C A P Í T U L O 39
La cita de Silver.
Amy.
Los días habían pasado con rapidez, jamás creí que vivir al lado de Sonic fuese tan divertido.
Siempre tenía ese comportamiento tan hiperactivo y gracioso. Adoraba verlo en los ensayos con su banda, era un gran espectáculo. Él nunca paraba de soltarme miradas y sonrisas mientras tocaba y cantaba. Era muy perfeccionista en el ámbito musical, todo debía de hacerse bien.
Las salidas de trabajo con Nathan se había hecho más frecuentes, sin embargo, a Sonic parecía ya no importarle demasiado... Era eso o disimulaba muy bien sus celos.
—Entonces... ¿Crees poder venir? —Lo escuché pronunciar en el micrófono de su celular.— Sí, sí, lo que tú quieras, estoy dispuesto a incluso un dueto de una canción de las Spice Girls. —Rió.— ¿Eh? ¡No, no! Era broma. —Hizo una pausa. Sonrió al oír la contestación de la otra persona.— Bien, pero sólo cuando nadie del público quede sobrio. Te veo mañana. —Colgó.
Él me miró sonriente, caminó hasta mí y me besó rapidamente. Yo estaba comiendo un simple y sencillo tazón de cereal, aún era temprano. Sonic se recargó en la barra y tecleó en su teléfono celular muy concentrado.
—¿Scourge?
—Nah. Era Mina. —Enunció sin mostrar importancia. Alcé una ceja.
—¿Va a venir?
—Yep. Mi jefe me ha pedido un favor. Un amigo suyo tiene un bar en la ciudad y será su 20 aniversario, quiere que The Underground haga show ahí, nos ofrecieron una muy buena cantidad.
Mi pregunta seguía latente. ¿En qué influía Mina en todo esto?
—Ya hablé con el dueño del bar, quiere tener a dos bandas y pensé en que la de Mina sería una buena opción. Deberías de oírla cantar, es increíble.
—Me alegro. —Respondí indiferente.
—Más que alegría, sonó a celos. —Se burló. Decidí voltear a ver a otro lado para ocultar mi muy obvio enojo, él soltó una carcajada.— Mina hace maravillas con esa boca. —Lo miré seriamente.— Cantando, claro. —Volvió a reír.
—Tú te estás buscando una golpiza, ¿verdad? —Cuestioné con diversión.
—Estoy jugando, tonta. Sabes que nada va a pasar entre ella y yo. —Confesó tomándome de la mano.— Sólo es un pequeño concierto. —Me besó en la mejilla. Sonreí torpemente.— Tengo que ir a aclarar algunas cosas con mi jefe dentro de dos horas, ¿quieres acompañarme?
—He quedado en ir a casa de Blaze para ayudarle con un par de cosas. —Dejé ya mi plato vacío en el lavadero y caminé al baño para cepillarme los dientes.— Te alcanzo allá.
—Hecho. —Sonrió.— Entonces nos vemos luego, saldré a correr. —Dijo como último para abandonar el lugar.
[...]
Sonic.
En mi recorrido por la ciudad, pasé frente al parque. Para mi sorpresa, Knuckles y Silver estaban allí jugando fútbol. Di la vuelta para ingresar al lugar.
Una vez adentro, fui hasta ellos. Estaban jugando aliados con un chico al cual yo desconocía, contra cuatro más —Extraños, para mí—.
—¡Conque haciendo planes sin mí! —Irrumpí en su partido. Ellos me saludaron sonrientes.
—¡Qué bueno que vienes! Nos falta uno. —Silver paró el balón.— ¿Qué dices?
—Pues... Un rato no me haría daño. —Dejé mis cosas junto a las de mis amigos. Posteriormente, entré a la cancha con su equipo.— ¿Cuánto van?
—Cinco a uno. —Se unió Knuckles.
—Dime que ese cinco es a favor de nosotros.
—El uno es a favor nuestro. —Suspiré.
—Entonces hay mucho por hacer.
[...]
Al cabo de una hora, ya la mayoría se había retirado, incluso Knuckles. Con tan pocos jugadores decidimos terminar el partido. Puesto que ya no teníamos nada que hacer, me marché del parque, Silver me acompañó.
—¿Y ahora qué? —Preguntó Silver mientras caminábamos a su casa.
—Iremos a tu casa a que te cambies esa ropa apestosa. Después iremos a la mía para que me cambie. Y finalmente, me acompañarás al café donde toco, necesito hablar con el dueño un par de cosas.
—¿Sobre qué?
—Tocaré con The Underground y la banda de Mina en el bar Scout. El de la avenida de por el centro.
—¡¿Vas a tocar ahí?! Ese lugar es gigante. Sin mencionar todos los tipos de shots que hay ahí.
—Puedo hacer que el cadenero te deje pasar si quieres. —Aporté para convencerlo de que me acompañase.
—Sí, sí, claro. Entonces hay que apurarnos. —Entró velozmente a su hogar. Reí al ver su entusiasmo.
[...]
Silver me acompañó hasta mi morada para poder darme una ducha rápida y cambiarme. Fuimos caminando a mi trabajo, gastándonos bromas entre los dos.
Una vez llegamos al café, mi jefe me recibió inmediatamente, se encontraba feliz de ver que me había presentado para firmar el contrato del próximo show.
—Creí que no querrías tocar allí. —Estrechó mi mano a modo de saludo.
—¿Por qué no querría? Ese lugar es el bar más popular de toda Station Square. —Respondí sonriéndole.
—Discúlpame entonces. —Me dio una palmada en la espalda.— Sólo que creía que no te agradaban ese tipo de lugares porque no tomas. —Silver soltó una sonora carcajada.
—¡Señor usted no tiene ni idea! —Exclamó entre risas.— Desde que íbamos en preparatoria, ¡Sonic se ponía unas tremendas-. —Le tapé la boca.
—Creo que ya entendió a lo que querías llegar. —Lo solté. Miré a mi jefe y le sonreí con nerviosismo, a lo que él rió levemente.
—Entonces váyamos a mi oficina para firmar, hay alguien que te quiere conocer. —Recargó su brazo por encima de mis hombros para así comenzar a caminar.
—¿Quién?
—Quizá... El dueño del Scout. —Silver soltó un gritillo demasiado agudo desde detrás, nos venía siguiendo.
—Buddy, mejor quédate aquí. Me preocupa que en cualquier momento te dé un infarto o algo. —Bromeé.
Caminé al lado de mi jefe mientras platicábamos sobre el show en el bar y la banda que nos haría compañía.
Entré a su oficina, allí se encontraba un hombre de espaldas alto y robusto, vestido con un traje en color gris. Mi jefe pasó de largo para sentarse frente a él. Aquel hombre se volteó para verme con atención y seriedad, se levantó de su asiento y extendió su mano.
—Mucho gusto, soy Sonic The Hedgehog, encantado de conocerlo. —Halagué intentando romper el silencio incómodo.
—El gusto es todo mío, Sonic. —Cortó.
Separó su mano de la mía y volvió a sentarse en su silla, hice lo propio con la de al lado.
Después de una charla con mi jefe y su colega para introducirme en el tema, me dieron el contrato. Lo tomé entre mis manos y leí cada letra.
Me tensé apenas leer el primer párrafo. Aquel en el que nombraba a todos los miembros de mi banda, refiriéndose a ellos como Los Artistas... Y a su vez, nombrándose a él...
"Marc Thomson".
¿Será pariente de la escoria esa o símplemente es coincidencia? Ambos son adinerados, creo que estoy destinado a que esa familia me aceche.
Llegué a dudar en si firmar el documento o no. Realmente no quería trabajar para alguien que tuviese relación con Nathan, pero ya había comprometido a Mina y mi banda en esto.
Firmé. Cerramos con un estrechón de manos y salimos todos juntos de su oficina. Para mi sorpresa, ahora no sólo era Silver quien se ubicaba sentado en una mesa, sino también Amy y Blaze. Mínimo algo bueno saldría de esto, y eso era el hecho de ver a Silver intentar convivir con Blaze de una manera muy incómoda debido a su último encuentro en la fiesta de Rouge.
—Pensaba que ya no vendrías. Tuve que traer a Silver. —Reí para despejarme de aquel microcoraje que había contenido allá adentro.
—Mejor tarde que nunca. —Me besó de forma fugaz.— ¿Y qué tal? ¿Si firmaste?
—Sí... Pero creo que la familia de tu pretendiente me acosa ahora. —Amy me miró con extrañeza. Sin embargo, Silver interrumpió, quitándole las palabras de la boca.
—¿Te gustaría una cita conmigo? —Cuestionó a Blaze sin ni siquiera cruzar palabra previamente con ella.
El ambiente se quedó en un silencio abrumador para los dos. Blaze desvió su mirada con un rubor en su mejilla.
—N-. —Amy tapó su boca.
—Dice que sí. Hoy a las cinco. Listo, ¿Tan difícil era, Blaze? —Ésta misma tomó a la eriza del brazo para halarla hasta afuera del local.
—Pueees... Felicidades, creo que lo conseguiste. —Subí los hombros lentamente.
—¿Qué mierda acabo de hacer? —Reí levantándome de mi lugar.— ¿Por qué la risa? Tú me vas a ayudar en esto.
—¿Disculpa? Yo no la invité a salir, fuiste tú.
—Fue un impulso. —Justificó torpemente.— Me vas a ayudar quieras o no, a ti se te dan estas cosas.
—¿Eh? Tengo pareja únicamente porque me casé estando borracho, bajo ninguna circunstancia yo debería de ser tu ejemplo a seguir.
—Si no fuera por mí, nadie habría sabido a que hotel irte a buscar, te apoyé vistiéndome de empleado de un puto restaurante, te presté mi auto infinidad de veces tanto que terminé por dártelo, aguanté tus lloriqueos cuando Amy y tú pelearon a mitad del trayecto, por ti me hice jardinero y poeta al ayudarte con su reconciliación. Lo mínimo que puedes hacer es darme una mano con esto. —Suspiré.
—Si vas a tener una cita con ella no puedes ir vestido así. —Me sonrió.
—¡Gracias! —Me cargó a lo que yo reí.
—Súeltame ya, imbécil. —Bufoneé.
[...]
Sin más dilación, él y yo acabamos en el centro comercial para comprarle ropa y sacar a la luz mi muy masculino dote de divo para elegir ropa.
—Mira éste. —Trajo hacia mí un jean de mezclilla.
—Noup, es muy holgado, hay mucho exceso de tela, te hace ver peor y más gordo. Hay que buscar un corte más delgado. —Bufó.
—¿Y qué me dices de ésta? —Me mostró una camisa de vestir.
—Es bonita... Pero déjame decirte dos cosas. Uno, siempre las usas por fuera, se ve mejor si la usas adentro. Dos, vas a una cita no a una reunión de oficinistas. Yo escojo, tú sólo te lo pruebas, ¿ok? —Gruñó.
Lo fui llenando de prendas que tendría que probarse al final del día. Sus brazos batallaban para poder hallar un modo en el cual pudiese asir todos los ganchos de ropa.
—¿Boxers? ¿En verdad me acabas de escoger calzoncillos?
—Oye, nunca sabes cuando puede presentarse la ocasión. La ropa interior siempre debe ser oscura, tiende a desgastarse más lento que las prendas de color liviano y además, el color negro siempre te hará ver más sexy. Prueba de ello soy yo. —Presumí.
—¿Siempre eres así de glamouroso al escoger ropa?
—Yep. Ya tengo todo listo para mínimo unas 6 combinaciones, así que vamos al probador. —Él me siguió ya cansado de estar en este lugar.
Llegamos hasta el susodicho. Tomé dos prendas y se las entregué. Él agarró los ganchos de cada cosa y entró al probador.
—Veamos que tal te va con un Camel Coat con jeans claros. —Me senté frente al probador. No obstante, él salió del mismo.— La combinación es buena... Tú eres el que la arruina, venga, va otra. —Suspiró.
[...]
—¿Franela con playera blanca? —Pronunció a modo de pregunta.
—¿No te gustó? A mí siempre me funciona. —Rodó los ojos.— Bien, bien, toma esto entonces. —Le di tres prendas más.
[...]
—¡Chaos! ¿Eso es sudor?
—¡¿Cómo pretendes que no sude con todo esto?! Es una sudadera de capucha con una chamarra de cuero encima.
—¿No la quieres? Me la llevo yo.
[...]
—Esta es de mis favoritas. La combinación bomber jacket.
—¿Cómo te aprendes tantos nombres?
—Chaqueta de color oliva sobre una camiseta blanca y jeans claros. ¡Tada!
—No me gustó.
—Ándate a la mierda.
[...]
—¿Qué tal?
—Jeans oscuros no muy ajustados pero no muy holgados... Playera vino... Calzado deportivo... Chamarra de mezclilla clara... Apariencia juvenil... ¡Soy un puto genio! Le queda perfecto a tu tono de piel. Conque esto sintió Sonia cuando fuimos de compras esa vez. ¿Y tú qué dices?
—Me la llevo, ya me harté de este lugar.
[...]
—Bien, tendremos que planear tu estúpida e impulsiva cita. Le he pedido a Amy que me dijera algunos gustos de Blaze. —Me sonrió mientras yacía sentado en mi sillón puff.— He llegado a la conclusión de qué son increíblemente distintos. —Sus comisuras bajaron.— Blaze es súper tranquila y tú un puto hiperactivo. Planear esta cita no va a ser fácil así que no cagues mi esfuerzo.
—Ya, ya, entiendo. ¿Tienes algo en mente?
—Podemos hacer una cita que recaude ambos gustos y sea original. Bien, hay una biblioteca en el norte de la ciudad, Amy me dijo que-.
—¿Biblioteca? ¿Esa es tu idea para una cita?
—¿Suena increíblemente aburrido? Sí. Pero uno de los gustos de Blaze es la lectura, a lo cual podemos sacar provecho.
—Bien, te escucho.
—La biblioteca de la que te hablo tiene asientos compartidos, podrías leer el mismo libro que ella, eso los haría quedar aún más juntos. Eso sí, nada de "cariños" prematuros, eso déjalo para citas posteriores, si lo haces ahora te llevarás una muy merecida bofetada.
—Nada de calentones, comprendo.
—Luego de un rato podrían ir a una noche de bolos, a ti te encanta y ella podría ser una buena competencia. —Asintió levemente.
—Noche de bolos, entendido y anotado.
—Y finalmente, parar a descansar y cenar en un restaurante con música jazz de fondo. Ya te he mandado la ubicación por whatsapp, las mesas de más al fondo cuentan con menos iluminación, eso hace que sea perfecto para besos.
—Ahora sí estamos hablando.
—Nada de sentarse frente a ella, tienes que estar a su lado, estando adelante de otro no habrá besos. Y sobre todo, no te precipites. —Miramos el reloj de mi departamento.— Ya casi son las cinco, le dije a Amy que Blaze te vea en la esquina que conecta con la Avenida Esmeralda, tendrán que caminar un poco para llegar a la biblioteca, necesitas romper un poco el hielo en ese corto trayecto. Suerte.
—Deberías de dar clases sobre cómo ligar. —Bromeó.
—Ya lárgate de mi casa, se te hará tarde.
Se despidió con una sonrisa. Y salió a toda prisa.
Escrito: 28/04/2018.
Publicado: 25/02/2019.
Créditos a: user93538706
Dude, tienes toda la razón del mundo.
Créditos a: LaGataVol4dora.
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