesen disfrutar de sacar a bailar a alguien de su agrado.
Sonic hizo una reverencia pidiendo mi mano izquierda, acepté divertida por su comportamiento, colocó ésta en su hombro. Llevó una mano a mi cintura, destinando la sobrante a unir nuestras manos, empezando a mover sus pies al compás de la música. Junté mi frente con la suya, su bella sonrisa volvió a aparecer.
—¿Y bien? ¿Ya me vas a decir qué pasó? —Exhaló llevando sus ojos al suelo.
—Te sonará tonto, pero por un momento temí que quisieras irte de mi lado. —Sonreí enternecida por su manera de hablar.
—¿Por qué creíste que haría semejante atrocidad? —Acaricié su mejilla.
—Porque un día como hoy decidí hacer exactamente lo mismo que hago ahora, bailar contigo en una fiesta de graduación. —Paré.
¡¿El año se cumple hoy?!
—Desde la semana pasada he estado pensando en este día. No sabía cómo lo llevaría, si alguno de los dos mencionaría algo o pasaría inadvertido.
¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Me olvidé por completo de la fecha! Debe de creer que soy una desdichada que le encanta que tengan detalles conmigo, pero yo no soy ni siquiera capaz de recordar cuándo nos conocimos. No era tan difícil, ¡el puto certificado lo dice!
—Creí que recapacitarías y querrías disfrutar de tu edad, tienes veintitres, deberías de estar saliendo a fiestas y antros, no aburrirte malgastando tu tiempo con alguien como yo, te casaste conmigo por accidente, no porque tú lo quisieras. Así que si tú decides no seguir con esto, yo lo comprenderé.
—Estar contigo no es malgastar mi tiempo, eres un chico excepcional. —Lo abracé.— Estoy casada contigo por azares del destino, puede que hace unos años jamás hubiese pensado que mi matrimonio sería así, pero estoy agradecida con lo que sea que te puso en mi camino. —Correspondió mi abrazo con una fuerza abrumadora.— Perdóname por haberme pasado por alto la fecha, es sólo que con esto de la graduación yo.- —Me vi interrumpida por un beso suyo.
—Sólo eso necesitaba escuchar, Ames. No hay nada más que decir. —Se separó de mis labios con unos ojos que reflejaban el más puro amor.
—¡Claro que hay más por decir! Tú siempre eres quien habla cursilerías y la verdad no tengo idea de cómo haces para tener esa facilidad de palabra, es mi turno, o al menos intentarlo. —Rió risueño.— Sé que es complicado estar en una relación, nunca se toma en cuenta la parte masculina. Quizá es hora de cambiar papeles para ir por lo justo y que yo te dé esos detalles también. Entiendo que es abrumador siempre tener que comportarse como alguien valiente y exitoso únicamente para ser bien visto, sé que valoras más mis sonrisas que la talla que use, comprendo lo molestas que son mis comparaciones con "el novio de" o tal vez lo difícil que es estar al borde del llanto y sin embargo no poder demostrarlo abiertamente. —Lo tomé de las mejillas, sus ojos brillaban a causa de las contadas lágrimas que de ellos comenzaban a brotar.— Hace un año creí que esa noche fue una mierda, que haberme casado por accidente fue un error, pero ahora lo pienso y de lo único que me arrepiento es de no haberte conocido antes.
Sonrió ampliamente mientras yo apartaba las gotas de agua salada de su rostro. Me besó, incontables veces me besó. Eso era lo que él necesitaba, no podía pedir que me trajera rosas o chocolates si yo no podía darle una muestra de cuánto lo amaba.
—Ahora que lo pienso, hoy es nuestro aniversario. —Me miró aún con sus manos en mi cintura.— Creí que la fiesta estaría un poco más entretenida que esto, ¿qué dices de salir a divertirnos un rato? —Sonrió. Me tomó de la mano y salimos del salón.
[...]
Sonic manejó durante todo el trayecto con una sonrisa dibujada en el colorido lienzo que tenía por rostro. Miré por la ventana feliz por el momento que anteriormente ambos habíamos compartido. Estacionó frente a un restaurante, el cual reconocí al instante.
—¿Esto es una cortina de humo, no? Seguramente iremos a comer a una cocina rápida de por aquí. —Se limitó a reír.
Salió del auto con prisa yendo directamente a mi puerta, para posteriormente, abrirla con caballerosidad.
—Tenía que aprovechar el hecho de que viniésemos vestidos para la ocasión. —Bajé del auto siendo recibida por su perfecta y blanquecina sonrisa.
Cerró el auto y se dirigió hacia el lugar conmigo aferrada a su brazo derecho. Caminaba con la espalda totalmente erguida, se desplazaba con un porte inquebrantable y su semblante era sumamente egocéntrico, demostraba un grandísimo regocijo.
—Hey Migthy. —Saludó al recepcionista. Éste se giró en nuestra dirección.
—¡Sonic! Hola. —Me miró.— Eh... Voy a buscar la lista de reservaciones, perdón, creí que ya había acabado. —Rió.
—No tenemos reservación, esperaba que hubiese alguna mesa desocupada. —Pasó su brazo por sobre mis hombros.
—Oh, claro. ¿Mesa para... —Cesó.— cuatro?
—Bro... Sólo somos dos. ¿Has ido a chequearte la vista últimamente? —Rodó los ojos.
—Discúlpame por querer anticiparme a tus cagadas con tus suegros. —Nos guió hasta la mesa con Sonic riendo tras de él.
Reconocí el sitio con facilidad, era el mismo restaurante en el que él se había presentado ante mis padres.
Una vez llegar a nuestro sitio de destino, Sonic alejó la silla de la mesa, me indicó que tomara asiento, le sonreí y por supuesto obedecí, él se sentó frente a mí. Acción consiguiente, su amigo nos otorgó dos menús y se posicionó frente a nosotros para acatar los pedidos.
—Había olvidado el hecho de que no conozco ni un sólo platillo de este lugar. —Comentó Sonic con gracia dirigiendo su vista a Mighty.
—¿Quieres que pida por ti, verdad? —Su oyente asintió con la cabeza.— ¡Argh! —Refunfuñó anotando en su pequeña libreta.— ¿Y para la dama?
Ambos voltearon a verme atentos a lo próximo que saliese de mis labios. Leí el menú nuevamente, sinceramente me encontraba en el mismo estado que Sonic.
—¿Que él ordene por ti? —Cuestionó señalando a su colega. Sonreí apenada a lo que ambos soltaron una risa.
—Supongo que el vino también lo he de pedir yo.
—No, no, traenos un vino tinto Numanthia. —Intervino Sonic prontamente.
—Oh, claro, de eso sí sabes. —Entonó fingiendo estar ofendido.
—Saber elegir un buen vino es indispensable para un caballero. —Argumentó.
—Ajá, puto alcohólico. —Murmuró.
El armadillo se marchó de nuestra mesa desternillándose alegremente. Sentí el tacto cálido del erizo sobre la contra palma de mi mano.
—¿Tienes idea de lo hermosa que te ves hoy? —Le dediqué una sonrisa.— Ese vestido te queda precioso. —Desvíe la mirada un breve momento al sentir sus ojos penetrantes en mí, era todo un romántico.— Aunque claro, te verías mejor sin él. —Murmuró. Bueno, lo del romanticismo aún está en veremos.
No obstante, Mighty llegó caminando con suma tranquilidad, una de sus manos yacía tras su espalda mientras la sobrante cargaba la bandeja con nuestra comida por lo alto.
—Antes de servir... ¿Alguno de ustedes es vegano? —Cuestionó a lo que ambos negamos con la cabeza.— Yes! —Festejó empujando su otra mano mientras cerraba los ojos.— Bien, para la señorita, pollo a la parmesana. —Sirvió.— Y para la otra señorita.
—Stronzo di merda! —Su colega lo miró con confusión.— Perdona, pero en algún punto de mi vida debía de hacer útil esa canción de Hombres G. —Rieron.
—Aquí tienes, cortes de carne a término medio. —Dejó el plato frente a él.
Posterior a ello, tomó una de nuestras copas en su mano y sirvió cuidadosamente el vino para entregármela, repitió el mismo proceso con la otra.
—Llámenme si necesitan algo más. —Pasó a irse de nuestra mesa.
Sonic envolvió con sus dedos el fuste de la copa, me miró y llevó su bebida hasta mí. Imité su comportamiento.
—Por habernos casado accidentalmente. —Reímos chocando nuestras copas.
[...]
—¡Corre, corre! —Exclamó tomándome de la mano rumbo al auto.
Mientras cenábamos, comenzó a llover fuertemente. Sentía las gruesas y pesadas gotas de agua caer sobre nuestros cuerpos. Llegué a la puerta del copiloto, intenté abrirla, pero fue envano.
—¡Abre la maldita puerta! —Él buscaba en sus bolsillos debajo de la lluvia.
—Espera, no encuentro las llaves. —Pronunció riendo.
—¡Sonic The Hedgehog! —Clamé.
—Ya, ya, ya, aquí están. —Abrió aún desternillándose.
Entré al auto con rapidez, en esos escasos segundos me había mojado por completo. Él ingresó al vehículo con total calma, al verme rió de nuevo.
—Ni puta gracia, eh. —Mi queja sólo lo hizo reír más.— Mira, estoy toda empapada.
—Y esta vez no fue culpa mía. —Rió escandalosamente.
—¡Claro que fue culpa tuya! No abriste rápido.
—Creo que no me estás entendiendo. —Se carcajeó.
—¿Uh? —Finalmente analicé su diálogo.— Serás pervertido. —En ningún momento paró de reír.— Ya, ya, entendí tú doble sentido, no era para tanto. —Señaló al retrovisor muerto de risa.— ¡Se me corrió el maquillaje! ¿Así que ese era tu estúpido chiste? —Lancé una interrogante, la cual él ignoró por completo al seguir riendo.— Sería una pena que tú terminaras igual. —Me miró con atención.
Me boté sobre de él para besarlo por todo el rostro, manchándolo de labial. Restregué mis pómulos con el rimel corrido en sus mejillas.
—¡Amy! ¡No, no! ¡Quítate de encima! —Finalmente volví a mi asiento. Él se miró en el retrovisor de su lado.— Eres una hija de. —Cortó volviendo a reír. Había quedado peor que yo.— Vámonos de aquí. —Arrancó.
[...]
Sonic.
Salimos del elevador, ambos veníamos tomados de la mano. Saludamos a los vecinos que entraron al ascensor apenas nosotros bajamos, fue imposible el no llevarse más de una mirada de confusión al vernos totalmente empapados y manchados de maquillaje.
Tanto ella como yo soltamos una risa. Amy abrió la puerta del departamento, pasé enseguida, me quité el calzado junto con mis calcetines.
—¡Pero que desagradable es tener agua en los zapatos! —Mi pareja sonrió divertida.
—¿Quieres que te dé algo para desmaquillarte? —Preguntó entrando al baño para quitar el maquillaje mirándose al espejo.
Observé el cómo vertía diversos productos sobre trozos de algodón. Desmaquilló cada parte de su rostro, pese a ello me seguía pareciendo hermosa.
En cuanto terminó, se giró hacia mí, rió estrepitosamente, mojó un algodón con uno de sus productos y caminó hacia mí, que permanecía de pie para no mojar los sillones.
—No te muevas. —Acarició una de mis mejillas.
Pasó el algodón por mi cara, no podía evitar enternecerme por sus risas o los gestos de concentración que hacía al quitarme todas esas manchas.
—Iré a tirar esto. —Informó al dar por concluido su trabajo.
Al dar la vuelta y dirigirse al baño nuevamente, me fue imposible ignorar el hecho de que su ropa mojada se aderiera aún más a su cuerpo, remarcando su ropa interior. Solté un chiflido a modo de piropo, respondió con una simple risa.
Tiró los algodones ya gastados. Volvió a caminar a mi lugar, aprecié que también se alcanzaba a notar la parte delantera de su braga. Joder, ¿y así cruzamos todo el edificio? Espero ninguno de los residentes se hayan percatado.
Se acercó peligrosamente a mi rostro, sin dejar de mirarme a los ojos se deshizo de mis guantes. Rodeó mi cuello con sus brazos desnudos y me arrebató un beso fugaz.
—Habrá que quitarnos la ropa si es que no enfermarnos. —Entendí la verdadera intención de su enunciado. Sonreí con picardía.
—Créeme, con ese vestido estoy más que encantado de desnudarte.
Emitió una risa traviesa, de forma simultánea, desplazó sus manos desde mis hombros hasta llegar a la solapa del esmoquin y finalmente desabrochar el único botón de éste. Quitó mi saco, yo yacía estático, dejándola disfrutar de mi cuerpo al retirar cada prenda.
Me despojé del molesto fajín, tirándolo al suelo sin mostrar importancia. Los dedos de Amy apartaron cada uno de los dos tirantes, al ya no tener impedimento alguno, deslizó mi pantalón. Vislumbró mi ropa interior, era de color negro y el contenido de ésta se mostraba evidenciado por una protuberancia.
—A mí también me alegra verte. —Pronunció burlesca.
Retiró aquella prenda, tomó mi virilidad con su mano derecha comenzando a masturbarme de arriba hacia abajo, a su vez, sus labios conectaban con los míos en un roce constante y deleitoso.
La miré con detenimiento para luego alzar su vestido sin aún llegar a quitárselo, le arrebaté sus bragas, abandonándolas en el suelo junto con mi demás ropa. Tomé mi pantalón por breves segundos, saqué mi cartera y posteriormente un anticonceptivo de ésta.
Llevé sus brazos a mi cuello para que se sujetara de éste, la tomé de sus muslos carnosos y la levanté por los aires. Entrelazó sus piernas alrededor de mi cintura, me dirigí a la pared donde la dejé recargarse. Introduje mi masculinidad en su intimidad con vigor.
Mi boca fue a su cuello, comencé pasando la lengua por sobre él, pero pronto implementé mis dientes, mordiendo de forma lenta a tal punto de volverse algo sensual de presenciar. Movía mis caderas con rudeza, aumentaba la fuerza de mis mordidas de manera proporcional a la de mis embestidas.
—Hazlo más rápido. —Susurró agitada a mi oído.
Gruñí, ella realmente sabía cómo prender a un hombre. Salí de ella para bajarla de encima mío, esto con el fin de tener más movilidad, le di la vuelta. Apoyó sus manos en la pared, quedando con sus brazos totalmente estirados.
—Separa las piernas. —Ordené.
Abrió un poco más sus piernas, halé su cadera, levantando su trasero hacia mí.
—Perfecto. —Propicié un golpe con mi mano extendida a uno de sus glúteos.
Entré en ella, retomando mis vaivenes con ahora más velocidad y fuerza, logrando hacerla gimotear con cada una.
Puse ambas manos en los costados de su cadera, colocando mis pulgares en los hoyuelos que se formaban en su espalda baja cada que ésta se encontraba ligeramente arqueada, aquello le daba una apariencia aún más sexy.
Sus piernas flanquearon, se recargó completamente en la fría pared mientras yo continuaba empujando con ímpetu mi sexo hacia el suyo.
—¿Eso es todo? —Cuestioné retándola.
Sus extremidades seguían temblando a costa mía, sentía como su intimidad apretaba cada vez más, paré en cuanto me percaté de una sustancia líquida y transparente mojando mi miembro viril.
Cesé mis movimientos, sus músculos seguían contrayéndose. Entrelacé sus manos con las mías, apoyándonos en la pared. Besé suavemente su hombro mientras su respiración se tranquilizaba. Salí de ella apenas esto pasó.
—No. —Murmuró.— Esto no se termina hasta que no acabemos los dos. —Se dio la vuelta.
—Lamento decirte que no será tan fácil remontar un simple uno a cero. —Pronuncié con bullicio.
—Eso está por verse. —Mostró su dentadura blanca en una sonrisa atrevida.
—Estoy dispuesto a intentarlo. —Pronuncié con arrogancia.
Se abalanzó sobre mí, haciéndome caer en el sofá. Quité su vestido, éste no contaba con tirantes, repitiéndose la situación con su brassier. Era tan hermosa cuando no tenía nada puesto y pese a ello, en ocasiones seguía dudando de su cuerpo. Sin entender lo que causaba en mí y muy probablemente en el estúpido fotógrafo ese.
Se colocó a horcajadas, quedando sobre mi pelvis y por ende, volviendo a ser penetrada. Gimió.
Terminó de desvestirme, apartó el moño que yacía desacomodado en mi cuello, desabrochó los botones negros de mi camisa blanca y la retiró de mi cuerpo.
Amy cabalgaba sobre mi virilidad, sus manos se recargaban en mi pecho. Yo mientras tanto jugaba con sus suaves senos. Se inclinó para besarme, correspondí juntando mi frente y la suya al efectuarlo. Pasé mis manos por sobre su espalda desnuda, deslizándolas con deleite hasta llegar a sus glúteos.
Los sostuve entre mis dos palmas, en ocasiones, dándole rápidos golpes con las mismas. Dedicando la mayor parte de mi tiempo a apretujarlo y deslizarlo en contra de mi masculinidad.
Su lengua jugueteaba con la mía, nuestros labios se acoplaban a la perfección ambos estábamos hechos el uno para el otro.
Los movimientos de su cadera cambiaban constantemente, en un momento eran circulares y al siguiente de arriba hacia abajo. Me estaba dando una tremenda paliza sexual.
Su lentitud era tan sensual y sus flamantes curvas llenas de lujuria me dopaban cada vez más.
Mis manos elevaron un poco más su cadera, dejándome a mí moverme dentro de ella. El cuarto permanecía repleto de jadeos y gimoteos con mi nombre de por medio, y por supuesto, el calor de nuestros cuerpos juntos.
Al sentirme al borde del clímax, incrementé la rapidez de mis movimientos, haciéndome jadear por lo bajo. Junté nuevamente mis labios con los de ella en un beso que reflejaba amor y la más ardua pasión. Mordí su labio al finalmente terminar, siendo delimitado por el preservativo. A su vez, volví a sentir aquella sustancia expedida por su intimidad.
—¡Ja! Dos a uno. —Alardeé riendo.
Haló mi cuerpo intrépida para de este modo cambiar de posición. Acaricié su piel al asegurarme de que no se rendiría hasta provocarme tantos orgasmos como pudiera, mañana sí que tendré el sueño pesado.
Escrito: 22/07/2018.
Publicado: 07/05/2019.
Capítulo de casi 6,000 palabras para compensarles todos los capítulos de relleno (?
Créditos a LaGataVol4dora
Créditos a xDavid547
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