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C A P Í T U L O 43

Galería de arte.

Sonic.

Tras haber transcurrido todo un mes de aquel satisfactorio encuentro, una abrupta interrogante se estancó en mi cabeza, desatando todo un dilema. Con cada día que pasaba me preocupaba aún más de la situación...

¿Era un día más de nosotros como pareja casada? ¿O un día menos?

Faltaban contados meses para cumplir el año y poder tramitar el divoricio, era más que claro que ya nos habíamos acostumbrado a este tipo de vida, sin embargo, el cómo actuaríamos en esa fecha me causaba una duda aún latente. ¿Sería como un día cualquiera o realmente a alguno reconsideraría anular el matrimonio?

Fuese cuál fuese la respuesta, yo pensaba aprovechar cada día que estuviera a su lado.

—¿Tú con traje? —Preguntó bromista mi mejor amigo.

—Y esta vez no es mío ni de Manic, por lo que concluyo que lo has adquirido por voluntad propia... —El echidna hizo una pausa.— Lo siento mucho.

—¿Eh?

—Te doy mi pésame. —Shadow agachó la cabeza ligeramente tras su comentario.

—Perdón por burlarme, fue descortés de mi parte, no tenía idea. —Lamentó Tails.

—Lo superáremos juntos, viejo. —Pronunció Silver tomándome de los hombros.

—¿De qué hablan? —Cuestioné sacándome a todos de encima.

—¿No falleció nadie? —Interrogó Silver para rectificar.

—No. —Todos se apartaron de mí.

—Haberlo dicho antes, y yo aquí de maricón. —El erizo plateado se dirigió a mi sofá para jugar a la consola con los demás.

—Pensé que irías a un funeral. ¿Por qué el traje? —Enunció Tails yendo al lado de Silver.

—Amy tiene una exposición de fotografía esta noche, es un lugar de ricachones y me veo obligado a ir elegante. —Acomodé mi corbata mirándome al espejo.

—¿Te compraste un smoking para ir a verla? Realmente te debe de traer como pendejo. —Habló burlón.

—Creo que pendejo se me queda corto, Knuckles. —Reí autofendiéndome.

—¡Bleack! Connotaciones cursis, sácate de aquí. —Pidió.

—¿Qué dices, imbécil? Están en mi casa, en todo caso quienes deberían irse son ustedes. —Me volteé hacia ellos.

—No hablas en serio, todavía no llegamos ni a el medio tiempo. —Manifestó Silver señalando el partido de fútbol en la tv.

—Pues seguirán jugando otro día, debo irme y no pienso dejarlos encargados de mi casa. —Los paré del mueble.

—¡Venga! No nos saques. —Protestó Knux.— Te cuidamos las cosas.

—Esté o no esté yo acompañándolos, ustedes son una bomba de tiempo. —Apagué la televisión.

—¿Te pegan si no obedeces? —Influenció Shadow.

—¿Te recompensan con croquetas y paseos por el parque? —Se les unió mi colega rojizo.

—Uhhhh. —El zorro enfatizó sus comentarios.

—Puto si no. —Finalizó Silver.

—Llévense la consola con todo y controles, pero dejen de joder. —Accedí.

Ellos desconectaron todo, se organizaron para darle una pieza y cables a cada uno. Salieron de mi departamento y me dijeron adiós desde el elevador.

[...]

Entré a la exposición, las paredes y columnas del lugar era blancas en su totalidad, el piso era de mármol y el techo de cristal permitiendo a los invitados ver el cielo nocturno parcialmente despejado.

Las paredes se mostraban adornadas con los lienzos de pinturas y fotografías, había reflectores apuntando a cada obra. El centro de atención era Nathan, como de costumbre, a su lado se encontraba Amy con un vestido largo de un color vino, su rostro yacía maquillado y mostraba una sonrisa hacia cada individuo que halagaba su trabajo.

—Si no mal recuerdo, vi más fotografías en la mañana. —Articulé detrás de ella.

Se giró, sus ojos inspeccionaron mi cuerpo de pies a cabeza con una sonrisa en el rostro.

—Las demás ya se han vendido. —Se dio vuelta comenzando a buscar en su bolsa.— ¿Por qué nunca te pones traje? Sólo te he visto así dos veces, contando ésta. —Sacó su cámara.

—Pese a lo irresistible que me veo, los trajes no son mis prendas favoritas. —Volteó hacia mí.

—Necesito que te acerques más a la pared. —Suspiré, finalmente acepté.— Mete tus manos a los bolsillos, sonríe. Eso es. —Tomó la foto.— Ahora lleva tu mano izquierda a tu manga derecha, inclina un poco la cabeza... Un poco menos... Voltea hacia mí... —Fotografió nuevamente.— Bien, con eso me basta. —Guardó su cámara.

—Listo, ya tienes material lo suficientemente bueno para tu próxima galería. —Enuncié arrogante.

—¿Piensas que las llevaré a una galería? Ni hablar, esas son para mí. —Reí.— Aunque no se te da mal modelar, si convenzo a Nathan quizá y vayas con nosotros a la siguiente sesión. —La abracé por la espalda.

—¿Y compartir el mismo aire que ese tipo por todo el día? Nah, paso.

—Tendré que hacerte venir más seguido a cosas como éstas. Creo que terminaré por desarrollar fetiches contigo y los trajes. —Solté una carcajada.

[...]

La galería terminó a las diez en punto, Amy había conseguido vender la mayoría de sus fotografías en una sola noche. Salimos del salón, guardé sus materiales en el maletero del auto, miré cómo Nathan se acercaba a nosotros con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Amy! —La abrazó.— Por lo que vi,  te fue de maravilla. —La soltó finalmente.— Felicidades, hermosa.

Me recargué en el costado del auto, tosí repetitivas veces de manera fuerte, Nathan me miró alzando una ceja.

—Deberías ir al doctor, amigo. Esa tos se oye muy grave. —Es que tú eres tonto, ¿verdad?

Amy se desternilló por su comentario, a diferencia de él, ella si había comprendido la razón de esa fingida tos, algo que le causaba aún más gracia.

—Gracias por la felicitación, Nath. Tú también te luciste esta noche, pero ya es algo tarde y estoy agotada. Nos vemos luego. —Movió su mano de forma oscilante, abrí su puerta con caballerosidad y entró.

—Sonic. —Pronunció inclinando la cabeza levemente a manera de despedida.

—Nathan. —Imité la acción y subí al auto.

[...]

Al llegar al departamento, me eché al sofá con cansancio, a lo que ella se me unió recostándose a mi lado, al menos teníamos la fortuna de que fuera un mueble ancho.

—Estaba esperando un gancho al hígado. —Se giró a verme mientras reía.

—Cállate, idiota. —Me besó en la mejilla.— Si esa será tu lógica, déjame recordarte que Mina ya te ha hecho una invitación para tocar en un Festival de su ciudad. Gancho al hígado para Nathan, ¿tú que ofreces?

—Tú ganas, tú ganas. —Me rendí.

Amy se subió encima mío, apoyando sus manos en mi pecho y quedando a horcajadas.

—¿Ya te dije lo mucho que me gustas cuando te vistes de traje? —Sonreí.

—Creo que no era broma lo de los fetiches, después de todo. —Emitió una carcajada, la besé.

Ella correspondió mi afecto sin reclamos. Movió sus manos a mis hombros, recostándose completamente en mí.

—¿Es idea mía o tu consola de juegos no está? —Cuestionó separándose a escasos centímetros de mis labios.

—Un pequeño problemilla de orgullo. —Rodó los ojos divertida.— ¿En qué estábamos? —Volví a besarla.

Aproveché el hecho de que ella se encontrara sentada sobre mí con una pierna a cada lado, moví mi pelvis dos veces hacia arriba. Se apartó de los roces de mis labios y rió escandalosamente por mi travesura.

—¡Sonic! —Exclamó dándome un pequeño golpe en el pecho.

—¿Qué? No hice nada que no te gustara. —Bromeé.

—Estúpido. —Volvió a besarme. De repente, todo aquello subió de nivel.

Correspondí deseoso por lo que suponía que pasaría en tan sólo unos minutos de preliminares.

Sin embargo, todas mis esperanzas de avanzar con ella se vieron derrumbadas al escuchar la puerta azotar con la pared.

Sorprendentemente, mi madre había conseguido entrar de un sólo portazo. Dejándome dos preguntas latentes.

Una: ¿Qué hace aquí?

Y dos: ¿Cómo pudo abrir mi puerta? Es decir, ¿Tanta es su fuerza? ¿Son secuelas del parto? ¿Clonó mi llave?... O puede que tan sólo haya dejado abierto.

—¡Ah! Perdón, lo siento, lo siento. —Atravesó la sala corriendo.

Me separé de Amy al instante, ella se quitó de encima mío, me incorporé del sofá recibiendo la mirada confusa de mi esposa a lo que respondí alzando los hombros. Alcancé a mi madre.

—¿Qué haces aquí tan tarde? —Ella se ubicaba en la cocina. Es decir, la habitación consiguiente a la sala.

—Oh, Sonic. —Volteó a verme.— Perdóname por la brusquedad... Sólo venía a darte esto. —Me mostró dos bolsas de plástico grandísimas.

—¿Qué es eso?

—Es una despensa, jeje ya sabes... No es fácil vivir solo, ¿no? ¿estás bien económicamente? ¿necesitas ayuda con la administración del dinero?

—Mamá. —La tomé de las manos.— Estoy bien, ¿sí? No hace falta que te preocupes, Amy y yo tenemos todo bajo control.

—Ya... Veo. —Bajó la mirada.

—¿Mamá? —Interrogué al notar la caída repentina de su ánimo. Me abrazó fuertemente.

—Manic y Sonia siempre están saliendo, nunca están en casa, tu padre ya no está para hacerme compañía, me siento sola. —Pronunció con una voz entrecortada. Correspondí el abrazo.

El hecho de escucharla al borde del llanto sólo me hizo arrepentirme de haber comprado este departamento.

¿Qué podía hacer? Quiero verla feliz obviamente pero ¿cómo? No puedo prohibirles a mis hermanos el salir y seguir con su vida, tampoco puedo volver a casa y ver a Amy unas cuantas horas al día, quiero decir, si por fin aceptamos esto del matrimonio hay que comportarnos como tal; mucho menos puedo traer a mi padre de vuelta. Paso el mayor tiempo que puedo con ella, en verdad. Pero ¿qué más puedo hacer?

—Bueno... —Se alejó de mi hombro, deshizo el abrazo y sonrió con dificultad.— Creo que mejor los dejo solos, ya es algo tarde, querrán "dormir". —Hizo comillas con sus dedos. Reí ligeramente, ella se dio a la tarea de marcharse caminando.

—Déjame acompañarte.

—No en necesario. Yo puedo-.

—Amy, vuelvo en un rato. Iré a dejar a mamá. —Salí del departamento.

—Igual de terco que tu padre. —Rió.

No sé con exactitud qué es lo que haría... Pero sin duda se lo recompensaré.

Escrito: 15/05/2018.
Publicado: 16/04/2019.

Créditos a xDavid547

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